Distintas fuentes apuntan que la llamada «Legión Internacional» de mercenarios que luchan en Ucrania parece estar desmoronándose.
Por Arnold Schoelzel
Desde el comienzo de la guerra en Ucrania el apoyo occidental a Kiev no se limita a miles de millones de euros en asistencia financiera y técnica, sino que ha incluido fuerzas especiales desde el principio. Esto se había mantenido en secreto en los medios de comunicación.
El Neue Zürcher Zeitung am Sonntag informó recientemente, citando al Times británico y al Telegraph, que miembros del Servicio Aéreo Especial (SAS), una unidad especial del ejército británico, habían estado en las cercanías de Kiev entrenando a soldados ucranianos para que manejen armas anti-tanque de última generación. El diario suizo también señaló que el parisino Le Figaro informó el 9 de abril, citando a un agente del servicio secreto francés, que fuerzas del SAS y la “American Delta Force” estaban en Ucrania. Le Figaro agregó que Rusia estaba muy al tanto de la «guerra secreta» librada contra sus tropas por comandos extranjeros.
Ya el 7 de abril, el Frankfurter Rundschau había señalado más ayuda militar y titulaba: «Los servicios secretos de EE.UU están proporcionando a Ucrania una avalancha de imágenes satelitales comerciales».
Los medios occidentales celebraron también la conformación de la llamada “Legión Internacional para la Defensa Territorial de Ucrania”, como se le llama oficialmente. El 27 de febrero, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski pidió la formación de una legión extranjera y un día después firmó el decreto correspondiente.
Kiev creó su propio sitio web para los solicitantes (fightforua.org). Entre otras cosas, contiene una lista alfabética de nombres de países desde Albania hasta Vietnam, que enlaza con las direcciones de las embajadas de Ucrania en los respectivos estados. Las embajadas sirven como oficinas de reclutamiento, lo que ha sido prohibido por estados como Argelia y Senegal.
El 3 de marzo 16.000 extranjeros ya habían expresado su interés en unirse a la Legión. A mediados de marzo había 20.000 extranjeros de 52 países. En el Frankfurter Rundschau del 15 de marzo, un científico de Oslo cuestionó las cifras y las catalogó como un ejercicio de propaganda.
El 17 de abril, el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, dijo que Kiev había contratado “6.824 mercenarios extranjeros de 63 países” desde el 24 de febrero. La mayoría de ellos, 1.717, procedían de Polonia, unos 1.500 de Estados Unidos, Canadá y Rumanía. 300 combatientes procedían cada uno de Gran Bretaña y Georgia, y 193 de áreas de Siria controladas por Turquía.
Ya el 5 de abril, un experto del “Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales” de Londres señaló que la Legión era “un fiasco”. Atribuyó esto principalmente a la falta de experiencia militar por parte de los solicitantes.
Probablemente más decisivo fue el ataque con cohetes con el que las fuerzas armadas rusas destruyeron el 13 de marzo lo que en realidad era una base de la OTAN cerca de Yavoriv, en el oeste de Ucrania, y con ella el más importante centro de reclutamiento y entrenamiento de los mercenarios. Según fuentes ucranianas, 35 personas murieron, según cifras rusas, unas 180. Los sobrevivientes informaron que entre 800 y 1.000 personas se encontraban en la base en el momento del ataque con cohetes. Un soldado alemán retirado informó en el canal Österreich 1 que el número de muertes de extranjeros fue significativamente mayor que el declarado.
Después de ese día, la cobertura de la prensa sobre la Legión Extranjera de Ucrania cambió gradualmente. Mientras que el Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung informó el 20 de marzo que, por primera vez desde 1945, mercenarios alemanes, incluido al menos un miembro activo de la Bundeswehr, dispararon contra soldados rusos en Ucrania, matando a diez u once de ellos, los medios de comunicación se mantuvieron callados. En su número actual, Der Spiegel acaba de publicar un reportaje sobre cuatro aventureros de tres países que, como mercenarios en Ucrania, experimentaron un episodio de corrupción e indiferencia.
Unsere Zeit
Los mercenarios no luchan por un ideal, sabido es que solo les importa el dinero y mas dinero, «valientes» cuando están con los brazos cruzados y cobrando, asquerosas ratas que huyen a los primeros disparos, saben que muertos no reciben paga, así que a la voz de maricón el último salen todos corriendo. El mercenario es el lumpen que genera la sociedad capitalista. Ni agua merecen cuando tengan sed.