11M: Las conexiones entre el lumpen proletariado y el yihadismo

La serie televisiva ‘Nos vemos en otra vida’ muestra la trama asturiana de los atentados del 11 de marzo de 2004.

Por Oriol Sabata | 27/03/2024

Los hermanos Sánchez Cabezudo y Borja Soler nos brindan una brillante serie televisiva en la que abordan la ‘trama asturiana’ de los atentados yihadistas del 11 de marzo de 2004 en Madrid.

A través de una adaptación del libro del periodista Manuel Jabois, a lo largo de 6 episodios, ‘Nos vemos en otra vida’ nos sumerge en la vida de Gabriel Montoya Vidal, alias ‘Baby’ o ‘El Guaje’, un chaval de 16 años nacido en el seno de una familia desestructurada de un barrio obrero de Avilés cuyas peligrosas ‘amistades’ lo terminan involucrando (sin saberlo) en la masacre yihadista del 11M que terminó con la vida de más de 190 personas.

Estamos ante una serie que nos muestra las conexiones previas que se establecieron entre los yihadistas, es decir, los autores intelectuales y materiales de los atentados, y elementos propios del lumpen-proletariado, sectores marginales de la sociedad española que fruto de su actividad delictiva posibilitaron a los terroristas el acceso a grandes cantidades de explosivos.

Merece especial mención el espléndido trabajo del actor Pol López, que interpreta a Emilio Trashorras, el ex minero asturiano reconvertido en narcotraficante, quien termina coordinando el suministro de dinamita a los yihadistas y quien introduce al ‘guaje’ Gabriel en el mundo criminal que terminará sentenciándolo.

‘Nos vemos en otra vida’ lanza un mensaje demoledor acerca de como el lumpen-proletariado puede ser instrumentalizado por sectores reaccionarios de corte religioso-político y usado como arma arrojadiza contra la propia clase obrera. Al cierre de la serie, la declaración de uno de los supervivientes de los atentados en el macro-juicio llevado a cabo en 2007, resume esta cuestión a la perfección, mostrando incomprensión y enojo por la masacre cometida en trenes repletos de pasajeros provenientes de barrios obreros de Madrid.

Lo novedoso de los realizadores, es que, huyendo de clichés y recursos usados en infinidad de largometrajes y series, evitan caer en la victimización de los dos personajes centrales de la historia vinculados al lumpen: Gabriel Montoya y Emilio Trashorras. A pesar de que se nos muestran ciertos matices y lastres familiares que condicionan sus vidas, ambos deciden dar la espalda a una vida de trabajo y sacrificio en la obra y en la mina, adentrándose en el trapicheo, la drogadicción y la prostitución. Una vida de excesos que termina dibujando unos personajes sin empatía alguna, atrapados en la marginalidad y mostrándose como unos auténticos parásitos de la sociedad.

Karl Marx calificó acertadamente al lumpen proletariado como ‘escoria’ y advirtió que era ‘el peor de los aliados posibles’ para la clase obrera. La ‘trama asturiana’ de los atentados del 11M lo confirma.

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