Por Domingo Sanz
Confinados como estamos, sobrevivimos como podemos y nos felicitamos mutuamente por haber resistido, de lo cual da fe el hecho de que estemos leyendo o escribiendo.
Eran las diez horas del domingo 22 y acababa de terminar el envío de decenas de correos electrónicos, que comencé ayer por la noche, a otros tantos medios de comunicación para pedirles que se dirigieran a La Moncloa reclamando que la Conferencia de Presidentes de Comunidades Autónomas sea retransmitida en directo por TV.
Sabía que mi petición fracasaría. Ni Sánchez ni el resto de presidentes son capaces de imaginar tanta transparencia. De hecho, ya han comenzado y en TV1 están con “Maestros de la Costura T3 Ep. 8”, en Antena 3, “Tu cara me suena” y, en Tele 5, “Got Talent España T4 Ep. 11 – Segunda semifinal”.
Sí se ha informado que Sánchez va a proponer al Congreso la prórroga del Estado de Alarma durante quince días más.
No me puedo explicar que, entre 19 presidentes autonómicos, más Sánchez, no haya ninguno que tenga lo que hay que tener para anunciar públicamente que condiciona su participación en la videoconferencia a que se retransmita en directo. Y que, una vez anunciada la osadía, no haya otros que se sumen y obliguen a Sánchez, presidente de un gobierno de coalición, no lo olvidemos, a ceder.
Todos, desde Feijoo a Moreno pasando por Ayuso, desde Page hasta Armengol pasando por Puig o desde Urkullu hasta Torra, serán igualmente responsables de no imponer la transparencia, aunque solo lo hicieran por las personas que están enfermando y falleciendo sin control.
Y por las que están respetando el confinamiento, para que no comiencen aún a suicidarse ni a matar a otros, que ya se está advirtiendo del probable aumento de la violencia machista. Por ejemplo.
Muchos son los argumentos que justifican la retransmisión en directo.
Primero. Si la transparencia es siempre necesaria, lo es mucho más en medio de la lucha contra un enemigo externo, desconocido y potente. De lo contrario, nos pasará como en todas las guerras: la verdad será, lo está siendo, la primera víctima.
Segundo. Insistiendo en lo anterior, no se puede aparecer en TV la noche del sábado, tal como hizo Sánchez, criticando las fakes que se divulgan por las redes y “ciertos medios”, y no ordenar luz y taquígrafos a una reunión de la mayor importancia entre presidentes que han sido elegidos por todos los ciudadanos. Nada cultiva más el bulo y la mentira como la opacidad, y él lo sabe.
Tercero. Si hay una “guerra” en la que el secreto resulte más ridículo es en esta, en la que no hay ni espías, ni traidores, ni infiltrados en el ejército enemigo. Solo políticos, por una parte, y, a sus órdenes, un “ejército” de valientes en primera fila que saben que, en un porcentaje muy alto, resultarán contagiados. Y morirán algunos. Toda derrota que recibamos solo se puede atribuir a nuestras propias deficiencias. Y a las desconfianzas entre idiotas. Por tanto, la transparencia absoluta solo puede contribuir a la victoria.
Cuarto. Cuando termine la videoconferencia de hoy cada presidente podrá decir lo que le dé la gana, dentro, o no, de lo políticamente correcto, para evitar que otros asistentes se sientan aludidos y les puedan enmendar la plana. Bien distinto sería si hubiéramos podido escuchar sus palabras durante la reunión, y las de los demás presidentes.
Quinto. Por otra parte, cada redactor de prensa destacará también lo que considere conveniente, y no digamos los analistas y opinadores en general. Todos tendrían que esforzarse por analizar mucho mejor si se enfrentaran a unos lectores, oyentes o espectadores, que pudieran contar con toda la información de la reunión, la que tampoco tienen ellos.
Y sexto. En reuniones como la de hoy, en situaciones tan excepcionales como esta y con unos asistentes que acuden con capacidad de decisión sobre todos los ciudadanos de sus comunidades respectivas, la transparencia es tan necesaria como la que existe en el Congreso o en los parlamentos autonómicos. Que yo sepa, las “deliberaciones” en las Conferencias de Presidentes de CC.AA. no están sometidas al secreto que blinda las que se producen en los consejos de ministros.
Se ha llegado a esta Conferencia de Presidentes cuando las peticiones de confinamiento territorial ya no se plantean exclusivamente desde Catalunya. Madrid y Murcia se han sumado, y el Gobierno del Estado se sigue negando. Cierran la reunión a la gente y a la prensa porque no quieren que escuchemos lo que entre ellos saben que se van a decir, ni las concesiones que unos u otros tendrán que hacer, ni las cabezonerías incomprensibles que van a mantener.
Actualización: Ahora son las 12:50 horas y en TV1, en las demás supongo que también, aparece Fernando Simón saludando así: “Hola, buenos días. Vamos a la rutina”. Antes de responder a las preguntas de los medios, y ante las críticas personales recibidas, da explicaciones de porqué, a él mismo, le concedieron prioridad ayer con la prueba del Coronavirus.
A su lado, siguen los jefes militares. Villarroya, jefe del Estado Mayor de la Defensa interviene en primer lugar y nos dice que “somos 47 millones de soldados”.
Mientras tanto, y en la clandestinidad para ocultarse de la población de riesgo, esos “millones de soldados”, siguen reunidos los presidentes autonómicos con el del gobierno del Estado. El moderador de la rueda de prensa de Simón y los militares anuncia que, cuando finalice la reunión a la que acuso de clandestina, se facilitará una información oficial.
Después vendrán matices y “reproches”, esos que ayer Sánchez, con el desconcierto dibujado en el gesto, decía que ningún miembro de su gobierno dirigirá contra otros políticos. Se ve que cuando su ministra de Defensa acusa a un presidente autonómico de “mentir” no está “reprochando”.
De acuerdo, no han transmitido en directo la Conferencia de Presidentes.
Reclamo que la emitan en diferido. Completa. Y mejor hoy que mañana.
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