«El nacimiento de Venus» de Sandro Botticelli: estilismo e interpretación

Por Susana Gómez Nuño

El nacimiento de Venus es una de la sobras más importantes de Sandro Botticelli y un claro ejemplo de pintura renacentista italiana. En anteriores artículos, he explicado el contexto renacentista del maestro florentino, así como el análisis formal de esta obra. Ahora nos centraremos en su estilismo e interpretación, extrayendo de todo ello unas interesantes conclusiones.

Análisis estilístico 

Hasta el momento, se ha creído que esta obra, al igual que La primavera, fue encargada por Lorenzo de Pierfrancesco de Médici, primo de Lorenzo de Médici, para adornar la Villa di Castello, situada en la campiña florentina. Estos hechos derivan de la contemplación de ambas obras en ese lugar por parte de Giorgio Vasari años después. Sin embargo, algunos estudios recientes indican que La primavera se pintó para la casa de Lorenzo en Florencia y El nacimiento de Venus fue el encargo de otra persona para un lugar diferente. Se desconoce, pues, la fecha exacta de su composición y la persona para la que iba dirigida. Se considera que se pintó entre 1482 y 1484, después de la estancia en Roma del pintor. Se puede presuponer que su función era similar a la de La primavera y cumplía fines decorativos en las lujosas residencias de la alta burguesía florentina. Lo que sí parece claro es que Venus está inspirada en Simonetta Vespucci, con la que el pintor mantuvo una estrecha relación.

El parecido de Simonetta Vespucci con Venus es considerable

La mitología es una temática que podemos observar en varias obras de Botticelli. El  nacimiento de Venus es de estilo renacentista y posee carácter narrativo, ya que nos expone una historia sacada de la mitología. En su libro Como mirar un cuadro, Susan Woodford nos comenta la leyenda homérica de los amoríos de Marte y Venus, que finalmente fueron descubiertos por Vulcano, el marido de esta. No obstante, Botticelli no parece tener presente este aspecto de la historia en su cuadro Marte y Venus, ya que este iba dirigido a decorar un cofre nupcial y, por tanto, no pintó una fiel ilustración mitológica.

Con El nacimiento de Venus ocurre algo similar. El título de la obra no es exactamente fiel a la leyenda mitológica, puesto que Venus nació, ya adulta, de la espuma surgida de los genitales de Urano que su hijo Saturno cortó y arrojó al mar. El cuadro no nos muestra a la diosa surgiendo de la espuma del mar, sino la llegada de la diosa, ya nacida, a la playa de una de las islas que tradicionalmente se le dedican y que pudieran ser Chipre, Pafos o Cíterea.

Interpretación de la obra

Antes de profundizar en los aspectos referentes a la interpretación de la obra, se hace necesario matizar y recordar la filosofía neoplatónica predominante, en la que Venus equivale a Humanitas. La diosa se erige, pues, como símbolo de la educación humanista en la que el mito es sinónimo de una filosofía y ética nuevas. La obra muestra la unión del espíritu con la materia y alude al símil del nacimiento de Humanitas engendrada por la naturaleza. Encontramos, también, una simbología análoga en el abrazo de Céfiro y Cloris, los dioses del viento, que representan la unión de materia y espíritu. El desnudo femenino, considerado pecaminoso en el arte medieval cristiano, se recupera como símbolo de inmaterialidad. Venus no simboliza el amor carnal, sino que su postura y sus finas facciones nos acercan al ideal de inteligencia pura o conocimiento supremo.

La composición nos muestra una mitología que se convierte en la expresión de la moral platónica, al tiempo que las divinidades del Olimpo adquieren, de forma simbólica, unos valores cristianos y alcanzan la belleza, la condición del don divino. No es una exaltación pagana de la belleza, sino que se trata de una belleza espiritual, no física. La desnudez de Venus denota simplicidad, pureza, falta de adornos; la naturaleza se expresa en sus elementos básicos: aire, agua, tierra. A este respecto, se pueden establecer algunas correspondencias entre el mito del nacimiento de Venus desde el agua del mar y el rito cristiano del nacimiento del alma mediante el agua del bautismo.

Las rosas blancas son un símbolo asociado a Venus

Otros elementos que contienen significación simbólica son las rosas. Según la mitología antigua, las rosas fueron creadas al mismo tiempo que Venus. La fragancia y la belleza de esta flor se erigen como símbolo del amor, sin dejar de lado las espinas, que nos recuerdan el dolor que el amor puede llegar a provocar. Las rosas, junto con la concha,  y la guirnalda de mirto que porta la Hora de la Primavera en el cuello son símbolos inherentes a la diosa Venus. El hecho de que la Ninfa pretenda cubrir la desnudez de Venus con un manto representa los misterios ocultos de Venus.

La temática mitológica de El nacimiento de Venus celebra una alegoría sobre las divinidades que le otorgan un carácter religioso, didáctico y moral, y pertenece a las obras realizadas durante la etapa de madurez del pintor, además, de estar considerada como una de sus grandes obras maestras.

A modo de conclusión

No hay duda de que el Renacimiento fue una época de cambios ya vislumbrada desde el Trecento y que alcanzó su punto culminante durante el Quattrocento para terminar con el manierismo del Cinquecento. Estos cambios producidos a nivel histórico, social y cultural influyeron y se vieron reflejados en las obras de numerosos artistas renacentistas.

Respecto a los aspectos patrimoniales, esta obra maestra del arte renacentista se encuentra hoy en día en la Galería de los Uffizi, palacio y museo florentino que contiene una de las más antiguas y famosas colecciones de arte del mundo. Cada año recibe millones de visitas y es la pinacoteca más visitada de Italia. La construcción de este palacio data de 1560 de la mano de Giorgio Vasari y bajo el mandato de Cosme I de Médici. En un principio iba a albergar unas oficinas de magistratura —de ahí su nombre: Galería de los Oficios—, aunque algunos de sus espacios sirvieron de almacén para las numerosas piezas de arte de los Médici. Con la dinastía de la poderosa familia prácticamente extinguida y con el riesgo de que las obras pudieran transferirse a Viena, la última duquesa, Ana María Luisa de Médici donó, en su testamento, todas las obras al pueblo de Florencia, creándose así uno de los primeros museos modernos del mundo. Durante el siglo XVI la galería podía ser visitada por los visitantes que lo requerían y en 1765 abrió sus puertas al público como museo.

El nacimiento de Venus de Botticelli se encuentra hoy en día en la Galería de los Uffizzi en Florencia

La colección de arte de los Uffizi es muy amplia y la exposición se distribuye a lo largo de los dos pisos del palacio, iniciándose el recorrido en el segundo piso. El nacimiento de Venus de Botticelli, considerada una obra maestra del arte renacentista del Quattrocento, se encuentra en la sala 10-14, dedicada en su mayor parte a Botticelli. Esta sala, derivada del antiguo teatro de los Médici, aun conserva su cubierta original. Además de El nacimiento de Venus, encontramos quince obras más del reconocido pintor, como el Retablo de San Bernabé, San Agustín en el estudio o la Virgen del Magnificat, entre muchas otras. Aun así, las más conocidas y admiradas son La primavera y El nacimiento de Venus, primeras pinturas de grandes dimensiones que reflejan un tema profano y que dan testimonio del ambiente cultural de Florencia en el periodo de máximo esplendor del Renacimiento italiano. 

La obra analizada es el símbolo de la pintura italiana del siglo XV y está repleta de significados alegóricos y referentes a la antigüedad. La temática de la obra deriva de la literatura latina de La Metamorfosis de Ovidio y podemos encontrar, también, referencias a la obra del poeta neoplatónico de los Médici, Agnolo Poliziano. El neoplatonismo unificaría los elementos clásicos con el cristianismo, así pues la obra representaría el nacimiento del amor y de la belleza espiritual como la fuerza motriz de la vida.

El nacimiento de Venus se considera una de las obras maestras de Botticelli más sublimes, en la que lirismo y ritmo se combinan magistralmente para dar lugar a un conjunto visual etéreo que deriva de una comprensión del mundo desde una perspectiva basada en el neoplatonismo y el intelecto.

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