Guido Picelli, la barricada antifascista, de Parma a Guadalajara

Con la amenaza fascista confirmada ya en todos los ámbitos de la sociedad italiana, Picelli, convencido de que había que enfrentar con todas las armas posibles a los seguidores de Mussolini, creó Arditi del Popolo.

Por Angelo Nero | 6/01/2024

Guido Picelli, nació en Parma, la segunda ciudad de la región italiana norteña de Emilia-Romaña, después de la capital, Bolonia, en 1889. En su juventud ya mostró un espíritu inquieto, al embarcarse con una compañía de teatro itinerante, como muchas de las que seguían una tradición que venía de la edad media, con la que recorrió todo el norte de Italia, pudiendo hacerse una buena idea de la realidad social que le rodeaba.

Comenzó su militancia política en el Partido Socialista Italiano, y al estallas la primera guerra mundial se alistó como voluntario de la Cruz Roja. De regreso a Parma, en 1920, fundó la Guardie Rosse, cuya acción más significativa fue la de tratar de impedir el embarque de tropas italianas con destino a Albania, por lo que fue encarcelado. Al año siguiente, confirmado como un destacado dirigentee , fue elegido diputado por el PSI, con el apoyo de los comunistas.

Con la amenaza fascista confirmada ya en todos los ámbitos de la sociedad italiana, Picelli, a pesar de la oposición de su partido, el PSI, y también del PCI, convencido de que había que enfrentar con todas las armas posibles a los seguidores de Mussolini, creó Arditi del Popolo, con veteranos de la gran guerra, una de las organizaciones antifascistas pioneras a nivel europeo, que reunió a anarquistas, comunistas y anticapitalistas, junto a Argo Secondati.

Los Arditi del Popolo –que recogía el nombre de las unidades de asalto italianas en la guerra-, nacieron como un movimiento de autodefensa proletaria, y se extendió et rápidamente a toda Italia, llegando a contar con 20.000 miembros, e incluso Lenin celebró su constitución desde las páginas del diario Pravda. Por esas actividades Picelli fue detenido en varias ocasiones, hasta el punto de que en su carnet parlamentario, en el apartado designado para la profesión, escribió: “preso”. Bajo su liderazgo, el norte se mantuvo como un bastión ante el fascismo.

Convocada por la Alleanza del Lavoro, una coalición de fuerzas proletarias, el 31 de julio de 1922, la Huelga General, fracasó gracias a los fascistas en casi toda Italia, pero en Parma el frente antifascista, encabezado por Picelli, el anarquista Antonio Cieri, y el comunista Dante Gorreri, consiguió llevarla adelante, atrincherándose en la Cittadella Operaia y repeliendo a los 10.000 hombres de las escuadras fascistas de Italo Balbo. “Balbo t’è pasè l’Atlantic mo miga la Perma”, se puede leer todavía hoy en las paredes de la ciudad (Balbo, has cruzado el Océano Atlántico, pero no el arroyo Parma). El que se llegó a considerar sucesor natural de Mussolini, fue famoso por sus expediciones transoceánicas, pero después de cinco días de feroz resistencia de los Arditi del Popolo tuvo que retirarse de la ciudad norteña.

Tras la Marcha sobre Roma, en diciembre de 1922, que llevó al gobierno a Benito Mussolini, se desató una ofensiva contra la izquierda, y el 5 de mayo de 1923 Picelli, junto a 36 compañeros comunistas, fue detenido, bajo la acusación de orquestar el “complot capo nero” contra el estado, que llevó a la decapitación de los líderes comunistas de la insurrección de Parma. Guido Picelli se libró de la condena por su condición de aforado, pero esto le hizo dar un paso adelante, abandonó el PSI y entró en el PCI, con el que se presentó a las elecciones de 1924, que le dieron la victoria a la Lista Nazionale de Mussolini.

Salió elegido diputado nuevamente, pero, tras el asesinato del diputado del PSU, Giacomo Matteti, en abril, se unió a la Secesión del Aventino, con la que los 123 diputados antifascistas se abstuvieron de los trabajos parlamentarios, en protesta por este hecho. Tras la promulgación de las leyes fascistas, en 1926, los aventinos fueron privados del mandato parlamentario, y Picelli fue detenido y condenado a cinco años de prisión.

Liberado en 1931, huyó de la Italia fascista a Francia, ayudado por el Soccorso Rosso, pero también fue expulsado del país galo, buscando refugio en Bélgica, primero, y, finalmente, en la Unión Soviética, donde tuvo una intensa actividad dentro del Komintern, escribió varias obras de teatro, colaboró en diversas publicaciones, y estudió en la escuela militar leninista, junto a Enrique Líster y a Juan Modesto.

Decepcionado con el estalinismo, abandonó la URSS en 1936, y se trasladó a París, donde se puso en contacto con Julián Gorkin, del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), que lo propuso para ponerse al frente de un batallón de milicianos de su partido en Barcelona. Viajó hacia la capital catalana, y allí contactó con Andreu Nin, y tomó el mando de una columna de 500 voluntarios del IX Batallón de las Brigadas Internacionales, que sería conocida como la Colonna Picelli.

Tras el acuerdo firmado en París para la creación de una sola formación italiana antifascista, la Colonna se incorporó al Battaglione Garibaldi, del que fue nombrado subcomandante, entrando en combate en el frente de Guadalajara.

Murió combatiendo en el pueblo de Mirabueno, el 5 de enero de 1936. El gobierno republicano hizo un funeral de estado en su honra en Barcelona, Madrid y Valencia.

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