Las dificultades económicas generaron una verdadera crisis social, cuya consecuencia fue la reactivación del sindicalismo frente a la debilidad de la izquierda política.
Por Eduardo Montagut
Iniciamos una serie sobre las alianzas, acuerdos coaliciones políticas en la Historia.
Al terminar la Gran Guerra, Francia basculó hacia la derecha con el triunfo en 1919 del Bloque Nacional, especialmente por la desunión de la izquierda francesa, representada por radicales y socialistas. Después de constatarse el fracaso electoral de la izquierda, el socialismo francés padeció una difícil situación. Nos estamos refiriendo a la escisión comunista. El Congreso de Tours, celebrado a finales de 1920, fue determinante. Blum se negó a aceptar la III Internacional, es decir, las órdenes procedentes de Rusia, pero se quedó en minoría frente a una mayoría que se decantó por el comunismo, al contrario de lo que pasaría en otros partidos socialistas europeos. Tendría que pasar un tiempo para que el Partido Socialista pudiera recomponerse.
La crisis económica de posguerra era una realidad palpable. El Estado francés tenía un déficit presupuestario inmenso y agravado por los gastos de la reconstrucción. Los franceses cifraban su salvación económica en las reparaciones alemanas. El slogan de la inmediata posguerra era el de “Alemania pagará”. Pero las enormes dificultades alemanas para pagar y la consiguiente demora provocarían que Poincaré ocupase el Ruhr. Pero, además de aumentar la tensión internacional, no se redujo la deuda ni se frenó la inflación. El gobierno optó por la austeridad presupuestaria y el aumento de la presión fiscal, que repercutió en los funcionarios y asalariados, ejes de la crisis política que llevó al fracaso y caída de Poincaré.
Las dificultades económicas generaron una verdadera crisis social, cuya consecuencia fue la reactivación del sindicalismo frente a la debilidad de la izquierda política. La CGT (Confederación General del Trabajo) vivió un extraordinario auge. Llegó a plantear un programa de nacionalizaciones, y su sector más radical inició una serie de huelgas intensas. Este sector terminaría desgajándose de la CGT para formar la CGTU, que se adhirió a la Sindical Internacional Roja. Ante la presión sindical los gobiernos del Bloque Nacional intentaron plantear alternativas como la jornada laboral de ocho horas, combinándolas cuando no daban los resultados esperados con la represión, empleando el ejército y algo que comenzó en aquella época con el triunfo de la Revolución Rusa: intensas campañas de opinión acusando a los sindicatos y a la izquierda de bolchevismo.
Las medidas económicas tomadas por el gobierno de Poincaré para reducir el déficit francés -austeridad presupuestaria y aumento de los impuestos- consiguieron fortalecer al franco, pero tuvieron un evidente coste social y, por ende, político. En las elecciones del año 1924 venció la izquierda, es decir, los radicales y socialistas. Esta vez llegaron a un acuerdo de gobierno, el conocido como el Cartel de izquierdas.
Entre junio de 1924 y abril de 1925 el gobierno fue dirigido por el radical Edouard Herriot, un destacado político por su cultura, con el apoyo parlamentario socialista. Se emprendió una activa política de signo laico. En este sentido, se intentó suprimir la embajada francesa ante la Santa Sede, que había sido restaurada por Briand en 1921, y abolir el Concordato que afectaba a Alsacia y Lorena. También se emprendió una verdadera ofensiva política contra el sector financiero y capitalista, el conocido como el “muro del dinero” porque se había opuesto a los empréstitos estatales. Estas políticas concitaron la fuerte oposición de la derecha y de los católicos. En este clima, el gobierno elevó a Jaurés al máximo honor al que puede acceder un francés después de muerto porque decidió trasladar sus restos al Panteón. Recordemos que uno de los padres del socialismo francés había sido asesinado en la vorágine previa a la Gran Guerra por su rechazo al conflicto y al militarismo. La derecha vio en este gesto una verdadera provocación por homenajear a un destacado crítico con la guerra después de lo que había pasado.
En Francia se instaló una intensa etapa de inestabilidad política como consecuencia de la ofensiva de la derecha. Se sucedieron hasta cinco gobiernos, que no pudieron hacer frente a los problemas económicos que se venían arrastrando desde la guerra. La inflación se dispara con la consiguiente agitación social.
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