Tras más de 100 días del asedio de Artsakh, Azerbaiyán ataca también en la frontera con Armenia

Soldados rusos desplegados en la línea de contacto entre Armenia y Azerbaiyán.

Este martes, 11 de abril, unidades de las fuerzas armadas de Azerbaiyán abrieron fuego, sin mediar provocación previa, contra militares del ejército armenio.

Por Angelo Nero

El 12 de diciembre de 2022, un grupo de operaciones especiales de Azerbaiyán, bajo el engaño de una protesta civil medioambiental, bloqueó el Corredor de Lachin, que conecta Goris, en la república de Armenia, con la capital de Nagorno Karabakh, Stepanakert, un territorio de mayoría armenia, que vio reducido su territorio en ¾ partes, después de la invasión azerí de noviembre de 2020, que causó miles de muertos. Con la complicidad de las fuerzas de paz rusas, que deberían garantizar el libre tránsito del Corredor, los falsos ambientalistas permanecen desde entonces sitiando a la población de la pequeña república de Artsakh, impidiendo incluso el paso de los convoyes humanitarios de la Cruz Roja hasta hace bien poco. En Stepanakert y en los poblaciones bajo el control armenia se ha impuesto un racionamiento de alimentos, medicamentos, y bienes básicos. En medio del crudo invierno, con temperaturas bajo cero, las autoridades azerbaiyanas aumentaron la presión cortando el gas y la electricidad a Artsakh, e incluso llegaron a cortar las telecomunicaciones, por lo que la población karabají, unas 120.000 personas, quedó, como en un sitio medieval, aislada del mundo.

Salvo una tibia condena por parte de Rusia, de EEUU y de los países de la Unión Europea, y un llamamiento a que Azerbaiyán abandone el bloqueo del Corredor de Lachin, y de que la Corte Internacional de Justicia pidiera al gobierno de Aliyev que “tomara todas las medidas a su alcance para garantizar la libre circulación de personas, vehículos y carga a lo largo del Corredor de Lachin en ambas direcciones”, son más de 100 días los que continúa este asedio que los medios de comunicación occidentales sigue ignorando.

El drama que viven en Stepanakert no es menor que el que sufren, al otro lado del Corredor de Lachin, los karabajís que no pueden regresar a su hogar, como una amiga que nos escribe desde Ereván, donde está estudiando: “Para ser honesta, no me siento bien en estos días, las noticias de cada dos días son un gran motivo de preocupación, estoy preocupado por mamá y la familia en general. Hace tanto tiempo que no estoy en casa, me gustaría mucho volver después de los exámenes finales sin importar las condiciones allí, pero no hay acceso. La Cruz Roja ayuda a las personas a regresar a casa y salir de Artsakh solo en situaciones críticas y de una manera, por lo que incluso si regreso, no me volverán dejar salir. No veo solución y este todo me hace sentir preocupada e insegura del futuro, sin saber lo que nos espera a continuación. Me mantengo en contacto con la familia todos los días, a veces se cortan los suministros de gas y electricidad.

Mientras tanto, medios occidentales están siendo invitados por Azerbaiyán para generar una opinión favorable a su causa, como reconoce el periodista David López Frías, en El Periódico de España: “El pasado 4 de enero, El periódico de España, publicó este reportaje sobre la situación actual en la zona. A las pocas semanas, el gobierno de Azerbaiyán contactó con este medio para invitarle a viajar a su país y conocer de primer mano la situación actual en el Corredor del Lachin. Es la única forma que existe ahora de llegar a ese punto. Accedimos así a formar parte de un convoy formado por una decena de periodistas de todo el mundo. Llegué a Bakú la madrugada del 24 de febrero. Me esperaba en el aeropuerto un trabajador de Global Media Group (GMG), la agencia de comunicación que gestiona la visita de los periodistas al país y que permanece siempre con ellos. Es habitual en estos días. El gobierno azerí invita a profesionales de la comunicación de todo el planeta (desde periodistas hasta influencers) para que admiren su país y contarles, además, su versión de la realidad en el ancestral conflicto con los armenios.

La ofensiva azerí comprende también ataques de baja intensidad que, a menudo, causan bajas civiles entre los armenios, dedicados a trabajos agrícolas cerca de la línea de contacto, o, como ocurrió hace un mes, atacan a la policía de Artsakh, matando a tres agentes en esa ocasión. Sólo 15 días atrás, tal y como informaba el ministerio de defensa azerí “aseguraban haber tomado el control de varias áreas elevadas en la región de Lachín, concretamente entre las localidades de Jazghazur y Zabuj, así como con las carreteras que se encuentran en este área”. Las provocaciones del ejército azerí son constantes, buscando poner a prueba a las fuerzas de paz rusa, y sometiendo a la población de Nagorno Karabakh a la amenaza de una invasión total, que les obligue a abandonar su tierra o a morir por ella.

Pero no es sólo el territorio de Artsakh el que está amenazado, ya que los ataques en estos últimos meses se han incrementado también a lo largo de toda la frontera con Armenia. Este martes, 11 de abril, unidades de las fuerzas armadas de Azerbaiyán abrieron fuego, sin mediar provocación previa, contra militares del ejército armenio, mientras estos realizaban obras de ingeniería en Tegh, la última población en la carretera Goris- Stpanakert antes de llegar a la antigua frontera con la República de Artsakh, situada en la provincia de Syunik. Los militares armenios respondieron a la agresión, pero sufrieron cuatro víctimas mortales y seis heridos. Una hora después de comenzar la agresión, los azeríes bombardearon la zona con morteros. Del lado azerí han confirmado también tres bajas.

El abogado armenio Levón Grigorián, explicaba desde Ereván a RNE que Azerbaiyán pretende “utiliza las conversaciones con Rusia para seguir avanzando dentro del territorio de Armenia, hay imágenes que demuestran que está enviando tropas y artillería pesada, y tanques, hacia la frontera para invadir el territorio de Armenia”, y que “Azerbaiyán intenta usar el conflicto de Ucrania, para intentar mover sus posiciones e invadir la república de Armenia, dividirla en dos y unir territorialmente la República Autónoma de Najicheván, con el territorio del Alto Karabakh que invadieron en 2020. Básicamente intentan unir Turquía con Azerbaiyán por vía terrestre, y para ello tiene el apoyo de Turquía.

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