Por Javier DG @olduvay22
Konrad Adenauer, Joseph Bech y
su Comunidad Europea del Carbón y el Acero.
Integración europea del memorando conjunto
con países del Benelux celebrando conferencias
en Mesina, no en Sagunto.
Líderes visionarios envueltos
en ropajes de paz y estabilidad.
Ideales pacifistas, unión y prosperidad
rotos en Maastricht.
Dignidad hecha añicos entre personas
que huyen de un horror
gestado en el reparto colonial anterior.
Así crece Europa.
Vestida con andrajos desde un útero
alimentado con estadísticas fabulosas,
criada entre parqués y escuelas frías
de pública enseñanza sin pupitres.
Continente furtivo de cazadores
acomodados entre naciones bastardas
de una diosa con estrellas por bandera
y por cada estrella, un código de barras.
Así vive Europa
Repartiendo naipes marcados con saña
y escupiendo su tesoro más preciado:
la dudosa deuda
en otros paraísos guardada.
Enseña ignorante de pueblos
que se apagan en la ignominia
de sus puercos gobernantes.
Tahúres del miedo.
Regia clase.
Parlamento donde la palabra,
de pura inactividad se estanca
y muere,
sin llegar a presentarse.
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