La izquierda y lo políticamente correcto

Por Eros García

Oigo constantemente hablar ─en las calles y en los bares, esos foros tardíos; en youtube y en las redes sociales─ de “lo políticamente correcto”, pero nunca me queda del todo claro qué es. Se habla incluso de “totalitarismo cultural”, asociado a que ya no se puedan “hacer chistes de maricas sin que alguien se ofenda”, y cosas del estilo. Y, enmarañándonos con el problema de qué es lo que se representa desde la izquierda, no hemos atendido a esto. Pues déjenme decir algo: yo sí creo que existe lo políticamente correcto.

Quiero decir ante todo dos cosas. En primer lugar, el gran debate de la izquierda es el debate no acerca de lo que es, sino más en concreto de quién es. No quiero liar las cosas con un tema tan espinoso, con que solo espero mencionar una cosa aquí: el tiempo de las vanguardias se ha terminado, hoy nos miramos a los ojos de iguales a iguales y nadie nos puede quitar eso. Hoy tenemos legitimidad para hablar como mujeres, como maricas, como negras, como trans. No hay partido ni dogma que tenga que darnos permiso. ¿O quizá sí?

Cruzo aquí el segundo tema: la superficialidad de nuestras sociedades. Es aquí donde reside lo llamado “políticamente correcto”. Ya que ¿en qué consiste este problema? Si fuera la ofensa, lo que desde luego no cabría es hacer un discurso de segundo orden sobre la ofensa, y decir que “ya no se puede hablar de nada”, o incluso que “el humor (en el caso) no tiene límites”. Es fácil ver que si esa fuera la situación, no se podría hablar de esa misma situación. No es, ni puede ser, un “totalitarismo cultural” ─ al menos en ese sentido. Y desde luego, si una va a un bar o busca en Youtube, ve que se hace tanto o más que los chistes de maricas.

Entonces ¿qué es lo políticamente correcto? Respondo sencillamente: la moral superficial. Un discurso en que todo contenido se ha vuelto mera apariencia y nada se trata seriamente ─ en su etimología, “serio” como “aquello que tiene ser o sustancia”. ¿Cuál es el problema de lo políticamente correcto, entonces? Que no accede al respeto ni a la responsabilidad. Vuelvo a la etimología: “responsabilidad” como capacidad para responder de una misma. Como en el humor freudiano, lo políticamente correcto es un escondite, un vacío adimensional.

Otra pregunta, en mi opinión más interesante, es esta: ¿quién ha creado ese escondite?

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