Colectivo de Olvidados de la Transición: “Queremos generar un debate en la sociedad española sobre la Transición”

Entrevistamos al Colectivo por los Olvidados de la Transición (COT), formado por familiares de jóvenes asesinados durante la Transición por la policía, la guardia civil o los grupos de extrema derecha

Por Angelo Nero

En su libro “Las otras víctimas. La violencia policial durante la Transición (1975-1982)”, David Ballester documenta 134 víctimas mortales de la violencia institucional, 91 de ellas muertas bajo el “gatillo fácil” de la policía o de la guardia civil. Estas víctimas que la historia de la Transición ocultó bajo la alfombra, para ganarse los calificativos de “modélica” o incluso de “Transición pacífica”, siguen siendo una herida abierta para sus familias, que han comenzado a agruparse en el Colectivo de Olvidados de la Transición (COT). En NR la Memoria Antifascista es una de sus principales inquietudes, conscientes de que la sociedad española tiene todavía una asignatura pendiente, y de que hay que conocer nuestro pasado para construir nuestro futuro, por eso hoy le damos voz a este colectivo.

¿Cómo se crea el Colectivo de Olvidados de la Transición, y cuáles son los objetivos que os proponéis alcanzar con esta iniciativa?

Has citado el libro de David Ballester y antes de contestar a tu pregunta queremos manifestar nuestro rechazo al término “gatillo fácil”, eso significa que unos locos armados disparaban sin sentido a la gente. Eso no es así, dentro de un plan organizado por el Estado para reprimir a los opositores de la Transición se emplearon todos los métodos posibles, incluido el asesinato. El autor también señala en su libro que los crímenes no formaban parte de un programa de castigo diseñado para infundir el terror. Decir eso es argumentar que no existieron delitos de lesa humanidad, por lo tanto, no pueden ser juzgados sin prescripción alguna, es decir, no podrán ser enjuiciados ni los responsables ni el Estado. Es lo contrario de lo que propugna el COT, ese libro no nos hace ningún favor, sino todo lo contrario.

Sobre la cuestión que planteas, nuestra pretensión es la siguiente:

Establecer un discurso basado en la verdad, en cuanto a los asesinatos perpetrados durante la Transición por miembros de la policía, guardia civil y grupos de extrema derecha. También en cuanto al papel de la iglesia católica y el “robo de bebés” que duró hasta bien entrada la monarquía parlamentaria. Todo ello sobre la base de lo realmente ocurrido y los testimonios relevantes de testigos y familiares de las víctimas. Se trata de revindicar la memoria por la dignidad de las víctimas.

Conseguir que la jurisdicción española e internacional reconozca la existencia de delitos de lesa humanidad y la necesidad de una justa reparación por los crímenes, es decir, promover y apoyar las querellas que familiares de las víctimas presenten por los asesinatos cometidos en la Transición por las fuerzas de seguridad del estado y militantes de extrema derecha.

Proponer y apoyar cuantas medidas jurídicas, administrativas, educativas y culturales resulten necesarias para que se conozca la verdad en recuerdo de las víctimas y servir de interlocutor ante a las instituciones, partidos políticos y asociaciones. Queremos generar un debate en la sociedad española sobre la Transición.

Difundir en el ámbito académico el conocimiento histórico de la Transición, puesto que la juventud está recibiendo un discurso sesgado de ese período.

Siempre he sostenido que en el estado español hay tres categorías de víctimas. La primera la forman las víctimas de las organizaciones armadas, como ETA y GRAPO, a las que se ha dado justicia y reparación. Después están las víctimas de la represión franquista, que todos sabemos el trato que han tenido. Y, en tercer lugar, los olvidados de la Transición, como decís vosotros, los invisibles, a los que el estado incluso se niega a reconocer como víctimas. ¿Coincides con esta valoración?

Totalmente, la verdad de la Transición está oculta por un pacto entre las fuerzas políticas y los poderes fácticos españoles e incluso internacionales que participaron en su construcción. Reconocer a las víctimas, en su justa medida, supone romper el acuerdo sellado a sangre y fuego e intuimos que esa quiebra afecta de lleno a muchas personas que han cimentado sus carreras sobre los pilares del actual régimen.

Uno de los elementos comunes a las víctimas de la Transición Sangrienta, como la calificó Mariano Sánchez Soler, es la impunidad, ya que muchos de los casos fueron archivados sin una investigación efectiva, y los que fueron juzgados, o bien fueron absueltos o tuvieron unas penas mínimas, o no las cumplieron en su totalidad. ¿Tenéis la esperanza de que esas causas puedan ser reabiertas algún día, y que se haga justicia?

Sólo sería posible si se reconociera que fueron crímenes de lesa humanidad y por lo tanto imprescriptibles. Eso no está entre los objetivos de la legislación española.

Recientemente, se ha aprobado la Ley de Memoria Democrática, muy criticada desde amplios sectores del movimiento memorialista, ¿Cómo valoráis desde vuestro colectivo esta nueva ley y que pensáis que se ha dejado fuera, o si ha mejorado con respecto a la anterior de Zapatero?

Tanto la ley de memoria histórica de Zapatero como la actual ley de Memoria Democrática tienen la vocación de punto final. Pretenden salvar el relato oficial de la Transición con meros maquillajes a fin de continuar con el olvido.

En vuestra andadura ya habéis contactado con algunas fuerzas políticas del parlamento, incluso con las que forman parte del gobierno, para exponer vuestras demandas. ¿Cuál ha sido la respuesta que habéis obtenido?

Las fuerzas políticas de izquierda con las que nos hemos comunicado nos apoyan pero su influencia es limitada, el PSOE reconoce nuestra autoridad moral, al menos de palabra, pero se ponen de perfil cuando hablamos de modificar la narración de la Transición.

Tamara Muruetagoiena, hija de otra de las víctimas olvidadas de la Transición, el doctor Esteban Muruetagoiena, muerto tras las torturas a las que fue sometido por la guardia civil, nos decía en una entrevista reciente a NR: “La decisión de El País de entrevistar a Barrionuevo y no a las víctimas, es una vergüenza”. ¿Qué opinión tenéis de los medios de comunicación del estado que durante décadas han ocultado a las víctimas, a la vez que han blanqueado a sus verdugos, como en el caso reciente de Barrionuevo?

Los medios de comunicación son parte de los poderes fácticos que construyeron la Transición y su supervivencia depende de grupos económicos que representan la esencia de dichos poderes. No es de extrañar que esos medios apoyen y promuevan el discurso oficial.

En muchos casos de víctimas de la Transición, especialmente en aquellos que murieron a manos de las Fuerzas de Seguridad del estado, las versiones oficiales, ampliamente difundidas por estos medios, calificaban a las víctimas como delincuentes comunes, como en el Caso Almería, o como terroristas, como en el de Mikel Zabalza, o incluso fabricaban versiones tan burdas como con Ángel Almazán, diciendo que iba borracho y que se golpeó contra una farola. ¿No deberían estos medios, como un acto de reparación, daros voz para que se conociera vuestra historia real, para que se conociera la verdad?

Mientras esos medios sean propiedad de aquellos han detentado desde siempre el poder económico de este país no existe esperanza de que eso suceda.

En los últimos tiempos el cine documental está ofreciéndonos películas en las que se rescata la memoria de los olvidados de la Transición, como “23 disparos”, de Jorge Laplace, en la que trata el caso de García Caparrós, o “Billy”, de Max Lemcke, que habla sobre las víctimas del torturador González Pacheco. ¿Creéis que es una buena herramienta para que estos casos lleguen a una sociedad que todavía desconoce muchas de estas historias?

Sin duda, pero resulta del todo insuficiente para el conocimiento de la verdad.

Las familias de las víctimas no solo tuvisteis que cargar con el dolor de la pérdida, con el abandono institucional, con la impunidad y las mentiras de la prensa, sino que, además, en muchos casos fuisteis amenazados para que no siguierais removiendo el caso, ¿no es cierto?

La impunidad permitió matar sin consecuencias, ante eso ¿qué impide amenazar? La verdad es que no era necesario porque fuimos olvidados y despreciados, pero ocurrió. Quizá había gente que encontraba placer regalando miedo.

Recientemente, en 2021, se ha abierto el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, donde están excluidas las víctimas de la violencia policial, pero donde se recuerda a torturadores como Melitón Manzanas o incluso al Almirante Carrero Blanco, ¿Cómo os sentís cuando el estado sigue negándoos de forma tan evidente vuestra condición de víctimas?

El reconocimiento como víctimas del terrorismo a los asesinados por la policía y la guardia civil supone que se produjeron crímenes de estado dentro de un plan establecido y por lo tanto de lesa humanidad. La autoinculpación no está prevista, el Estado se protege a nuestra costa.

La Querella Argentina ha sido un punto de encuentro de muchos de los que formáis el Colectivo de Olvidados de la Transición. ¿Qué esperanzas albergáis de la Querella y en que punto se encuentra ahora?

Actualmente es nuestra única esperanza, pero la Querella avanza con muchas dificultades debido a la presión del estado español y otras fuerzas que imperan en Argentina. Da la sensación de que quieren trasladar el procedimiento a la jurisdicción española, a raíz de la Ley de Memoria Democrática, eso sería su final. De momento la jurisdicción argentina reclama mayor material probatorio, sin ninguna colaboración por parte del estado español.

1 Comment

  1. Muy buena entrevista, se dicen cosas muy importantes. La transición fue el escenario de un plan sangriento contra aquellos que lucharon contra la dictadura franquista y por la conquista de los derechos democráticos.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.