Nnadi Kanu aviva la llama de Biafra

La resistencia biafreña quedó silenciada, hasta que en 2012, Nnamdi Kanu funda Indigenous People of Biafra (IPOB), con la intención de luchar por la restauración de la República de Biafra

Por Angelo Nero

“Nnamdi Kanu, el autoproclamado luchador por la libertad y líder de una organización secesionista que exige que el grupo étnico igbo se separe de Nigeria para formar una República de Biafra independiente, fue arrestado en el extranjero y extraditado a Abuja el martes 29 de junio. Pero, ¿podría su detención cambiar el curso de las tensiones de Biafra?”, se preguntaba Chinedu Asadu desde las páginas del diario The African Report el año pasado. Entonces me pregunté si el antiguo conflicto de Biafra seguía latente, y parece que en Nigeria, en estos momentos, está más de actualidad que nunca ya que se está celebrando el juico a Nnamdi Kanu, líder de la organización que más encarnizadamente ha luchado en los últimos años por la independencia de esta región del sureste nigeriano, Indigenous People of Biafra (IPOB).

Pero antes hagamos un repaso al conflicto de Biafra… El primero de octubre de 1960, Nigeria declaraba su independencia del Imperio Británico, y seis años y ocho meses después, era la región de Biafra, la que se independizaba del joven estado nigeriano, concretamente el 30 de mayo de 1967, constituyéndose en una nueva república. Esto vino precedido de matanzas masivas de emigrantes ibos, la etnia mayoritaria en Biafra, en el norte de Nigeria, lo que precipitó que el teniente coronel Odumegwu Ojukwu, gobernador militar de la región, y de origen ibo, declarara la independencia, mientras que las tropas a su mando confiscaban bienes y recursos federales.

Realmente Ojukwo, un joven oficial educado en Oxford, había sido puesto en el cargo después del golpe de estado del 15 de enero de 1966, dirigido por el mayor Chukwuma Nzeogwu, que había triunfado gracias a los jóvenes oficiales ibos, de tendencia izquierdista, pero se mantuvo en el cargo a pesar del exitoso contragolpe protagonizado por los militares de etnia hausa y yoruba.

La declaración de independencia no fue suficiente ya que la nueva república solo fue reconocida por cuatro estados africanos y por Haití, aunque desde su creación recibió asistencia militar y financiera de poderosos aliados: en África contó con los estados racistas de Rhodesia y Sudáfrica; en Europa, del Portugal de Salazar, que todavía mantenía una destacada presencia colonial en el continente negro, de la España franquista y de la Francia de Charles de Gaulle; también contó, aunque no desde el primer momento, con el apoyo militar de Israel, y con China. Incluso tuvo el apoyo del Vaticano, ya que la mayoría de los ibos profesan la fe católica.

Nigeria no tardó en responder con un importante e intimidatorio movimiento de tropas y un bloqueo económico, y un mes más tarde comenzó una guerra sin cuartel, en la que, tras las primeras victorias biafreñas, inició una invasión a gran escala, reconquistando poco a poco el territorio, e iniciando una guerra de exterminio, una de las más crueles que se conoció en la segunda mitad del siglo XX. El gobierno nigeriano también tenía potentes aliados, contó con el apoyo aéreo del Egipto de Nasser, y con el respaldo de la URSS, Reino Unido y EEUU, así como con la mayoría del mundo musulmán.

Tras la derrota nigeriana en la Batalla de Abagana, en marzo de 1968, en la que perdieron a 6.000 soldados, la estrategia fue rodear Biafra para matar de hambre a su población, saboteando tierras de cultivo, atacando, desde el aire, hospitales y centros de salud, pueblos y granjas.

El 15 de enero de 1970 Biafra se reincorporó a Nigeria, pero la región sureña había quedado arrasada, con millones de muertos por los combates y los bombardeos indiscriminados, pero, sobre todo por las enfermedades y por el hambre. La hambruna que devastó Biafra, desde 1968, horrorizó al mundo, y motivo la aparición de numerosas ONG’s, como Médicos Sin Fronteras, cuyo fundador, Bernard Kouchner, estuvo trabajando en la república rebelde sitiada.

La resistencia biafreña quedó silenciada, hasta que en 2012, Nnamdi Kanu funda Indigenous People of Biafra (IPOB), con la intención de luchar por la restauración de la República de Biafra, como ya venía demandando desde las ondas de Radio Biafra, en Londres, desde 2009. En 2015 fue detenido por primera vez, despertando una oleada de protestas en todo el sureste nigeriano, por cargos de “conspiración criminal, intimidación y pertenencia a una organización ilegal”, pero no tardó en ser puesto en libertad provisional para calmar las protestas en Biafra. Un nuevo intento de capturarlo por parte del ejército nigeriano, que allanó su casa, causó la muerte de 20 militantes del IPOB, tras lo cual Nnamdi Kanu desapareció, reapareciendo en Israel, el antiguo aliado de los biafreños, en octubre de 2018.

Pese a que siempre se ha declarado admirador de Martin Luther King y Mahatma Gandhi, y defensor de la desobediencia civil para alcanzar sus fines políticos, en diciembre de 2020 creo la Eastern Security Network (ESN), una organización de autodefensa creada, en principio, para defenderse de los pastores fulanis armados, pero en agosto de 2020, después de que la policía nigeriana asesinara a 21 miembros del IPOB en una reunión, pasaron a una fase insurgente que derivó en violentos enfrentamientos con el ejército en la ciudad de Orlu, que solo ceso cuando, después de una semana de combates, los biafreños se retiraron de modo unilateral.

Nnamdi Kanu fue detenido el 27 de junio en Kenia y extraditado, lo que volvió a agitar la ira de los biafreños, que han seguido con malestar el juicio por “terrorismo, traición, participación en un movimiento separatista prohibido, incitación a la violencia pública.” El juicio supone reabrir las heridas por las que supura la memoria de la guerra de Biafra, algo que, sin duda, aprovechará Nnamdi Kanu para avivar nuevamente la causa de la independencia.