Mariano Sánchez Soler: «A los medios que no se venden, se les estrangula económicamente, y los dejan en una franja minoritaria, no les permiten crecer»

Segunda parte de la entrevista al escritor y periodista Mariano Sánchez Soler, con el que hablamos sobre su último libro «Una hojarasca de cadáveres», fruto de sus treinta años como periodista de investigación

Por Angelo Nero

El tiempo le da una perspectiva al periodista que fuiste, y esa perspectiva ayuda al escritor que ahora vuelve a esa hojarasca de cadáveres, para buscar respuestas que entonces no encontró, y seguir el rastro de algunos de los implicados en los crímenes, pero aún así hay misterios sin resolver, como el que se llevó Rafi Escobedo a la tumba, o el cuerpo del Nani, que sigue sin aparecer. ¿Como escritor si que has tenido la tentación de fabular sobre eses misterios y darle forma de novela?

Como novelista siempre me he inspirado en casos reales que he investigado. Inspirado en el caso de los Urquijo, escribí “El asesinato de los marqueses de Urbina”, con el que gané el Premio Internacional de Novela negra L’H Confidencial, donde lo que hago es fabular como pudo haber sido el crimen, y en torno al móvil económico, que se descartó en un primer momento, fabulo. Sobre el caso de Yolanda, escribí una novela que se llama “Para matar”, donde también hablo de esa historia, pero a través de un personaje de ficción. En el caso de la Dulce Neus, también escribí un libro que se llama “Nuestra propia sangre”, que también ganó el Premio García Pavón de Narrativa. Normalmente los libros ficción que he hecho se han movido en este terreno, en el de las historias que para mí significaron mucho, y con la ficción llego a donde no puede llegar la realidad. Te dicen esta es la versión oficial, estos son los hechos, pero con la ficción puedes llegar más lejos, puedes, incluso, llegar a contar la verdad. Ahí puedes elucubrar sin ningún tipo de problema legal, y puedes convertir a los personajes reales en personajes literarios.

La denuncia también está presente en las páginas del libro a través del caso de la Dulce Neus, a quién el fiscal llegó a describir como una “mantis religiosa”. ¿Era muy diferente, en este sentido, la sociedad española de los ochenta, a la que tenemos ahora?

No se si la sociedad es muy diferente, pero si que se han dado avances muy importantes. En el caso de la Dulce Neus, el trato que le dio el tribunal y el fiscal fue brutal, fue criminalizada y condenada antes de comenzar el juicio, porque era una sociedad muy machista y no se podía consentir que la madre y la esposa conspirara con sus hijos para acabar con el padre. Ves el acta de la transcripción oral del juicio y está llena de este tipo de afirmaciones. La sociedad ha avanzado, no se hasta cuando, pero a día de hoy ha avanzado mucho.

Además de las tramas negras, señaladas en el caso de Yolanda, también pones el foco en la mafia policial, que salió a la luz con la desaparición de Santiago Corella, ¿estas estructuras dentro de las fuerzas de seguridad del estado era producto de la dictadura o fueron propiciadas por la nueva situación que generaba el cambio de régimen?

Era producto de la forma de trabajar que tenían. La policía durante el franquismo solucionaba todo con interrogatorios salvajes, y sin derecho ninguno para el detenido, y como no ha habido ruptura de ningún tipo, hubo una continuidad en los aparatos del estado, en la administración pública, la metodología era esa, era un producto del pasado. Creo que cambió mucho a partir de que se sentaran en el banquillo de los acusados los policías que hicieron desaparecer al Nani, después de darle una paliza brutal, y que fueron condenados en varios juicios más por organizar atracos, y eso fue una operación de limpia. El caso Nani tiene una anécdota genial, y a veces parece que la realidad supera a la ficción: Martínez Arrieta manda exhortos a la policía, y son los mismos policías encausados los que les contestan, o sea, que le estaban tomando el pelo sin parar. Y un día va uno de los comisarios a verle para que interceda por un falsificador que han detenido, que había hecho grandes servicios a la Brigada, y al juez se le enciende la luz, y pone el caso en manos de la guardia civil, y esta es la que desvela todos los indicios y así puede ir el caso para adelante. Luego el papel que hizo la prensa fue determinante. El año que desapareció el Nani publiqué un reportaje titulado “El primer desaparecido de la democracia”, y eso que solo había pasado solo un año.

Con la historia de Paquito Torres señalas la impunidad de los crímenes de la iglesia, que continúa hoy en día a pesar de lo que se sabe de la trama del robo de bebés y los abusos sexuales a menores. ¿Sigue siendo la iglesia católica un poder en la sombra, con la que no se atreve el poder judicial y político?

Ese caso fue muy desconcertante, porque parece ser que la policía tenía pruebas de que en el coche de los jesuitas había una cuerda igual a la que había aparecido con el cuerpo de Paquito Torres, y luego no se consideró una prueba determinante. Lo que venía a decir que había ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda, y poderes que parecen intocables. Date cuenta que venimos de cuarenta años de dictadura, del nacional-catolicismo, más cuarenta y pico de democracia, donde se han reformado bien poco en estos aspectos.

El asesinato de Lucrecia, una mujer dominicana, hizo saltar las alarmas sobre la xenofobia, de la que hasta entonces no se había hablado mucho en este país, sin embargo, ahora el discurso del odio hacia el extranjero está instalado en un segmento de la sociedad, ¿esta xenofobia está alentada por el altavoz que ese discurso tiene ahora mismo en el parlamento, a través de VOX?

Hay una presión política, está claro, con la emigración como un tema central de la política. Lo de Lucrecia el modus operario, el que fuera un grupo de skin-heads, con un guardia civil en activo, disparando con su pistola reglamentaria, el hecho que actuaran con nocturnidad, como en los atentados ultraderechistas de los años de la Transición, de la que habían pasado diez años, y sin embargo se volvía a dar ese tipo de crimen. También destapó el hecho de la impunidad de determinados miembros de la guardia civil y de la policía en este tipo de casos. Afortunadamente en este caso se siguió hasta el final, y se condenó a los responsables del comando. Pero recordaba mucho a como actuaban en la Transición, fue un elemento simbólico, y el fantasma volvió a aparecer.

La xenofobia también la he estudiado en “La larga marcha ultra”, donde está desarrollado. En el contexto del asesinato de Lucrecia, viene precedido de una campaña de propaganda en todo Madrid y en Aravaca de un grupo de ultras que se llamaba Juntas Españolas, una escisión de Fuerza Nueva, que decía “Los españoles primero”, y “Stop Inmigración”, y en este contexto es en el que se produjo este asesinato.

Uno se hace mayor y le puede más la sentimentalidad que la sangre. Siempre me pertuban los crímenes absurdos, los epílogos que los puritanos y los moralistas consideran inevitables”, esta frase de tu libro podría decirla un protagonista de una novela de Raymond Chandler, o Dashiell Hammett, ¿Te reconoces influenciado por los grandes maestros de la novela negra?

Yo estoy influenciado por una forma de escribir, que es ir al grano, con una prosa lo más limpia posible, y luego está la capacidad de crear imágenes, pero, claro que estoy influenciado, aunque más por un Jim Thompson que por un Hammet, aunque yo soy un fan absoluto de Hammet y de Chandler. A mi me interesa más el naturalismo, escribir bien las historias, para crear un impacto directo. Piensa, de todas formas, que cuando hablamos de periodismo escrito, estamos hablando de Azorín, de Josep Pla, Pero te hago una lista rápida: Ernest Hemingway, John Dos Passos, Ambrose Bierce, Alberto Moravia, García Márquez. Moravia decía que todo buen escritor tenía que haber sido periodista antes. Los monólogos interiores y las descripciones farragosas y largas no me interesan lo más mínimo, me interesa contar los hechos, la acción, con las palabras justas si puedo, así que si reconozco esa influencia.

¿Y que autores actuales del género crees que son de obligada lectura?

Hay algunos que ya son clásicos, como James Ellroy, Donald Wesley, Ross Macdonald. Y en España me gusta mucho Paco Gómez Escribano, un novelista muy potente que ambienta todas sus novelas en Canillejas, en su barrio, con un estilo muy directo, muy contundente, y me entusiasma porque cuenta la verdad, porque, de alguna manera, es un notario literario de la parte oscura. A mí no me gustan las novelas donde hay un cadáver, y una investigación, me gustan las novelas realistas, que cuentan las cosas como son.

Y para terminar; ¿Tienes algún libro en proyecto en la actualidad?

Si, estoy con algo, pero date cuenta de que he sacado casi dos libros a la vez. Ahora estoy en una fase documental, también son dos proyectos, y estoy trabajando con materiales, pensando que quiero contar, en la fase previa a la escritura. La gente se cree que es ponerse a escribir y ya está, y el proceso de construcción es muy largo, igual te pones a escribir con un esquema y no te funciona, y tienes que volverlo a hacer. Es un trabajo complejo. Ahora estoy en un trabajo de ficción, basado en hechos reales, como siempre. Por encima de todo soy un periodista, aunque en esta sociedad actual, decir que eres un periodista no está muy bien valorado. Yo soy un periodista, un narrador, y cuento las historias de la mejor manera posible para que la gente las viva, al leerlas.

Creo que el periodismo no está muy valorado porque han hecho mucho daño las tertulias de televisión, donde hay un periodista que habla de la guerra de Ucrania, después del cambio climático y al rato de la última dieta, como si entendieran de todo.

Eso es el producto de la televisión, cuando había una sola televisión estaban los tertulianos que ponía el gobierno, y con la llegada de las cadenas privadas se llenó de opinadores, y es que el problema es que debajo de la palabra periodista se esconde de todo.

Ahora que hablas de cuando había una sola televisión. Aquí había un programa de debate, “La Clave”, que era impresionante, donde se trataban los temas en profundidad.

Claro, porque nuestra sociedad ha cambiado, hay más derechos, pero también hay más puritanismo, y también se busca la venta como único material periodístico, vender, vender, vender, con la publicidad como prioridad. Hay mucho ruido, estamos muy vapuleados y eso hace mucho daño, pero también hay periodistas que escriben muy bien, y grandes escritores en el mundo del periodismo. Pero yo no soy corporativo, siempre he sido un periodista independiente, cuando trabajaba en la revista mis fuentes eran limpias, yo no fiaba ni de dios, porque este es un trabajo donde puedes ser honrado, pero no inocente. Sabes que estás en el nido de víboras, moviéndote con algo que es muy importante, con la información, con la que puedes hacer un daño irreparable, porque sacas un día una noticia equis, y se descubre al día siguiente que te han engañado, y tu rectificación va a ir en una página interior, y el daño ya está hecho.

Lo que se puede apreciar con tu trabajo es que no te quedas con la versión oficial.

Un periodismo de versión oficial, de notas de prensa y de recortes, eso no es periodismo, ahora hay ruedas de prensa, la mayoría, sin preguntas, es toda una innovación, para que vas a ir a una rueda de prensa así, que te manden un comunicado y ya está. Es un tema complejo, ha cambiado el modelo de prensa, Internet lo ha revolucionado todo, a lo mejor con el tiempo volverán las aguas a su cauce, pero siempre habrá manipulación, siempre habrá medios que se vendan al poder, y periodistas dispuestos a escribir lo que le digan los jefes. Y a los que no se venden, se les estrangula económicamente, y los dejas en una franja minoritaria, no les permites crecer, pero hay muchos métodos. Date cuenta que en el franquismo, la censura era que te cortaban la noticia, en democracia, la censura es que salen cincuenta mil noticias de lo mismo, y que una noticia mata a la otra y te sepultan. Watergate ahora no podría pasar, que fue una llamada de atención, porque la comunicación ha cambiado muchísimo.

Además de estrangularte económicamente, como dices, también tienen otros medios, como nos hacen a nosotros, que nos mandan ciberataques periódicamente.

Así funciona el mundo, y vosotros lo sabéis mejor que nadie. Pero, por otro lado, tienes que decir: esto es porque les molestamos. Lo que quiere decir que somos necesarios, que lo que estamos haciendo es importante, ya que se molestan en tratar de silenciarnos.

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