Una bomba mató a tres personas a las puertas de una ikastola

Entonces se especuló con que el objetivo podría ser la ikastola o un batzoki cercano, lo que parecía poco dudoso era la autoría del terrorismo de extrema derecha, algo que fue corroborado por la reivindicación por parte de la Triple A

Por Angelo Nero

En la portada del diario El País del 24 de julio de 1980, junto a las crónicas internacionales: “El régimen boliviano se consolida. Centenares de muertos en la represión.” “Jerusalén, confirmada capital de Israel.” “Carter, dañado electoralmente por las actividades de su hermano.” Y ocupando la parte central de la primera página del diario dirigido por Juan Luís Cebrian, figuraba una noticia firmada por el periodista Javier Angulo: “Tres muertos al estallar una bomba y cerca de una guardería infantil de Bilbao”, un titular que se completaba con este: “El centro, al parecer, es propiedad de un miembro de Herri Batasuna.” Todo parecía indicar que la bomba de dos kilos de gomas dos que había estallado en Bilbao, había sido obra de uno de los grupos de ultraderecha, que, muchas veces conectados con las cloacas del estado, combatía al separatismo vasco. La noticia decía lo siguiente:

Tres personas muertas, una de ellas un feto de ocho meses, y una más en estado gravísimo, es el balance provisional de la explosión que se produjo anoche junto a la puerta de una guardería-ikastola infantil, situada en la plaza de Amézola, de Bilbao. Aunque aún no ha sido confirmado este extremo, parece que el local es propiedad de una persona vinculada a Herri Batasuna y a las Gestoras Pro Amnistía de Vizcaya.

La explosión se produjo pasadas las 21.30 horas. Según las primeras averiguaciones, parece que el artefacto había sido colocado al pie de un árbol situado en la acera, enfrente y a muy pocos metros de la puerta de la guardería Iturriaga-Haurtzaindegia. Las víctimas, una joven en avanzado estado de gestación y una persona menor de edad -probablemente un niño-, que, al parecer, pasaban por el lugar en ese momento, fueron alcanzadas de lleno por la explosión, que destrozó el cuerpo de la primera y lanzó a la segunda a una distancia de unos treinta metros. El impacto fue tan fuerte que la mencionada joven -al parecer de raza gitana- resultó totalmente mutilada. Uno de los médicos -ginecólogo precisamente- que llegó al lugar de la explosión confirmó que aquélla, además de otros destrozos, había sufrido una rotura del paquete abdominal, que provocó la salida fuera del cuerpo de un feto muerto de ocho meses. La segunda persona muerta, también irreconocible, había dejado desde donde se encontraba hasta el lugar donde fue recogida un reguero de sangre y restos. La cuarta persona afectada directamente por la explosión fue Anastasio Leal Cerradilla, que fue ingresado en estado de suma gravedad en un hospital de Bilbao.

El citado centro es, al parecer, propiedad de Antonio Artiñano, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Ceberio (Vizcaya) por la coalición Herri Batasuna. Este pertenece también a la gestora pro amnistía de Vizcaya. En el mencionado centro, con categoría de guardería, se imparten clases de eusquera a niños de entre dos y cinco años. Durante todo el verano se venía utilizando como ikastola.”

Las víctimas de aquella explosión a las puertas de la guardería eran María Concepción Contreras Gabarri, que tenía 17 años, y estaba embarazada de ocho meses, su hermano Antonio, de tan solo 12 años, ambos muertos en el acto, y cuyos restos se esparcieron por un radio de 50 metros. También resultó muerto como resultado de las heridas que le causó la deflagración, aunque unas horas más tarde, Antonio Leal Serradillo, un empleado de los servicios de limpieza municipal, de 59 años. Entonces se especuló con que el objetivo podría ser la ikastola o un batzoki cercano, lo que parecía poco dudoso era la autoría del terrorismo de extrema derecha, algo que fue corroborado por la reivindicación por parte de la Triple A. En el “Informe sobre la situación procesal de los atentados perpetrados por organizaciones terroristas con resultado de muerte entre 1960 y 2014”, redactado por el periodista Carlos Fonseca, por encargo de la Secretaria General para la Paz y la Convivencia del Gobierno Vasco, publicado en diciembre de 2014, tampoco hay duda en la autoría del atentado, a pesar de que la Asociación de Víctimas del Terrorismo siempre han mantenido a las víctimas de este atentado en su listado, asegurando que la bomba fue obra de ETA.

Al día siguiente de este artículo, el diario El País, en su portada el titular era otro: “Mentís de ETA pm a una nueva campaña de bombas contra zonas turísticas”, y encima de este titular, en un cuerpo más pequeño: “Muere uno de los heridos en el atentado de Bilbao”. En el interior daban más detalles de la explosión: “Al parecer, las tres víctimas del atentado de Bilbao eran de raza gitana” en un artículo, sin firma, en el que se decía:

Las víctimas del atentado de ayer, aunque no ha podido confirmarse de forma oficial, son María Contreras Gabarra, de diecisiete años, embarazada de ocho meses, su hermano Antonio Contreras, de once años, ambos de raza gitana, y el feto de la primera. La policía ha hecho indagaciones en el barrio de El Peñascal, de Bilbao, y constató que las mencionadas personas no habían acudido a su domicilio, por lo que comenzó a sospechar sobre la identidad de las víctimas.

Por otra parte, cuando la policía, media hora después de haberse producido la explosión, procedía a comprobar la probable existencia de otro artefacto en el interior de la guardería, varias personas, asimismo de raza gitana, visiblemente excitadas, trataron de acercarse hacia el lugar donde yacían las víctimas pretextando que ellos eran los padres de los muertos. El artefacto explosivo estaba compuesto, según las primeras investigaciones, de más de dos kilos de Goma 2. Tenía adosado un mecanismo de relojería. Siempre de acuerdo con las primeras investigaciones, el artefacto había sido colocado en el exterior de la guardería, a unos dos metros de la puerta y junto a unos montones de basura situados en la acera.

Impresiones de personas que se decían testigos presenciales aseguraron anoche, y estas declaraciones pudieron ser escuchadas por redactores de EL PAIS, haber visto al hermano menor de María Contreras removiendo las basuras entre las que estaba camuflado el artefacto explosivo. Las mismas personas señalaron la posibilidad de que Antonio Contreras, el niño fallecido en el siniestro, golpeara con el pie el potente explosivo.

Además de las víctimas señaladas, en el suceso hubo un herido gravísimo. Anastasio Leal, de 58 años, que fue alcanzado por los restos de la puerta de cristal de la guardería, destrozada por la honda expansiva. Teófila González AIonso, esposa del herido, manifestó anoche a Europa Press que su marido, empleado del servicio de limpiezas del ayuntamiento bilbaíno, se encontraba casualmente en el lugar del suceso. La señora González declaró también que su esposo no mantenía vinculaciones políticas de ningún género. En el Hospital de Cruces informaron a la esposa del herido que éste se encontraba en estado gravísimo, en el servicio de reanimación.

En un principio, se pensó que la bomba iba dirigida contra un local social del Partido Nacionalista Vasco, que se encuentra a veinte metros de la citada guardería, pero fuentes policiales descartaron esta posibilidad y centraron sus sospechas en la posibilidad de que el objetivo fuera el local propiedad, según todos los datos disponibles, del militante de Herri Batasuna.”

Ese año, el terrorismo de extrema derecha fue especialmente activo. El 9 de enero violaron, torturaron y asesinaron a Ana Teresa Barrueta, de 19 años, en Lujua; en Lezo asesinaron de dos tiros, a la puerta de su casa, Carlos Saldise Corta, miembro de Gestoras Pro Amnistía, el 15 de enero. Cuatro días más tarde una bomba en las puertas del bar Aldama, en Barakaldo, segó la vida de cuatro personas. El 1 de febrero era asesinada la militante del PST Yolanda González, en Madrid. Al día siguiente la víctima de los pistoleros de la ultraderecha es Jesús Mª Zubikaray Badiola, militante de Euskadiko Ezkerra, en Eibar. El 19 de abril, es asesinado en Hernani, el simpatizante de Herri Batasuna, Felipe Sagarna Ormazábal, Zapa…18 personas más perderían la vida ese año a manos de la trama negra del fascismo. Muchos de estos casos quedaron impunes, como los crímenes de los hermanos Contreras y de Anastasio Leal, que ni tan siquiera fueron investigados, ni mucho menos juzgados.

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