¿Cuál es el propósito de nuestro tiempo en la tierra si no participar en las luchas para los derechos de todas las personas de vivir en paz y dignidad?
Por Angelo Nero | 4/10/2024
Naomi García Pasmanick, es una joven realizadora, nacida en San Francisco, cursó Bachelor of Arts en Literatura Española y Portuguesa, especializándose en Estudios Étnicos en la Universidad de Berkeley, en California, en 2015, y desde entonces ha desarrollado su amor por contar historias a través del cine, con nueve años de experiencia en desarrollo juvenil y tutoría cinematográfica en instituciones como el Latino Film Institute, el California Film Institute y BAYCAT.
Ha trabajado, desde 2017, en la industria del vídeo y del cine, tanto en vídeos musicales, como comerciales y en documentales, y también en largometrajes como “The Last Black Man in San Francisco” y “The Resurrecciones Matrix”. Sus inquietudes como cineasta son la memoria histórica, la identidad, y el empoderamiento de las mujeres, fruto de los cuales surge “Olas de recuerdo”, un documental en el que Naomi bucea en su pasado, para descubrir como la represión franquista se cebó con su familia, en un pequeño pueblo de Galicia, Moaña.
Aurita Costa, tu abuela, tenía solo catorce años cuando cruzó el océano Atlántico con su madre, Peregrina Coloret Pena, para escapar de la barbarie franquista que se ensañara con toda su familia materna. ¿cuándo eres consciente de este terrible capítulo de tu historia familiar, y en que momento decides que quieres contarla a través de una película?
Mis primeras memorias con mi abuela Aurita son de comer en su casa. Le encantaba verme comer, y nos decía que cuando ella era pequeña, había pasado hambre. De esa forma, siempre fui consciente que mi abuela tuvo una infancia muy diferente a la mía. A veces le pedía que me contara, pero se ponía emocional y se cerraba ante mis preguntas. Mis padres me explicaron que ella reaccionaba así porque lo había pasado muy mal durante la Guerra Civil Española, y que su madre, en particular, había pasado por eventos muy traumáticos por ser una mujer muy fuerte y comprometida. Entonces, aunque no sabía bien los detalles, Peregrina se convirtió en un tipo de heroína con mucha intriga para mí.
En 2014, durante mis estudios de Literatura Española en Berkeley, empecé a aprender con más profundidad la historia de España y el contexto de los años 30. Fue en esa época que realmente quise embarcar en un estudio profundo sobre Peregrina y sus hermanos, sobre su identidad y lenguaje Gallego, y sobre la represión Franquista que tanto marcó a mi familia. Leí todo lo que pude, y empecé a hacer más preguntas sobre el pasado a mis familiares en Galicia y en Estados Unidos.
Decidí contar la historia a través de una película en el año 2019, cuando hicimos un viaje familiar a Moaña con mi abuela Aurita, que tenía 93 años. Aunque estaba (y aún está!) muy saludable, debido a su edad, yo percibía que podría ser su último viaje a su tierra. Yo quería documentar su historia mientras ella y sus primos como Roberto, Libertad y Paco Coloret estaban ahí para contar lo sucedido en primera persona. Entonces, decidí usar mi experiencia en el mundo del cine para contar nuestra historia.
Para contar la historia de la represión franquista en Moaña recurriste a los testimonios de tu familia, que mostraron sus heridas delante de la cámara, ¿crees que ese ejercicio de memoria, aunque duela, ayuda a cicatrizar esas heridas?
Sí. Durante el montaje de la peli, era difícil ver la tristeza y las emociones fuertes que ocurrieron a causa de las entrevistas. Sin embargo, cuando mostré la peli a mi abuela, ella me dijo que se sintió feliz de que la hubiera hecho, y agradecida de haber guardado la memoria de su familia. Nunca tomé como garantía que los de la generación de Aurita me quisieran contar la historia, y creo que el acto de transmisión haya sido un acto de empoderamiento.
A través de tu película vamos recorriendo la geografía del horror que sufrieron los Coloret, las mujeres rapadas, como tu bisabuela Peregrina y sus hermanas, Consuelo y Redosinda, su hermano Franchuco tiroteado en el monte, se salvó de milagro, y otro hermano, Benito, que tuvo que esconderse para escapar de las cuadrillas de la muerte, ¿por qué los fascistas se ensañaron con tu familia de esta forma? ¿se habían destacado especialmente a favor de la causa republicana?
La familia Coloret era solo una entre muchísimas familias que fueron represaliadas en Galicia y en toda España. En este sentido, su historia es más cotidiana, quizás, de lo que querría pensar. Sin embargo, lo que he aprendido de Peregrina, Fanchuco, Benito, y sus otros hermanos, es que ellos realmente tenían una conciencia social y de clase, de lucha para mejorar la situación de ellos y de su pueblo trabajador. Ellos se comprometieron y participaron desde sus lugares humildes en los movimientos sociales de su época, en su participación en los sindicatos, su transmisión de información, su participación en manifestaciones, su irreverencia frente al fascismo- y pagaron por ello- por lo cuál son una inspiración para mí.
Las olas de recuerdo del título de la película aluden a las que llegan a las orillas de los dos lados del Atlántico, uniendo los dos continentes, ¿también estas olas son las que unen la memoria de varias generaciones, las que impiden que el silencio nos conduzca a un olvido en el que parezca que nada de aquello existió?
El mar conlleva una historia muy profunda dentro de la experiencia personal de mis antepasados tanto como en el legado violento de la colonización del continente en el que yo vivo. Las olas son tan antiguas y tan nuevas como el tiempo, y siento que es un portal desde donde podemos conocer los misterios de la historia. Para mí lo emocionante es alquimizar esa energía del vaivén de las olas para crear algo nuevo- siempre con toda la fuerza, reconocimiento, y sabiduría del pasado.
En tu película, tiene un protagonismo especial tu madre, Marilyn García, quien te legó la historia familiar, y de tu abuela, Aurita Costa, ¿para ti era importante resaltar las consecuencias que la dictadura franquista había tenido, especialmente, con las mujeres, que habían sido doblemente reprimidas?
Sí. Las historias oficiales tienden a priorizar las historias de los hombres. Sin embargo mi conexión principal con esta historia es a través de mi madre, mi abuela, y su madre, quien era madre soltera (su esposo José Costa, había emigrado mucho antes a Nueva York). Me atraen mucho las historias de las mujeres porque en los años 30 con la República, ellas estaban reivindicando sus derechos como trabajadoras, como estudiantes, como participantes de una democracia. Entender que uno de los aspectos clave del Franquismo- y de todas las dictaduras- es silenciar y oprimir los derechos de las mujeres, demuestra el poder inmenso que tenemos las mujeres. Por lo tanto, me interesa saber y compartir las historias de mujeres como Peregrina y como Enedina Esperón, la líder del sindicato de hilanderas que también fue duramente represaliada y que aprendí después, es la bisabuela de mi amigo Cristian Gonzalez Molanes, que participó en la creación de esta peli. Sonrío cuando pienso que nuestras bisabuelas estaban juntas en la lucha y que tres generaciones después, sus descendientes se llevan genial y se unieron para hacer una peli de ellas.
En el film hay una línea argumental que conecta a tu bisabuela Peregrina, que colgó de su balcón la bandera tricolor cuando se proclamó la República, con las manifestaciones en las que tu misma participaste, contra el genocidio palestino en Gaza, pasando por la persecución que sufrió tu familia paterna, de origen judío, en la Lituania ocupada por los nazis, ¿reivindicar nuestro pasado, a nuestros antepasados que fueron perseguidos, que tuvieron que buscar refugio en otros lugares, es una forma de reivindicar también el presente, el mundo que queremos?
Durante el desarrollo de esta peli y en el estudio de mis antepasados me hacía la pregunta, ¿Qué es el arte si no una forma de reivindicar nuestra visión para el mundo? ¿Cuál es el propósito de nuestro tiempo en la tierra si no participar en las luchas para los derechos de todas las personas de vivir en paz y dignidad?
Los horrores que estamos viendo hoy (y por los últimos 75 años) en Palestina son paralelos a otros capítulos de la historia que vivieron mis antepasados tanto como millones de otros por todas partes del mundo: desplazamiento forzado, ocupación militar, centros de concentración y de tortura, censura extrema, y violencia bajo un nacionalismo étnico y religioso- entre otras cosas.
Es importante para mi resaltar mi historia de ascendencia judía porque una de las formas en que los EEUU e Israel silencian y mantienen hegemonía es de presentar a todos que estamos en contra de sus crímenes como antisemitas o extremistas. Sin embargo, hay millones de judíos por el mundo como yo que se oponen a la supremacía Judía y a la violencia en Palestina y el hecho de defender los derechos humanos frente a un régimen violento no tiene nada que ver con odio a la religión o etnia del opresor.
El lugar elegido para el estreno de “Olas de recuerdo” fue Moaña, el lugar donde se fraguó la historia de tu familia materna, presentado por la escritora Montse Fajardo, en una sala abarrotada donde había, además de una importante presencia institucional del Concello, que promovió el acto, una nutrida representación de tu familia, ¿qué sentimientos te recorrieron en esa primera proyección pública de tu película?
Mostrar la película por primera vez en Moaña delante de más de 20 descendientes de la familia Coloret fue surreal. Llegué a conocer a familiares- descendientes de Redosinda y Cándido Giraldez Coloret-, y otros, que nunca había conocido, que me comentaron después cómo les había tocado el documental. Me sentí muy unida con Moaña y con mis antepasados al compartir una historia que no es solo mía, sino del colectivo. Como mencioné ese día, la peli la hice -claro- desde mi experiencia particular. Todos guardamos diferentes detalles con especial reconocimiento en nuestro corazón.
Me sentí nerviosa de cómo sería recibido mi enlace de la historia frente al pueblo de Moaña, que vivieron la historia y sus efectos de cerca. Sin embargo, después de mostrar la peli, me sentí reconocida en mi experiencia, y muy agradecida a todos de la familia Coloret que compartieron sus memorias conmigo para crear este documental. La memoria es frágil, subjetiva, profunda, y valiosa. Espero que esta representación de nuestra historia pueda trascender el tiempo y el olvido, y que sirva de fuente de inspiración a otros que buscan las raíces de su espíritu luchador.
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