ENDOMETRIOSIS: cómo los mitos entorno a la menstruación afectan gravemente a la salud integral y la fertilidad de las mujeres

Entre los síntomas más frecuentes que produce la endometriosis están los dolores intensos e incapacitantes durante la menstruación.

Por Laura Isabel Gómez.

El presente artículo está basado en la información publicada por el portal de información y divulgación científica https://theconversation.com/es entre los meses de marzo y junio de 2020 y abril del 2021. Se tratan de tres magníficos artículos sobre endometriosis y adenomiosis. Los detalles de las fuentes están recogidos en la parte final de la columna para quien desee consultarlos de primera mano.

Hace tiempo que quería abordar este tema pues tengo varias mujeres de mi alrededor afectadas por esta enfermedad, lo cual me lleva a pensar que es una enfermedad común en mujeres en edad fértil, y de hecho a la hora de investigarla los datos que se tienen sobre su prevalencia en este grupo de población así lo avalan. Sin embargo, hace tan solo unos pocos años se ha empezado a hablar de ella, lo que ha propiciado que en los últimos años las afectadas por ella hayan comenzado a salir a la luz para denunciar lo que les sucede, y es ahora cuando sobre todo gracias a plataformas y asociaciones de mujeres, y al activismo feminista, que se han unido para que de una vez por todas se las escuche, pues como suele ocurrir en todo lo que afecta a la salud, vida y vivencias de las mujeres, la endometriosis ha estado invisibilizada durante demasiados años, porque no se ha escuchado ni hecho caso a las mujeres afectadas por ella haciendo que demasiados millones de mujeres de todo el mundo tuvieran una pésima calidad de vida, sin tratamientos médicos en condiciones e ignoradas en muchos casos durante demasiado tiempo.

Uno de los motivos por lo que esto es y ha sido así es porque todo ello se metía bajo el paraguas del mito de que la menstruación duele. No es que la menstruación duela, de hecho, no lo hace, ni ha de hacerlo, pues cuando produce dolor y encima es de tal grado que resulta incapacitante es porque algo va mal y es preciso hacer las pruebas adecuadas que permitan diagnosticar la enfermedad para poder tratarla.

El mito históricamente extendido de que la regla duele es porque este dolor era/es provocado en gran medida por la endometriosis que han padecido millones de mujeres pero que en vez de que la medicina se ocupara de investigarla, se obvió y normalizó porque es algo que se produce sobre todo durante las menstruaciones y claro, esto es algo “de mujeres”; o durante las relaciones sexuales y “bueno, es que las mujeres algunas son frígidas”, o no les gusta el sexo, o usan de excusa que “les duele” para no tener sexo, o se las etiquetado con el famoso trastorno del “vaginismo” que ciertamente existe pero que no siempre detrás de un dolor agudo durante el coito o durante la menstruación del que las mujeres se quejan tan amargamente tiene que ver con los casos que anteriormente he mencionado, sino que muy probablemente fueran/sean casos de endometriosis pero en vez de investigar y tratar a estas pacientes se las embutía/embute a pastillas o se las derivaba al psicólogo o al psiquiatra “porque todas sabemos que las dolencias de las mujeres se curan con tratamiento psiquiátrico, ambulatorio o con sobre medicación, porque estamos locas”(nótese mi ironía).

Por lo que, por favor, de una vez por todas, profesionales de la medicina y salud pública, cuando las mujeres nos quejamos de dolores, sean los que sean, no es por nada, sino que es por algo, porque no estamos locas y sabemos muy bien discernir cuando un dolor es producido por algo normal, y cuando no lo es. Tan solo nos escuchan cuando ya se han producido complicaciones mayores como la infertilidad y entonces ya es muy tarde.

¿Qué es la endometriosis?

La endometriosis es una enfermedad ginecológica que padecen entre el 10 y el 15% de las mujeres en edad fértil (alrededor de 200 millones de mujeres en todo el mundo, 1 de cada 10). La endometriosis se produce por un crecimiento anormal de tejidos del interior del útero (tejido endometrial) que se crean y crecen fuera de donde debiera normalmente. Estos puntos donde suelen producirse estas anomalías son a menudo en la cavidad peritoneal y en menor frecuencia en otros órganos cercanos.

El útero posee varias capas, la más interna de ellas es la que envuelve el útero por dentro y debe permitir la implantación del embrión a su llegada al útero desde las trompas de Falopio, además alimenta al embrión hasta la formación de la placenta. Cuando no se produce un embarazo, esta capa (endometrio) es expulsada (menstruación).  Este sería el proceso natural y normal, pero no siempre sucede así. Hay casos que quedan restos de menstruación por expulsar y éstos son depositados en las trompas de Falopio o en el interior de la pelvis. Este proceso anormal es lo que hace que el endometrio crezca en órganos que no son el útero, creando así tejido endometrial en sitios en lo que no debería haberlo. Esto es la endometriosis.

Normalmente estos tejidos endometriales ocupan los órganos más cercanos al útero, como los ovarios, las trompas de Falopio, la vejiga, etc. acarreando otros problemas secundarios derivados de este crecimiento del tejido endometrial en los órganos que se ven invadidos por tejido extraño como son los calambres y dolores agudos en cada menstruación ya que estos tejidos endometriales anómalos también sangran durante el periodo y suelen desencadenar una reacción inflamatoria en la zona afectada que contribuye también a la intensificación del dolor, llegando en ocasiones a producir dolores tan fuertes como los de las contracciones del parto. Por esto las mujeres que los padecen asocian de manera errónea estos dolores con dolores menstruales, y lo que es peor, los profesionales médicos también lo asocian, sin pensar que es posible que algo va mal y que es necesario hacer pruebas para ver qué está pasando. De ahí que tengamos que romper con ese mito de que la regla duele, y que es posible que duela intensamente como para incapacitarnos, porque rotundamente esto no es cierto. Así que si tenemos dolores menstruales intensos debemos acudir e insistir en que queremos que nos hagan pruebas pertinentes.

Entre los síntomas más frecuentes que produce la endometriosis están los dolores intensos e incapacitantes durante la menstruación, y durante las relaciones sexuales, así como en la zona de la pelvis, en cuyos casos imposibilitan el poder llevar una vida normal; además de estar detrás del 30% de casos de infertilidad femenina.

El diagnóstico de la endometriosis suele requerir la realización de pruebas quirúrgicas (biopsia) por laparoscopia ya que estas pruebas permiten comprobar de manera macroscópica las muestras de tejido y poder así confirmar el diagnóstico, pero para determinar qué grado de severidad presenta la paciente se deben de determinar y evaluar el número de lesiones existentes, cuánto tejido endometrial anormal existe, así como su extensión y la localización en la que encuentran. Además, muy importante, cabe puntualizar que el grado de severidad de la endometriosis no siempre está relacionado con el grado de intensidad del dolor que provoca pues hay mujeres afectadas por endometriosis leves que padecen dolores muy fuertes, mientras otras con endometriosis de severidad no. Como consecuencia las mujeres pasan por un periplo de alrededor de 6 consultas para que sean derivadas finalmente a ginecología y el diagnostico puede llegar a tardar una media de 7 años. Algo que resulta vergonzoso pues con un buen examen pélvico y con pruebas de imagen realizadas por personal de ginecología especialista en endometriosis podrían diagnosticar la enfermedad sin tanto calvario para las mujeres. 

La prueba determinante para diagnosticar con certeza la endometriosis es hacer una prueba quirúrgica por laparoscopia introduciendo una cámara microscópica a través del abdomen que permite ubicar dónde están las lesiones y así poder estudiarlas adecuadamente para emitir un diagnóstico certero.

Tratamiento

En cuanto al tratamiento éste se dirige a paliar los dolores agudos para poder sobrellevarla, y a combatir la infertilidad que en muchos casos produce esta enfermedad. Tratamientos tales como la prescripción médica de analgésicos, y/o terapia hormonal con anticonceptivos. En los casos graves generalmente se recurre a la cirugía para retirar los tejidos endometriales más afectados por la enfermedad. Y también la fisioterapia vaginal para el control del suelo pélvico con el fin de que las mujeres puedan controlar el dolor.

Factores de riesgo

Actualmente aún es un gran enigma el por qué se produce la endometriosis a pesar de que ésta afecta a un elevado número de mujeres y cuyas consecuencias para ellas y sus vidas son terribles, aunque recientemente profesionales médicos han descrito que pudiera estar asociado a determinados factores ambientales, inmunológicos y genéticos, lo cierto es que la escasa financiación y recursos destinados a la investigación de la endometriosis no ayuda a encontrar respuestas, tan solo se tienen ciertas hipótesis pero nada más. Nada que realmente expliqué el por qué o cómo prevenirla. 

En una publicación para “Human Reproduction Update” (https://academic.oup.com/humupd/article/26/2/214/5765414?login=true) fechada en febrero de 2020 escrita por el mismo equipo de investigación que ha escrito uno de los tres artículos en los que está basada la presente columna, propone una posible hipótesis de cuáles podrían ser las causas y el origen de la endometriosis, la cual plantea que la exposición en la etapa prenatal a una serie de factores podrían explicar el por qué en la edad adulta la mujer desarrolla esta enfermedad. Existen dos tipos de factores principalmente:

Factores químicos

Se ha observado en diferentes estudios que existe cierta relación entre la exposición a los contaminantes químicos medioambientales en la etapa prenatal y el desarrollo de alteraciones en el aparato reproductor femenino en la edad adulta, ya que estos contaminantes interfieren en la función hormonal.

Entre los contaminantes químicos medioambientales destacan:

Ftalatos, usados en perfumes, desodorantes, jabones, champú, cosméticos…

Parabenos, conservantes usados como conservantes en los cosméticos

Fenoles, aditivos en jabones, pastas de dientes, lociones para la piel, entre otros

Organoclorinas, presentes en insecticidas y pesticidas

Bisfenol-A, compuesto del plástico

Además, en mujeres con endometriosis, se han encontrado asociaciones frecuentes de altos niveles de disruptores endocrinos: estos disruptores endocrinos son sustancias químicas que pueden alterar el equilibrio hormonal y por lo tanto generan interrupciones o alteraciones en ciertos procesos fisiológicos que están controlados por hormonas. Hablamos de interruptores endocrinos, es decir, sustancias contaminantes, que pueden provocar infertilidad entre otras cosas.

Factores microbiológicos

Estos son los que están basados en una posible contaminación del aparato genital femenino con la microbiota fecal, ya que la distancia entre el ano y la vagina en la edad infantil es mucho más corta que en la vagina adulta y esto favorece dicha contaminación, que a su vez provoca una pérdida del equilibrio microbiológico de la microbiota cérvico-vaginal y que a sí mismo puede provocar una desregulación crónica del sistema inmunitario que generaría posiblemente una endometriosis posterior.

Endometriosis e infertilidad

He mencionado antes el falso mito de que la menstruación es dolorosa, y una de las consecuencias que este falso mito genera es que como está tan normalizado, (social e incluso médicamente), las mujeres no piensan que algo está yendo mal en su endometrio, y es solo cuando tratan de quedarse embarazadas y acuden a la cita médica es cuando descubren que padecen endometriosis, la cual en muchas ocasiones les genera una infertilidad, y es en ese preciso momento en el que son diagnosticadas con endometriosis.

El motivo por el que la endometriosis genera infertilidad es porque el crecimiento anormal de tejido endometrial afecta al correcto funcionamiento de los ovarios y puede producir obstrucción las trompas de Falopio, además la inflamación que genera la endometriosis perjudica la calidad de los óvulos e incluso puede llegar a impedir la implantación correcta del embrión en el útero (el endometrio es el revestimiento interno del útero, cuya función es permitir la implantación del óvulo fecundado cuando se produce el embarazo). Por eso alrededor del 50% de las mujeres con endometriosis se ven obligadas a recurrir a la reproducción asistida, la cual tampoco garantiza poder llegar lograr un embarazo y llevarlo a término con éxito.

Adenomiosis 

Si existe un desconocimiento bastante generalizado sobre la endometriosis, el desconocimiento sobre la adenomiosis es aún mayor, (los artículos de investigación publicados sobre la adenomiosis no supera el 10 % de los publicados sobre endometriosis), algo que resulta paradójico pues ésta es una enfermedad ginecológica muy frecuente (se estima que entre un 20- 35% de mujeres en edad reproductiva está afectada por esta enfermedad).

La adenomiosis, en muchos casos no causa síntomas que den la voz de alarma o por el contrario solo suele provocar molestias leves. Pero, sin embargo, en otros casos, sí provoca fuertes dolores pélvicos, abundante sangrado uterino, dolor intenso durante la menstruación, además de relaciones sexuales dolorosas y problemas de infertilidad llegando incluso a la esterilidad. Así que no estamos ante una enfermedad menor ya que se trata de una enfermedad crónica que merma de manera importante la calidad de vida de las mujeres y que repercute en su bienestar físico y psíquico.

¿Qué es y cómo se produce la adenomiosis?

La adenomiosis se da cuando células del endometrio penetran en el interior de la pared muscular del útero, y allí siguen funcionando de igual modo que harían en su lugar natural. Estas células endometriales desplazadas de manera anormal a la pared muscular del útero, aumentan y se degradan (por efecto de las hormonas del ovario) y producen un intenso dolor y abundante sangrado en cada ciclo menstrual.

De forma natural y normal, en mujeres en edad fértil, todos los meses el endometrio se prepara para un posible embarazo, pero si no lo hay el endometrio se desprende del óvulo y eso es a lo que llamamos menstruación. Pero cuando una mujer tiene adenomiosis, ese tejido endometrial aparece en el músculo de la matriz. Lo que diferencia a ambas patologías es que, en caso de padecer endometriosis, el endometrio también se implanta fuera de su lugar habitual, pero éste lo hace casi en cualquier parte del organismo (en recto, ovarios, vejiga, hígado, apéndice, etc.) mientras que, en el caso de la adenomiosis, lo hace en el músculo de la matriz. Así que podríamos decir que la adenomiosis es una forma de endometriosis.

Los síntomas de la adenomiosis se parecen mucho a los asociados a otras enfermedades ginecológicas como los miomas uterinos, o no ginecológicas como el síndrome de colon irritable. Es por esto que un elevado número de mujeres que la padecen se las diagnostica muy mal y tarde, o incluso nunca se las diagnostica con adenomiosis por lo que nunca llegan a recibir el tratamiento adecuado.

Para un correcto diagnóstico hacen falta dos cosas, uno, herramientas adecuadas de diagnóstico, y dos, profesionales de la salud de la mujer debidamente formados y cualificados para ello. Hoy en día se disponen de herramientas nada invasivas pero muy precisas para la detección de la enfermedad, como son la ecografía transvaginal y la resonancia magnética nuclear. Pero, de nada sirven estas técnicas de diagnóstico si no tenemos en la sanidad pública las y los profesionales sanitarios especializados en enfermedades de la mujer y en su cuidado específico. Al hilo de esto quiero referir a la columna que escribí el pasado mes de octubre sobre la salud de las mujeres (https://nuevarevolucion.es/ni-locas-ni-histericas-la-salud-integral-de-las-mujeres/) y cómo el infraconomiento y la escasa inversión en el estudio de cómo las patologías afectan de manera diferente a hombres y mujeres, y en patologías específicas (como estas de las que estamos hablando) propias que afectan a la salud de las mujeres hacen que todo ello repercuta terriblemente en la salud integral de las mujeres, por lo que es necesario que de una vez por todas la perspectiva de género y que las políticas de igualdad lleguen a la sanidad para mejorar la investigación, la atención sanitaria y la calidad de vida de las mujeres, porque hablamos de salud, y nos va la vida en ello (a las mujeres ya que somos sobre las que menos estudios específicos se realizan). No puede existir una única medicina, un único tratamiento, pues hombres y mujeres somos bilógicamente diferentes y las enfermedades no nos afectan por igual, habrá casos en los que sí, pero hay otros casos, otras patologías que deben ser investigadas y abordadas atendiendo a las diferencias biológicas de los sexos. 

El tratamiento más adecuado para la adenomiosis, suele variar dependiendo de la edad de la paciente, el grado de dolor que padece, los síntomas que presenta y si desea ser madre o no, y ha de abordarse de manera multidisciplinar. Cabe señalar que, al llegar la menopausia esta patología suele remitir por eso es importante tener en cuenta en qué momento vital se encuentra la mujer.

Existen tratamientos médicos con antiinflamatorios no esteroides y con medicamentos hormonales; también están los tratamientos con cirugía muy invasiva como la histerectomía (extirpación del útero) que se realizan cuando los síntomas son muy graves y tras haber fallado todos los tratamientos que se han probado previamente.

La salud que merecemos las mujeres

Algo que me dejó perpleja a la hora de leer e investigar para escribir esta columna, es que cuando cayó en mis manos la principal fuente de información en la que la he fundamentado es que uno de los autores de la investigación denunciaba que “los fondos dedicados a investigar esta enfermedad son escasos. Como muestra del escaso interés en la investigación sobre esta enfermedad, cabe destacar que el número de artículos científicos recogidos en Pubmed de la National Library of Medicine sobre “endometriosis” a finales de mayo de 2020 era de 27.958. A efectos comparativos, muy por debajo de los correspondientes a “in vitro fertilization” (47.604) o “dermatitis” (122.762). Lógicamente el número de artículos publicados en cada campo de investigación está relacionado con la cantidad de recursos invertidos en ese tema. De hecho, nuestro grupo de investigación carece de financiación pública al habernos sido denegados varios proyectos presentados sobre este tema en convocatorias nacionales y regionales”. 

Bajo ese cajón desastre de “es una enfermedad solo de mujeres”, se invisibiliza y silencian estas enfermedades (y tantas otras), como si fueran un mal menor o como si no afectaran a una cantidad importante de personas, algo que es asombroso pues cuando hablamos de enfermedades “de mujeres”, o problemas “de mujeres”, hablamos de algo que afecta al 52% de la población mundial nada más ni nada menos. Es como si se le restara importancia “por ser algo de mujeres” mientras que cuando son problemas de hombres se les da automáticamente una importancia universal y no son solo y únicamente “algo de hombres”. Supongo que ello es debido a que durante siglos la medicina, la ciencia y la investigación ha estado en manos masculinas y todo pasaba por ese sesgo androcentrista que obvia a las mujeres y su biología, como si estudiando a los hombres se nos estudiara también a nosotras, pero por suerte en las últimas décadas las mujeres se están incorporando a todos estos ámbitos y ello está propiciando una apertura de miras más amplia que aborde las realidades biológicas de ambos.

La mujeres que padecen estas dos enfermedades no solo tienen peor salud y ven afectadas sus menstruaciones sino que hablamos de un problema de salud que las impide hacer vida normal, y no solo a la hora de querer ser madres, también en su día a día, ya que estas pacientes suelen presentar altos índices de absentismo laboral derivado de los dolores fuertes e intensos que sufren y que a su vez repercuten en su salud mental, por algo a lo que encima se le resta importancia “Vamos es solo la regla, no será para tanto”, se les dice, entre otras frases manidas que denotan una ignorancia y sexismo brutales.

Estas mujeres son uno de los grupos de pacientes olvidados por el sistema sanitario. En España, las comunidades autónomas en su inmensa mayoría no tienen unidades específicas de endometriosis con profesionales cualificados que puedan tratarla. Esto conlleva graves consecuencias a nivel psicológico para las enfermas, pues vivir con dolor crónico es realmente incapacitante, y muchas acaban desarrollando una depresión, por no hablar lo que en muchos casos supone para una mujer que desea ser madre no poder serlo. Pero lo peor es que se avanza en la investigación y tratamientos de otras enfermedades y en cambio la endometriosis y la adenomiosis a pesar de su amplia prevalencia dentro del sexo femenino sigue sin tener financiación para su investigación y esto hace que aun a día de hoy no se sepa cuál es realmente el desencadenante de las enfermedades y como tratarlas. Por eso las millones de afectadas, de todo el mundo, se unen en asociaciones de mujeres que las padecen y claman por darles visibilidad e instar a crear guías profesionales para personal sanitario y médico, para crear unidades específicas dentro de la ginecología con profesionales formados adecuadamente y sobre todo para la dedicación de fondos suficientes para su investigación, porque sin todo esto es imposible tratarlas adecuadamente y están mucho más lejos de poder ser curadas.

Para finalizar, como ya es costumbre, cierro el artículo con una frase, esta vez de la Asociación de Afectadas por la Endometriosis de Cataluña: “Si todas las mujeres afectadas por endometriosis del mundo formaran un país, sería el séptimo mayor del mundo”.

Fuentes:

https://theconversation.com/una-posible-explicacion-al-origen-de-la-endometriosis-139334

https://academic.oup.com/humupd/article/26/2/214/5765414?login=true

Autoría: María del Pilar García Peñarrubia (catedrática de Inmunología, Universidad de Murcia), Antonio J. Ruiz Alcaraz (profesor asociado, Universidad de Murcia), y María Concepción Martínez-Esparza Alvargonzález (profesora titular de Inmunología, Universidad de Murcia).

https://theconversation.com/endometriosis-una-enfermedad-dolorosa-infradiagnosticada-132034

Autoría: Eva M. Galán Moya  Bióloga molecular e investigadora del Grupo de Oncología Trasnacional del Centro Regional de Investigaciones Biomédicas, Universidad de Castilla-La Mancha.

https://theconversation.com/adenomiosis-la-hermana-pequena-de-la-endometriosis-158468

Autoría: Francisco Carmona Herrera (miembro del Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi Sunyer – Hospital Clínic Barcelona / IDIBAPS y profesor de Ginecología, Universitat de Barcelona).

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