El aborto que quieren las mujeres

Más de 30.000 mujeres se desplazan en Francia para poder acceder a una IVE porque se han apostado todas las fichas al farmacológico.

Por ACAI.

La reforma de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva e Interrupción Voluntaria del Embarazo tenía la oportunidad de poner en el centro de la misma, las preferencias, inquietudes y percepciones de las mujeres ante la práctica sanitaria de aborto provocado. Y aunque en una primera instancia parecía que esa era la intención, alguien, algo, ha hecho virar ese timón y priorizar otros intereses, los profesionales y/o económicos que claramente no son los que las mujeres quieren, demandan o necesitan. Alguien, una vez más, les ha arrebatado su voz.

El 14 de junio de este año, ACAI hizo público un estudio que ha elaborado en colaboración con psicólogos docentes del Master en Sexología de la Universidad de Sevilla y que ha contado con profesionales formados en Ciencias y Técnicas Estadísticas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada. El objetivo principal de esta investigación era conocer las motivaciones que llevan a las mujeres a elegir entre las dos técnicas de IVE, instrumental o farmacológica, utilizadas en las nueve primeras semanas de gestación. 

El resultado principal de esta investigación entra en contradicción con uno de los objetivos de la reforma: fomentar el aborto con fármacos. Y es que la inmensa mayoría de las mujeres quieren sentirse acompañadas profesionalmente cuando acceden a una IVE, necesitan que su aborto ocupe el menor tiempo posible de su vida, que sea eficaz, seguro, sin incertidumbres. Por esa razón más del 85% de las mujeres que abortan en nuestro país, cuando se las deja elegir, eligen la interrupción instrumental, que no quirúrgica, frente a la farmacológica. 

Para esta investigación, que cuenta con una dimensión cuantitativa y otra de naturaleza cualitativa, se entrevistaron a 1536 mujeres, se les preguntó sus motivos para elegir un método concreto y no el otro, se analizó la evolución posterior de ambas técnicas, así como, la satisfacción final, teniendo en cuenta parámetros como el dolor, el sangrado, efectos secundarios y complicaciones.

Como decíamos, la conclusión principal de este trabajo es que cuando las mujeres reciben información imparcial y pueden elegir entre los dos métodos en el mismo lugar prefieren mayoritariamente la técnica instrumental. En este estudio, las mujeres optaron por esta técnica en un 85.74% de los casos frente al 14.25% que eligieron la técnica farmacológica. Las razones más esgrimidas para elegir el instrumental fueron: rapidez, seguridad (71.9 %) y evitar el dolor (29.2%). Además, la mayoría manifestaron que querían una IVE en la que no vivenciaran el proceso. Asimismo, las mujeres que eligieron el farmacológico en un alto porcentaje lo hicieron por descarte del instrumental (55.7%) “por miedo a la intervención”.

Reforzando los resultados descritos, señalamos que las mujeres que en su anterior aborto eligieron el instrumental, en esta IVE optan mayoritariamente por repetir la técnica (91%), pero las que probaron un aborto farmacológico anteriormente, más de la mitad, el 58.5 %, cambian al instrumental en el aborto actual.

1 Estudio: Percepción de las mujeres que han interrumpido su embarazo frente a las técnicas de IVE: Instrumental y Farmacológica. 
ACAI hace pública una investigación que da conocer las motivaciones que llevan a las mujeres a elegir entre las dos técnicas de IVE, instrumental o farmacológica, utilizadas en las nueve primeras semanas de gestación. | ACAI Tu asociación de clínicas (acaive.com)

El análisis de los datos sociodemográficos de las participantes nos permitió concluir que la muestra con la que trabajamos en esta investigación era representativa de las mujeres que interrumpen su embarazo anualmente en España, dado que el perfil obtenido se asemejaba a los datos aportados por el Ministerio de Sanidad. 

En relación a nuestra muestra, y aunque el perfil de las mujeres que optan por uno u otro método es semejante en cuanto a edad, nacionalidad y situación laboral, es importante que consideremos que las mujeres que utilizan el método farmacológico, como podría ser el caso de las universitarias y profesionales con más autonomía, podrían tener un grado mayor de libertad para amoldar su tiempo a las circunstancias del proceso, al estar menos condicionadas por terceros. 

Por su parte, las mujeres que optan por el método instrumental están condicionadas en mayor medida por horarios laborales menos flexibles y mediatizadas por una mayor presencia de hijos o personas dependientes a su cuidado que limitan sus circunstancias vitales y el uso de espacios comunes. Por lo anterior, podemos afirmar que la expansión del método farmacológico en detrimento del instrumental dificultaría el acceso a la IVE para un grupo relevante de mujeres que no cuentan con circunstancias vitales favorables.

Las conclusiones del estudio también nos permiten afirmar que el dolor durante el proceso y en los días posteriores es mayor con el método farmacológico que con el instrumental. Siendo el sangrado mucho más intenso en el aborto con fármacos. En cuanto a los efectos secundarios, un 51.6% de las usuarias del método farmacológico refirieron haber padecido alguno. Los más frecuentes: náuseas, escalofríos, vómitos y diarrea. Sin embargo, tan solo un 1.1% de las usuarias del instrumental experimentaron reacciones adversas.

Asimismo, la alta satisfacción de las mujeres con el método elegido, pone de manifiesto, una vez más, que cuando una mujer puede elegir, su experiencia en la IVE es más positiva. 

Durante mucho tiempo, desde distintas tribunas públicas y políticas, se han señalado los problemas de la práctica sanitaria de aborto provocado en España. De estas dificultades, unas podemos decir que son reales, otras magnificadas, tomando la parte por el todo, y otras simplemente irreales; pero la denuncia de todas ellas ha sustentado la justificación de la reforma. Paradójico que después de poner el foco en las “vicisitudes” que supuestamente va a tener que atravesar la mujer en su IVE, se decida apostar con este cambio de ley por un método, el farmacológico, que no es la solución a los problemas denunciados: la objeción de conciencia profesional, la falta de formación, el hostigamiento, la estigmatización, la falta de centros en algunas partes del territorio, los desplazamientos derivados de la anterior circunstancia, la falta de centros públicos que realicen la intervención y otra serie de coyunturas que buscan ser resueltas a través de una técnica que es necesaria, pero que debe convivir con las técnicas instrumentales, tal y como establece la OMS.

Es decir, una vez más las mujeres deben adaptar sus necesidades a las prioridades organizativas, profesionales y económicas de las Administraciones Sanitarias y a las del personal médico y sanitario. Una decisión fundamentada en gran medida por el hecho de que la técnica farmacológica distancia al médico/a del proceso, dado que es la mujer la que prácticamente por sí misma realiza el procedimiento y, en justa lógica, genera menos problemas éticos o profesionales. Priorizar, sin embargo, estos intereses en detrimento de los derechos de las mujeres es una salida en falso que mermará la seguridad sanitaria, la libertad de elección, el derecho a la privacidad y al acompañamiento.

Tal y como ya hemos mencionado otras veces, es imprescindible que todos los centros públicos, privados o concertados que realicen abortos tengan la capacidad de ofrecer en un mismo espacio las distintas técnicas IVE para que sea la mujer la que tome una decisión informada de acuerdo a su situación médica, personal e íntima. Para que esto sea posible, resulta imprescindible que los/as profesionales que realizan abortos estén formados/as en todos los métodos y que la objeción de conciencia no sea una objeción “a la carta”. 

Sin embargo, y pese a la afirmación anterior, la Sanidad Pública ni ha hecho los deberes, ni se prevé en la Ley que vaya a hacerlos. No se han creado unidades multidisciplinares que integren la capacitación médica, la perspectiva psicológica, el acompañamiento, la dimensión social e incluso la perspectiva jurídica. Por el contrario, se está apostando por la generalización del farmacológico en detrimento del instrumental y la adopción de técnicas más largas, dolorosas y con un mayor impacto emocional para la realización de un aborto, especialmente en las interrupciones de segundo y tercer trimestre.

Más de 30.000 mujeres se desplazan en Francia para poder acceder a una IVE porque se han apostado todas las fichas al farmacológico, porque se han dejado de formar a los/as profesionales, porque se han desmantelado centros, otras tantas salen del país para poder abortar. Esta situación de nuestro país vecino, mencionada muchas veces como ejemplo a seguir, queremos pensar que desde la inconsciencia, debería hacernos reflexionar si es hacia ese modelo fallido hacia el que estamos dirigiendo nuestros pasos, y llegado el caso si ¿es eso lo que queremos?, ¿es lo que quieren las mujeres? 

La respuesta a esa pregunta retórica nos hace hilvanar el final de esta tribuna con el principio de la misma. La reforma de la Ley ha perdido la oportunidad de poner en el centro de la misma las necesidades e inquietudes de las mujeres primando unos intereses ajenos a sus vidas y a sus tiempos. 

Francisca García y Eva Rodríguez, Presidenta y Vicepresidenta de ACAI.

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