La guerra se acerca a Addis Abeba

Ahora los combatientes tigriños han ocupado dos importante localidades de la región limítrofe de Amhara, Dessie y Kombolcha, a 380 kilómetros de la capital, Addis Abeba, y Abiy Ahmed se ve abocado a la guerra de la información, cuando la militar parece que no esté muy seguro de ganarla.

Por Angelo Nero

El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, está cada día más sobrepasado por la situación creada por el mismo, cuando en noviembre del año pasado ordenó una ofensiva militar a gran escala sobre la región de Tigray, con el objetivo de acabar con la hegemonía en ese territorio del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF). Un año después de la invasión del estado rebelde, que causo no solo el repliegue de las fuerzas y autoridades tigrayanas, que se vieron obligadas a abandonar Mekelle, la capital y las principales ciudades, ante el avance combinado de los ejércitos etíope y eritreo, así como de las milicias amharas. Y después de que, en junio de este año, después de duros combates, las Fuerzas de Defensa de Tigray (FDT), formadas por milicianos del TPLF, volvieran triunfales a desfilar por las calles de Mekelle, mostrando a cientos de prisioneros de guerra etíopes.

Ahora los combatientes tigriños han ocupado dos importante localidades de la región limítrofe de Amhara, Dessie y Kombolcha, a 380 kilómetros de la capital, Addis Abeba, y Abiy Ahmed se ve abocado a la guerra de la información, cuando la militar parece que no esté muy seguro de ganarla. Además de denunciar la ejecución de cien jóvenes por parte de las fuerzas rebeldes, -algo que han negado desde el TPLF “No tenemos que matar a los jóvenes. No hubo resistencia en Kombolcha-, el primer ministro etíope ha asegurado, sin especificar, que fuerzas no etíopes están combatiendo del lado de los tigriños. Si bien no se ha podido constatar esta acusación, sí que está documentada la participación de fuerzas extranjeras, en este caso eritreas, en la ocupación de Tigray, participando en graves crímenes de guerra, como saqueos, incendios de viviendas y violaciones a mujeres y niñas tigriñas.

El portavoz del TPLF ha asegurado que han tomado el control de las dos localidades, desde su cuenta de twitter: “Firmemente en control de Kombolcha. Nuestras fuerzas continuarán tomando todas las medidas apropiadas para romper el asedio a la población de Tigray. Mientras tanto, cooperaremos con la ONU en la gestión de sus esfuerzos de ayuda en Tigray y Amhara, incluso protegiendo sus almacenes. Lo necesitan. Quede claro una vez más que no tenemos otros motivos que romper el asedio mortal de nuestra gente. Dicho esto, continuaremos trabajando con todas las partes interesadas que quieran ver una transición segura en Etiopía.”

Pero los aprietos en los que está implicado el gobierno etíope no quedan aquí, el Ejército de Liberación Oromo (OLA), que hace unos meses ha firmado una alianza táctica con el TPLF, ha anunciado, en unas declaraciones de su líder, Jaal Marroo, que han tomado varias ciudades de la Oromía, entre ellas Kemise, a unos 50 kilómetros de Kombolcha y 325 de la capital, Addis Abeba, sin haber encontrado apenas resistencia por parte de las fuerzas gubernamentales.

El gobierno de Etiopía ha respondido declarando el estado de emergencia en todo el país, anunciado por el ministro de Justicia, Gedion Timothewos que declaró que el país “enfrenta un grave peligro para su existencia, soberanía y unidad. No podemos disipar este peligro a través de los sistemas y procedimientos habituales de aplicación de la ley. El Gobierno tiene la obligación moral y legal de proteger de sus enemigos internos y externos la existencia del país, la soberanía y la integridad territorial.” El gobierno de Abiy Ahmed también ha pedido a la población que se arme, para detener el avance de las fuerzas tigriñas y oromas, que amenazan con llegar a la capital, Addis Abeba.

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