Rosa García Alcón: «La militancia antifranquista fue una verdadera escuela de cultura y política»

Nosotras participábamos de las mismas actividades que nuestros compañeros: poníamos carteles en los que se denunciaba a la dictadura, hacíamos y repartíamos propaganda, hacíamos pintadas, participábamos en los piquetes de los saltos, en la búsqueda de apoyo…

Por Ana María Pascual / Público

Rosa María García Alcón (Madrid, 1957), presidenta de La Comuna – Asociación de presxs y represaliadxs por la dictadura franquista, es una de esas personas que convencen al instante de conocerla por su franqueza e integridad. Irradia esperanza y eso se agradece en estos tiempos oscuros de revisionismo histórico. Su lucha y la de su asociación por acabar con la impunidad del franquismo la ha llevado hace poco al Parlamento Europeo. Son famosos sus discursos: contundentes y emocionantes. Con ella hablamos de la memoria de las mujeres y los hombres que hicieron frente al franquismo y de su papel actual y reivindicativo a favor de un futuro libre de atentados contra los derechos humanos.

Una mujer al frente de la asociación de referencia de personas represaliadas por la dictadura. ¿Hay una mirada diferente en la experiencia femenina de la represión?

En La Comuna se cuida mucho que haya paridad en todo momento, de eso estamos muy orgullosas.
Claro que hay una mirada diferente, la represión contra las mujeres fue específica desde el primer momento. Se las persiguió por ser rojas y por ser mujeres y haberse saltado los controles sociales que el Estado y la Iglesia les tenían marcados. Sufrieron violaciones, rapado y purgas. Perdieron el derecho a un trabajo remunerado, a tener personalidad civil, a su propia independencia. También han sufrido otro castigo: el robo de sus bebés, un crimen al que la Justicia aún no ha dado respuesta. La represión sexista está ya fuera de toda duda con los estudios realizados y los testimonios recogidos. Lo cierto es que, como en tantas otras cosas, ese tema quedó relegado a un mayor olvido que la represión de los hombres.

¿Se está produciendo una distorsión de la historia que blanquea el franquismo?

No es nuevo, pero parece que ahora es más insistente. En Madrid tenemos al alcalde Martínez Almeida y su afán ‘memoricida’ desde que accedió al cargo. Lo primero que hizo fue destruir el Memorial a las personas fusiladas en el Cementerio del Este, borrando sus nombres e incluso los versos de Miguel Hernández. Da idea de su bajeza.
Siguió con la destrucción de la placa de homenaje a Largo Caballeroque recientemente el Tribunal Supremo le obliga a reponer; ha vuelto a poner en el callejero de Madrid los nombres franquistas que habían sido retirados por el anterior gobierno municipal. Como él mismo reconoce, es un fascista sin paliativos; cada vez que habla, sube el pan.

¿Cómo se quedó cuando el año pasado el alcalde de Madrid pronunció su famosa frase: «Seremos fascistas pero sabemos gobernar»?

Son fascistas y sólo saben gobernar para enriquecer más a los poderosos, a quienes sirven. Son corruptos y desvalijan las arcas públicas dejando en la estacada a la mayoría de la gente sin recursos, negándoles ayudas que les pertenecen. Malvenden lo público, pagado por todos, al peor postor.
Lo hemos visto con la pandemia y el escándalo de las mascarillas; con  ‘Filomena’ y su sálvese quien pueda; con las muertes de trabajadores municipales por la ola de calor. Son un peligro para la sociedad.

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