Dimitris Kutsumbas que dirige el KKE desde 2013, en sustitución de Aleka Papariga, la primera mujer que ocupó la secretaria general del Partido Comunista Griego, aventaja en aceptación, según la encueta de Metron Analysis, al primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, de la conservadora Néa Dimokratía
Por Angelo Nero
Según reveló una reciente encuesta, realizada por Metron Analysis para Mega TV, sobre la valoración de los líderes políticos griegos, el comunista Dimitris Kutsumbas, secretario general del Kommunistikó Kómma Elládas (KKE), es el que tiene mayor índice de aprobación, un 47%. El veterano líder del comunismo heleno, procedente de una familia de partisanos antifascistas, e hijo de un militante del KKE que combatió en la guerra civil griega -que entre 1946 y 1949 enfrentó a las fuerzas armadas del gobierno monárquico, apoyado por EEUU y Reino Unico, con la resistencia antifascista dirigida por los comunistas-, y que comenzó a militar también en el KKE durante la Dictadura de los Coroneles, también despierta simpáticas y rechazo a partes (casi) iguales, y aunque es el único líder de los grandes partidos griegos que tiene un nivel de aceptación tan alto, también hay un 45% de los encuestados que lo desaprueban. En cuanto a su partido, la encuesta señala una intención de voto del 10,2%, subiendo más de tres puntos con respecto a las elecciones parlamentarias de junio de este año, donde consiguieron el 7.69 %, que los convirtieron en el cuarto grupo de la cámara helena.
Dimitris Kutsumbas que dirige el KKE desde 2013, en sustitución de Aleka Papariga, la primera mujer que ocupó la secretaria general del Partido Comunista Griego, aventaja en aceptación, según la encueta de Metron Analysis, al primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, de la conservadora Néa Dimokratía, que tiene un 44%, aunque el porcentaje de desaprobación suba al 54%, 11 puntos por encima del que tiene el líder comunista. El tercer lugar en las preferencias de los encuestados es el socialista Nikos Androulakis, del Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK), otra de las fuerzas en alza en el panorama griego, con un 40%, aunque la tasa de desaprobación también es elevada, un 53%, aunque su intención de voto también subiría casi dos puntos, hasta el 13%.
El que no consigue un buen nivel de aceptación es el nuevo líder de la principal fuerza opositora, SYRIZA, Estéfanos Kaselakis, ya que el exejecutivo de Goldman Sachs no lográ más que el 25% entre los que aprueban su gestión política, frente a un abrumador 65% que la desaprueban. El nuevo líder de la Coalición de la Izquierda Radical, que sucede a Alexis Tsipras tras los malos resultados en las últimas elecciones, es peor valorado que la antigua presidenta del parlamento helénico Zoe Konstantopoulou -antes en SYRIZA y ahora en la formación Plefsi Eleftherias (Curso de la Libertad)-, que tiene un 35% de aprobación, y que el ultraderechista Kyriakos Velopoulos, que logra una tasa de aprobación del 26%.
En las últimas elecciones municipales y regionales creció otra vez el apoyo a los candidatos comunistas, y su líder, Dimitris Kutsumbas, declaró que «los resultados confirman los procesos positivos que se están gestando, apenas tres meses después de las elecciones parlamentarias, aunque la correlación de fuerzas sigue siendo muy negativa. Podemos decir que se está estabilizando y fortaleciendo, lenta pero constantemente, una corriente de cuestionamiento de la política dominante y de su carácter de clase a favor de los intereses capitalistas, se está produciendo una cierta desvinculación de las fuerzas obreras de los partidos burgueses, está aumentando el prestigio y la confianza en el KKE, y está creciendo una postura militante junto el KKE en todo el país»
La tendencia al alza en los comicios realizados este año, hacen temer a la otrora hegemónica fuerza de la izquierda, SYRIZA, ya que en las parlamentarias de junio tuvo un 18,53% y ahora la expectativa de voto ha bajado al 15,2%, con el PASOK y el KKE ganándose a su electorado, y con bajas en el partido como la de del eurodiputado Stelios Kouloglou, que abandonó el partido, deplorando «la falta de una oposición seria y la proyección de la vida personal del nuevo presidente en el diálogo público», y con la amenaza de una nueva escisión, que ya se está aireando en los medios griegos.
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