a raíz de las consecuencias de la guerra en cuanto a la pérdida de territorios, la población armenia reafirmó en su juicio la noción de que Artsakh era la garantía de seguridad de Armenia
Por Angelo Nero
Muchos habitantes de Shushi y de otros pueblos ocupados por Azerbaiyán han buscado refugio en Stepanakert, también nos consta que muchos han emigrado a Yerevan y a otros lugares. ¿Está cuantificado este éxodo forzado, y que tipo de ayuda están encontrando por parte de las autoridades armenias y karabajís?
Los registros indican que la población desalojada conformaba unas 40.000 personas. Hoy, la mayoría se ha asentado en Stepanakert; otra parte ha decidido permanecer en Armenia –Yerevan u otras regiones- y hay una cantidad pequeña que ha emigrado, especialmente a Rusia.
Los primeros meses, el gobierno de Artsakh llevó adelante programas de subsidios pagando un monto por ciudadano. Más tarde, este aporte fue destinado exclusivamente a los ciudadanos desalojados.
Por otro lado, luego de la guerra las familias desterradas tuvieron la posibilidad de acudir a un registro gubernamental para declarar sus patrimonios –inmuebles, negocios, etc- a los fines de ser recompensado por parte del gobierno.
En la actualidad, el gobierno de Artsakh continúa con la construcción de viviendas para los ciudadanos desalojados, en Stepanakert y en los pueblos.
En agosto de 2021 estuviste cubriendo el alcance de los ataques azerís a los pueblos fronterizos de las regiones Gegharkunik, Yeraskh y Syunik, en la República de Armenia. ¿Que situación te encontrarse en esos pueblos atacados, y en que situación se encuentra ahora esa zona?
Dentro del territorio de Armenia, estas son las regiones atacadas debido a que comparten la línea de contacto con Azerbaiyán. Desde el fin de la guerra, los límites del país, es decir su integridad territorial, ha sido trasgredida con la penetración de las tropas azeríes a partir del 12 de mayo de 2021 en Gegharkunik y Syunik. También se reactivaron los ataques hacia las posiciones militares armenias en la zona de Yeraskh.
Los pueblos de estas regiones se encuentran en una total situación de vulnerabilidad por su cercanía a las posiciones azeríes, que tienen a las poblaciones bajo su constante observación. La población de los pueblos fronterizos de Syunik, la provincia más grande Armenia, se han llevado la tajada más complicada en este contexto. La demarcación territorial encabezada por Azerbaiyán ha dejado por fuera tierras e incluso asentamientos civiles. Se registró un caso en el que el límite fronterizo atravesó el patio de una casa. A su vez, la carretera principal de sur tiene un cartel con la inscripción “Bienvenidos a Azerbaiyán” sobre territorio armenio y más adelante, se ha instalado un poste policial azerí que controla a todos los vehículos que atraviesan esa ruta interestatal, que también es la carretera que conecta a Armenia con Irán. Por esta razón, Armenia planteó una ruta alternativa para sus ciudadanos, pero se encuentra en malas condiciones.
En cierto modo, a raíz de las consecuencias de la guerra en cuanto a la pérdida de territorios, la población armenia reafirmó en su juicio la noción de que Artsakh era la garantía de seguridad de Armenia.
También has señalado la preocupación que hay sobre el futuro del legado cultural armenio en la parte ocupada por el ejército azerí, los monasterios, los jachkars, las bibliotecas… ¿Se está tomando algún tipo de protección sobre este patrimonio de la humanidad, o corre el mismo riesgo que lo que sucedió en Najizhevan?
Efectivamente, el patrimonio cultural armenio que se encuentra en territorios actualmente ocupados por Azerbaiyán corren riesgo de ser profanados. De hecho, el pasado 3 de febrero el Ministro de Cultura de este país publicó una declaración sobre la conformación de un grupo de trabajo especial encargado de “eliminar las huellas, letras e inscripciones ficticias escritas por armenios”. Esto tiene la explicita intención de borrar el patrimonio armenio y reforzar la idea de que nunca habitaron armenios en esas tierras, bajo el pretexto de una supuesta restauración de la cultura azerbaiyana.
No podemos calificarlo de otra manera que culturicidio. Su estrategia es preservar, por ejemplo, las iglesias armenias, pero borrando cualquier huella de su origen armenio y apropiándose de ese patrimonio. Eso incurrirá en una distorsión de la verdad histórica. La Catedral Surp Ghazanchetsots de Shushi es prueba de ello. Actualmente se encuentra cubierta con una estructura de vigas metálicas y una funda, pero puede verse la conversión de la cúpula cónica característica armenia por una semiesférica propia de una mezquita. Lo he visto desde el pueblo Shosh donde Shushi se ve en altura y perfectamente. Precisamente, sobre ese cañón, delante de la iglesia, hace unos años había adquirido un pequeño terreno con una casa semidestruida desde la primera guerra, y en su patio, he visto que han instalado un poste de control militar. Desde ese punto, se pueden ver las transformaciones sobre la infraestructura de Shushi.
Desde diferentes sectores de la parte armenia se han elevado reclamos a organizaciones como la UNESCO solicitando el resguardo de estos elementos culturales. Desconozco si ha habido alguna respuesta concreta al reclamo, pero según los principios básicos de esta organización, la responsabilidad de la preservación y la gestión del patrimonio cultural debe recaer sobre la comunidad que lo creó, y eso hoy no es aplicado.
Desde Stepanakert nos han informado de que el ejercito azerí establecido en Shushi bombardeó las tuberías de gas, y coloraron minas para que nadie pudiera repararlo. La acción se cometió el 8 de marzo, para felicitar a las mujeres de Artsakh, nos dicen con amarga ironía. Desde entonces Stepanakert está sin suministro de gas, indispensable para calentar la casa, el agua y preparar la comida, y hay gente que está abandonando la ciudad. ¿Las fuerzas de paz rusas no están tomando ningún tipo de medidas para solucionar este nuevo golpe para la supervivencia del sufrido pueblo karabají? ¿Que hacen las autoridades de la República de Artsakh para intentar solucionarlo?
Mencioné este caso en una respuesta anterior; puedo agregar que, según la información oficial, el Gobierno de Artsakh y los representantes de las fuerzas de mantenimiento de paz rusas han hecho esfuerzos en negociar con las unidades azeríes, pero sin éxito. No puedo afirmar si han colocado minas para evitar su reparación, pero sin dudas se debe llegar a una negociación, ya que ese tramo del gasoducto se encuentra en la zona de Shushi-Zariflu, controlado por Azerbaiyán.
Honestamente, no entiendo cómo no se ha llegado a un acuerdo mediado por las tropas rusas hasta el momento. La falta de gas, especialmente en estos climas fríos, ya no pasa por una provocación, un chiste o cualquier método de intimidación que Azerbaiyán suele aplicar a la población armenia de Artsakh. Es una cuestión que toma a la miseria humana como bandera. Si vemos la densidad de la presencia rusa en la región, con sus carteles con la inscripción “donde estamos nosotros, hay paz” junto a sus reforzadas bases militares a los costados de la ruta, lo mínimo que pueden hacer es reparar ese gasoducto.
Hay rumores de que las tropas de paz rusas desplegadas sobre Nagorno Karabakh podrían ser desplazadas para reforzar los frentes abiertos en Ucrania. ¿Hay algo de cierto en esto y en que punto afecta esta guerra a las repúblicas de Arsakh y Armenia?
Esta fue una información difundida por medios de comunicación de Azerbaiyán y precisamente la guerra de Ucrania coincidió con la escalada de la tensión en Artsakh, por lo que este rumor se intensificó. Sin embargo, el Consejo de Seguridad de Artsakh desmintió esto.
Por último, nos gustaría saber como se ha vivido la pandemia del Coronavirus en Armenia. ¿Hubo un eficaz programa de vacunación? ¿Cómo han sido los confinamientos? ¿Hay cifras oficiales sobre el impacto que ha tenido sobre la población?
El proceso de la pandemia en Armenia ha atravesado por diferentes momentos, como en el resto de los países. Puedo decir que las medidas de restricciones fueron más ligeras que en otros lugares, pero presumo que la última guerra de Artsakh, el posterior descontento social, el caos político y el deterioro de la economía tuvieron mucho que ver en esto.
Las medidas sanitarias se implementaron rígidamente al comienzo del brote en Armenia (abril-mayo de 2020). El confinamiento obligatorio fue una de ellas, pero no duró más de 20 días. La actividad económica comenzó a reactivarse gradualmente (sector por sector), ya que su paralización no podía dar tregua a la frágil economía de Armenia.
En ese momento, la población de Artsakh estaba invicta con 0 casos y se habían tomado medidas, como el bloqueo del paso de ciudadanos de Armenia hacia allá.
Luego comenzó la guerra y los casos dispararon, tanto en Armenia como en Nagorno Karabaj. De hecho, yo me contagié en ese momento durante mi cobertura en Artsakh. El sistema sanitario estaba colapsado asistiendo a pacientes con COVID y a soldados heridos que llegaban a mansalva desde el frente.
En cuanto a los números, a comienzos del 2022 los casos incrementaron llegando a un promedio de 1.500 a 2.000 casos por día; actualmente hubo un gran descenso con cerca de 20 casos diarios. El total de contagios registrados es de 422.021 y 8.576 muertes.
En cuanto a las vacunas, Armenia ha recibido diferentes como Sputnik, AstraZeneca, Sinovac, en un comienzo; y Moderna y Pfizer, más adelante. El gobierno ha llevado adelante una campaña de vacunación libre y gratuita para ciudadanos y extranjeros.
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