Las potencias soberanas internacionales están haciendo un intenso esfuerzo por criminalizar la lucha legítima de los kurdos con las decisiones que toman a puerta cerrada.
Por Ferda Cetin / Yeni Ozgur Politika / Medya News
“Putin es un criminal de guerra -dijo el presidente estadounidense Joe Biden-. Debemos reunir todas las pruebas para que pueda ser procesado por crímenes de guerra”.
Francia y Suecia quieren una investigación sobre “posibles crímenes de guerra” cometidos en Ucrania. Los relatores de la ONU prepararon y compartieron con el público un informe de que el Estado turco había cometido crímenes de guerra en Cizre y Afrin. Estados Unidos, Francia y Suecia, por otro lado, ignoraron los crímenes de guerra de Turquía y estos informes.
Hoy, estas fuerzas, con una “sensibilidad ucraniana”, no ven los frecuentes bombardeos y asesinatos de Rojava, Shengal y Makhmur, cometidos por Turquía, como crímenes de guerra. Aquellos que investigan “posibles crímenes de guerra” en Ucrania están jugando al avestruz al no hacer nada frente a los crímenes de guerra manifiestos de Turquía.
El presidente estadounidense Biden, que pidió reunir pruebas para procesar a Putin, ignora los crímenes de Turquía a pesar de las cientos de pruebas que se han hecho oficiales en los informes de la ONU.
En esta etapa, los mentirosos están desesperados.
La lucha organizada y decidida del pueblo kurdo agrava aún más esta desesperación. La campaña lanzada en Europa contra la prohibición del PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) condujo a una profunda discusión, concienciación y comprensión del problema.
Alemania es el único país que hace más esfuerzos que Turquía para mantener al PKK en la lista de terroristas. Sin embargo, las políticas de represión y criminalización de Alemania no tuvieron éxito frente a la lucha del pueblo kurdo, y Alemania se quedó sola. En este punto, Francia y Suecia han intervenido. En los últimos dos años, estos dos países han estado aplicando los métodos de Alemania contra el pueblo kurdo e impulsando la prohibición del PKK.
Las potencias soberanas internacionales están haciendo un intenso esfuerzo por criminalizar la lucha legítima de los kurdos con las decisiones que toman a puerta cerrada. Quieren dar la impresión de que no tienen problemas con los kurdos. El Partido Democrático de Kurdistán (PDK) y la dinastía Barzani son la pata colaborativa “interna” de este plan. El PDK, junto con el Estado turco, está movilizando todos sus medios para mantener al PKK en la lista de terroristas.
Los propios miembros de la lista saben que el estribillo “la cuestión kurda está separada del PKK” es una gran mentira; en realidad, saben que el PKK es el pueblo kurdo.
La reunión del tribunal celebrado en Luxemburgo el 31 de marzo de 2022 se ha convertido en una plataforma donde se debaten todos estos hechos. El tribunal declaró que los argumentos de Turquía no podían tomarse como base para incluir al PKK en la “lista de terroristas” y que se tenían que presentar nuevas pruebas.
El tribunal preguntó al Consejo de Europa (CE) si se tuvieron en cuenta los llamamientos del líder del pueblo kurdo Abdullah Öcalan a una solución política y a la paz en Turquía.
El tribunal no consideró la defensa repetida y con frecuencia del Consejo de Europa de que “el PKK está separado del pueblo kurdo”; utilizó persistentemente el término “lado kurdo” en sus preguntas y evaluaciones.
La parte más importante de la pregunta fue que el Comité de la Corte le preguntó al Consejo de la Unión Europea: “Estamos haciendo estos juicios con el objetivo de corregir los errores e insuficiencias del Consejo de la Unión Europea. ¿Por qué no implementan las decisiones que tomamos? ¿Están actualizando las listas con el método de copiar y pegar y una facilidad automática?”
Los abogados del Consejo de Europa citaron con frecuencia la prohibición del PKK en Estados Unidos y el Reino Unido. El tribunal afirmó que las “listas de terroristas” elaboradas por Estados Unidos y el Reino Unido no se basaban en motivos razonables y, por lo tanto, no podían considerarse prueba suficiente en los términos del Consejo de Europa.
Al afirmar que el derecho a la autodeterminación es un derecho universalmente aceptado, los abogados del PKK señalaron que el uso de este derecho por parte de los kurdos no podía describirse como “terrorismo”.
Estas discusiones se profundizarán en el próximo período.
Entonces, ¿hasta dónde llegarán estas listas inventadas, este fraude global, esta hipocresía internacional?
¿No habrá un límite para esto?
Una gran mentira se repite desde hace cuarenta años.
Cuando esta mentira, alimentada por provocaciones, intrigas y calumnias, no tiene efecto sobre el pueblo de Kurdistán, intentan perpetuar la mentira con leyes y listas de prohibiciones.
En su cuenta de Twitter, en 2020, Donald Trump dijo: “El nuevo gobierno de Sudán acordó pagar 335 millones de dólares a las víctimas del terrorismo estadounidense y sus familias. Cuando se pague este dinero, eliminaré a Sudán de la lista de ‘Países que apoyan el terrorismo’”.
En un comunicado del 21 de octubre de 2020, el primer ministro sudanés, Abdullah Hamduk, y el ministro de Finanzas de Sudán, anunciaron que pagaron los 335 millones de dólares solicitados por el presidente estadounidense Trump para eliminar a la nación de la lista de terroristas.
Con este vulgar acuerdo entre Estados Unidos y Sudán, se ha hecho posible “salir de la lista de terroristas pagando dinero”.
Así, se ha hecho más evidente que el “terror” y las “listas de terror” creadas por las potencias globales no se elaboran sobre la base de principios y valores, sino según la coyuntura y la voluntad de las potencias dominantes.
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