Los gumuz en el polvorín etíope

Crónicas etíopes (IX): Los más negros son los gumuz | Reportera nómada

En diciembre del año 2020, un número indeterminado de civiles, entre 200 y 300, en su mayoría amharas, oromos y shinashas, fueron asesinadas, supuestamente, por milicias gumuz.

Por Angelo Nero

A finales del pasado mes de julio, las fuerzas de seguridad etíope “neutralizaron” a más de un centenar de rebeldes del Gumuz People’s Democratic Movement (GPDM), lo que viene a acrecentar las tensiones étnicas en Etiopía, el segundo más poblado del continente africano, que han degenerado en un conflicto abierto en Tigray, pero a las que hay que sumar la rebelión de otros pueblos descontentos con el encaje federal, como los oromos, desde que el primer ministro Abiy Ahmed Ali apostó por una centralización del estado, haciendo saltar por los aires el equilibrio que, mal que bien, había logrado el Ethiopian People’s Revolutionary Democratic Front (EPRDF), liderado por el carismático Meles Zenawi, con el federalismo democrático. El plan de reemplazar la federación por un gobierno central fuerte es visto como un intento de volver a imponer el dominio amhara, que estuvo al frente de Etiopía desde los tiempos de Menelik I hasta los de Haile Selassie.

La región de Benishangul-Gumuz es una de las diez divisiones étnicas o Killoch de Etiopía, donde conviven varios grupos étnicos de las familias nilo-saharianas, cushítica, semítica y omótica, siendo la primera la mayoritaria. Dentro de la primera familia están los Bertha, que habían en la zona de Benishangul, al sur del Nilo Azul, y son la etnia mayoritaria en la región. Los gumuz, que viven al norte del Nilo Azul, son el segundo grupo demográfico, y habitan en las zonas de Metekel y Kamashi.

En el pasado abril, las fuerzas de seguridad etíopes se vieron superados en número por las fuerzas rebeldes del GPDM, que tomaron el control del distrito de Sedal Woreda, en la zona de Kamashi, “un ataque que muestra claramente la agenda oculta asignada a este grupo para desetabilizar toda la región e impedir la finalización de la Gran Presa del Renacimiento Etíope”, según denunció el jefe de la oficina regional de Paz y Seguridad, Abiyot Alebaro. La GPRE parece estar siempre presente en los recientes conflictos de Etiopía, pero es que, además, en este caso con mayor relevancia, ya que se encuentra en territorio gumuz, cerca de la frontera con Sudán.

Ya en diciembre del año 2020 se habían producido graves incidentes en la región, cuando un número indeterminado de civiles, entre 200 y 300, en su mayoría amharas, oromos y shinashas, etnias minoritarias en Benishangul-Gumuz, fueron asesinadas, supuestamente, por milicias gumuz en la zona de Metekel, dando lugar a una respuesta gubernamental en la que las fuerzas etíopes mataron a más de cuarenta gumuz. Estas matanzas se reprodujeron en enero y febrero de este año, sin que todavía se haya esclarecido del todo la autoría de los crímenes. Lo que si está claro es que la convivencia inter-étnica en la región está tan comprometida como en otros killoch del estado.

Los gumuz, hasta bien entrado el siglo XX, eran vendidos como esclavos, y han sido objeto de todo tipo de discriminaciones, especialmente por amharas y oromos. Estos últimos se han convertido en uno de los grupos más desestabilizadores del estado etíope, a pesar de que el propio primer ministro Abiy Ahmed Ali pertenece a esta etnia, y de que intentara atajar sus reivindicaciones negociando el regreso del líder histórico de la resistencia oromo, Dawud Ibsa, del Oromo Liberation Front (OLF). Pero no ha conseguido tampoco rebajar la tensión en la Oromía, en la que se encuentra la capital estatal, Adís Abeba, donde una disidencia del OLF, el Oromo Liberation Army (OLA), ha intensificado los ataques a las fuerzas de seguridad y al ejército etíope.

Benishangul-Gumuz fue incorporada a Etiopía en 1902, después de ser conquistada por el emperador Menelik II, y en 1995, con la nueva constitución federal, fue creada la región con la franja más occidental de la provincia amhara de Gojjam y la parte noroccidental de la provincia oroma de Wollega, donde amharas y oromos eran minoría, pero donde siguen reivindicando esa tierra como suya.

El polvorín etíope sigue provocando explosiones a lo largo de toda su geografía, ya que en el norte los tigriños, animados con la retirada del ejército federal, y una vez recuperado el territorio de su región, han comenzado una ofensiva cruzando las fronteras de los Killoch de Afar y Amhara, y amenazan con tomar el control de la principal arteria comercial de Etiopía, la carretera Adís Abeba-Djibouti, lo que complicaría enormemente la capacidad de maniobra del gobierno de Abiy Ahmed.

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