Videojuegos | Santuario de enlace de fuego

Por Manuel Evangelista

 

No soy lo bastante bueno. Es un pensamiento que asoma por mi mente con frecuencia y que atañe a la mayoría de ámbitos de mi vida. Uno de ellos es mi profesión y mi futuro laboral: No sé si tengo lo necesario para ser un buen periodista. Las pruebas están ahí: Me cuesta comunicar, estructurar mis ideas para que resulten comprensibles para el receptor; Me faltan conocimientos, por mucho que indague o estudie sobre un tema, siempre tengo la sensación de que nunca sé lo suficiente. De que soy un extraño que explica cosas que no comprende a un público que deposita su confianza en él para informarse sobre un asunto en concreto; Me cuesta actuar con rapidez bajo presión. Y ya sabéis las consecuencias que trae eso en un mercado laboral que se rige por la inmediatez.

Lo mismo me ocurre con los videojuegos: Me cuesta encontrar juegos que domine. Normalmente intento adaptarme a la jugabilidad que me propone el título en cuestión. Me esfuerzo por aprenderme sus mecánicas y sus sistemas, pero siempre me topo con una barrera de habilidad (o falta de ella, en mi caso) que hace que me frustre y acabe dejando el juego. O no profundice en él todo lo que me gustaría.  Esto me pasa sobre todo en Shooters  y juegos deportivos.

El pasado lunes 22 de octubre Jaime Altozano subió un vídeo a su canal de YouTube en el que hablaba sobre la música de Dark Souls. Es un vídeo que me gusta mucho porque encapsula y explica muchas de las emociones que sentí cuando empecé a jugar al título. Como dije en uno de mis primeros artículos, Dark Souls es mi videojuego favorito. Pero no os había contado que mi primera impresión con él no fue del todo buena: Había leído análisis sobre él en varias revistas de videojuegos. Sabía que era famoso por su dificultad y por su ambientación, pero poco más. No fue hasta que un amigo me lo dejó cuando tuve una primera toma de contacto. Recuerdo que fue un sábado por la mañana y jugué lo suficiente como para llegar al Santuario de enlace de fuego, dirigirme hacia el cementerio y que los esqueletos me matasen en repetidas ocasiones. Y ahí dejé de jugar. En total podía haber sido una media hora o menos.  No me decía nada el juego: los gráficos eran cutres, no sabía nada de la historia, ya que no me había enterado de lo que contaba la cinemática inicial; además, el control me parecía malo, ya que escogí el vagabundo como clase inicial y el arma que usa (la cimitarra) describe una curva rara al atacar.

Por aquel entonces yo había descubierto a Outconsumer gracias a su serie del Canijo de NBA 2K 15. Un día navegando por YouTube vi que estaba haciendo una serie junto a Loulogio de Dark Souls. Empecé a ver vídeos por su comentario y al final también me quedé por el juego. Así que decidí volver a empezar desde el principio (en realidad, en mi primera partida sólo había hecho el tutorial), escogí otra clase (el ladrón) y más o menos emulé la partida de Outconsumer y Loulogio.

Uchigatana en mano y una vez sabido que se podían hacer backstab (ataques por la espalda), la segunda partida fue más satisfactoria. Aún así moría muchas veces, pero eso no me desanimaba. Al contrario, me hacía querer intentarlo de nuevo. Y así me lo pasé una vez y otra para hacer el segundo final y otra, porque vi un vídeo de Muzska en el que se lo pasaba sin escudo, etc. Durante esas primeras partidas empecé a compaginar la serie de Outconsumer y Loulogio con otras guías, como la de Powerbazinga (como se recomienda en la serie) y la de Celuloide, en especial. Conforme más sabía del juego, más reto me quería imponer al jugar: Pasarme el juego sin invocar a personajes no controlables, completarlo en nivel 1, hacer un speedrun (terminar el juego en el menor tiempo posible), intentar un hardcore (una partida sin morir), etc.

Como explica este vídeo de super Bunnyhop, Dark Souls es uno de los videojuegos que mejor trabaja el concepto de exposición. Por exposición se entiende  el conjunto de herramientas (mecánicas, sistemas, narrativa, etc.) que usan intencionadamente los desarrolladores de videojuegos para transmitirte las emociones y sentimientos que quieren expresar con su obra. Así, aunque el arco principal de la trama de Dark Souls vaya sobre enlazar el fuego y acabar con la maldición de los No muertos, todas las historias comprendidas dentro de él hablan sobre la superación personal, cómo a pesar de las dificultades y la falta de objetivos vitales, los personajes siguen adelante y no se resignan a convertirse en simples huecos.

Por eso nos resultan tan carismáticos los personajes de Solaire y Siegmeyer (el caballero cebolla: en vez de dejarse llevar por el cinismo y nihilismo, siguen adelante con una actitud positiva y vitalista. Este pensamiento queda muy bien expresado en este vídeo de Muzska sobre sus jefes finales favoritos de Dark Souls.

Quizás sea este motivo la causa por la que los juegos de FromSoftware que suceden a Dark Souls (Dark Souls 2 y 3) no tienen su mismo carisma, a pesar de ser supuestos refinamientos de la fórmula. Sólo la historia de Gerhman en Bloodborne despierta en mí los mismos sentimientos que en Dark Souls.

Es difícil de explicar por qué jugando a Dark Souls nunca pienso ‘no soy lo bastante bueno’ o ‘no sé si tengo lo que se necesita para’. Que uno de los juego más hostiles de esta década genere en tantos jugadores esa sensación de calidez y arropamiento es una maravillosa contradicción.

Como he comentado en el primer párrafo, me cuesta estructurar mis ideas de forma que resulten fáciles de comprender. Por eso, escribir textos largos (más de 1000 palabras) me lleva un tiempo (entre dos y tres horas dependiendo de lo espeso que esté ese día). Aparte de esto, tampoco es que tenga mucha fluidez escribiendo en un teclado. Siempre me he considerado dentro de ese grupo de personas que sólo usa dos dedos para escribir en un ordenador. Pero hace unas semanas, precisamente escribiendo unos de los artículos de esta sección, me di cuenta de que usaba casi todos los dedos de ambas manos para escribir. Y que además lo hacía más rápido de lo que pensaba.

Muchas veces esa visión reduccionista que tenemos sobre nosotros hace nos minusvaloremos en exceso, olvidándonos de que siempre tenemos margen para la mejora y que una cosa no se nos dé bien en un primer momento no impide que podamos mejorar en ella invirtiendo tiempo y esfuerzo. Quizás ahora mismo no se me den bien los shooters o los juegos deportivos, pero seguro que se me dan mejor que cuando empecé a jugar a ellos. Al menos no se me daban tan mal como cuando empecé a jugar a Dark Souls. Quizás no necesite ser lo suficiente bueno para hacer algo o para disfrutar de algo, sólo necesito ir mejorando por el camino. Como hice con Dark Souls y como te intenta enseñar el juego. Porque aunque el futuro pinte negro siempre puedes regresar a tu Santuario de enlace de fuego particular y ver todo el progreso que has hecho.

1 Comment

  1. Sin duda tu capacidad reflexiva y tu elevado nivel cultural te facilita tener una gran sensibilidad entre tú y tu entorno. Por lo cual, eres capaz de sentir en ti aquellas contradicciones sensibles que muestran su flaqueza o falta de estructura de tu personalidad. Eres una persona (hombre o mujer) afortunado. Pocos pose(en) (emos) la capacidad de auto reflexión que tú muestras en este escrito. Lástima que tu alto grado de idiocia adoctrinada te impida ver la época del mundo en el que vivimos. No obstante, no es solo tu problema, sino el de millones. El sistema político capitalista liberal está llevando a la humanidad hacia una debacle inimaginable, hoy por hoy. La educación ideológica que has recibido es la piedra angular de tu forma de pensar. Existe otro mundo ideológico, alejado de lo conocido, que posibilita saber para hacerse mayor, en consonancia con la responsabilidad que todo humano tiene consigo mismo y con sus iguales. No desaproveches tu capacidad y busca entre la hojarasca libresca y su gente la otra forma.
    Un saludo,
    Jaon, Uno de izquierdas.

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