Cultura y trabajo en El Bierzo y Laciana, nuestro patrimonio

La cultura, las canciones, los saberes, los oficios, las vivencias, las formas de hacer, o se recopilan o se pierden. Este rico patrimonio inmaterial en su mayoría oral, se encuentra en la memoria de quienes vivieron esta época y corre el riesgo de desaparecer con sus protagonistas.

Por Alejandro Martínez

En un aula de educación primaria en el Bierzo minero de los años 60 el maestro pregunta a un alumno quien creó el mundo. El joven sin pensarlo contesta “Gil y Darío”, los albañiles del pueblo. Por suerte para el joven, la “blasfemia” fue respondida con risas por el docente.

Esta anécdota real está recogida en Berlanga del Bierzo. Con la inocencia de la infancia, pero con la capacidad de niños y niñas de simplificar cosas complejas, refleja que el trabajo es el centro de nuestras sociedades. La clase trabajadora, esas personas que con su trabajo manual e intelectual crean la riqueza, levantan, calientan y mueven el mundo en que vivimos.

La centralidad del trabajo y la clase trabajadora se visualiza en elementos periféricos como el ocio, el arte, la diversión y la cultura. Más allá de prejuicios o dogmas adquiridos, en comarcas industriales cómo El Bierzo y Laciana, los referentes identitarios más elementales están vinculados al mundo del trabajo, su cultura, sus organizaciones e ideologías.

El profesor Rubén Vega, explica que “desde el Neolítico hay canciones que hablan del trabajo y que se interpretan en el mismo lugar donde se ejerce la profesión”. En España los mineros han sido el colectivo laboral que más ha impregnado el mundo de la música, la literatura, la pintura o el cine. En El Bierzo y Laciana tenemos ricos ejemplos de ello, en menor medida, otros trabajos cómo el de las térmicas, también nos dejan muestra de esa relación entre cultura y trabajo. Incluso a pesar del fin del sector, llegan a la actualidad y experimentan una cierta efervescencia.

Poemas, pinturas, canciones, fiestas, exposiciones o relatos, forman parte de ese patrimonio inmaterial, de nuestro patrimonio cómo sociedad. Con el cierre de la minería y las térmicas se ha puesto fin a un sector prolífico en sus destellos culturales. En los últimos años han surgido distintas iniciativas para recuperar el patrimonio material, minas y térmicas convertidas en museos. Sin embargo, al igual que el movimiento obrero es el gran olvidado, el patrimonio inmaterial, también ha sido excluido. Iniciativas que corren el riesgo de permanecer descontextualizadas y hasta deshumanizadas si se olvida la cultura obrera y los referentes simbólicos que vertebran nuestra sociedad minero-energética.

La cultura, las canciones, los saberes, los oficios, las vivencias, las formas de hacer, o se recopilan o se pierden. Este rico patrimonio inmaterial en su mayoría oral, se encuentra en la memoria de quienes vivieron esta época y corre el riesgo de desaparecer con sus protagonistas.

Las narrativas y memorias de la clase obrera y del trabajo deben ser recuperadas y puestas en valor. Deben ocupar un lugar central en los espacios industriales musealizados, pues tenemos el deber de legarlos a las futuras generaciones.

Se deben promover grupos de trabajo de investigación de historia oral y etnográfica, que recuperen estos elementos invisibles de la realidad de la sociedad minera e industrial. Equipos interdisciplinares con dirección de profesionales y apoyo de las personas que habitan en los pueblos. En estos museos deben jugar un papel clave las sensaciones. Las que proporcionan las fotografías, los lenguajes audiovisuales, sensitivos (olores por ejemplo) o las manifestaciones artísticas, tanto las realizadas desde el presente cómo la recuperación de las de época.

Hoy en día se siguen profundizando “minas de escritores”. Son muchos artistas que han vivido en la cultura del trabajo y la reflejan en sus obras o que expresan la falta de expectativas tras el declive industrial a través de sus creaciones. Distintas artes y artistas vinculan cultura y trabajo, desde Álvaro Caboalles al CIAN de Fabero.

Para contribuir a este proceso, vamos a dar a conocer 2 canciones y un poema provenientes de las culturas del trabajo en Compostilla, El Bierzo Alto y Laciana. Pues cómo reflejan los mineros y cantantes, hermanos Cocos:

“Muchos escriben los poetas de los campos y las flores,

pero muy poco se escribe del esfuerzo de estos hombres”.

Empezamos por la ofrenda de la Comisión de “fiestas de exaltación del trabajo” de 1961 en el Poblado de Compostilla que ENDESA tiene en Ponferrada y que recoge lo siguiente:

“Ofrenda:

A los hombres que han sentido fatiga en su cuerpo de trabajador.

A los que vencieron la monotonía de la labor cotidiana.

A los que se sienten hermanos del que trabaja a su lado.

A los hombres que mezclaron su sudor con la grasa y el carbón.

A los que luchan día tras día por el perfeccionamiento de su trabajo.

A los que sonríen a su mujer y a sus hijos después de una dura jornada.

A los que ven en el trabajo la más noble y hermosa actividad humana.

A los hombres que durante veinticinco años han levantado España.

A todos vosotros van dedicadas estas fiestas.

LA COMISIÓN”

Continuamos con una canción de los “Hermanos Cocos” que musicaliza las labores mineras. Un dúo de canto de mineros de Igüeña que acabaron sufriendo las consecuencias de la silicosis:


“… Muchos escriben los poetas de los campos y las flores,

pero muy poco se escribe del esfuerzo de estos hombres.

Siempre enterrados en vida por el día y por la noche,

unas cuantas mojaduras y después la silicosis.

Apenas pones el primer pie, compañero, en la boca de esa mina

se va acechando el peligro por toda la galería.

llegas al corte, allí está el pozo –talleres de explotación-

donde tienes que meterte para picar el carbón.

Tocas con el hacho el techo, por si habiendo una quiebra,

y a donde hay un costero vas colocando madera.

Y luego los picadores, ya miran con atención,

van extendiendo la vista por toda la explotación.

Y después los picadores van ramplando, por las chapas sin cesar.

Y más abajo, los vagoneros ya empiezan a cargar,

que depositan para fuera el preciado mineral.

Y más abajo, los lavaderos ya empiezan a lavar,

que el carbón va para delante y las pizarras para atrás”.

Por último, un ejemplo de una canción que canta al orgullo de oficio desde Laciana. La “Copla Minera”, cantada por Las Tsacianiegas”, y que suena así de bien:

“Que cuando llueve leré,

llevo madreñas,

suenan los clavos leré,

sobre las peñas.

Sobre las peñas leré,

sobre las rocas,

que cuando llueve leré,

llevo galochas.

Ya no te quiero y olé,
porque me han dicho,

que eres minero y ole,

de Villablino.


De Villablino y olé,

de Ponferrada,

si soy minero y olé,

no debo nada.

No debo nada y olé,

menos el ron,

que soy minero y olé,

de Calderón.

No debo nada y olé,

menos el vino,

que soy minero y olé,

de Villablino.”

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