A pesar de que Bolsonaro denuncia una persecución política en su contra, las pruebas parecen ser contundentes: mientras Lula da Silva encabeza un gobierno con cada vez mayor popularidad y mejores números económicos, el bolsonarismo se hunde en reproches internos.
Por Gonzalo Fiore Viani | 19/02/2024
Bolsonaro, al borde de la cárcel
El expresidente Jair Bolsonaro, un almirante, cuatro generales y veinte civiles se encuentran acusados de organizar un elaborado plan con el objetivo de anular las elecciones que finalmente dieron ganador a Lula da Silva el 30 de octubre de 2022. Un informe de 135 páginas presentado por un juez brasileño acusa al militar retirado y presidente del país entre 2018 y 2022 de haber encabezado un intento de golpe -o autogolpe- de Estado. El 8 de enero de 2023, dos días después de que se cumplan dos años de la toma del Capitolio en los Estados Unidos para intentar evitar la certificación de Joe Biden como presidente, un grupo de militantes radicales de Bolsonaro intentaron hacer lo propio en el Planalto, en la sede de la Corte Suprema y en el Parlamento brasileño. La asonada fue sofocada rápidamente, pero las consecuencias para sus impulsores apenas comienzan.
El secretario personal de Bolsonaro, Mauro Cid, es un militar que decidió confesar a la policía su participación en la intentona golpista. Su celular, además, reviste la principal prueba en el caso contra el expresidente. Cid estuvo cuatro meses detenido por falsear la cartilla de vacunación, entonces, decidió hablar con la Justicia para comentar respecto del intento de frenar las elecciones, un delito bastante más grave que podría conllevar penas muy altas para todos los involucrados.
Una reunión de gabinete del 5 de julio de 2022 fue registrada en video y publicada en todos lados. Allí, el presidente discutía con sus funcionarios respecto de un «fraude» que el Supremo estaba urdiendo para darle la victoria a Lula «en primera vuelta» —algo que finalmente no sucedió, ya que ganó el ballotage por apenas un punto y medio—, Bolsonaro dice algo que ahora parece profético: «No tengo dudas de lo que están pasando. Mucha prueba no tengo (…) Voy a bajar la rampa de aquí (el Planalto) preso por actos antidemocráticos».
El 18 de julio de 2022, Bolsonaro se reunió con embajadores extranjeros, a quienes les expresó sus dudas respecto del sistema de votación de su país, a pesar de que, como él mismo admitía, no tenía prueba alguna respecto de su supuesta fiabilidad. Por esta reunión, el exmandatario ya fue inhabilitado para presentarse a elecciones hasta el año 2030. Luego del ballotage que consagró a Lula presidente y tras varias semanas de manifestaciones, en diciembre de 2022, Bolsonaro convocó a una reunión con la cúpula de las Fuerzas Armadas. Allí, estaban los generales Marco Antonio Freire Gomes, del Ejército; Carlos Baptista, de la Fuerza Aérea; y el almirante Ailton Garnier, de la Marina, además de su ministro de Defensa. En noviembre, Bolsonaro envió a redactar un decreto presidencial donde anulaba las elecciones, mandaba a detener a dos jueces del Tribunal Supremo, al presidente del Senado y la convocatoria a nuevas elecciones con fecha indeterminada. En la reunión con los militares, les solicitó su apoyo para lo que sería un golpe de Estado —poco— encubierto. El único que se mostró abierto a respaldarlo fue el jefe de la Marina, pero no las otras dos fuerzas, que abogaron por respetar la continuidad institucional. Posteriormente, para intentar que lo apoye el jefe del Ejército, Bolsonaro recortó algunos alcances del decreto, especialmente, las prisiones a los opositores, pero mantenía la idea de anular las elecciones. Sin embargo, Freire Gomes se mantuvo firme en su decisión de respetar las elecciones y no cedió a las presiones bolsonaristas, encabezadas por el mismo Cid, según contó.
A pesar de que Bolsonaro denuncia una persecución política en su contra, las pruebas parecen ser contundentes: mientras Lula da Silva encabeza un gobierno con cada vez mayor popularidad y mejores números económicos, el bolsonarismo se hunde en reproches internos.
Victoria conservadora en Finlandia
El domingo, se llevaron adelante las elecciones presidenciales en Finlandia y el ex primer ministro, Alexander Stubb, se convirtió en nuevo presidente.El conservador le ganó por apenas tres puntos al candidato del Partido Verde, Pekka Haavisto. Fueron las elecciones finlandesas que mayor atención suscitaron en mucho tiempo debido a la situación con la OTAN y a las posturas de defensa y seguridad nacional de los candidatos, así como también su posición con Rusia. Las elecciones estuvieron claramente influenciadas por la reciente adhesión del país nórdico a la OTAN. En esta segunda vuelta, ambos candidatos no mostraron posturas demasiado disímiles en temas de política exterior, compartiendo ambos un sólido respaldo a Ucrania y una posición firme contra el Kremlin. A pesar de que, como sucede en muchos países europeos, históricamente, el presidente fue una especie de figura decorativa, esto cambió con el ingreso finlandés a la OTAN.
Stubb ahora asumirá la responsabilidad de liderar la política exterior del país nórdico en colaboración con el gobierno, a excepción de los temas relacionados con la Unión Europea, los cuales son manejados por el primer ministro. La figura presidencial también tiene competencias en materia de seguridad nacional y actúa como comandante supremo de las Fuerzas Armadas. Además, dado que Finlandia se unió a la OTAN el año pasado, Stubb será el encargado de representar los intereses de Helsinki en las reuniones de la alianza.
A pesar de que, al comienzo de la campaña, parecía que la ultraderecha podría hacer una mejor elección, el candidato del Partido de los Finlandeses, Jussi Halla-aho, quedó eliminado antes de la segunda vuelta. Se había especulado sobre la posibilidad de que el partido de ultraderecha y antiinmigración, actualmente parte del gobierno, avanzara a la segunda vuelta de las elecciones. No obstante, su controvertido candidato Halla-aho, conocido por su postura populista y euroescéptica, quedó fuera al obtener el tercer lugar con el 19%.
Plan B demócrata
Crecen los rumores respecto de una candidatura de Michelle Obama en el lugar de Joe Biden de cara a las elecciones de noviembre en Estados Unidos. Esto sucede a medida que los cuestionamientos respecto de la salud mental del presidente se profundizan. Un informe de un fiscal especial, publicado el pasado jueves, muestra al presidente de 81 años como una persona que se encuentra sufriendo un declive mental. Señala varios ejemplos de las extensas entrevistas de Biden con los investigadores, donde tuvo dificultades para recordar los años en que fue vicepresidente y se equivocó al hablar del año de la muerte de su hijo. Este informe llegó en medio de titulares críticos relacionados con las recientes referencias del presidente a conversaciones con líderes mundiales fallecidos hace mucho tiempo. Biden reaccionó con furia en una conferencia de prensa improvisada esa misma noche, donde protestó airadamente contra el fiscal especial por mencionar a su difunto hijo Beau: «¿Cómo se atreve a mencionarlo?», dijo el mandatario. Como prueba de su capacidad, luego mencionó sus importantes victorias legislativas y otros logros, como la entrega de ayuda humanitaria a Gaza. Sin embargo, socavó rápidamente su propio mensaje al referirse a Abdel Fattah el-Sisi de Egipto como el presidente de México.
El reporte de 345 páginas, a su vez, no presenta cargos contra Biden por haber manejado mal documentos clasificados. Se documenta que esto sucedió, al menos, en dos ocasiones diferentes. Sin embargo, el presidente no fue acusado por esto, ya que el mal manejo fue «accidental», debido, justamente, a olvidos y problemas con la memoria del mismo Biden.
Los asesores del presidente argumentan que, durante la campaña de 2020, Trump y sus aliados republicanos también lo criticaron por su edad y aptitud mental, y que superaron esos ataques. en parte, al destacar su experiencia para ejercer el cargo. Afirman que pueden señalar importantes victorias legislativas como parte de un plan actualizado, así como una agenda de viajes sólida que se compara favorablemente con la de sus predecesores, incluyendo dos recientes visitas a zonas de guerra. Habrá que ver si de nuevo les alcanza.
Bonus track
- Vladimir Putin brindó una entrevista a Tucker Carlson —que por momentos se pareció bastante a un monólogo— y dejó varias definiciones interesantes.
- La comisión electoral de Rusia rechaza la candidatura de Boris Nadezhdin, el principal oponente de Putin. Entre el 15 y el 17 de marzo, habrá elecciones y no se esperan grandes sorpresas en el Kremlin. Una —más que segura, ya descontada— victoria en marzo le permitiría permanecer como presidente hasta 2030.
- Ejecutivos de Goldman Sachs, Barclays, HSBC y Citigroup llegan a Argentina luego del retroceso de la Ley Ómnibus y la gira internacional del presidente para reunirse con representantes del gobierno.
Este artículo fue publicado originalmente en La Tinta.
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