‘El regreso de las golondrinas’, la película que el director chino Li Riujin estrenó en 2022, es un magnifico exponente de esta cinematografía de ritmos pausados, de conversaciones en las que pesan más los silencios que las palabras.
Por Angelo Nero | 29/12/2024
El cine chino tiene, afortunadamente, otro ritmo, otro lenguaje, incluso otra textura, sin duda es otra forma de narrar, de poner el foco en historias mínimas, en entrar, casi de puntillas, en los casas humildes, en escuchar las voces, o los silencios, de la gente común, y conseguir que los protagonistas de estas historias pequeñas, nos entren en las venas como un dulce veneno, y consigan conmovernos, hasta el punto que se difuminen las fronteras culturales, para encontrar nexos comunes entre las vidas que discurren en nuestros pueblos, a miles de kilómetros de distancia.
Return to Dust, literalmente Regresar al polvo, que aquí fue titulada como El regreso de las golondrinas, la película que el director chino Li Riujin estrenó en 2022, es un magnifico exponente de esta cinematografía de ritmos pausados, de conversaciones en las que pesan más los silencios que las palabras, en recorridos por escenarios agrestes, incluso hostiles, donde los protagonistas trabajan con discreción, cogiendo lo que el destino les depara, sin dramatismos.
Renlin Wu da vida a Youtie Ma, un humilde campesino que tiene como única compañía un burro, en su mísera existencia, que cambia cuando le amañan un matrimonio de conveniencia con Guiying Cao -interpretada por la actriz Hai Qing-, una mujer maltratada por su familia, con una pequeña minusvalía, que le impide tener hijos, y tienen que aprender a compartir sus soledades, su lucha por sobrevivir en un escenario hostil, en el que el hombre incluso llega a vender su sangre para poder construir un hogar para los dos.
Además de los dos protagonistas, hay un tercero, esa China rural que parece anclada en el tiempo, y que el director registra casi como un documento etnográfico, recreándose en la vestimenta, en las costumbres, y en las casas donde se produce la historia, y con una naturaleza que marca sus propios ritmos, generosa a veces y a veces despiadada, con la que tienen que lidiar Youtie y Guiying, a la vez que van encontrando los caminos del apoyo mutuo, del entendimiento, y de algo parecido al amor, pero quizás más grande, que les permite resistir a las tempestades, y disfrutar de los brotes de esperanza que, a fuerza de trabajar la tierra -y también la relación- van surgiendo. Ya que los protagonistas de esta conmovedora historia luchan cada día por levantar su casa, con la paciencia del que poco o nada tiene, y luchando también por arrancar los frutos a una tierra que no regala nada, y a la que regresaremos, más tarde o más temprano, como reza el título.
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