En muchos países las mujeres todavía enfrentan la criminalización, la clandestinidad y el estigma social. Las consecuencias son siempre las mismas: desigualdad, pobreza y muertes evitables. El aborto es la primera causa, a nivel mundial, de mortalidad materna.
Por Isabel María Durán Báez | 28/09/2025
Cada 28 de septiembre se conmemora el Día Mundial por el Derecho al Aborto Seguro, Legal y Accesible. Una fecha elegida en 1990 en el V Encuentro Feminista Latinoamericano que hoy trasciende fronteras para recordar que ninguna democracia es completa si niega a las mujeres decidir qué hacer.
El derecho al aborto no es solo un tema de salud pública: es una batalla política y social por la libertad de las mujeres. La historia del feminismo nos muestra que fue en la Segunda Ola, a mediados del siglo XX, cuando el aborto se convirtió en un símbolo central de esta lucha.
Con pensadoras como Simone de Beauvoir, que denunció que “el cuerpo de la mujer es un campo de batalla”, el feminismo de la Segunda Ola expuso la maternidad obligatoria como una forma de opresión y exigió el derecho a decidir como condición indispensable para alcanzar la igualdad real. Aquellas feministas levantaron la bandera de los derechos sexuales y reproductivos, reclamando que la maternidad debía ser una elección y no un destino impuesto.
Hoy, décadas después, sus demandas siguen vigentes. En muchos países las mujeres todavía enfrentan la criminalización, la clandestinidad y el estigma social. Las consecuencias son siempre las mismas: desigualdad, pobreza y muertes evitables. El aborto es la primera causa, a nivel mundial, de mortalidad materna.
Reivindicar este día significa exigir:
Despenalización total del aborto en todos los países.
Acceso universal y gratuito a la interrupción voluntaria del embarazo en la sanidad pública.
Educación sexual integral que garantice decisiones libres y conscientes.
Reconocimiento del derecho a decidir como un principio democrático y de justicia social
El 28 de septiembre nos recuerda que la lucha de la Segunda Ola sigue más viva que nunca: mientras haya mujeres que no puedan decidir sobre su maternidad, la libertad será incompleta y la igualdad, imposible.
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