Del doble crímen del club Bordatxo al caso Alsasua

Como sucede con muchos de los casos de la Transición Sangrienta, no hay constancia que el autor de este doble crimen fuera procesado y condenado

Por Angelo Nero

Un joven muerto y dos heridos por un guardia civil de paisano y fuera de servicio”, así encabezaba el artículo firmado el 30 de noviembre de 1976 por el periodista Javier Angulo en el periódico del grupo PRISA, El País, que a continuación hacía una crónica urgente de los sucesos ocurridos en la víspera:

Cuarenta y ocho horas después no han logrado aclararse las circunstancias que rodean al altercado ocurrido en el club Bordatxo de la localidad navarra, de Santesteban, en donde José Roca, guardia civil de paisano, mató de un disparo de pistola al joven Santiago Navas, hiriendo gravemente de dos tiros al joven José Javier Nuín y de escasa consideración a José Antonio Diez, antes de ser linchado por un grupo de jóvenes presentes en la sala.

La versión oficial, ofrecida por la Comandancia de la Guardia Civil de Pamplona es la siguiente:«Sobre las 3.15 horas del día de hoy, en la sala de fiestas Bordatxo, de Santesteban, surgió una reyerta en la que resultó muerto por herida de bala en el tórax Santiago Navas Aguirre, de 21 años de edad, labrador, natural de Guerendiáin (Navarra). Grave, por dos heridas de bala en la región abdominal, José Javier Nuin Azcárate, de 18 años, labrador; otro herido leve, José Antonio Díaz Díaz, de 37 años, de Vera de Bidasoa, y el guardia civil del puesto de Vera de Bidasoa, José Roca Díaz, también grave, con múltiples contusiones y hematomas. A excepción del herido leve, todos ingresaron en el Hospital Provincial de Pamplona.”

Las declaraciones de los testigos del crimen, tanto de los trabajadores de la sala Bordatxo como de los clientes, señalaron que el incidente comenzó en la pista de baile, entre un minero asturiano, que trabajaba en Vera de Bidasoa, de nombre Antonio Freije, y una pandilla de jóvenes, con los que comenzó a discutir y que derivó en una pelea. A la pelea se le unió un amigo suyo, asturiano como el, que se encontraba destinado también en la población de Vera de Bidasoa como guardia civil, José Roca Díaz, de 22 años, que se encontraba en avanzado estado de embriaguez. Aunque estaba de paisano, por encontrarse fuera de servicio, portaba su arma reglamentaria, que esgrimió ante los jóvenes, a los que disparó, alcanzando a tres de ellos.

Lo que el periodista Javier Angulo describe como un “linchamiento” fue, en realidad, fue el intento de desarmar al guardia civil, cuando este pretendía huir del lugar de los hechos, por lo que fue golpeado por los amigos de las víctimas: “A poco, y cuando se retiraba, fue abordado por un grupo de asistentes, hasta dejarle inconsciente, y fue ingresado en la unidad de vigilancia intensiva del Hospital Provincial de Pamplona.” Su compañero, Antonio Freije, escapó corriendo de la sala, en dirección al monte.

José Navas también ingresaba en el mismo hospital, a las 4.30 de la mañana, pero ya cadáver, y José Javier Nuin, media hora, con pronóstico muy grave, con dos tiros en el hemitórax derecho. 20 días estuvo debatiéndose entre la vida y la muerte, sometido a varias operaciones, finalmente falleció también el 17 de diciembre de 1976, tal cómo relató en un nuevo artículo Javier Angulo en El País: “al agravarse su estado por una insuficiencia renal complicada por frecuentes hemorragias digestivas que hicieron necesario el tratamiento de hemodiálisis. Tras unos días de visible mejoría, su situación volvió a sufrir un retroceso, siendo necesaria una intervención quirúrgica a vida o muerte para atajarle las múltiples úlceras sangrantes del estómago. Tras varios días en estado crítico, en que fue mantenido prácticamente a base de transfusiones de sangre, el corazón de José Javier Nuin no pudo resistir el tercer paro.”

La juventud del valle de Uzama también repartió una nota en el funeral de Santiago Navas, realizado en su localidad natal de Guerendiáin:

«En la noche del 27 al 28 de noviembre, después de una cena de amigos, los quintos de Uzama, fueron al Bordatxo de Santesteban a divertirse con toda normalidad. Bailaban en cuadrilla y los empujones y pisotones, normales en estos casos, molestaron a ciertos elementos que coincidieron en la fiesta. A pesar de las disculpas no paró la cosa y llegaron a las manos. A reñir a la calle, les dijo el camarero y salieron a la calle, pero los amigos sirvieron de freno y volvieron sin más a la sala.

La tragedia ocurrió acto seguido, cuando un tercero, en medio de la confusión festiva sacó la pistola y disparó a bocajarro sobre Santiago Navas, de Guerendiain, dejándolo herido de muerte. Después disparó sobre Javier Nuin que quedó tendido en el suelo, sobre quien volvió a disparar como para rematarlo. Otro tiro alcanzó a un joven baztanés. Y no pudo emplear las otras balas porque se le encasquilló la pistola. Cundió el pánico y la indignación. Le arrebataron la pistola al individuo y una cuadrilla se echó sobre él. La sorpresa final fue al comprobar en su documentación que se trataba de un guardia civil, de veintidós años, casado, que ejerce sus servicios en Vera de Bidasoa.»

El funeral de la segunda víctima, José Javier Nuin, se realizó en el barrio pamplonés de la Txantrea, con la presencia de un millar de personas, que finalizó con el canto del Eusko Gudariak y una manifestación espontanea que recorrió las calles de la Txantrea.

Como sucede con muchos de los casos de la Transición Sangrienta, no hay constancia que el autor de este doble crimen fuera procesado y condenado, como hubiera sido pertinente, apenas se puede encontrar en las hemerotecas más información que las que se dan en estas dos crónicas de El País, repetidas en varios medios, algo que dista mucho de una discusión generada entre guardias civiles y jóvenes de fiesta, en otra localidad navarra, más de cuarenta años después ¿Les suena? Sucedió en Alsasua, y en esa ocasión, afortunadamente, no hubo disparos ni muertos, pese a lo que ocho jóvenes fueron condenados a penas de entre 2 y 13 años de prisión por “culpables de atentado a agente de la autoridad y lesiones, agravados con abuso de superioridad y discriminación, y desórdenes públicos y amenazas.”

Mientras los jóvenes de Alsasua cumplieron injustas penas en prisión, por lo que fue una simple pelea en un bar, Santiago Navas y José Javier Nuin siguen esperando justicia.

Se el primero en comentar

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.