La periodista alemana Mesale Tolu absuelta de cargos de terrorismo en Turquía

Mesale Tolu, fijó su residencia en Estambul a partir de 2014, trabajando para la emisora radiofónica Özgür Radyo, que fue cerrada en la purga de 2016, tras el fallido golpe de estado.  Otros 130 medios de comunicación también fueron cerrados, entre ellos 45 diarios y 16 canales de televisión. También trabajó como traductora para la agencia de noticias de izquierdas Etkin Haber Ajansı, ETHA.

Por Angelo Nero

“Absuelta después de cuatro años, ocho meses y veinte días. El resultado es correcto, el tiempo que tardaron los jueces de Estambul en acudir a él es un escándalo, y bastante intencionado”, así reaccionaba en su cuenta de Twitter la periodista y traductora alemana, de origen kurdo, Mesale Tolu, después de que se hiciera público la sentencia de un tribunal turco en la que la absolvía de los cargos de propaganda y pertenencia a una organización terrorista. También puntualizó: “En un estado constitucional, tal proceso no habría ocurrido en primer lugar. El veredicto no puede compensar la represión y el tiempo de detención.”

Mesale Tolu, fijó su residencia en Estambul a partir de 2014, trabajando para la emisora radiofónica Özgür Radyo, que fue cerrada en la purga de 2016, tras el fallido golpe de estado, como otros 130 medios de comunicación, entre ellos 45 diarios y 16 canales de televisión. También trabajó como traductora para la agencia de noticias de izquierdas Etkin Haber Ajansı, ETHA.

El primero de mayo de 2017 fue detenida en su casa de Estambul, su marido, Suat Corlu, ya había sido detenido a principios de abril, en medio de una operación antiterrorista, acusados de pertenecer al ilegalizado Partido Comunista de Turquía/Marxista-Leninista  (TKP/ML), brazo político del el Ejército de Liberación de los Trabajadores y Campesinos de Turquía (TİKKO).

Fue internada en la prisión de Bakirköyel, y aunque, después de permanecer siete meses entre rejas, a mediados de diciembre de ese año se le concedió la libertad provisional, no se le permitió la salida del país, pese a la presión de la diplomacia alemana. En agosto de 2018, la orden fue revocada y pudo viajar a Alemania, donde se reunió su esposo dos meses más tarde. Fruto de todo este proceso, en 2019, publicó un libro titulado “Mein Sohn bleibt bei mir!: Als politische Geisel in türkischer Haft und warum es noch nicht zu Ende ist” (¡Mi hijo se queda conmigo!: Como rehén político en encarcelamiento turco y por qué aún no ha terminado), donde denunció su detención arbitraria y proclamó la falsedad de los cargos, que le podrían haber llevado a una condena de veinte años de prisión. Establecida en Alemania, comenzó a trabajar en el periódico Schwäbische Zeitung.

La detención y juicio de Mesale Tolu, lamentablemente, no es un caso aislado, Amnistía Internacional, publicaba en 2019 el dossier “Turquía: La cárcel para periodistas más grande del mundo”, en la que Beril Eski, la coordinadora de prensa de AI en este país decía cosas como esta: “Como suele suceder durante los primeros días de primavera, cuando traspasé los fríos muros de la cárcel de mujeres de Bakırköy, en Estambul, lucía el sol. Dentro me esperaba Nazlı Ilıcak, periodista de 75 años condenada a cadena perpetua por haber “intentado destruir el orden constitucional”. La periodista lleva encarcelada casi tres años ya, y sigue sin entender cómo una agenda en la que anotaba los teléfonos de sus amistades fue aceptada como prueba de unos cargos de “terrorismo”. (…) También me entrevisté con Pınar Gayıp, reportera de la Agencia de Noticias Etkin (ETHA), que me recibió con una gran sonrisa. Actualmente está siendo juzgada por “pertenecer a una organización terrorista” y “hacer propaganda para una organización terrorista”. Algunas de sus publicaciones en las redes sociales y su trabajo para ETHA se han utilizado como pruebas contra ella.”

Según datos del según datos del Comité para la Protección de los Periodistas, en diciembre de 2020, Turquía era el segundo estado del mundo con más periodistas encarcelados, 37, solo por debajo de China, con 47, al que le seguían en esta triste lista, Egipto, Arabia Saudí, Eritrea e Irán.

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