Miguel Urbán: “Lo que necesitamos es exhumar al franquismo de nuestras instituciones”

Liberales, socialistas y populares han hecho una política profundamente xenófoba, de estigmatización de la población migrante, que, al final, también es gasolina electoral para el auge de los partidos de extrema derecha.

Por Angelo Nero

Miguel Urbán (Madrid, 1980), eurodiputado de Anticapitalistas, continua el camino emprendido con “El viejo fascismo y la nueva derecha radical” en 2014, en la búsqueda de claves para entender –y también para combatir- a esa extrema derecha que ya está en los parlamentos y en las calles, con “La emergencia de Vox: Apuntes para combatir a la extrema derecha española”, en 2019.

Un libro en el que hace un pormenorizado recorrido por la evolución de las derechas emanadas del franquismo, cuyas últimas expresiones define como post-fascistas. Una lectura precisa para aquellos que quieren conocer las claves del auge de la extrema derecha, no solo en el estado español, y que quieren herramientas para enfrentarla.

¿Qué ha pasado para que la ultraderecha, que percibíamos como algo residual o que quizás permanecía dormida en el seno del PP, se haya convertido en la tercera fuerza política de España?

Yo creo que teníamos una visión muy distorsionada. Durante mucho tiempo hemos visto al estado español como una anomalía, en el sentido en que, a diferencia de otros estados europeos, nosotros no teníamos un partido propiamente de extrema derecha, con representación parlamentaria en el Congreso. Si, teníamos parlamentarios de extrema derecha en el Congreso, pero no teníamos un partido como tal.

Esto ha respondido a una realidad, y es que ha habido, desde la transición, una permeabilidad de la extrema derecha, algo que algunos autores, y a mí me parece una buena definición, definen como una “presencia ausente”, una presencias social en el debate, en la calle, incluso todo lo que fueron las protestas contra la primera legislatura de Zapatero.

Yo creo que ejemplificaron muy bien toda la movilización de un substrato social de la extrema derecha que, hasta el momento, tenía en el PP un partido congelado, y eso está muy vinculado con el modelo de transición, con el modelo de constitución de una derecha hegemónica muy particular, que nada tiene que ver con sus homólogos democristianos europeos, donde convergía, hasta ese momento, sectores muy importante de la extrema derecha.

De hecho, es muy ejemplificante que VOX no deja de ser una escisión del Partido Popular. El Frente Nacional, la Liga, no son escisiones de la derecha, justamente, en esos países, sino que son construcciones al margen de la propia derecha tradicional. Eso no es VOX. Vox se ha desgajado de una parte de la derecha, en su versión más radical, más extrema, pero ya existía públicamente.

La gran diferencia, y no es menor, es que el altavoz y la capacidad de permear la agenda pública es mucho mayor con una representación independiente y propia, que dentro del Partido Popular, donde habían estado hasta ese momento.

Tú tienes un gran conocimiento de los movimientos de extrema derecha en Europa, y de cómo ha ido creciendo su protagonismo en los últimos tiempos, en países como Hungría, Grecia, Francia, Polonia o Italia, ¿Qué características comunes y qué diferencias hay entre estos movimientos, y cuales son más afines a VOX? En la extrema derecha española hay componentes análogos a esa derecha reaccionaria europea, como la islamofobia y el rechazo a la inmigración, al feminismo o a los derechos del colectivo LGTB, ¿por encima de todo esto, podríamos decir que lo que les une es un programa económico común, o aquí hay diferencias?

Si y no. Yo creo que tenemos que entender que estamos en un fenómeno de una ola reaccionaria global, no podríamos hablar solo de Europa, hay que hablar de Estados Unidos, hay que hablar de América Latina, hay que hablar de procesos análogos en la India, en Filipinas, en Turquía, o sea que estamos ante un proceso global.

Que tiene elementos comunes, pero también tiene diferencias, tiene diferente familias. Le Pen y Abascal no son lo mismo, no representan lo mismo, aunque puedan ser representantes de esa ola reaccionaria global, pero, por ejemplo, no comparten grupo parlamentario en el Parlamento Europeo, son dos grupos políticos distintos.

Yo creo que VOX tiene más que ver con Orbán, en Hungría, o con el partido Ley y Justicia de Kaczyński, en Polonia, o con Fratelli d’Italia, de Meloni, que con Salvini, con Le Pen, con Alternativa por Alemania o con el FPÖ austriaco.

¿Qué diferencias hay? Bueno, podríamos ver, a groso modo, yo creo que el énfasis en la cuestión más conservadora, en lo moral es más tendente en la corriente donde se encuadra VOX. Todo el tema del neo fundamentalismo cristiano y demás, está mucho más presente en VOX que en Le Pen o en Salvini, ¿no?.

Todo el elemento reaccionario anejo, también, la retórica de VOX es una retórica mucho más neoliberal que la que puede tener Le Pen, que puede hablar más de un cierto chovinismo del bienestar, de unos ciertos derechos sociales para los franceses, aunque luego sea falso en algunos puntos. Si que hay una cierta retórica social en Salvini, en Le Pen, que no vas a encontrar en Orbán, que no vas a encontrar en Kaczyński, que no vas a encontrar en Abascal.

Eso es importante. Luego, evidentemente, hay muchas cuestiones en común, el tema de la inmigración, la islamofobia, el autoritarismo y demás. Así a grandes rasgos, sin entrar en mucho debate.

El tema de los migrantes le ha dado mucho juego a la ultraderecha, pero ¿por qué desde la izquierda no se da una propuesta alternativa para afrontar este problema, y se siguen tomando las mismas políticas migratorias de la derecha?

Depende que izquierda, ¿no?. Eso es así. Si tú hablas, si catalogas al Partido Socialista como izquierda, es verdad que nadie ha hecho leyes o políticas anti inmigratorias que el PSOE en España, de hecho VOX se queda como una copia barata.

Yo recuerdo a Santiago Abascal diciendo: “Hay que levantar un muro”, ¿Qué pasa con Ceuta y Melilla? Hay un muro más grande, incluso, que el que ha levantado Trump en la frontera con México. “Hay que llevar el ejército a la frontera”, ¿no lo ha llevado ya el gobierno español  con el Partido Socialista?. “Hay que disparar a los que intenten cruzar la valla”, ¿no lo ha hecho ya el Partido Socialista?. Los Centros de Internamiento de Extranjeros… Tenemos una serie de elementos: las expulsiones en caliente, las expulsiones masivas, la negación del derecho al asilo, eso se ha aplicado por parte del gobierno socialista.

Ahora mismo estamos viendo una de las políticas más regresivas en cuestión migratoria, se está dando por parte de un gobierno socialdemócrata en Europa, el gobierno danés, de la socialdemocracia danesa. Con lo cual, estamos asistiendo a una cierta “lepenización de los espíritus”, estamos con la gran capacidad que ha tenido la extrema derecha, incluso en nuestro país antes de existir VOX, independientemente, digo como partido propio, con la capacidad de marcar la agenda política en temas de seguridad ciudadana, en temas anti inmigración, en ciertos elementos que son fundamentales.

La construcción de una Europa fortaleza, no se entendería sin la construcción de esa extrema derecha. Pero quien ha legislado no es la extrema derecha, es el extremo centro. Liberales, socialistas y populares, que han hecho una política profundamente xenófoba, de estigmatización de la población migrante, que, al final, también es gasolina electoral para el auge de esos partidos de extrema derecha.

Con lo cual, ellos han hecho esa política. ¿Se puede hacer otra política? Evidentemente. Se puede hacer otra política, porque en otros momentos se ha hecho. Es una locura, hace 25 años la valla de Ceuta y Melilla no existía, era la propia Guardia Civil la que patrullaba, había algo parecido a un cercado de vacas, no había estas vallas, no eran necesarias.

De hecho, no se podría entender la política migratoria de una forma restrictiva sin Schengen, sin una Europa sin fronteras, que era lo que se nos estaba planteando, cuando hemos hablado de corredores humanitarios, los corredores humanitarios se hicieron, por ejemplo, con la guerra de los Balcanes, y era la Unión Europea, y se practicaron y se demostró que se podían hacer.

¿Por qué no se hacen ahora mismo? Porque hay una presión político, pero, fíjate, un dato, que a mí me parece muy significativo: cuando entró Sánchez, después de la moción de censura, decide acoger al Aquarius, cuando Salvini, en Italia, estaba cerrando puertos. Esa medida, que era una medida totalmente de postureo, simplemente de cara a la galería, demostraba que era capaz, que se podía hacer otra política migratorias, diferente a la que habíamos visto hasta ese momento, con lo cual se puede hacer, pero hay que tener voluntad política, y no vemos una izquierda en el gobierno con voluntad política, de hacer una política distinta.

El ejemplo más paradigmático en los últimos meses es lo que hemos visto en Ceuta y Melilla. En Ceuta sobretodo.

A todo esto hay que añadirle un marcado acento revisionista, un ataque frontal a todo lo vinculado con la Memoria Histórica, ya que entienden, a menudo mejor que nosotros, que esta Memoria es también Antifascista, ¿está ganando VOX la batalla del relato de nuestra historia en amplias capas de la sociedad, ayudado por esos medios de comunicación que forman lo que llamamos la Brunete mediática?

De hecho, todo ese revisionismo histórico ultra, ese combate por la historia, viene de antes de Vox. Lo tenemos que entender en lo que fue el marco de la lucha política de la legislatura de Zapatero, cuando se crea la primera Ley de Memoria Histórica, y vemos a Cesar Vidal, Pio Moa, a todo un aparato contra hegemónico en ese momento, por parte de la derecha, por el cual intentan hacer, o reafirmar, una lógica del franquismo. El franquismo siempre tuvo una obsesión que fue legitimar su alzamiento, que fue legitimar su golpe de estado.

La derecha vuelve, a partir del 2004, 2005, 2006, en esa misma lógica, en esa misma retórica, ¿Cuál es esa retórica? El golpe de estado empezó en el 34, empezó en Asturias, empezó con el Partido Socialista, empezó con el levantamiento cenetista, esa lógica que hereda VOX y recoge de una forma mucho más consecuente de lo que había hecho el Partido Popular, y lo hace un leif motive de su línea política.

Es muy sintomático que la primera propuesta de ley que registra en el Congreso VOX cuando, por primera vez, entra en el parlamento, sea cargarse la Ley de Memoria Histórica de Zapatero, con todo lo insuficiente que es, y nos hablan de una ley de concordia.

Para ellos el tema de la Memoria, del combate por la historia, de, en cierta medida, la legitimación del golpe de estado y de la dictadura, es un elemento clave en su política, pero yo no creo que estén ganando el relato, yo creo que ese relato está en disputa.

Y por eso cuestionar la transición, cuestionar el elemento el régimen del 78, cuestionar el elemento central de la transición, que se resume en una palabra que es impunidad, la impunidad del franquismo y de sus crímenes, y el acceso a la justicia es un elemento clave que el Partido Socialista se niega a afrontar, se niega a aceptar.

Hemos visto un anteproyecto de Ley de Memoria Histórica, que da pasos interesantes, en muchos aspectos, pero sigue, una vez más, justamente suspendiendo en el elemento central, que es el elemento de la justicia, el acceso a la justicia, y el juzgar al propio franquismo, y, en cierta media, depurar todo ese franquismo que todavía queda.

Está muy bien exhumar a Franco del Valle de los Caídos, pero lo que necesitamos es exhumar al franquismo de nuestras instituciones.

Con la entrada en el gobierno de Unidas Podemos se ha desactivado a esa izquierda que impugnaba el régimen del 78, y esto todavía ha dado más alas a la ultraderecha. Al margen de la izquierda soberanista, que sigue dando sus propias luchas, ¿Qué queda de la izquierda estatal y qué papel jugará Anticapitalistas en su reestructuración que ya está asumiendo nuevas fórmulas como en Andalucía?

Ahora mismo, en el momento en el que estamos, es un momento de fin de ciclo, del ciclo iniciado el 15M, para mí la entrada en el gobierno de Podemos supuso el fin de ciclo inaugurado en el 15M. Estamos en ese interregno, en esos tiempos en donde no termina de nacer un nuevo ciclo, no termina de morir el antiguo.

Vemos una disgregación de la izquierda a nivel estatal, donde vemos una territorialización de esa izquierda, donde yo creo que Anticapitalistas apuesta sobretodo por -antes de hablar de reconfiguraciones de la izquierda, más allá de iniciativas territoriales como el caso de Adelante Andalucía, yo digo a nivel estatal- rearmarnos en lo social, rearmarnos en la política social, en volver a tomar las calles, en inaugurar un nuevo ciclo de movilizaciones, para que la crisis que viene, de la pandemia médica, que va a ser una pandemia social de consecuencias durísimas, no la vuelvan a pagar las clases populares. Rearmar ese ciclo de movilización.

Ahora mismo nosotros entendemos que es más importante que intentar unir los diferentes pedazos en un collage, en un cuadro, yo creo que esa unidad es necesaria, pero en la calle. Esa unidad en la calle y la apertura de un nuevo ciclo puede abrir diferentes oportunidades de reconfiguración política, donde Anticapitalistas intentará jugar un papel.

Yo creo que ha fracasado la hipótesis del Podemos por el que nosotros apostábamos, pero no significa que no entendamos que hay que volver a intentarlo.


Entrevista publicada en NR el 02/07/2021.

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