Entrevista a Magda Tagtachian (1ª parte): «En Rojava hay una necesidad de reivindicar estas mujeres anónimas combatiendo contra el patriarcado, en tantas partes del mundo»

Por Angelo Nero

Durante veinte años, Magda Tagtachian se dedicó al periodismo, desde las páginas del diario argentino Clarín, hasta que afloró la novelista que palpitaba en su interior, primero con “Nomeolvides Armenuhi”, en 2016, para continuar con “Alma Armenia”, en 2020, en las que el hilo conductor era el genocidio armenio, que padecieron sus abuelos, ese genocidio olvidado que tuvo sus réplicas a lo largo de todo el siglo XX, y cuyo último capítulo fue, está siendo ahora mismo, la agresión turco-azerí a la República de Artsakh. Con su tercera entrega, “Rojava”, la escritora argentina sale de las fronteras de la tierra de sus ancestros, y nos lleva al Kurdistán sirio, a ese territorio que asombró al mundo con el coraje de las combatientes kurdas de las YPJ, enfrentando a las hordas integristas del Estado Islámico, en la martirizada ciudad de Kobane.

Tus novelas tienen una carga histórica y política evidente, pero, a la vez, son historias con una fuerte impronta romántica, ¿cómo eres capaz de equilibrar la balanza para que no sea fácil de catalogarla dentro de un género concreto?

La verdad es que yo, escribiendo “Alma Armenia” y “Rojava”, me di cuenta que quizás estaba creando otro género, que sería algo así como geopolítica-romántica. Existe la novela histórico-romántica, o contemporánea-romántica, pero geopolítica-romántica la verdad es que nunca escuché, pero de eso tratan mis novelas. Yo creo que el amor y la política nos atraviesan a lo largo de la vida, no están separadas unas de otra, y los conflictos geopolíticos son los que han venido azotando al pueblo armenio desde antes de 1915, desde 1890 cuando empezaron las primeras matanzas, con el Sultán Rojo, que empezó a perseguir y a matar a los armenios, y que continuó en 1915, con el partido de los Jóvenes Turcos, el genocidio.

La cuestión geopolítica está presente hoy, en el Kurdistán, en Rojava, también, concretamente, y el fundamentalismo, que también ha estado presente, a lo largo de los años, aunque hoy se hace más evidente y más claro, o toma carne en el Estado Islámico, no es que antes no estuviera claro, pero hoy hay redes sociales y los fundamentalistas de ISIS, y los soldados turcos-azeríes decapitan armenios, decapitan a sus prisioneros ante la cámara, han filmado esas ejecuciones, y las suben a las redes.

En 1915 no había comunicaciones, y el Genocidio Armenio fue el primero del siglo XX, y quienes lo sufrieron, en su mayoría, lo callaron, como mis abuelos, pero nosotros hoy vemos las decapitaciones del Estado Islámico, y vemos, también las decapitaciones de los soldados turco-azeríes, vemos como entran a las casas de los armenios en Artsakh, como masacran a los abuelos, como intimidan a los jóvenes, chicos de catorce, quince años. Cómo pasó hace unos días en una carretera entre Armenia y Artsakh, con unos jóvenes que iban a jugar al futbol, desde Stepanakert a Armenia, y en un autobús que llevaba la bandera de Artsakh, en un acto claramente intimidatorio, los azeríes que ahora están en la zona detuvieron el autobús, y con cuchillos que semejan a los que usa el Estado Islámico, cortaron la bandera de Artsakh que estaba ploteada en la chapa exterior de la camioneta. Son todos actos intimidatorios.

A mí lo que me interesa de fundir la romántica, por llamarlo de alguna manera, con mis historias políticas, que tienen un contenido político muy evidente, por supuesto también está atado a un contenido histórico, van siempre de la mano. Bueno, la novela es entretenimiento, la novela te tiene que tomar de la solapa, y te tiene que conducir con una historia, desde la página uno hasta el final, y eso es lo que yo aprendí a hacer en mi oficio de periodista.

Por supuesto que si nos circunscribimos a la historia de amor, solamente, eso no son historias de amor que constituyan el lugar común, digamos, porque yo creo que el amor no es un lugar común. Todavía hoy estamos deconstruyendo que es el amor, y cuando digo amor me estoy refiriendo al amor de pareja, no al amor como fuerza constitutiva y que es realmente la que mueve el mundo, como el amor que yo sentí de mi abuela hacia nosotros, de la manera que nos protegió, como ella llevó adelante en su vida, su carga de ser sobreviviente, su carga de haberse callado lo que les pasó.

Entonces son varios ejes: el amor como fuerza constitutiva que mueve al mundo, que yo creo firmemente en eso, mi abuela lo demostró, aún sin haber hablado lo que le había pasado, pero viajaba a través de las comidas, a través de los silencios también, y yo todo eso lo descubrí de grande, ya con mi abuela fallecida, mi abuela falleció en 2004, a los noventa años. Y otra cosa es el amor de pareja, que me parece que en estos tiempos también está atravesado por el patriarcado, que estamos deconstruyendo en todo el mundo, las mujeres nos lo estamos planteando, y los varones también ¿Qué es el amor de pareja? Y si, realmente, es tan necesario, como fin en sí mismo. Bueno, un poco esa es la idea romántica clásica: se casaron, fueron felices y comieron perdices, dice el refrán. En mis novelas, eso no existe. El amor es fuerza constante en movimiento. Sea el amor de pareja o el amor constitutivo de una familia.

Y todo eso fundido con la geopolítica y con la historia. La verdad es que no me resulta difícil hacerlo. Me resulta algo muy orgánico, y me parece que tiene que ver con mis raíces, con la historia con la cual yo crecí de pequeña, porque yo a los siete años escuchaba a mis abuelos contar, con total naturalidad, que ellos se habían casado por un casamiento arreglado, y yo pensaba que todas las bodas debían ser así. No conocía otra cosa, porque mis padres no hablaban de ellos, de su historia de amor, y yo crecí con eso, aunque muchas veces lo pregunté, pero callaban, no era una época que se hablara. Yo crecí con esa historia, de mis abuelos que se habían casado porque sus padres lo habían decidido así, sin tener muchos detalles, aunque, por supuesto, se decía que mis abuelos se habían escapado de los turcos, que les perseguían, y que si mi abuelo hablaba en su aldea, en Aintab, en el sur de Turquía, hoy Gaziantep, si hablaba en armenio los turcos le cortaban la lengua.

Entonces, yo era una niña que a los siete años escuchaba estas historias, por eso es que todo esto creció de forma orgánica, dentro mía, y ahora sale en forma de novela.

Tu origen armenio está presente en cada una de tus letras, ¿La herida abierta por el Genocidio no deja de sangrar, también en la diáspora armenia?

El Genocidio va a ser siempre una herida abierta, el Genocidio Armenio, y todos los genocidios que no han sido reconocidos, como el Genocidio de Sinjar. Solo que el Genocidio Armenio ocurrió en 1915, pero va a seguir siendo, porque no haberlo reconocido, no haber condenado a los dictadores, al plan de neo-otomanismo que tiene hoy Erdogan, de reinstaurar el sultanato, el panturquismo. Y en la medida que eso no sea condenado, por los organismos de derechos internacional, en la medida que no sean condenados estos crímenes de lesa humanidad, se van a seguir repitiendo, como estamos viendo hoy en día en la invasión de Turquía del norte de Siria, los constantes ataques al pueblo kurdo, al pueblo yazidí, a los sirios del norte de Siria, y el permanente amedrentamiento que hoy continua, y no solo amedrentamiento, es limpieza étnica, que el dictador Aliev de Azerbaiyán, con el apoyo explícito de Turquía, sigue perpetrando, aún hoy, contra los armenios de Artsakh y de Armenia, del que daba ejemplos en la respuesta anterior.

Y en la diáspora la herida sigue abierta, porque la diáspora y Armenia es un mismo pueblo, nos sentimos hoy más hermanados que nunca con los armenios de Armenia, y eso también está presente en mi obra.

José Antonio Gurriarán, Virginia Mendoza, Xavier Moret, son algunos de los escritores españoles que nos han descubierto la historia y la geografía, física y humana, de Armenia, ¿conoces a algunos de estos escritores? ¿Cuáles son los autores que, en Argentina, han tratado de aproximarse a la cuestión armenia?

La verdad es que no los conocía, busqué sus obras, muy interesantes, son periodistas. Gurriarán falleció, Virginia vivió en Ereván, que interesante, y es una chica joven, y Moret es algo mayor que yo. La verdad es que hay mucho escrito sobre el Genocidio Armenio, no hay tanto en libro que sea ficción. A mí me parece que la ficción, como hablábamos antes, primero te apunta a otro público, más masivo, que busca novela, entretenimiento.

Si hay en el cine ficción que tiene que ver con el Genocidio Armenio, hay más popular. Mis libros son populares, son novelas, y las dos tienen alrededor de cuatrocientas cincuenta páginas, no es documental, no son testimonios, aunque si tienen una fuerte y amplia investigación periodística. En cinema hemos visto “Ararat”, película que me encantó, de Egoyan, “La sal de la vida”, muy buena, que habla también de la persecución turca a los griegos y a los armenios, y “La promesa” que es un film de Hollywood, que además empieza en la misma ciudad de donde es Alma, la protagonista de mi novela “Alma Armenia”. “La promesa” lo que posibilitó, hecha por esa superpotencia de Hollywood, es que mucha gente, por primera vez, entrara en contacto, les sonara “ah, los armenios, es terrible lo que pasaron”. Esto es lo que tiene el cine y las películas masivas.

Hay muchos escritores argentinos que se han aproximado a la cuestión armenia desde la no ficción, desde la ficción no conozco otra aparte de mí, aunque, por lo menos, es desde una editorial grande, aunque por ahí hay autopublicaciones. No sé si es muy elegante la respuesta, pero la verdad es que desde la ficción, en Argentina, no conozco a nadie. Tampoco conozco una ficción en el mundo que hable de Rojava, porque de hecho las busqué para hacer la investigación. Hay muchos en Argentina que hablan de la cuestión armenia, pero más que nada ensayos. Y tampoco en editoriales grandes, ese también es un tema, por la cuestión de la visibilización.

Las protagonistas de “Rojava” son tres mujeres, Nané, Alma y Tolhildan, con fuerte personalidad, en constante lucha contra las injusticias impuestas por los hombres, y también luchando con los sentimientos que las invaden, ¿hay en la novela una intención de reivindicar a esas mujeres anónimas que están combatiendo el patriarcado en tantas partes del mundo?

Sí. Por supuesto, hay una necesidad de reivindicar estas mujeres anónimas combatiendo contra el patriarcado, en tantas partes del mundo. Ese patriarcado que rige el mundo desde tiempos remotos, parece que es la gran deconstrucción actual, porque el patriarcado también da origen al fundamentalismo, entonces, estamos poniendo en valor a las mujeres. Creo que las mujeres, a lo largo de la historia, han sido silenciadas, las han denigrado, las han llamado brujas, cuando las brujas eran las grandes sabias, en la Inquisición. Creo que realmente las mujeres son las portadoras de una fuerza temeraria, que viaja en sus entrañas, esto es algo constitutivo, que yo he estudiado, y ha sido comprobado, a lo largo de la historia. Y siempre se ha puesto a la mujer en ese lugar delicado, como secundando al varón, y eso ha sido una manipulación de la historia también, y me parece que se está deconstruyendo ahora, muy lentamente, porque los cambios culturales llevan años, por no decir siglos.

Pero esto está expuesto en Rojava, donde, además de que es real, es muy cinematográfica, muy para novelar. Me interesa como se arreglan estas mujeres para ir a la lucha, como se maquillan, como usan su sensualidad, como un arma de guerra. Lo mismo las mujeres yazidíes que se sueltan el cabello, para detonarse entre los yihadistas, porque para ellos las mujeres yazidíes representan el diablo. Fíjate que manipulación del Corán, que cosa tan delirante, y a la vez que le confiere un poder que las mujeres aportamos, porque la historia de Arin Mirkan, como muchas otras que se detonan entre los yihadistas, cuando se ve cercada y se suelta el cabello, y se detona entre ellos y mata a 23 yihadistas –está la estatua de Arin Mirkan en Kobane- y hay una referencia a ella en la novela.

El trabajo de documentación para escribir esta novela, ambientada a miles de kilómetros de tu país, en un contexto político convulso, y con muchos actores sobre el terreno, no ha debido ser fácil, ¿en qué fuentes has bebido para hacerte con una visión general de la historia reciente del Kurdistán sirio?

Bueno, mira, he hecho entrevistas bastante importantes con gente que ha estado en el Kurdistán con los kurdos de Turquía también, que conocen muy bien la zona, algunos están en Argentina, otros están en el exterior, a unos los he podido nombrar en los agradecimientos y otros no. También he entrevistado mujeres argentinas, que han estado en el Kurdistán. He entrevistado, también están en los agradecimientos, algunos sí, otros no. Porque por una cuestión de bueno de protección de su identidad, me han pedido no aparecer. Y también entrevistado Patricia Gregorini, madre de Alina Sánchez, médica asistencialista que murió en una carretera de Rojava. Y también he consultado muchos medios como Kurdistán América Latina, como muchos medios de rojava que están disponibles en vía web. Hoy el mundo está globalizado y están disponibles, aunque no estén en la primera plana de los diarios, es otra cosa, pero están disponibles en Instagram, por ejemplo. Instagram es una gran es un gran vehículo para llegar a ese estado en la celebración del Newroz en vivo y en directo a través de las cuentas de los  kurdos, incluso he hecho algunas preguntas, pero claro, nos entendíamos, yo preguntaba en inglés. También he leído, he leído mucho, no ficción, ficción prácticamente no encontré. He leído para documentarme sobre, más que nada, sobre todo el intrincadísimo tema de la guerra civil Siria he leído mucho. He hecho entrevistas a expertos en política y geopolítica internacional, armenios de Líbano que viven aquí en Argentina, están allí, en los agradecimientos. He leído también alguna publicación de un sacerdote que vive en Siria, en Alepo. Es un sacerdote español. En una publicación que encontré en internet y me leí su libro muy interesante desde el punto de vista de la información.

Fue muy difícil reconstruir la Siria de 2019, entrevisté aquí en Argentina, a sirios, armenios que viven aquí y que han tenido que escapar de Siria y que sus familias viven aún en Alepo y me han contado el día a día en Alepo, justamente en 2019, yo investigue en 2020, pero hay poca bibliografía sobre 2019 de Siria. Y he leído otras otros libros, pero son todos de no ficción. De ficción sólo leí “Medianoche en Damasco” creo, pero bueno, tiene que ver con los servicios secretos en Siria, en Turquía, en Irak. Pero bueno, como para tener un contexto. Leí también “Yo seré la última” de Nadia Murad, la premio Nobel, mujer yazidí, muy interesante porque grafica muy bien todo el drama del pueblo yaizí. Pero bueno, ya te digo, todo es no ficción. De hecho, ficción prácticamente de este tema no encontré.

Escuchaba unos podcast también de unos españoles, internacionalistas en el Kurdistán, esos los escuchaba día a día, y día a día contaban los ataques de Tuquía. Muy increíble vivir la guerra en directo, el mundo está globalizado y si buscas bien con la computadora puedes viajar a cualquier lugar del mundo.

El genocidio armenio sigue siendo negado en Turquía, donde incluso intelectuales como Orhan Pamuk, Elif Shafak, Asli Erdogan y otros han tenido que exiliarse, mientras periodistas como Hrant Dink han sido asesinados. También el pueblo kurdo está siendo acosado militar y políticamente por el régimen de Recep Tayyip Erdoğan, con miles de presos, pueblos bombardeados y organizaciones políticas y sociales ilegalizadas. ¿El intento del estado turco por hacer desaparecer a los pueblos kurdo y armenio, los ha hermanado, como muestra la presencia de un Batallón Armenio en Rojava?

Los kurdos han sido utilizados durante el genocidio armenio como mercenarios para aniquilar a los armenios en 1915, pero hoy los kurdos y armenios tienen un mismo enemigo común que es el régimen de Erdogan, que nadie lo frena en la comunidad internacional, es muy tibia la condena y el pueblo kurdo, si bien son 40.000.000 en el mundo, sigue siendo una minoría. En Rojava han establecido una administración autónoma, pero están permanentemente amenazados, han construido su Ejército a fuerza de sangre y corazón, porque no tienen el apoyo de ninguna potencia internacional, la han tenido y se han retirado. Y Armenia es un país muy pequeño que está tratando de subsistir, si bien existe como república desde 1991. En Armenia viven menos de 3.000.000 habitantes, y tiene cerrada la frontera con Turquía, está en guerra con Azerbaiyán. Ahora está Rusia con una pata allí con un pie en Atsakh. Entonces el panorama, el concierto del equilibrio y el juego entre las potencias internacionales es muy delicado. Y en el medio están estos pueblos kurdos y armenios que sí pueden los fagocitan, entonces es por eso la que se han hermanado y están luchando contra un enemigo común que es Erdogan y estamos tratando de visibilizar al mundo esta cuestión. Algunos medios se están haciendo eco. Lentamente. Y confío en que esto pueda ser cada vez más visible.

Es algo que va a llevar tiempo y la novela ayuda mucho. Y la militancia también porque yo permanentemente lo estoy mostrando en redes. El domingo 26 de septiembre, fuimos caminando como lo hicimos el año pasado, cuando Azerbaiyán declaró la guerra contra Armenia y Artsakh, desde la embajada de Azerbaiyán a la embajada turca, aquí en Buenos Aires, e invitamos a todo el mundo a sumarse. La mayoría son armenios, nos gustaría que participara más gente que no fuera armenia. Algún día llegará el momento en que haya por igual porque si hubiera sido condenado el genocidio armenio, probablemente no hubiera existido el Holocausto ni todos los genocidios que vinieron después.

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