Maribel Luna: “Nadie sabía que hubo mujeres y hombres, vecinos nuestros, que terminaron en cámaras de gas”

Entrevistamos a Maribel Luna Baragaño, con quien conversamos sobre la memoria antifascista y su trabajo de investigación, difusión y reivindicación de las vidas de los asturianos y asturianas que padecieron los campos de concentración nazis.

Por Sol Gómez Arteaga

Maribel Luna Baragaño pertenece al Grupo Deportados Asturias al que se le ha concedido el Premio Trece Rosas Asturias cuya entrega se hará el 24 de junio a las doce de mediodía en la sede del Archivo Histórico de Asturias (Oviedo), por su compromiso con la memoria democrática, investigando, difundiendo y reivindicando las vidas de los asturianos y asturianas que padecieron los campos de concentración nazis.

La lucha de Maribel Luna Baragaño por la Memoria ha estado, entre otros muchos aspectos, enfocada a la recuperación de los restos de tu abuelo, Aquilino Baragaño Montes, langreano que, en la actualidad, se encuentran en el Valle de los Caídos.

Háblanos para NR del largo proceso de recuperación de sus restos, que justo estos días parece que empieza a ver luz con la intervención en la cripta de un equipo forense.

En el año 2007, en familia, comenzamos a hablar de nuestros dos abuelos. Mi abuelo paterno había fallecido muy joven de enfermedad y el materno estaba “desaparecido en la guerra”. En ese momento, al escuchar la palabra “desparecido”, algo se encendió en mí, quizás lo que en un principio fue curiosidad con el tiempo se convirtió en un objetivo. Tenía que encontrar a mi abuelo. Contacté con Luis Miguel Cuervo Fernández, socio fundador del Grupo de Investigación Frente Norte y la Asociación Todoslosnombres de Asturias, que salía en una noticia del periódico hablando de los muertos en combate y de los desaparecidos de la guerra.

Enseguida me contestó enviándome la documentación donde se acreditaba que mi abuelo había desaparecido en un lugar llamado “Quintones”, que había pertenecido al Batallón de Carrocera y había sido afiliado a la CNT. Eran las primeras pistas que tuve, también fundamentales, pues sin la ayuda de Luismi nunca podría haber llegado a la meta. Un día de los más emocionantes de mi vida fue cuando conseguí una fotografía de mi abuelo y se la llevé a mi madre. Ella no le conocía. Lloramos juntas. También reconstruir su infancia, su adolescencia y su vida con mi abuela fue de las cosas más importantes que hice en mi vida. Ahora todos sus nietos y biznietos le conocen y hablan de él de una manera cariñosa.

Comenzamos a buscar ese lugar, que al final era Quintoños, en Belmonte. Hay algo que no sé que es, pero que te lleva, poco a poco, a saber más. El primer día que fuimos a Quintoños, había un paisanín muy mayor. Le pregunté si le sonaba algo la “incursión de los compañeros de Aquilino en aquel lugar en marzo de 1937”. Muy amablemente nos contó pequeñas historias, y una de ellas era sobre un soldado que había sido herido y que sus compañeros lo llamaban para que se levantase y volviese con ellos. Aquel hombre no recordaba su nombre. Cuando nos despedimos, él me dijo: “Aquí tiene a Ángel para servirle”. Y yo le dije: “Aquí tiene a la nieta de Aquilino para servirle a usted”. En ese momento recordó el nombre de aquel soldado y dijo: “Ahora recuerdo, le llamaban “Quilinín, ven, Quilinín”.

Imaginaros la emoción del momento. Le abracé y lloré como una niña. Él no sabía qué había sido de él, así que todos los sábados, Luis Miguel y yo recorríamos los pueblos de alrededor buscando fosas comunes y enterramientos. Entrevistamos a muchísimas personas. Su manera de contarnos sus vidas, el sufrimiento que tenían en su interior me conmocionó absolutamente. A partir de ahí llevábamos la cámara y compartíamos nuestro tiempo en escucharles y, muchas veces, lloramos con ellos. Mujeres que habían perdido a sus hermanos, maridos… Cada historia, cada momento compartido, me hizo entender que todo aquello no podía olvidarse, no podíamos dejarles con ese dolor y ese olvido. Continuamos buscando a mi abuelo y, al mismo tiempo, recopilando historias de vida y muerte, durante dos años. Todo eso me hizo desarrollar un sentido de responsabilidad que, a día de hoy, sigo sintiendo.

Un día averiguamos que a “Quilinín” lo habían llevado herido en la cabeza al Hospital de Salas y que allí había fallecido. Supimos que estaba enterrado en un prado en “La Barrosa”, donde se habían inhumado muchas personas represaliadas y moros. Siguiendo la pista, y gracias a un señor del pueblo, nos contó que en el año 1959 habían llevado los cuerpos. Mi abuelo ya no estaba allí, lo habían llevado al Valle de los Caídos. Efectivamente, en el archivo había mucha documentación sobre los traslados, y allí estaba su nombre, sus datos. Estaba identificado. Supongo que al morir en el hospital, su nombre figuraba en el libro de enterramientos.

A partir de ahí, primero escribí al Valle, a Patrimonio, pensé que sería fácil pedir su traslado a casa, pero me equivoqué.

Fui a verle, suena raro, pero yo fui a visitarle. Le llevé flores y dejé su foto delante de la puerta donde estaba. En ese momento, le prometí que volvería a buscarle y que le llevaría con su familia. Lloré muchísimo. Después de tanto tiempo buscándole, ya lo había encontrado.

El camino de lucha para que autorizasen su exhumación es muy largo. Reuniones con Patrimonio, reuniones con familiares, procedimientos judiciales, pero cuando parecía que estábamos cerca, nunca llegaba el momento deseado. Cambiaba el gobierno y todos los avances se guardaban en un cajón, aunque siempre seguimos luchando.

Ahora, en junio de 2023, “parece”, si no cambia el gobierno actual, que Quilinín puede volver a casa. Pienso que es muy injusto que la vuelta de mi abuelo dependa de lo que puedan votar mis vecinos, mis amigos y el resto del país. Ya no depende de nada más que de UN VOTO. Me causa mucha tristeza.

Al Grupo Deportados Asturias se le ha concedido recientemente el Premio Trece Rosas cuya entrega tendrá lugar el sábado 24 de junio. Háblanos de este galardón y más concretamente del trabajo que realiza el Grupo Deportados Asturias.

Este premio, que desde hace muchos años que se entrega en Asturias, nos lo han concedido al Grupo Deportados Asturias por su compromiso con la memoria. Sé que hay muchísimas personas que se lo merecen más que nosotros y por eso me siento un poco avergonzada. Iremos a recogerlo con toda la humildad del mundo.

Nuestro grupo surge en febrero de 2020. Pensé que todas las historias de los luchadores contra el fascismo y luego el nazismo, que habían terminado en campos de concentración, no estaban contadas. Nadie sabía que hubo mujeres y hombres, vecinos nuestros, que terminaron en cámaras de gas. Eso me movió a contactar con varias personas que ya estaban trabajando en el tema, también con otras que estaban interesadas. Formamos un Grupo para investigar y escribir cada historia. Eso consistía en pedir documentación a archivos, hemerotecas, consultar libros, y, por supuesto, buscar familias. Conseguir que los 188 deportados tengan su historia escrita. El proyecto incluye la petición para la colocación de los stolpersteine, un Muro con todos sus nombres y un libro final con todas sus historias. En estos tres años hemos enviado a la Web del Principado 140 biografías con su documentación, y seguimos trabajando en lo que nos queda. Nos financiamos nosotros mismos, pagamos los archivos y nunca pedimos subvenciones.

Tengo muy interiorizado el sentido del deber de memoria, un compromiso que adquirí de la mano de Luis Miguel Cuervo.

Desde Asturias hay una larga trayectoria de trabajo relacionado con la Memoria Histórica. Cuéntanos el trabajo (exhumaciones, investigación, publicaciones) que a lo largo de los años lleváis haciendo en materia de Memoria Histórica. Podrías citarnos alguna historia que hayáis investigado y que te haya impactado de manera especial.

Puedo hablarte de nuestra trayectoria en la memoria en Asturias. Estuvimos en la Asociación Todoslosnombres donde ayudamos a las familias a buscar información sobre sus desaparecidos, les buscábamos documentos, y siempre intentamos que, aunque no localizásemos dónde podían estar, por lo menos conociesen un poco su vida.

Fuimos recopilando datos y Luis Miguel hizo una lista con 18.000 nombres, muertos en combate y represaliados, que es una base de datos inmensa.

También estuvimos investigando un caso de niños robados, dos gemelas que estaban en un orfanato, mientras su madre estaba en la cárcel. Después de entrevistar a varias personas del mismo orfanato, no pudimos encontrarlas. Algo que siempre tengo presente.

Después de esta asociación y siempre intentando ayudar a otras familias, nos unimos a la ARMH. Investigamos varias fosas, participando activamente en la exhumación de Bañugues y de Pravia. También colaboramos con Aranzadi aportando entrevistas y testimonios para ayudarles en su trabajo en Asturias.

Ayudamos en casos de investigación familiar a quien nos pide ayuda. Hablo en plural, porque el trabajo de Luis Miguel Cuervo es tan valioso que sin él no habríamos encontrado a tantas personas.

Una de las historias más impactantes fue la de las mujeres de Candas, asesinadas en el Cabo Peñas. La búsqueda de sus familias, investigar los hechos, y llegar a localizar a una de ellas fue muy emocionante para mí. Cuando encontramos los restos en el cementerio de Bañugues y vi aquella muyerina, allí tirada, toda descolocada, tan indefensa, no pude dejar de pensar en el miedo que tuvieron que pasar aquellas mujeres, y en la bajeza de aquellos asesinos.

Pero hay muchas otras historias que están sin contar, especialmente de mujeres, de niñas, que me dan mucha tristeza.

Para la pervivencia de la Memoria se hace imprescindible la transmisión de los hechos a las generaciones más jóvenes, ¿qué les dirías a éstas en materia de memoria?

Desde nuestro Grupo Deportados Asturias, hacemos charlas en los institutos. Tienen que acercarse a cada historia, conocer a los hijos o nietos de los protagonistas, es la manera de que ellos vean que NO solo es historia, es Nuestra Historia, la historia de sus abuelos. Hay que trabajar mucho con ellos desde el corazón.

Cómo se puede contactar con vosotros para solicitar información de un familiar represaliado en Asturias.

Para contactar podéis enviarme mail a : memoriamaribel@gmail.com

O si se trata de consulta o información sobre deportados a: deportadosasturianos@gmail.com

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