Entrevista a Alfonso Domingo: “Melchor Rodríguez nos dignifica a todos como seres humanos, independientemente de ideologías o creencias”

Era muy difícil de admitir, por parte de algunos, que un libertario se dedicara a imponer la legalidad republicana que suponía no hacer sacas ni paseos, juzgar a todos los presos y mientras tanto guardar su vida en condiciones de dignidad.

Por Angelo Nero

A pesar de que hace menos de un mes que conversamos con Alfonso Domingo, novelista, periodista especializado en información internacional y reportero de guerra, sobre “Héroes invisibles”, el excelente documental sobre los combatientes afroamericanos de las Brigadas Internacionales, ha accedido a hablar con nosotros de otro de sus documentales. Este director de catorce series y de gran numero de documentales, muchos de ellos realizados desde su propia productora, Argonauta, habla con NR  de otro de sus trabajos sobre nuestra Memoria reciente, la que nos conforma como pueblo, para descubrirnos a uno de los personajes más fascinantes de la guerra civil y de la posguerra, el anarquista Melchor Rodríguez, que salvó a miles de personas del bando contrario, por lo que fue bautizado como el Ángel rojo.

En 2009 escribes una extensa biografía sobre “Melchor Rodríguez, el Ángel rojo, el anarquista que salvó a sus enemigos”, en la que descubres a uno de los personajes más interesantes de la guerra civil, un hombre de fuertes convicciones libertarias, que, sin embargo defendía «morir por las ideas, nunca matar por ellas». ¿Qué te llevó a indagar en la vida de este personaje, que después de ser novillero, llegó a ser el delegado republicano de prisiones, y acabó siendo el último alcalde de la II República en Madrid, y cómo fue la investigación que llevaste a cabo para escribir este libro?

Aunque conocía el nombre de Melchor y vagamente su historia, fue a raíz de una entrevista con Eduardo Pons Prades sobre el tema de las fosas (ese momento está reflejado luego en la película documental) que me habló de él, cuando pensé que tenía un libro y una película. Siempre hablábamos al tratar la guerra civil de verdugos y víctimas, pero no de personas que salvaran, incluso jugándose la vida. Más el hecho de que un anarquista salvara a miles de personas de derechas (más de tres mil de forma directa y 11.200 que era la población reclusa de Madrid y centro). La escena de cómo se enfrenta a una turba en la cárcel de Alcalá que quiere linchar a los presos por un bombardeo faccioso anterior es simplemente, increíble, y así comienza el libro y el documental. Me pareció una metáfora maravillosa y comencé la investigación, a localizar a familiares (llegué hasta Amapola, su hija, que tras varios meses de meriendas los domingos se abrió y comenzó a contarme cosas) y a rastrear su historia por archivos de todo tipo.

Cartera de Melchor Rodríguez, junto al libro de Alfonso Domingo

En 2016 vuelves a recuperar su vida y obra, esta vez en formato documental, en “Melchor Rodríguez, el ángel rojo”, producido por Argonauta Producciones, la productora en la que dirigiste, entre otros, “Héroes invisibles” y “Cantata de la guerra civil”. ¿Por qué seguiste insistiendo en dar a conocer la historia de Melchor, y que novedades, si las había, aporta el documental con respecto al libro?

En efecto, hice el largometraje documental (de las últimas cosas que hice con mi productora, que ya ha cerrado, yo estoy recién jubilado de la empresa, aunque sigo escribiendo y creando) porque, sobre todo, tenía una larga entrevista con Amapola Rodríguez, que grabé cuando ya había salido el libro. También tenía grabadas entrevistas con Santiago Carrillo, Gregorio Gallego, Eduardo Pons Prades y algunos compañeros más que habían conocido a Melchor. Tenía además muchas fotos de él (fue amigo del gran fotógrafo Alfonso, que le fotografió muchas veces en su vida) y pensé que sería un punto intermedio, porque lo que yo creo que necesita la historia de Melchor es una película (o una miniserie de 3 capítulos, tengo hecho el guion, que me premiaron, pero ningún productor se ha atrevido todavía). Y aporté, además, documentación inédita.

Familiares de Melchor Rodríguez y refugiados, en su casa

Una de las grandes aportaciones del documental son las entrevistas con personajes que vivieron aquella época, como Santiago Carrillo, pero también con parte de la familia de Melchor, empezando por Amapola, su hija. ¿Cómo fue entrevistar a tanta gente que tuvo contacto directo con él, y que han aportado estos testimonios en la construcción de este relato tan apasionante, de un hombre que, simplemente por altruismo, salvó a cientos de personas, sin importan su ideología?

Bueno, toda una experiencia. Con Carrillo, por ejemplo, que fue uno de sus enemigos, me preguntó antes de comenzar a hablar si todavía vivía Melchor. Aunque no se salió un ápice de su versión, de que aunque lo conocía de la cárcel y solo se entrevistó con él una vez en Madrid para el tema de los presos, y obvió la vez que llegaron a las manos, al final tuvo que admitir que Melchor era una rara avis en aquella guerra tan terrible, no sin deslizar antes que para muchos era un agente de la quinta columna. Lo de Amapola fue, sin duda, lo mejor del documental. No solo por los detalles de Melchor que aporta (ella vivió con él la guerra en Madrid) sino porque era una maravilla de persona. Decía que ella era “anarquista de san Antonio”. No se conoce, por ejemplo, que Amapola ayudó a la familia del Lute en Madrid cuando fue tan perseguida por la policía. Era una mujer maravillosa. Todas las entrevistas fueron ofreciendo y trazando las pinceladas del retrato de ese gran libertario, de ese gran ser humano que fue Melchor, un hombre normal que hizo cosas extraordinarias en un tiempo absolutamente extraordinario.

Cárcel de Alcalá, donde Melchor Rodríguez evitó la matanza de 1.500 presos

Para realizar estos trabajos, tanto el documental como el libro, has debido de bucear en numerosos archivos, tanto públicos como privados, ¿te has encontrado muchos impedimentos para investigar la biografía de Melchor Rodríguez, como los que han denunciado no pocos estudiosos de la guerra civil y de la posguerra?

La verdad es que no. Investigué en el AGA (archivo general de la administración), y en los archivos militares los consejos de guerra que le hicieron. Al principio no aparecía toda la documentación, pero cuando sistematizaron el archivo y lo pusieron a disposición de los investigadores, apareció todo. También, por supuesto, los archivos de CNT y la FAI, el Instituto de Historia social de Ámsterdam, el Centro de la Memoria Histórica de Salamanca. Creo que vi todo lo que existe sobre Melchor, incluidas sus cartas personales, sus versos (conservados en el archivo de los Álvarez Quintero en Utrera, Sevilla), el álbum que muchos amigos e intelectuales hicieron a Amapola en 1938, el álbum de los que firmaron en favor de Melchor cuando su consejo de guerra, en fin…

Paca, Amapola y Melchor Rodríguez, en el hospital

Por otra parte, a los problemas derivados del acceso a los archivos, también hay que añadir el tema de la financiación del filme, que en un producto cultural de estas características no ha debido ser muy fácil. ¿Has recibido alguna ayuda por parte de organismos públicos o de empresas privadas para financiar “Melchor Rodríguez, el Ángel rojo”?

No, en absoluto. Lo financié yo, es decir, la productora, pero luego tuve la suerte de quedar segundo en el concurso Imaginera del Centro de Estudios Andaluces y lo adquirió Canal Sur, que aún lo sigue emitiendo de vez en cuando. Gracias a eso amorticé y pude pagar costes y equipo.

Las actuaciones de Melchor en beneficio de los presos durante la segunda república, así como la las vidas de personas partidarias de la rebelión, le valieron críticas desde su propio mundo, el libertario, pero también su participación o colaboración, en el golpe de Casado, y algunos incluso llegaron a acusarlo de favorecer a la Quinta Columna, ¿Fue Melchor un incomprendido entre las filas republicanas, que no llegaron a entender su talla humana y política?

Bueno, hay que aclarar que Melchor tenía también parte de la organización detrás de él, apoyándole, aunque tuviese voces críticas desde sus propias filas o las del frente popular. Primero estaba su grupo de los libertos de la FAI: Celedonio Pérez, Francisco Trigo, Canorea, Tortosa, el asturiano Avelino González Mallada (por cierto, siempre he sospechado que su muerte en accidente de automóvil en EEUU en 1938 fue un crimen de estado, perpetrado por el FBI), parte de CNT, y muchos otros entre socialistas, republicanos, e incluso mandos del ejército republicano. Era muy difícil de admitir, por parte de algunos, que un libertario se dedicara a imponer la legalidad republicana que suponía no hacer sacas ni paseos, juzgar a todos los presos y mientras tanto guardar su vida en condiciones de dignidad. Él también a veces era un poco áspero cuando creía que algo no era justo y se enfrentaba a fondo. Melchor había estado más de 30 veces en la cárcel, con la monarquía y la república, y volvería a estarlo con el franquismo. Sabía lo que era estar en la cárcel. Se le puede acusar de cierta ingenuidad, o de que se fiaba de la palabra dada, porque gente que estuvo cobijada con él como su chófer, Rufo, y Batista, su secretario, si favorecieron a la quinta columna, pero él jamás. Rechazó incluso figurar en el gobierno que salió tras el golpe de Casado, y no quiso exiliarse, como le propusieron. Quizá pensó que con su actuación, se libraría. Pero le hicieron dos consejos de guerra, en los que le pedían la pena de muerte, y al final le condenaron a 20 años y un día. Pasó casi 5 años en la cárcel y salió porque muchos de los que había salvado, como Muñoz Grandes, se movilizaron por él, aunque nunca les pidió nada. Siempre abogó por los presos.

A pesar de todas las vidas que había salvado, con la instauración del franquismo, la vida de Melchor no fue fácil, y entró varias veces más en prisión, ya que seguía militando en el movimiento anarquista, en la clandestinidad, aunque, finalmente, sí que obtuvo un cierto reconocimiento. ¿Cuáles fueron sus principales valedores en el nuevo régimen, si los tuvo, y como sorteó la larga posguerra?

Aunque conservara la vida, la vida de Melchor no fue fácil tras salir de la cárcel. Vivió de algunas primas que hacía para empresas de seguros –rechazó empleos que le daban los que él había salvado-, y luego de la pensión de Asunción, que había sido la mujer de un banderillero de su cuadrilla y a los que acogió en su casa de la calle Libertad (buen lugar para un anarquista). Hizo algunas letras para coplas, algunos artículos, etc, pero siguió militando en la CNT, y sufrió más procesos y cárcel, siempre que venía una personalidad a Madrid extranjera metían en la cárcel a algunos rojos. En cualquier caso, tuvo el apoyo de Muñoz Grandes para obtener la libertad provisional (hay que reconocer que el que fue jefe de la División azul se presentó en el consejo de guerra para dar la cara por Melchor), los hermanos Martín Artajo (el director del Ya, sobre todo), el general Carrasco Verde, Girón (que se atrevió a llevar una carta de Melchor a Franco abogando por la libertad de los presos políticos). Pero a todos les decía que él seguía siendo libertario y que a esas alturas, no le iban a cambiar.

Placa en la casa natal de Melchor Rodríguez

Melchor Rodríguez tuvo muchas facetas, fue novillero y amante de las coplas, director de prisiones y poeta, activista libertario, alcalde de Madrid, ¿es importante conocerlas todas para hacerse una idea completa de quien era este personaje, único en su tiempo?

Desde luego, tiene múltiples facetas, y todas interesantes. Quizá el valor le vino de su época de novillero, el tema social incluso de su época de monaguillo en el hospicio, la conciencia sobre la libertad de sus temporadas en la cárcel, su preocupación por la literatura y el arte de que no pudo estudiar, etc. También tiene sombras, y no hay que olvidarlas. Un cierto ego, que se imponía en ocasiones a sus convicciones libertarias, y el descuido de su propia familia en aras de las ideas, un mal común entre muchos idealistas. Por eso, en la segunda edición del libro, publicada el pasado año por Espuela de Plata (editorial Renacimiento), he reescrito una tercera parte, y Melchor no está tan sublimado. Lo que, a mis ojos, le conviene a la persona y al personaje. Aún me parece más extraordinario lo que hizo, y toda su vida. Como digo, de película. Ojalá alguien que tenga dinero y conciencia en algún momento pueda producirla. Sería algo digno de este país y de mucha gente como Melchor, alguien que fue anterior a Schindler.

Se jugó la vida por intentar salvar a los demás, pero también por defender sus ideas, sufrió varios atentados en tiempos de la república, estuvo encarcelado varias veces, pasó apuros económicos, la verdad es que “vivió peligrosamente”, sin embargo ¿está su figura reconocida realmente, o queda mucho que reivindicar, cuando se habla de la reconciliación de las dos Españas?

No, aún queda. Lo curioso es que Melchor tiene gran predicamento entre gente de derechas. Por ejemplo, en Madrid, fue Ciudadanos el que pidió la calle en el municipio para Melchor. Y la concedieron, desde luego, aunque la han puesto en el quinto pino, casi en Aravaca. Como dice muy bien mi amigo Cecilio Gordillo –alguien que como yo, se empeñó en reivindicar la figura de Melchor-, siempre en la frontera.

Para terminar, la biografía de Melchor Rodríguez, como la de Lezo Urreiztieta, o la de las Hermanas Touza, que arriesgaron su vida por salvar la de otros, si hubiera ocurrido en otro país sería conocida y reconocida por la ciudadanía. ¿Tal vez, lo que falta para dar a conocer su figura, después del libro y del documental, sea una película que ficcione su historia, para que tengamos nuestra propia “La lista de Schindler”?

Como he señalado anteriormente, el guion está hecho (y premiado en un laboratorio de creación en Madrid), solo faltaría un productor, es decir, el dinero. Mi amigo, el actor Javier Gutiérrez está enamorado el personaje y lo haría muy bien. Ojalá, tal vez, algún día. Si lo quiere el universo. Melchor nos dignifica a todos como seres humanos, independientemente de ideologías o creencias.

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