La CEOE sigue aún sin reconocer la precarización del empleo.
El empobrecimiento general es una evidencia del fracaso en la gestión gubernamental y empresarial de la última década. Asimismo, el modelo del PP y de sus socios de la derecha se ha demostrado incapaz de generar la riqueza necesaria para afrontar las obligaciones que nos depara el futuro inmediato. Es un modelo dedicado a los amigos. Injusto. Indigno. Vanagloriarse en los últimos años de haber conseguido generar empleo con tasas de crecimiento inferiores al 2% es una demostración frívola del desprecio por las consecuencias de ese modelo. La degradación del mercado de trabajo lo hizo posible. Casi trabajo esclavo. Es impertinente afirmar lo contrario. Tampoco indagaremos demasiado acerca del inusitado crecimiento del beneficio de las corporaciones durante la crisis. Ésto incrementó el crecimiento del PBI sin producir desarrollo. Para los analistas amigos sólo importa la cuenta de resultados. Mantener la legislación laboral es suicida. Es atentar contra el desarrollo personal y como país. Es crear pobres. Preservar la incompetencia derivada de los monopolios.
La CEOE sigue aún sin reconocer la precarización del empleo. La desafección de los registrados en el sistema como parados en búsqueda. Tampoco la progresiva informalización de la economía. En un marco de indefensión y exclusión las personas procuran desorientadas soluciones que les sirvan. Resulta patético asignarles la responsabilidad del estado de cosas actual. Cuando los beneficiados son grupos empresarios que transfieren vorazmente la riqueza de quienes la producen a sus paraísos fiscales. Sólo mencionemos las horas extra no cobradas o el injusto sistema fiscal. También es cierto que esta situación no sólo le incumbe a este gobierno. También es atribuible al modelo defendido desde Berlín, aunque con más recato. Las pruebas se encuentran en los informes de la OCDE sobre los jóvenes. Antes de la crisis ya los había de entre 16 y 29 años que ni estudiaban ni trabajaban. La noticia es que su número ha aumentado desde entonces hasta más de 20 millones en los países de la zona. Se quedaran fuera del sistema.
El último informe “OCDE Skills Outlook 2019”, que forma parte de la campaña “Soy el futuro del trabajo”, muestra que, a medida que los mercados laborales evolucionan en respuesta al cambio tecnológico, algunos países están mejor preparados que otros debido a los niveles de habilidad de sus poblaciones. En el Informe se afirma que en España los trabajadores tienen una mayor tasa de participación en educación de adultos que en el promedio de países OCDE. Sin embargo, los trabajadores más expuestos al riesgo de automatización y los menos calificados participan menos que aquellos con bajo riesgo de automatización y los trabajadores altamente cualificados, aunque la diferencia entre estos grupos es menor que en otros países. No se está afrontando esta cuestión de manera seria. La mediocracia que manifiestan nuestros dirigentes, en donde abundan los casos de antecedentes académicos falseados, les impide ver el “tsunami tecnológico” que se avecina. Según el informe Skills Outlook 2019 que se ha presentado:
“Los indicadores nos muestran que los estudiantes españoles de 15 años tienen un mejor desempeño que en el promedio de los países OCDE. Sin embargo, los jóvenes y aquellos de mayor edad tienen un desempeño significativamente más bajo en cuanto al uso complejo y variado de internet. Los españoles hacen un uso menos intenso de herramientas TICs en el trabajo. En España, aproximadamente el 9,6% de los trabajadores enfrenta un alto riesgo de automatización y necesitarán esfuerzos moderados en términos de capacitación (hasta un año) para moverse a trabajos más seguros, con un riesgo de automatización bajo o medio (frente a casi el 11% en la OCDE). Un 1,4% adicional necesitará esfiuerzos importantes (capacitación de hasta 3 años) para escapar del riesgo de automatización. Los resultados también muestran que en España, los profesores tienen más necesidad de capacitación que otros trabajadores con educación terciaria. Específicamente, más de 6 de cada 10 profesores indican que necesitan capacitación en TICs para enseñar.”
El nuevo informe de la OCDE, recomienda de manera clara que los gobiernos deben redoblar sus esfuerzos para mejorar sus políticas de educación y capacitación para ayudar a más personas a cosechar los beneficios de la transformación digital y reducir el riesgo de automatización que aumenta las desigualdades y aumenta el desempleo. Si seguimos con el discurso estéril que nos ocupa el tiempo desde las tribunas y los imperios mediáticos, en breve España será un campo de hacinamiento de personas obsoletas y sin habilidades competitivas frente al cambio tecnológico.
Un nuevo cuadro de indicadores revela que solo unos pocos países, incluidos Bélgica, Dinamarca, Finlandia, los Países Bajos, Noruega y Suecia, están a la vanguardia en cuanto a las habilidades y los sistemas de aprendizaje permanente necesarios para prosperar en el mundo digital. Sin embargo, muchos otros países se están quedando atrás. Japón y Corea, por ejemplo, tienen el potencial de tener un buen desempeño, pero deben hacer mayores esfuerzos para garantizar que los trabajadores mayores y los adultos no se queden atrás. Las personas en Chile, Grecia, Italia, Lituania, la República Eslovaca y Turquía a menudo carecen de las habilidades necesarias para prosperar en el mundo digital y los sistemas de capacitación actuales no están lo suficientemente desarrollados como para permitirles mejorar sus habilidades. La posición de España es poco favorable para adaptarse al cambio. Del informe se desprende algo obvio: la condición de obsolescencia constituye una «desgracia personal» además de una «inversión desperdiciada». Esto último porque las habilidades adquiridas durante su educación no se aplican de forma productiva y suponen una potencial carga inútil por su des actualización para aplicar a la actividad productiva de España. La formación es cualitativa. Es un factor estratégico. Por tanto, de largo plazo. El desarrollo igualmente. El crecimiento, en cambio, es cuantitativo. A corto plazo. Ese es el signo en el que se demuestra la mediocridad de nuestros dirigentes.
Durante la década de los noventa en las escuelas de negocios se apelaba al empowerment. Esto se dejó de lado desde el comienzo de la denominada crisis. El empoderamiento resurge a partir del 15M retomándose con la aparición de las propuestas de acción de los movimientos ciudadanos. Los sucesivos gobiernos ni supieron ni quisieron promover ese empoderamiento. La indignación se hizo presente como preludio. El poder político quedó en evidencia. . La desigualdad que está estallando en Sudamérica, también lo hace en los países desarrollados, por ahora por la vía electoral. Los niveles de injusta retribución se encuentran en su punto más agudo desde hace medio siglo, antes de la crisis del petróleo. Así llegamos a la imposibilidad de formar gobierno de estos años. Es el voto de la gente.
Sistemáticamente se ignora que los ciudadanos en España exigen entrar en un sendero de desarrollo. Aplicar medidas aisladas que responden a intereses sectoriales es un error conceptual. Es necesario articular medidas que permitan que las personas progresen no porque pertenezcan a grupos selectos. La propia idea de desarrollo supone un aumento de los valores de la calidad de vida de los ciudadanos. La competitividad no se puede fundar en el deterioro de las condiciones de vida. En la retribución del trabajo de las personas. La competitividad emana de la propia calidad de la gestión empresarial. Es de lamentar que la clase empresarial española no haya dado la talla. Esto es así porque una vez dentro del mercado laboral, uno de cada cuatro jóvenes tiene un contrato temporal. Son trabajadores pobres. Concluyamos que estas condiciones les impiden el desarrollo progresivo de sus habilidades. No tienen posibilidades de carrera laboral. Deben empezar de cero en cada uno de los nuevos trabajos. Así el 13% de los jóvenes empleados están sobre cualificados para sus empleos. Ello supone que sus habilidades están siendo desaprovechadas. El tan declamado “capital humano” se está dilapidando. Importa el beneficio a corto plazo. Gobierna la avaricia a través de una legislación laboral salvaje. La magnitud del desafío es sustancial, ya que los sistemas de aprendizaje necesitan brindar capacitación a los adultos a lo largo de sus carreras, para que puedan pasar a otros trabajos a medida que avanza la automatización o evitar ser desplazados de los trabajos que se transformarán profundamente. El nuevo gobierno debe implementar los incentivos y mecanismos adecuados para comprometer a los empleadores, los interlocutores sociales y otras partes interesadas a compartir los costos. No hay tiempo que perder. O sólo seremos toros y turismo.
En el informe “Skills Outlook 2019” Sobre las Habilidades, también se dice “La digitalización presenta un potencial inmenso para disparar la productividad y mejorar el bienestar. Puede darle a la gente más poder sobre lo que aprenden, dónde y cómo trabajan, y su posición en la sociedad”, asegura el informe ejecutivo con el conocido optimismo institucional de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
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