Cine | Dos películas y una cena

Por Puertos33

Esta carta fue enviada como respuesta a una serie de películas, como respuesta a los grandes momentos que compartimos. Ahora, ya no esta en la capital, como yo… aunque seguiremos en contacto, de eso no hay duda. 

Respondiendo a la intensidad del cine, de las conversaciones y de nuestras peculiaridades, te escribo esta carta. Envidio tu formación, más cercana a la enfermedad desde la ciencia, otros tenemos que vagar sobre lo dubitativo de la experiencia. Lo fascinante de todo lo que hablamos, era conocer el otro lado… lo que normalmente esta callado. Gracias por haber aparecido.

Lo cierto es que no sé cómo voy a hilar lo que me he propuesto, quizá por la no-distancia de las películas. A priorí parecen de mundos distantes, inconexas, pero no lo entiendo así. También hay nexos fuera de la televisión, aquí, donde hace frio. Sobre la mesa, con esa soja deshidrata y la aventura de aparcar en Carabanchel.

Emile Hirsch en un fotograba de «Hacia rutas salvajes» (Into the Wild), película dirigida por Sean Penn en 2007.

Te agradezco el descubrirme estas dos películas, y el haberme acompañado en aquella otra más atípica. Creo que puede haber una pregunta en las dos, una pregunta común: ¿qué ocurre sobre las aceras para que eso nazca? Todos los personajes, empresario incluido, son hijos de las grandes urbes, de las ciudades —me viene otra que quizá no hayas visto Tony Erdman

El capitalismo, siempre hay que mencionarlo, siembra a sus propios enemigos. Los cría y les da voz —aunque haya gente que se empeñe en negarlo—Ambas películas nos muestran un buen ejemplo de ello. Pero que sabré yo de revolución alguna. Desconozco cualquier avance, lo siento. Avanzar en este estancamiento constante, es ya un milagro cotidiano.

Aun no sé qué tenemos, como tampoco sé que soy. Me hablas de tu paciente filósofo y me descubres un mundo más allá de lo normativo, un mundo que me apasiona (aunque no por vocación). Hablas de las enfermedades de los románticos, de los poetas. La enfermedad de ser bohemio ¿los protagonistas de las películas no están también enfermos? Te decía anoche: “sentirse sano en esta sociedad enferma es síntoma de que algo no está bien” ¿Cuánta gente sentirá ese bienestar que decías?

Esa desconexión que persigue el primer protagonista, esa huida de todo lo urbanístico. Huir de la ciudad, también de la familia, pero no de la gente. Creo que es una huida que comparto, quizá por romanticismo —muy probablemente podría entrar en ese catálogo de “enfermos”  del párrafo anterior—. Una huida que no puede callarse, que nos obliga a estar alerta para no ser el empresario. Temo mucho, constantemente, que la empresa me absorba… ser como los compañeros con los que estoy.

Lo interesante de ambas películas es el espíritu deconstructor que hay. El mundo interior que suena en desacorde con el exterior, un océano de decisiones que nos obligan a no respirar. En ambos casos, el campo se muestra como libertad —tu pueblo, el mío… la oxigenación de quienes vivimos bajo la contaminación de la metrópoli— ¿por qué el campo se muestra como liberador? No es por el afuera, por el verde… es por el adentro, por nuestras voces que escuchamos.

Los edukadores (Die fetten Jahre sind vorbei) es una película alemana de 2004 escrita y dirigida por Hans Weingartner y protagonizada por Daniel Brühl.

Me niego a pensar que el empresario no ha cambiado, para él fue como el Camino de Santiago para los millenials… un respiro, una renovación. La carta estaba escrita, la carta era real. El cambio surge cuando vuelves a contaminarte, cuando descubres que aquí, en la tierra del capital, tu lógica de supervivencia es la que es —algo que para ciertos sectores parece alarmante—“Sí, eso podría hacerlo una única vez”.

Sin embargo, aunque los cuatro vayan de antisistemicos, de rompedores. Llevan la moral burguesa —dicha, creo en las dos películas— a su rincón particular, a su revolución clandestina. En la primera, el protagonista no podía tener sexo con una chica menor de edad —que habría que ver la moralidad que hay ahí— en la segunda, robar está mal —matar, peor— ¿Dónde está su enfrentamiento? Me parece que los cuatro, en verdad, únicamente quieren ser el raptado. Él resume muy bien todo: “Aunque salve a los pobres, contamine menos… el sistema será el mismo”. 

El estrés, lo romántico, lo económico, la angustia… —también hablamos de la problemática de decidir… la verdad, me gusto la noche — La liberalización de todo, también del amor, viene a ocupar la cárcel 24/7 (hay un buen libro con ese título 24/7) en la que vivimos. Siéntete libre, capaz de todo, para que las cadenas no sean insoportables ¿pero qué ocurre allí, donde no hay nadie? Nada. La soledad eterna, la incapacidad de comunicarse —también escribir lo es— es el preludio de la muerte.

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