Entrevista a Pablo Hasel: «Todo artista puede fortalecer el proceso revolucionario»

«Poniendo parte de su arte a disposición de la causa»: Ekida habla con el artista comunista sobre el papel del arte revolucionario, a un año de su encarcelamiento

Ekida

Se ha cumplido un año desde que el artista comunista Pablo Hasel fue encarcelado por sus posiciones políticas. Actualmente lo tienen en la cárcel de Lleida, desde donde ha respondido a nuestras preguntas sobre su caso y la función política revolucionaria de los artistas y su producción.

Te encarcelaron, hace un año, acusado de varios delitos, entre ellos «enaltecimiento al terrorismo» y «calumnias e injurias a la Corona». La detención tuvo una respuesta rápida y contundente en las calles, lo que desencadenó uno de los más grandes procesos de movilización que se ha visto en el Estado Español en los últimos años. ¿Cómo ves tu encarcelamiento, ahora que ha pasado un año? ¿Cómo entiendes aquellas movilizaciones?

El objetivo de mi encarcelamiento es principalmente el de aterrorizar para que menos personas se incorporen a la lucha y denuncien lo que he denunciado. También es un castigo vengativo por haber continuado sin someterme tras tantos años de constante acoso represivo o linchamiento mediático. Por una parte, al estar en la trinchera del arte revolucionario, es un intento de acabar con lo poco de este que sobrevive. Un aviso a quienes se atrevan a crearlo. Saben el potencial que tiene para elevar la conciencia y con semejantes condiciones objetivas, lo temen muchísimo. De ahí que mientras nos reprimen, pongan más empeño que nunca en fomentar a todas horas un arte más degenerado que nunca para alienar y alejar del camino revolucionario.

Por otra parte, al no limitarme a luchar con el arte y estar organizado participando en numerosos frentes, también es una condena para atacar directamente a la organización.

En cuanto a las movilizaciones, aprovecharon una época de gran desmovilización para intentar evitar la respuesta. Por ello lo que sucedió aún tiene más valor. Los medios mercenarios mintieron para ocultar que el encarcelamiento era por música y tuits para que no se evidenciara la ausencia de libertad de expresión y hubiera menos escándalo o movilización. También desataron una fuerte campaña de criminalización y desprestigio contra los manifestantes y contra mí.
Acompañado del intensificado terror policial con intimidaciones, prohibición de manifestaciones, detenciones, palizas e incluso la mutilación de un ojo por disparos de balas de foam, encarcelamientos, etc. Pese a todo, las movilizaciones fueron masivas, por muchísimas decenas de localidades, muy combativas en algunos casos y especialmente prolongadas en Catalunya por las recientes experiencias de lucha y represión tan generalizada.

Esa respuesta fue posible por el elevado nivel de hartazgo, por el trabajo diario tan valioso de varias organizaciones, por el despliegue solidario de los días previos y por haberme quedado aquí desafiando al Estado.

Todos esos factores, sumados a que la condena era por una amplia denuncia, hicieron que no solo se reivindicara la libertad de expresión en esas movilizaciones. También se defendían muchos otros derechos y libertades, se señalaba a todo el Estado, se reivindicaba bastante la Amnistía total, etc. Se concebía que era un grave e intolerable ataque a las libertades colectivas, no solo contra mí.

Por todo ello supuso un salto cualitativo ante el que el régimen se puedo muy nervioso (la reunión urgente y alarmada de la Patronal en Barcelona daba fe de ello) lanzando ataques tan furibundos para frenarlo. La falta de más organización y combatividad impidió que tuvieran más continuidad y se pudiera lograr más, por ejemplo, forzando a que derogaran los delitos de expresión con los que nos encarcelan. Pero se logró dar mucha más visibilidad al mensaje que tratan de silenciar, a los presos políticos, reducir el individualismo, desenmascarar al Estado, fomentar la solidaridad y la organización, etc. Que no es poco.

El discurso derechista te tacha de terrorista; nada nuevo. Pero el ala supuestamente progresista y de izquierdas del parlamentarismo burgués también se empeña en despolitizar las causas políticas de tu encarcelamiento. ¿Tú cómo entiendes tu condición de preso?

Objetivamente soy un preso político, pero Unidas Podemos y sucedáneos de la misma calaña no reconocen la existencia de presos políticos para blanquear al Estado que sostienen. Tras mi secuestro intentaron desmovilizar con más falsas promesas respecto a eliminar los delitos de expresión y liberarme. Estos farsantes no solo no han derogado leyes represivas, sino que encima las han ampliado como demuestra la aprobada «ley Mordaza Digital», la gestión del Estado de alarma o la «Ley de Seguridad Nacional» que preparan. La profundización en el recorte de libertades es palpable. Demostrando que no hace falta que PP y VOX compartan gobierno para ello, ya se encargan estos esbirros de la oligarquía. Además, imponen estas y otras políticas antipopulares con mayor facilidad al generar menos protestas y rechazo si se hace en nombre de la «izquierda».

Cuando debería suceder todo lo contrario, al ser mucho más grave. Resulta vergonzoso e intolerable que aún exista demasiada complicidad con este gobierno entre varios movimientos sociales. Semejante aumento de la miseria y de los precios de las necesidades básicas probablemente provocaría revueltas con un gobierno del PP y VOX. Urge denunciar alto y claro a estos enemigos de clase.

Durante la historia de la lucha de clases los artistas y su producción han cumplido importantes funciones políticas para el proyecto comunista. ¿Qué potencial crees que tiene la música (y el arte en general) como medio político en el proceso revolucionario?

Sí, y por ello fue muy valorado. Hoy aún hay que aguantar a supuestos comunistas hablando como si no fuera un trabajo. Es la concepción que extendió el fascismo, pero solo contra los artistas antifascistas. Los fascistas tenían y tienen muy en consideración a los artistas que están a su servicio. El arte revolucionario tiene un gran potencial porque transmite un contenido de una forma muy accesible. Además, al hacer sentir anima a luchar. Históricamente también ha quedado demostrado que las emociones juegan un papel fundamental en todo movimiento.
Lógicamente los grandes agitadores han sabido transmitir. Como dijo el artista comunista y ex preso político Pepe Balmón: «Para luchar contra las injusticias, primero te tienen que doler».

El arte tiene un gran poder –que conocen bien los poderosos– para elevar la conciencia o, todo lo contrario. Tanto a lo largo de la historia como actualmente hay incontables ejemplos de cómo los opresores reaccionarios lo han utilizado como arma contra causas progresistas.
Los comunistas albaneses cuentan en la historia del Partido del Trabajo que durante una época el principal ataque contra el socialismo fue a través del arte y la cultura por su enorme eficacia a la hora de transmitir ideología burguesa. De ahí que llamaran a dar mucha más importancia al que defendía el socialismo.

El artista y militante comunista Sánchez Casas apelaba al «arte de urgencia» ante la enorme necesidad de un arte que refleje la cruda realidad y llame con fuerza a transformarla cuanto antes. Él, junto a otros artistas comprometidos, fundó Pueblo y Cultura para fomentar la unidad y el arte al servicio de la causa popular. Por su potencial y función recibió fuertes golpes represivos. Bienvenidas sean iniciativas como EKIDA que también tienen claro que el arte y la cultura son una pata imprescindible de todo proceso revolucionario. «Parte de su engranaje», en palabras de Lenin.

Se ha generalizado la figura despolitizada y mercantilizada del artista, incluso en los ambientes más alternativos y progresistas. ¿Cómo entiendes la función del artista y su compromiso? ¿Qué papel debería jugar el artista en el proceso revolucionario?

Todo artista sirve a la causa revolucionaria o a la perpetuación del capitalismo, no existe el arte apolítico o «por encima de las clases» que pregonan tantos. El artista que no se opone a tanta barbarie está contribuyendo a perpetuarla, aunque tampoco se posicione en su defensa.
Sin esa complicidad tan generalizada no estarían tan normalizadas numerosas atrocidades y se opondría más resistencia.

Todo artista puede fortalecer el proceso revolucionario poniendo parte de su arte a disposición de la causa, aprovechando su altavoz o influencia (por pequeña que sea) para darle eco, animando a otros artistas a que se involucren, etc. Está muy extendida la posición individualista de que no tenemos ninguna responsabilidad. Pero sí, la tenemos, como cualquier otra persona y más si tenemos seguidores.

Con esto no estoy cayendo en el izquierdismo disparatado que sería pretender o exigir que todo artista tenga un nivel elevadísimo de compromiso. Otra cosa será cuando el socialismo esté muy desarrollado… Pero hoy por hoy hay unos mínimos que podemos demandar a quienes no se posicionen abiertamente con los capitalistas. Queda muchísimo trabajo por hacer, el panorama aún es bastante desolador. Pero se han producido algunos avances y soy optimista, tanto por los que persistimos (cada día más) como por lo que dice el preso político comunista Lucio García Blanco de que «las condiciones objetivas vienen en nuestro auxilio…». Aprovecharlas está en nuestra mano y el arte y la cultura ofrecen incontables posibilidades para avanzar.

Gracias por la entrevista. Saludos cargados de esperanza roja.

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