Segunda parte de la entrevista a Carles Vallejo, militante antifranquista y sindicalista, que preside la Associació Catalana de Persones Ex-preses Polítiques del Franquisme y la Associació Memorial Democràtic dels treballadors de SEAT.
Por Angelo Nero
En junio de 1971 sales de prisión, y en octubre participas, aunque apoyando desde el exterior, en la ocupación de la factoría de SEAT de la Zona Franca, que desató una fuerte represión policial, que tomó al asalto la fábrica, no sin oposición. ¿Cómo se llegó a tomar la decisión de ocupar la SEAT, y cómo se desarrolló esa jornada?
Justamente eso fue después de la segunda detención, y los que habíamos estado en la cárcel se decidió que los tres más significados no entráramos. Se hizo la operación de meter a los cuadros clandestinamente dentro de la fábrica, escondidos en un turno, para defender la readmisión, y nosotros hicimos apoyo externo. Hicimos toda la logística preparatoria y el seguimiento exterior de la ocupación. Yo estaba acompañando a la RAI, y antes de la ocupación habíamos estado también con un grupo de sindicalistas italianos de FIAT, para explicarles la acción y generar contactos internacionales, para que la información fluyera al exterior. Esa fue mi tarea antes y durante la ocupación.
La ocupación de SEAT fue el único caso en España de una ocupación obrera de una fábrica de esas dimensiones durante el franquismo, que acabó en un enfrentamiento armado, porque la Policía Armada entró con metralletas, con naranjeros, con gases lacrimógenos, y la respuesta ante la petición de la asamblea de que la dirección recibiera a una delegación para negociar fue negativa, pero no fue una decisión que se tomara en la SEAT, sino desde Madrid, desde el gobierno que optó por el enfrentamiento directo. La reacción por parte de los trabajadores fue defensiva, no se dejaron avasallar, y se replegaron a los talleres, defendiéndose de los ataques de la policía, muchos de ellos a caballo, a los que tiraron tornillos, rodamientos. Aquello fue una guerrilla, defendiendo hasta el último taller.
Taller por taller, y con grandes riesgos, porque había materiales inflamables, y la policía no tuvo miramientos a la hora de disparar gases lacrimógenos a los talles de pintura, donde podría haberse generado una tragedia de dimensiones mayores a la que se produjo, porque en una de estas refriegas un policía se cayó del caballo, y se puso nervioso al verse rodeado, y sus compañeros comenzaron a disparar. Cayeron varios trabajadores heridos, y uno de ellos, Antonio Ruíz Villalba, aunque no murió en el acto, se lo llevaron herido de gravedad, y murió a la semana en el hospital. No se sabe la cantidad de heridos porque los archivos de los botiquines de la empresa, que atendieron a muchos trabajadores, fueron destruidos, porque ahí estaban los vigilantes y el aparato represivo de la empresa.
Muchos escaparon como pudieron, heridos, para no ser fichados y controlados. Eso duró hasta bien entrada la noche. Lo que pasa es que los dirigentes que entraron escondidos en el turno de la mañana, y que estuvieron a la cabeza de la ocupación, también se retiraron bajo la protección d ellos compañeros, que conocían los vericuetos de la fábrica, y los sacaron por las galerías subterráneas por donde iba la calefacción, las tuberías y la red eléctrica, y salieron rompiendo las verjas.
Esta fue la dramática experiencia de la ocupación de la SEAT, que significó un antes y un después en la conciencia de los trabajadores, que la fraguaron en la propia lucha, porque empezó por motivos laborales y acabó por motivos políticos, de reivindicación de la representatividad, de la readmisión, de la liberación de los sindicalistas que ellos consideraban sus representantes.
La represión continuó los días siguientes, sin embargo la huelga continuó, y sumó apoyos de otras fábricas, cómo en la huelga general de Vigo, al año siguiente. ¿La solidaridad obrera demostró que se le podía plantar cara al régimen desde las fábricas?
Si, fuera nos tuvimos que seguir organizando a través de los barrios, a través de la propia infraestructura de las comisiones obreras clandestinas, que siguió organizada en los barrios, porque hubo un cierre patronal, pero luego trataron de reabrir la fábrica, en varias ocasiones, y no lo lograron. Incluso en los días siguientes, abriendo las puertas a los trabajadores, continuamos la huelga dentro, y esta situación duró casi un mes. Pero en los días que estaba la fábrica cerrada, se organizaron piquetes numerosos de trabajadores de SEAT, y fueron a los polígonos industriales y en las grandes fábricas de Barcelona pararon, prácticamente fue una huelga general industrial, y no volvió a la normalidad hasta al cabo de un mes. Hubo muchos sancionados, pero, después ya quedó en nada, y fuera de la empresa solo quedamos los que ya estábamos despedidos. No constan sanciones entonces, porque tenían tal pavor, que, después de amenazar no llevaron adelante las sanciones.
Luego continuó la lucha con las plataformas reivindicativas de los trabajadores, de sus condiciones de trabajo, y en nuestro caso siempre presente la exigencia de que pusieran en libertad a sus compañeros, y esto duró hasta el año 1976, que se consiguió la amnistía laboral en la SEAT. Después hubo luchas normales, con sindicatos legales.
La Comisión Obrera de SEAT decide enviarte al extranjero, para recabar la solidaridad internacional, primero en París, y después en Roma y Milán. ¿Cuál era la misión que tenías y que ambiente se respiraba en la lucha obrera en esos países donde el fascismo había sido derrotado?
Yo me fui organizado, y pasé clandestinamente la frontera, fui a París, y allí ya me esperaba una delegación exterior, de los exiliados anteriores, que tenían una oficina que se encargaba de canalizar la información, de dentro hacia fuera, y de fuera hacia dentro, y de coordinar la solidaridad de los trabajadores españoles emigrantes, que había un gran contingente, sobretodo en Francia, Alemania e Irlanda. Teníamos organización de comisiones solidarias en todos estos sitios, y además canalizábamos la relación con los sindicatos europeos, y fui a parar ahí a la delegación de exteriores de Comisiones Obreras, y ahí participé en la organización de eventos de todo tipo, con trabajadores migrantes españoles, con sindicalistas italianos, con los de los países del este. Ese fue mi trabajo durante el año que estuve vinculado directamente a la comisión de exteriores de Comisiones Obreras, hasta que fui a parar a Italia donde continué trabajando hasta que volví del exilio. En Italia también coordinaba la solidaridad de los sindicatos italianos, y me incorporé a la Confederazione Generale del Lavoro (CGL).
Eran años álgidos, después de mayo del 68, de lucha sindical y obrera, tanto en Francia como en Italia, que venía del autunno caldo, el otoño caliente, con experiencias novedosas que a nosotros nos sirvieron mucho, para trasladar la experiencia, sobretodo de los consejos de fábrica, al calor de las luchas industriales de aquel momento, se negoció el estatuto de los trabajadores, que fue muy avanzado para el momento, y que ha regido durante muchos años la vida laboral en Italia, y sobretodo la coordinación multinacional.
Porque lo que siempre ha impregnado a la SEAT, desde la clandestinidad, en la lucha obrera y sindical, ha sido el internacionalismo, que nace de la solidaridad con el represaliado, que luego se transformó en la propia clandestinidad en la coordinación sindical de las plataformas reivindicativas, de los salarios, de las condiciones de trabajo. Creamos una relación muy fluida con los sindicatos de la FIAT, para intercambiarnos información, no solo de solidaridad, sino de reivindicaciones, para apoyarnos mutuamente. Fuimos unos precursores de los que hoy se llama Comité de Empresa Europeos, que busca la cooperación sindical en las multinacionales, porque éramos conscientes que contra ellas, la lucha no se acababa en las fronteras, sino que la casa madre era la que tomaba las decisiones, y por tanto aquí eran unos mandados y teníamos que interlocutar, de alguna manera, con la casa madre, que en nuestro caso fue la FIAT, y ahora es la Volkswagen.
Regresas en 1976, y te beneficias de una amnistía laboral para entrar otra vez en la factoría de SEAT, donde vuelves a tener responsabilidades sindicales, ¿Había cambiado mucho la lucha obrera desde la desaparición de la dictadura?
Volví, no con la amnistía, que es posterior, del 77, porque antes hubo diversos indultos, sobretodo a los que estábamos con condenas del Tribunal de Orden Público, y la amnistía fue contra delitos -aunque yo entiendo que contra el tirano era legítima todo tipo de lucha-, de los militantes de ETA o del FRAP, lo que ellos consideraban delitos de sangre, o consejos de guerra, por eso yo pude entrar en junio del 76, pero era prófugo del servicio militar y no me pude incorporar a la SEAT, porque tenia que hacer el servicio militar obligatorio, y estuve 18 meses en la mili, antes de volver a la fábrica, y pude volver porque en ese interín se negoció la amnistía laboral.
Aún estaba la rémora de los juzgados de empresa, porque la ley de comités de empresa fue con el Estatuto de los Trabajadores, y antes no había comités ni elecciones sindicales, pero con los juzgados de empresa que ya eran, la mayoría, de Comisiones Obreras, se negoció la amnistía laboral de todos los trabajadores despedidos por razones sindicales o políticas, desde la fundación de la SEAT. Éramos unos 500, de los cuales muchos regresamos, otros no, y yo volví, no a mi puesto de trabajo, porque se había extinguido, y me incorporé como militante de base, porque en ese interín se había creado una nueva generación de militantes que habían asumido responsabilidades, y yo empecé como militante de base, afiliado de Comisiones Obreras, y poco a poco tuve la posibilidad de reconstruir las estructuras sindicales estatales, cogí una excedencia, al año, para ir a Madrid a reestructurar la Federación del Metal, y fue responsable, durante un tiempo, del sector de Automoción, y del área internacional.
Encontré el movimiento obrero, yo me había ido en el 71 y había vuelto en el 76, en un momento de una efervescencia en la lucha, pero al mismo tiempo, también una cierta ingenuidad por nuestra parte, porque pensábamos que si éramos los más combativos, que si habíamos dirigido luchas en condiciones tan extremas como en el franquismo y los trabajadores nos habían seguido, nos creímos que estábamos en ese caldo de cultivo, y no fuimos conscientes de la nueva realidad política y social, y estiramos más el brazo que la manga en las negociaciones. Nos creíamos que teníamos más fuerza que la que teníamos, porque es verdad que había una parte importante de los trabajadores que habían vivido una especie de desencanto, pero era un desencanto mal entendido, también, porque creían que si antes el Sindicato Vertical era obligatorio y estábamos todos afiliados, y se creían que en democracia tenía que ser igual.
Se generaron todas las fuerzas económicas y de la patronal para que no se reconstruyera una situación de máxima conflictividad, y se apostó por construir el pluralismo sindical, que no existía en el franquismo, porque después de Comisiones, el más importante era la USO, no era la UGT, que en SEAT era mínima, que además eran súper clandestinos, e igual de la CNT, eran muy pocos. Y luego se demostró, ante la inversión para reconstruir un pluralismo sindical, que hubo una parte del SPD, de la Fundación Friedrich Ebert, de la Fundación Hans Böckler Stiftung de Alemania, que invirtieron para reconstruir la UGT en toda España.
A nosotros los trabajadores nos empezaron a ver como demasiado luchadores y conflictivos, y convocamos una huelga indefinida por un convenio, y los propios trabajadores de SEAT nos desautorizaron, y la huelga se fue extinguiendo. Y en las primeras elecciones sindicales, tras el franquismo, la UGT cobró un gran peso, y se convirtió en el primer sindicato, en otras etapas recuperamos nosotros este puesto, y luego lo volvimos a perder. Hay que ver el contexto social, sociológico.
Lo mismo pasa en política, los que estuvimos en la militancia, en el activismo político clandestino, estos méritos de esta lucha, los trabajadores, la sociedad en general, no los tuvo en cuenta, y primero ganó la UCD y luego el PSOE, y fuerzas como el PCE quedaron reducidas a la mínima expresión, y no hablemos ya de la ORT, de la LCR o del MCE, que si que estaban presentes en la militancia clandestina. Otros crearon la CSUT, el PTE, y nosotros nos quedamos en la mínima expresión, en Cataluña el PTE fue la base para reconstruir Esquerra Republicana, hicieron una coalición que encabezaba Heribert Barrera, y el segundo, que era del PTE, no salió.
Al haber estado en la vanguardia de la lucha antifranquista pensamos que se reflejaría después en las elecciones democráticas, y lo mismo pasó a nivel sindical en muchas empresas, como en la SEAT. Realmente hubo una gran inversión para reconstruir cuadros, con gran formación en Alemania y EEUU, y con esto reconstruyeron organizaciones y partidos. Y lo digo con todo el respeto a la pluralidad sindical, simplemente hago un análisis y constato una realidad, que nosotros fuimos ingenuos en este escenario, porque íbamos demasiado convencidos del papel que habíamos jugado en el pasado, pero es verdad que quedó un poso importante de esta lucha, a nivel sindical, en la SEAT antes de entrar en el estatuto de los trabajadores, y por lo tanto en la elección de los comités de empresa, y las listas sindicales, reproducimos los consejos de fábrica, siguiendo la experiencia italiana, pero esto se acabó con la elección de los primeros comités de empresa, bajo listas sindicales.
Hubo grandes dificultades y luchas, allí estuve metido yo también, porque entró en crisis la SEAT ante el nuevo modelo de economía más abierta, con la aparición de la FASA-Renault, y después de la Ford y la General Motors, que para una empresa nacida en el monocultivo, le costó adaptarse, entró en crisis, a partir del 75, y se generó la crisis de las relaciones con FIAT, que se retiró, pero el poso de tradición de lucha, que estaba presente en la plantilla, aun con la nueva situación sindical hizo de elemento disuasorio de la pretensión de cerrar la empresa, tras la retirada de la FIAT, y el gobierno de UCD tuvo presente el grado de conflictividad social y sindical histórico, y puso mucho dinero para reflotarla de cara a negociar en un periodo transitorio, un nuevo socio multinacional. Hay que reconocer que esta historia de lucha ha sido la que ha permitido reconocer la continuidad y el futuro después de muchas reestructuraciones, y la pervivencia de la SEAT, porque pocas empresas industriales de la época han sobrevivido. Si existe la SEAT, y se lo explicamos a las nuevas generaciones de la plantilla, es gracias a la lucha sindical, y eso ha de ser parte del presente. De hecho es una de las empresas con mayor sindicalización.
También eres presidente de la L’Associació Catalana de Persones Ex-preses Polítiques del Franquisme, ¿sigue siendo importante reivindicar la memoria de las víctimas de la dictadura, tantos años después de la desaparición de esta? ¿Se han cumplido alguna de las exigencias de Verdad, Justicia y Reparación’?
Cuanto más tiempo pasa más importante es, porque más desmemoria hay si no se hace este trabajo, creo que tiene más sentido que antes, incluso, sobretodo cuando van desapareciendo testimonios, de la generación anterior, que ya quedan pocos. Nosotros, en su momento, hicimos una jornadas sobre la generación TOP, el acrónimo del Tribunal de Orden Público, somos los activistas del antrifranquismo, a partir del 63, y nosotros queremos poner en evidencia que no es una dictadura tan lejana, que hay una generación TOP que estamos todavía en activo, porque fuimos militantes antifranquistas, y sufrimos las consecuencias de la represión, porque hay casi una equiparación, además malévolamente, de algún sector de la academia, o de los medios de comunicación, de que casi dejan el franquismo a una cosa de la guerra, y de la posguerra.
Nosotros no decimos que hubo una dictadura y después una dictablanda, y que en sus últimos años el franquismo preparó el terreno para una democratización, esto es una mentira, y para descubrirla está nuestro propio testimonio. Por eso creo que es más importante que en otros momentos, y es la tarea de nuestra asociación, que ya no es nuestro tema central, como fue el de nuestros predecesores, de Verdad, Justicia y Reparación, sino nuestro principal objetivo es el testimonio y la transmisión de la memoria a través de las escuelas, de las publicaciones, las charlas, los coloquios, las exposiciones.
Nos preocupa no tanto nuestra situación personal, si no el traslado de esta memoria, y este es el 90% de nuestra actividad como asociación, y cualquier cosa que hagamos, como la Querella, en mi caso, que no está ni admitida ni no admitida a trámite, como en el caso de los compañeros de Madrid, de La Comuna, es más por poner en evidencia la situación y las contradicciones, y ponerlos en la disyuntiva, que no tanto una cuestión personal, porque una persona representamos a los represaliados, a un colectivo, no somos las personas concretas que, instrumentalmente, presentamos nuestras querellas.
En el caso de Cataluña tenemos el soporte del Memorial Democrático, con sus políticas publicas de Memoria, la Conserjería de Justicia, que es de la que depende la Dirección General de Memoria, porque, a diferencia de otros territorios, en Cataluña el tema de fosas y exhumaciones, no lo hemos hecho desde las asociaciones, sino siempre desde la Dirección General de Memoria y, evidentemente, con fondos de la Generalitat, y con profesionales que son los que pueden hacer este trabajo, y nos resulta penoso que en otras zonas, por la dejación de la administración, sean las asociaciones las que tengan que hacer la exhumaciones, y estos trabajos que debían de ser competencia de las administraciones. Además soy presidente del Consejo de Participación del Memorial Democràtic, que es donde estamos las asociaciones memorialistas de Cataluña, que es un ámbito de coordinación con el Memorial Democràtic.
Fuiste el primer querellante por torturas en la Jefatura de Via Laietana después de la entrada en vigor de la nueva ley de memoria española, sin embargo, la fiscal de sala de Derechos Humanos y Memoria Democrática y exministra de Justicia, Dolores Delgado, avala la inadmisión de la querella, ¿cómo valoras, primero, la nueva ley, y, segundo, la postura de la fiscal en tu caso?
Aquí hubo un malentendido, hubo una primera noticia que salió en el Nacional de Cataluña, donde la periodista daba por sentado que la fiscalía, que primero no hay un dictamen todavía del fiscal de Cataluña, porque aquí la jueza que nos tocó en la querella, no se ha pronunciado todavía y lo que hizo es preguntarme si me ratificaba, yo me ratifiqué, y luego trasladó a la fiscal de Barcelona un dictamen que no está todavía hecho, que no lo tienen ni mis abogados ni se ha hecho público. Y, después salió desmintiendo Dolores Delgado, diciendo que no tenía posición estudiada por parte de la fiscal de la Ley de Memoria Democrática. Así que no damos, todavía, que la posición de la fiscal de sala, de la Ley de Memoria, sea contraria a que se admita la querella. La Consejería de la Generalitat se ha presentado como acusación particular en mi querella, que es de agradecer. Estamos esperando y nos pronunciaremos cuando la fiscal tome una decisión. Esta es la primera querella que se presenta tras la aprobación de la Ley de Memoria Democrática, y eso pone a Dolores Delgado en una disyuntiva.
La Ley de Memoria Democrática, nosotros hemos peleado porque se mejorara la Ley de Memoria Histórica de Zapatero, luchamos desde las asociaciones memorialistas, también desde los grupos parlamentarios en las reuniones con la Secretaría de Estado de Memoria, y aunque no nos ha satisfecho al cien por cien reconocemos que es un avance respecto a la anterior ley, y ahora estamos en tramites de negociación con la Ley de Memoria Democrática de Cataluña, que ha entrado el proyecto de ley en el Parlament, y ahora ha de empezar el debate parlamentario para actualizarla, porque ha quedado un poco desfasada, ya que fue de las primeras que se aprobaron, en el 2005. Yo creo que será una buena ley de Memoria.
En el caso de la estatal, a mí me preocupa más el desarrollo y la aplicación, porque, evidentemente, si el gobierno progresista de izquierdas, no consigue pactar un nuevo gobierno y hubiera ganado la derecha y la extrema derecha, y hubiera gobernado, lo primero que hubieran hecho, en eso no nos engañaron, sería derogarla. Nosotros creemos que debemos consolidarla, asegurar su desarrollo, también a nivel reglamentario, que también es importante. Pero el marco de la nueva ley permite bastante más que la anterior, aunque, nuestra reivindicación, que era la derogación de la ley de Amnistía, no se ha aceptado. Según los juristas de los grupos parlamentarios socialista y de Unidas Podemos, decían que si se interpretaba realmente, según el espíritu de la ley, no tendría que tener efectos en cuanto a la nulidad de los consejos de guerra, o la imputación de los perpetradores, pero ahí chocamos con el poder judicial, y no se pudo ser más taxativos en este apartado concreto.
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