La canción también sería el punto de partida, casi 50 años después de aquel horrible crimen franquista, del documental de dos jóvenes realizadoras catalanas, Constança Amengual y Francesca Mas, en “Margalida”
Por Angelo Nero
En 1976 un joven cantautor y poeta, que contaba tan solo 24 primaveras, escribió y puso música a un homenaje a otro joven catalán, que dos años antes había sido asesinado por la dictadura franquista, el anarquista Salvador Puig Antich, el último ejecutado por el método medieval del garrote vil, junto con el alemán Heinz Chez. El conmovedor homenaje de Joan Isaac, que sería una de las referencias de la Nova Cançó, tendría como objeto a la compañera sentimental de Salvador, Margalida Bover, a la que Joan había conocido como una chica “risueña y con muchas ganas de vivir, y que había perdido su sonrisa, porque le robaron, le quitaron a la persona que más quería: Salvador Puig Antich.” La canción se grabó en 1977, en el álbum de Joan Isaac, “Viure”, y sería traducido al castellano por el escritor José Manuel Caballero Bonald, y al vasco por el artista Gorka Knörr.
La canción también sería el punto de partida, casi 50 años después de aquel horrible crimen franquista, del documental de dos jóvenes realizadoras catalanas, Constança Amengual y Francesca Mas, en “Margalida”, en la que consiguen sacar de su silencio a la que fuera compañera de Salvador, y que se estrenó a finales de julio en en la Sala Rívoli de Palma, dentro de la duodécima edición del Atlàntida Mallorca Film Fest.
Con un equipo formado por el director de fotografía Joan Lluís Oliver y la montadora Núria Guillen, las directoras Constança Amengual y Francesca Mas hacen un viaje a la herida de la memoria, a la del Salvador a través de Margalida, a la de Margalida a través de de Salvador.
Desgarrador documento a corazón abierto, donde Salvador vuelve a hablar con Margalida: “Estimada Marga: Una vegada més ens tenim que separar, tal vegada definitivament. El que diguin uns senyors que parlen un llenguatge que no entenc, té tot l’aire de venjança.
El fet important és que a nivell de sentiments, ningú pot trencar-los. Comprendràs que se’m faci molt difícil dir-te tot el que voldria: les paraules no surten. Ànim xiqueta! Serà un cop fort per tu, però no dubto que poc a poc t’aniràs afirmant com a persona. T’estima, Salvador Puig. Salut i anarquia!”
Les paraules no surten… las palabras no salen, cuando tienes 25 años y tienes la muerte tan cerca, y sin embargo, burlando a sus verdugos grita: Salut i anarquia!. Y esa mallorquina de la que se enamoró mientras juntos enfrentaban al fascismo, se afirmó como persona, y como anarquista, pero no quiso asumir el protagonismo de su memoria, quizás porque entendió que esa memoria también era de todos y de todas, los que reivindicamos a Salvador en nombre del Antifascismo, con Franco y sin él.
A Margalida, bandera negra al corazón, también se le rompió la vida aquel 2 de marzo de 1974, pero se negó a ser una víctima, aunque nunca olvidó a aquel joven militante del Movimiento Ibérico de Liberación (MIL), la guerrilla libertaria y anticapitalista, que enfrentó con las armas al régimen genocida que dirigía España, en los últimos años del dictador, cuando ya se fraguaba la operación Transición, pilotada por su sucesor, Juan Carlos de Borbón.
Constança Amengual y Francesca Mas consiguieron romper su silencio, tal como declararon al diario mallorquín Ultima hora: «No la conocíamos, solamente a través de la canción de Joan Isaac. Luego vimos que le habían hecho alguna entrevista hacía poco y que vivía en Mallorca, así que fuimos a encontrarnos con ella. Yo creo que se abrió a nosotras por dos motivos. El primero se debe a circunstancias ajenas a nosotras: habían pasado los años necesarios para que sintiera que podía hablar, ahora, a sus 69 años. Y, por otra parte, convivimos con ella durante cuatro meses. Dormíamos en su casa, comíamos con ella, íbamos juntas a la playa, algo que por cierto seguimos haciendo».
Las jóvenes cineastas incluso consiguieron que Margalida dejara su refugio mallorquín de Capdepera para viajar a Barcelona y asistir a un homenaje a Puig Antich, en uno de los momentos más emotivos del documental. «Las heridas que siempre la han acompañado no se pueden cerrar del todo, aunque después de tanto tiempo este acto y el documental le han servido para digerir su historia», afirman. Otro de los momentos más dramáticos de la película es cuando visitan la celda 443 de la cárcel Modelo de Barcelona (cerrada en 2017), dónde Salvador pasó las ultimas horas de su vida.
El documental no solo rescata la herida de la memoria de Margalida, si no que nos descubre a una mujer comprometida, feminista y anarquista hasta la médula, tal como la define la directora Constança Amengual: «Es anarquista practicante, no de discurso. Creo que es anarquista sin darse cuenta, ya se lo decían desde pequeña. Es una persona impulsiva, de vivir el día a día, un tanto desordenada, pero de ideas muy claras, sabe lo que quiere defender y tiene sus propias ideas sobre justicia y libertad».
Vas marxar no sé on
Ni els cims ni les aus
No et saben les passes
Vas volar sens dir res
Deixant-nos només
El cant del teu riure
No sé on ets, Margalida
Però el cant, si t’arriba
Pren-lo com un bes
Crida el nom
Del teu amant
Bandera negra al cor
I potser no sabràs
Que el seu cos sovint
Ens creix a les venes
En llegir el seu gest
Escrit per parets
Que ploren la història
No sé on ets, Margalida
Però el cant, si t’arriba
Pren-lo com un bes
Crida el nom
Del teu amant
Bandera negra al cor
I que amb aquesta cançó
Reneixi el seu crit
Per camps, mars i boscos
I que sigui el seu nom
Com l’ombra fidel
Que és nostra tothora
No sé on ets, Margalida
Però el cant, si t’arriba
Pren-lo com un bes
Crida el nom
Del teu amant
Bandera negra al cor
Crida el nom
Del teu amant
Bandera negra al cor
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