Poesía política | Juego de paraísos…o volver al 15M

Por Javier DG @olduvay22

Erase una vez

un país colgado de un bonsai.

Un mundo de abstractas maravillas

donde cabalga libre el toro de Osborne

desde Soria a Panamá,

pasando de puntillas por Seychelles,

Jersey, San Vicente y las Granadas.

 

Erase una vez

un país de estancias aisladas

donde crece la mala hierba,

recogida en banastos colgados

en el quicio de la ventana

donde el ilustre Conde,

doctor honoris causa,

contará palomas al alba

entre barrotes de oro y plata.

 

Tras el penúltimo capitán,

ése envuelto en arcilla de hipotecas,

multas por no pagar la cuenta

y Azores de andar por casa,

llega el Tsunami a este cuento

para decir “erase una vez

esos tontos que pagan el diezmo

en lotes de angustia solidaria”.

 

Erase una vez

un territorio hostil

para el empresario modesto, pequeño,

con su negocio en esa calle de espejos

que reflejan un miedo desigual

cuando se habla de gañanes

que Cervantes resucita,

y Azorín rescata del tedio.

 

Erase que se era

un conglomerado de sociedades offshore,

(nacidas en la comparsa

de la consentida rutina neoliberal)

paridas junto a un viento

vencido por la calma,

apuntalado de patriotismo revestido

con pulseras de Panamá.

 

Y el hombre acecha al hombre,

mientras las puertas giran

entre ministros que trituran familias

ante la cómplice mirada

de un movimiento obrero burgués

que mira sin querer ver

el juego de máscaras,

aterciopeladas por el lifting y

cocinadas en barbacoas…

…mas allá del mar nuestro.

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