La teoría del Gran Reemplazo distorsiona la realidad y perpetúa mitos infundados. Utiliza estadísticas y datos fuera de contexto para crear una narrativa de miedo y paranoia.
Por Isabel Ginés | 5/07/2024
La teoría del gran reemplazo es una idea conspirativa que sostiene que las poblaciones nativas de ciertos países están siendo reemplazadas por inmigrantes, particularmente de origen no europeo, a través de una combinación de alta inmigración y altas tasas de natalidad entre los inmigrantes.
Esta teoría, que carece de fundamento científico, sugiere que hay un plan para cambiar la composición étnica y cultural de las naciones occidentales.
El concepto del gran reemplazo fue popularizado por el escritor francés Renaud Camus en su libro «Le Grand Remplacement» publicado en 2011. Camus argumenta que la identidad y cultura europeas están en peligro debido a la inmigración masiva, particularmente de países musulmanes. A pesar de ser ampliamente desacreditada por académicos y expertos, esta teoría ha ganado tracción en ciertos círculos de la ultraderecha en Europa y América.
La teoría del gran reemplazo ha sido citada por diversos individuos y grupos extremistas para justificar actos de violencia y terrorismo. Ejemplos notorios incluyen los ataques en Christchurch, Nueva Zelanda, y en El Paso, Texas, donde los perpetradores referenciaron esta teoría en sus manifiestos.
Más recientemente, el 14 de mayo de 2022, en Búfalo, Nueva York, un joven de 18 años, apoyando la teoría del gran reemplazo, mató a 10 personas negras en una tienda de comestibles. En Hungría, dos días después del tiroteo de Búfalo, el primer ministro reelecto, Viktor Orbán, insistió en esta teoría en su discurso inaugural del cuarto mandato, afirmando que luchaba contra «el gran intercambio de población europea» y describiéndolo como un intento suicida de sustituir la falta de niños europeos y cristianos por inmigrantes de otras civilizaciones. La teoría del reemplazo también ha sido citada por los ejecutores de otros tiroteos masivos, incluyendo el de Utøya, Noruega, en 2011; la sinagoga Árbol de la Vida en Pittsburgh, Pensilvania, en 2018; y el de El Paso, Texas, en 2019.
El miedo y el odio fomentados por esta narrativa contribuyen a la polarización social y al aumento de los crímenes de odio.
La teoría del gran reemplazo es especialmente utilizada por los ultraderechistas en España por varios motivos. En primer lugar, apela a la identidad nacional y cultural, sugiriendo que la inmigración amenaza las tradiciones y valores nacionales. En segundo lugar, explota el miedo al «otro» y la xenofobia, movilizando a la población al pintar a los inmigrantes como una amenaza existencial. Además, ofrece respuestas simples a problemas complejos, evitando soluciones más estructurales a desafíos como la globalización, la crisis económica y los cambios demográficos.
Políticamente, utilizar esta teoría ayuda a los ultraderechistas a crear una narrativa de «nosotros contra ellos», movilizando a su base de votantes y generando un fuerte sentido de pertenencia y urgencia. También permite desviar la atención de otros problemas, como la corrupción, la desigualdad económica y la falta de políticas efectivas. Sin embargo, estudios demográficos y migratorios muestran que no hay un plan deliberado para reemplazar poblaciones nativas; la inmigración es un fenómeno complejo influenciado por múltiples factores, incluyendo la economía, conflictos y políticas migratorias. La inmigración ha demostrado ser beneficiosa para las economías y sociedades, aportando diversidad cultural, mano de obra y compensando el envejecimiento de la población en muchos países europeos. La peligrosidad de esta teoría radica en que fomenta el odio y la división, contribuyendo a la polarización social y al aumento de los crímenes de odio.
Líderes ultraderechistas, como Santiago Abascal y Jorge Buxadé en España, han adoptado esta retórica. Abascal afirmó que el «Plan 2050» es un proyecto de inmigración masiva y sustitución poblacional que importará varones en edad militar desde África. Buxadé, por su parte, sostiene que existe una voluntad deliberada de poner en marcha un reemplazo poblacional en Europa. Estas declaraciones, aunque infundadas, resuenan con una parte del electorado que se siente amenazada por los cambios demográficos y culturales.
En Europa, los ataques racistas no alcanzan las cifras de Estados Unidos, principalmente debido a la falta de libre circulación de armas y a la memoria de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, que todavía pesa en la conciencia colectiva y genera un rechazo hacia los movimientos fascistas y racistas. Sin embargo, esto no significa que Europa esté fuera de peligro: los adeptos de la ultraderecha europea no dejan de crecer, abrazando discursos racistas y antiinmigrantes. Partidos que defienden estas tesis forman parte de los gobiernos nacionales de Polonia, Hungría y Eslovenia, y tienen representación en gobiernos locales y regionales de Francia, Italia, Austria, Finlandia, Países Bajos y España.
El discurso de la ultraderecha identitaria europea se sostiene sobre bases similares al supremacismo blanco estadounidense, con un énfasis especial en la «identidad europea» y culpando a las izquierdas y a la Unión Europea de favorecer la «invasión» inmigrante, considerada la causa de todos los males de los europeos. Hablan en términos de «la Europa cristiana» contra la «invasión musulmana» y proponen medidas drásticas para expulsar a los inmigrantes, tanto sin papeles como con ellos, con el objetivo de evitar el «gran reemplazo» y la supuesta decadencia europea. La ultraderecha utiliza la repetición de mentiras y la difusión de noticias falsas en medios afines y redes sociales para convencer a los votantes de que el problema real de Europa son los inmigrantes no blancos y no occidentales, desviando la atención de las políticas neoliberales y la corrupción que han contribuido a la disminución de la calidad de vida de los europeos y el debilitamiento de sus estados de bienestar, especialmente desde la crisis de 2008.
En España, aunque no ha ocurrido una masacre como la de Buffalo, donde un joven de 18 años mató a 10 personas negras en una tienda de comestibles apoyando la teoría del gran reemplazo, ideologías que destilan odio están abonando el terreno. Ha habido ataques a centros de menores extranjeros, agresiones racistas a inmigrantes, así como ataques homófobos y al movimiento feminista. La ultraderecha incluso ha propuesto que cualquier ciudadano pueda portar armas para defenderse, similar a la legislación en Estados Unidos, lo que podría aumentar la violencia y los crímenes de odio.
Es crucial que la sociedad europea esté informada y rechace estas teorías conspirativas, promoviendo un diálogo basado en hechos y en la comprensión mutua. La inmigración es un fenómeno complejo que puede traer beneficios económicos y sociales, aportando diversidad cultural, mano de obra y ayudando a contrarrestar el envejecimiento de la población. Ignorar las verdaderas causas de los problemas sociales y económicos y culpar a los inmigrantes solo fomenta el odio y la división, poniendo en riesgo la cohesión social y la estabilidad de las democracias europeas.
Otro termino que se usa con este es e término «suicidio demográfico» se refiere a una teoría alarmista que sostiene que una disminución significativa de la tasa de natalidad en un país, combinada con una alta tasa de inmigración, puede llevar a la sustitución de la población nativa por población extranjera. Esta teoría es utilizada por algunos sectores políticos y sociales para argumentar que la baja natalidad entre los nacionales, junto con la llegada de inmigrantes, está poniendo en peligro la identidad cultural y étnica del país.
En el caso de España, el «suicidio demográfico» es parte del discurso de Vox, un partido político de extrema derecha. Vox sostiene que España está enfrentando una crisis demográfica debido a la baja tasa de natalidad de los españoles y al incremento de la inmigración, especialmente de países no occidentales. Según esta narrativa, el descenso en el número de nacimientos entre la población autóctona y el aumento de la inmigración están llevando a un cambio demográfico que podría «reemplazar» la cultura, los valores y la identidad nacionales.
Este concepto se vincula con la teoría del «gran reemplazo», del que hemos hablado anteriormente.
Gustavo Bueno Sánchez, hijo del filósofo Gustavo Bueno, es uno de los teóricos que han promovido esta idea en España. Según Bueno Sánchez y otros defensores de esta teoría, la baja tasa de natalidad es una forma de «suicidio» porque una sociedad que no reproduce su población está condenada a desaparecer, siendo eventualmente reemplazada por poblaciones inmigrantes con tasas de natalidad más altas.
La narrativa del «suicidio demográfico» y el «gran reemplazo» suele utilizarse para generar miedo y rechazo hacia la inmigración, promoviendo políticas más restrictivas y un discurso nacionalista. Estas teorías ignoran o minimizan los beneficios de la inmigración y la diversidad cultural, y en cambio, enfatizan una visión pesimista y apocalíptica del futuro demográfico del país.
La teoría del Gran Reemplazo es problemática y peligrosa por varias razones. En primer lugar, fomenta el racismo y la xenofobia al sugerir que ciertas razas o culturas son inherentemente superiores a otras. Esta narrativa asume que la raza blanca es superior y ve a los inmigrantes, especialmente aquellos procedentes de países no occidentales, como una amenaza demográfica y cultural. Este tipo de pensamiento no solo es moralmente incorrecto, sino que también es profundamente divisivo y socava los principios de igualdad y respeto que son fundamentales para una sociedad justa.
Al promover la idea de que los inmigrantes están «reemplazando» a la población autóctona, la teoría del Gran Reemplazo incita al odio y puede llevar a actos de violencia. Las personas que creen en esta teoría a menudo sienten una amenaza existencial y pueden ser impulsadas a actuar de manera agresiva o violenta contra aquellos que consideran responsables de este «reemplazo». Esto puede resultar en ataques físicos, discriminación y otras formas de violencia que ponen en peligro la vida y la seguridad de las comunidades de inmigrantes y minorías.
Además, esta teoría perpetúa la discriminación sistémica. Justifica políticas y actitudes que marginan a las minorías y a los migrantes, creando barreras que dificultan su integración y participación en la sociedad.
La teoría del Gran Reemplazo también distorsiona la realidad y perpetúa mitos infundados. Utiliza estadísticas y datos fuera de contexto para crear una narrativa de miedo y paranoia. Por ejemplo, se exageran las tasas de natalidad de los inmigrantes y se minimizan las contribuciones económicas y culturales que estos hacen a la sociedad. Esta desinformación alimenta prejuicios y refuerza estereotipos negativos, haciendo aún más difícil para las personas desarrollar una comprensión matizada y equilibrada de los fenómenos migratorios.
Para confrontar y desmantelar la teoría del Gran Reemplazo, es crucial promover la educación y la divulgación científica. La educación puede desempeñar un papel vital al proporcionar a las personas las herramientas necesarias para analizar críticamente las informaciones y resistir las narrativas basadas en el miedo y el odio. La promoción de la diversidad cultural y la inclusión en los programas educativos puede ayudar a construir una sociedad más tolerante y respetuosa.
La divulgación científica también es esencial. La difusión de datos precisos y contextualmente adecuados sobre la migración, las tasas de natalidad y la contribución de los inmigrantes a la economía y la cultura puede contrarrestar los mitos y las desinformaciones propagadas por la teoría del Gran Reemplazo. Los medios de comunicación y las plataformas digitales tienen la responsabilidad de verificar y corregir la información falsa, promoviendo una conversación pública basada en hechos.
Es una narrativa peligrosa que fomenta el racismo, la xenofobia y la violencia, perpetúa la discriminación sistémica y distorsiona la realidad. Combatirla requiere un esfuerzo concertado para promover la educación, la divulgación científica y la inclusión, construyendo así una sociedad más justa, equitativa y diversa.
Se el primero en comentar