Por Daniel Seixo
En Nueva Revolución entrevistamos a Erika Irusta, pedagoga menstrual y autora del libro, «Un Manifiesto: Yo Menstrúo». Con ellas charlamos sobre lo que supone tener la regla social, cultural y económicamente.
¿Sigue suponiendo la menstruación un tabú?
Es una pregunta que realmente llevo diez años respondiendo, lo que ya de por sí significa bastante. Esto evidencia que la menstruación sí es un tabú, ya que de no serlo, no nos estaríamos planteando esta pregunta. De hecho, esta pregunta no solo evidencia que la menstruación es un tabú, sino que la menstruación más que un hecho fisiológico, es un hecho cultural. Cuando utilizamos la palabra tabú, estamos nombrando vacíos culturales, censuras, malversaciones del hecho menstrual… Así que cuando unimos a la menstruación el término tabú, estamos reconociendo algo importante: que la menstruación es algo cultural que depende de quien es el cuerpo que menstrua, la cultura en la que este menstrua y de que manera se menstrua. El tabú es como un software que se va actualizando y aunque nos parezca que esas actualizaciones del tabú lo hacen desaparecer, en realidad lo que hacen es mutarlo y adaptarlo a los tiempos.
A día de hoy tampoco es tan extraño ver a adolescentes que siguen viviendo con cuidado el pasarse una compresa, claro que no es lo mismo que para las mujeres que comenzamos a menstruar en los años noventa y mucho menos que para las mujeres que lo hicieron en los años setenta o sesenta, pero si es cierto que sigue suponiendo en cierta medida una vergüenza o un tema del que no se habla demasiado. Desconocemos lo que es menstruar, lo que supone menstruar en esta sociedad, los cambios químicos que nos afectan de manera mental, física y emocional. A día de hoy, seguimos nombrando lo que sucede en nuestro cuerpo a través del relato de la heteronormatividad patriarcal.
¿Supone la menstruación un problema para la mujer o por el contrario es el sistema patriarcal el que ha convertido en ciertos casos a la menstruación en un problema para la mujer?
La menstruación no es el problema, sino que cuerpo es el que menstrua. Si los hombres menstruasen, el mundo se organizaría de otra forma en torno al hecho menstrual. Y digo hecho menstrual, más allá de la menstruación, porque la menstruación y lo que es el ciclo menstrual, ocupa de manera social, política, económica y cultural, todo lo que impregna ese cuerpo menstruante. En otras culturas y otros sistemas, el ser un cuerpo menstruante, la experiencia de la menstruación, la vivencia y la propia categoría resulta muy diferente. Siempre señalo el artículo «Si los hombres menstruaran» de Gloria Steinem, para dejar claro que si los hombres menstruaran, las cosas serían muy, pero que muy diferentes.
La menopausia se basa en el concepto de que si una no es fértil ya no sirve
¿Existe un concepto o una explicación de la menstruación capaz de englobar la experiencia de todas las mujeres?
No puede existir una experiencia que logre englobar a todas las personas que menstrúan, tanto por una razón de género e identidades, como por la diferenciación en las propias experiencias individuales y culturales. Podemos acercarnos circunscribiéndonos a una cultura común o un espacio geográfico común, pero creo que debemos huir de esas tentaciones universalizantes, ya que al tratar de universalizar la experiencia, regresamos a la idea de que existen unas maneras, unas doctrinas concretas de como los cuerpos se han de comportar y leer en esta sociedad. Esto sería volver a replicar la manera de como el cuerpo masculino dominante ha escrito nuestra experiencia menstrual. En realidad, nuestras experiencias menstruales y de vida no han sido escritas por nosotras.
No existe por tanto una experiencia global menstrual, ni creo que debamos aspirar a eso. Por el contrario, creo que debemos trabajar para que cada persona menstruante pueda ubicarse desde el contexto de su cultura patriarcal -que creo que es lo que nos atraviesa a la mayoría- y hacer una revisión en relación con el clasismo, racismo y a la ubicación geopolítica de cada uno de esos cuerpos y quizás desde ahí ir entrelazando historias y poniendo voz a todas esas experiencias.
Debemos ser nosotras mismas las que tejamos el conocimiento y hacerlo de una manera diferente que nos enriquezca. Existe y debe existir un análisis cultural, político y filosófico que nos señale los procesos que vivimos, pero sin olvidar que cada una es hija de su madre y de su cultura.
¿Tienen las mujeres hoy en día una correcta educación familiar e institucional para lograr acceder a los conocimientos desde donde explicar la realidad de su menstruación y también de su propio cuerpo?
No, no la tenemos. Este precisamente sería mi trabajo como pedagoga, generar un espacio educativo en el que tengamos herramientas para poder aprender a nombrar nuestras realidades, nuestras experiencias y de ese modo sentirnos lo suficientemente válidas para lograr ponerlas a circular en nuestro entorno inmediato de manera colectiva y comunitaria. Lo que vivimos las mujeres y las personas menstruantes, no llegamos a validarlo, siempre creemos que es algo que nosotras nos inventamos.
Que las instituciones te expliquen como funciona tu ciclo menstrual, no es una herramienta que te facilite o explique realmente la forma de sentirte válida con lo que experimentas… Se necesita algo más y ese algo más puede y debe ser una comunidad de personas menstruantes que validan lo que tú estás viviendo.
¿Qué efectos tiene la píldora sobre la menstruación de la mujer?
Voy a responder a esto como pedagoga, no como ginecóloga o endocrina. La píldora lo que hace es inhibir la ovulación y la ovulación resulta fundamental para nuestra salud mental, física y emocional. La ovulación no solo tiene utilidad para tener churumbeles, nuestra química hormonal no solo tiene la función de reproducirnos, esa visión reproductivista del ciclo menstrual parte de una mirada misógina que nos ha roto en mil pedazos. A un hombre Cisgénero jamás le diríamos: «como no vas a ser padre es mejor que te quitemos la testosterona», no se nos ocurriría… Pero en nuestro caso sí ofrecemos nuestro cuerpo como si fuésemos una bombilla que se enciende y se apaga, pero apagarla tiene consecuencias y estas se deben explicar. Entre otras cosas y de forma fundamental, la píldora inhibe la ovulación y por tanto cuando tomamos la píldora no menstruamos, esto es algo que hay que saber y que la mayoría de personas menstruantes no tenemos ni idea de este hecho porque los profesionales de la salud no nos lo explican.
Para mí el gran efecto de la píldora es el efecto cultural y social de creer que nuestro cuerpo es susceptible y deseable de ser encendido y apagado, el efecto que dice que nuestra química es deseable que sea eliminada, porque no la necesitamos. Esto sigue siendo contemplar nuestro cuerpo de una manera reproductivista, como si fuésemos simples máquinas reproductivas o animales de granja.
Con el apellido mujer van intrínsecas una serie de violencias y una forma de ubicarnos en el mundo que hace que sobre nosotras recaiga el peso reproductivo
¿Se está abusando del uso de la píldora desde edades muy tempranas?
Hay documentación y estudios suficientes que hablan de la relación entre la tasa de suicidio y la ingesta de hormonas sintéticas. Lo que me preocupa especialmente es que se de la píldora para tratar enfermedades que esta no va a curar, por ejemplo, si tienes un síndrome del ovario poliquísticos te la recetan sí o sí, pero es que la píldora no va a curar el síndrome del ovario poliquísticos, ni tampoco va a curar la endometriosis, se está abusando de la píldora como un parche.
Se ha de investigar porqué la menstruación cursa con dolor y se ha de investigar de cara a eliminar ese dolor y no simplemente poner parches… A nadie se le ocurre poner una pegatina en su coche cuando salta un piloto que avisa de que algo va mal, nadie haría eso con el único objetivo de seguir conduciendo hasta que se estrellase, pero esto es lo que estamos haciendo con la píldora. Estamos utilizando la píldora como una cura, cuando no es una cura. Se puede utilizar para determinadas afecciones durante un tiempo determinado, mientras se investiga o se buscan otros tratamientos, pero no es la panacea ni mucho menos.
En muchas ocasiones estamos matando moscas a cañonazos y trasladando a las nuevas generaciones menstruantes, a través de una mirada misógina, que su química no sirve para nada. Esto obedece a un mensaje cultural y político muy determinado.
¿Deciden realmente las mujeres por sí misma su método anticonceptivo o en la mayoría de casos existe una presión social y de su entorno masculino cercano?
Generalmente de primeras te van a recomendar siempre la píldora. Pongo un ejemplo, personalmente con 17 años acudí con mi madre a pedir un diafragma y el ginecólogo me preguntó si sabía donde se ponía esto… Que eso era algo del tercer mundo y que aquí se utilizaba la píldora porque era mucho más efectiva. Esto fue en el año 2001, pero me consta que sigue sucediendo.
No decidimos por nosotras mismas, si consideramos el decidir por nosotras mismas el que nos proporcionen toda la información. No digo que la píldora sea buena o mala, pero deberíamos recibir más información, analizar los casos en los que se usa e investigar otro tipo de anticonceptivos, ¿por qué somos nosotras las que perdemos calidad de vida? La píldora masculina se rechazó porque mermaba la calidad de vida de los hombres, pero nosotras hemos aceptado una calidad de vida muy inferior desde hace mucho tiempo y no parece pasar nada.
¿Debe estar asociada la menstruación siempre al dolor?
La menstruación que cursa con dolor se llama dismenorrea, la clínica tiene un nombre específico para ello. La menstruación no es igual al dolor, aunque por nuestra cultura judeocristiana la asociemos al versículo 3:16 del Génesis y todos estos procesos se hayan vinculado tradicionalmente al dolor.
No, la menstruación no tiene que doler y si duele resulta necesario investigar. Me fastidia que hablemos continuamente de combatir la pseudociencia, pero cuando una acude al médico con un dolor producido por la regla que quizás no nos permite ni movernos, la respuesta sea: «es que eres mujer, es normal». ¿Qué usa este medico para decirte eso? ¿La Biblia? No puede ser, lo que hay que hacer es investigar.
Uno de los problemas en la detención de la endometriosis es que se tardan entre seis y ocho años en poder dar con un diagnóstico debido a que está generalizado dentro de la clínica -debido a nuestra cultura judeocristiana- que la menstruación y el dolor son sinónimos. Esto no ha de ser así y debemos de salir a la calle a exigir que se investigue y a exigir nuestro derecho a que exista una ciencia que recoja nuestra diferencia.
Doctoras como Enriqueta Barranco o la Doctora Carme Valls-Llobet, llevan desde los años setenta haciendo activismo desde la clínica para lograr que esto se cumpla. No, la menstruación no debe doler y si duele debemos investigar, proveer información y cuidados y cambiar el sistema económico para poder generar nuevas políticas.
¿Son de conocimiento general entre la mayoría de mujeres los diferentes métodos para regular su ciclo menstrual?
No, el propio término de regular el ciclo menstrual tiene su aquel… A ver, la regla es la menos regla de todas, tal y como dice la Doctora Barranco. Si ovulamos, nuestro ciclo ya es regular, no somos irregulares. Un mes puede ser de veintiséis, otro mes de treinta… La regla solo es irregular cuando no ovulamos y de esto no tenemos ni idea. De nuevo estamos viviendo a través del relato de como otros han contado nuestra experiencia menstrual, ser regular no es tener la regla cada veintiocho días, ser regular significa ovular todos los meses o casi todos los meses.
Y sobre los diferentes métodos, pues no, no los conocemos. De hecho, ni siquiera en muchas ocasiones conocemos que el estrés, la alimentación basura o la falta de sueño que alcanzamos en este sistema productivo también afectan al ciclo menstrual.
Nuestra química hormonal no solo tiene la función de reproducirnos, esa visión reproductivista del ciclo menstrual parte de una mirada misógina que nos ha roto en mil pedazos
¿Debe suponer necesariamente el ciclo menstrual el cese momentáneo de la actividad sexual?
Sí claro, sí se puede, pero hay a personas a las que les apetece más y a personas que les apetece menos. Existen estudios que señalan que podría no ser bueno para la expulsión de la sangre, pero realmente no están contrastados, así que… Lo que sí es muy bueno, es que cuando menstruamos y tenemos orgasmos, esto funciona como un analgésico natural, esto resulta maravilloso.
Cada una puede disfrutar y hacer lo que quiera, pero es importante señalar que si vas a tener sexo con penetración heterosexual, utilices algún método de barrera. Ya que obviamente puedes quedarte embarazada.
¿Convierte la menstruación a una persona en mujer?
No, la menstruación no convierte a una persona en mujer, el género es una categoría social, es una construcción cultural y en absoluto menstruar te hace mujer. La experiencia menstrual va mucho más allá, es cierto que el género mujer sí tiene una serie de componentes políticos, sociales y culturales que afectan a como vivimos la menstruación, no es lo mismo ser un hombre trans que menstrúe, que ser una mujer cisgénero que menstrúe, las condiciones son diferentes, pero en absoluto menstruar te hace ser mujer.
¿Supone el fin de la menstruación el inicio de una nueva etapa de tabúes y miedos para la mujer?
Yo diría que supone una nueva etapa de tabúes y miedos para la sociedad. La menopausia se basa en el concepto de que si una no es fértil ya no sirve… Simplemente es una continuación del tabú inicial de ser mujer.
Con el apellido mujer van intrínsecas una serie de violencias y una forma de ubicarnos en el mundo que hace que sobre nosotras recaiga el peso reproductivo, un peso que no recae sobre los cuerpos con pene. Esta capacidad al final nos termina condenando, no por la capacidad en sí, sino por como la sociedad valora y categoriza esta capacidad que no tiene precisamente el creador de esta cultura.
¿Resulta necesaria una mayor educación menstrual?
Absolutamente, se necesita una educación menstrual empezando por las personas adultas que somos el principal ejemplo de las más pequeñas. Necesitamos educación menstrual y me refiero a algo más que ir a una clase y ponerse delante de una pizarra, necesitamos toda una nueva cultura y con esto también hablamos de política, economía…
¿Se encuentra nuestro sistema sanitario realmente preparado y orientado para resolver las posibles complicaciones del ciclo menstrual?
No, en absoluto. A día de hoy existen cada día más enfermeras y comadronas muy interesadas y que hacen un gran trabajo, también unas cuantas ginecólogas y endocrinas, pero deberían existir médicas de cabecera, psicólogas, psiquiatras…
Pero todavía nuestro sistema sanitario no está preparado para resolver las posibles complicaciones del ciclo menstrual, ante cualquier dolor lo primero que harán es recetarte la píldora, por lo que nos queda mucho camino por delante, aunque me consta que quienes intentan cambiar esta situación están siendo unas titanas.
A día de hoy, seguimos nombrando lo que sucede en nuestro cuerpo a través del relato de la heteronormatividad patriarcal
¿Tienen actualmente las mujeres del estado español derecho al acceso a tener una higiene íntima digna independientemente de su clase social?
No, existe la pobreza menstrual y existe en nuestro país. En España tenemos una organización llamada Menstruación digna, que atiende tanto a refugiadas, como a personas que viven en la calle. Es muy importante por tanto tener en cuenta nuestros privilegios a la hora de hablar de la higiene íntima, ver como construimos el discurso desde nuestros privilegios en estas realidades. Por ejemplo, para usar la copa menstrual, necesitas un mínimo acceso al agua o al jabón, unos recursos al que muchas personas menstruantes no tienen acceso. Existe la pobreza menstrual y de ahí que yo señale que no se trata solo de educación menstrual, sino que esto también tiene que tocar la economía. Debemos tener también en cuenta el porcentaje de IVA que pagamos por estos productos, estamos cargando un peso extra en este sentido.
¿Supone el ciclo menstrual una carga impositiva extra contra las mujeres?
Sí, sin duda el ciclo menstrual supone una carga impositiva extra porque tenemos que pagar este plus en nuestra economía. Menstruar en nuestra sociedad, en el estado español, está considerado un lujo, ya que tenemos que pagar un porcentaje de IVA superior al de un bien de primera necesidad, que es lo que realmente debería ser para nosotras.
¿Qué soluciones políticas considera serían necesarias para evitar esta carga impositiva extra?
Necesitamos un debate abierto, serio y transversal, no un debate manipulable o de opinológos de Twitter. Necesitamos un trabajo serio desde todos los cuerpos que menstrúan, construido por diferentes vías y categorías, partiendo de lo particular para ir a lo colectivo. Tenemos que generar espacios en los que podamos trasladar nuestras experiencias menstruales particulares y moverlas a lo colectivo, se trata de mejorar las condiciones para poder menstruar de forma sana en nuestra sociedad. Resulta necesario comprender que la menstruación es un hecho cultural y político y comenzar a darnos cuenta del verdadero lugar que ocupa la menstruación en la sociedad. Debemos reconocer los propios cuerpos y experiencias, para no volver a caer en el error de una vez más intelectualizar y vender el discurso al sistema neoliberal… No se trata de tener cursos, influencers y pegatinas, necesitamos vivir el hecho menstrual más allá del patriarcado.
¿Qué opina de los anuncios de compresas?
Son un reflejo de nuestros tabúes más íntimos, no se trata tanto de que la publicidad nos manipule, sino que nos ofrece algo que podemos aceptar o no. Siempre hago esta pregunta: ¿comprarían mi libro si la portada fuese una compresa llena de sangre?
Es normal tener esta serie de sentimientos contradictorios acerca de la menstruación, ya que son muchos años viviendo esta experiencia desde la suciedad, la angustia y una experiencia llena de tabúes y vergüenza. Los anuncias evidencia el nivel en el que actualmente nos encontramos en este sentido, el tabú menstrual existe y está en nuestras cabezas y nuestras bragas.
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