Vigo, 20 de xullo de 1936. A chegada dos bárbaros

Resistiría o pobo apenas uns días nas barricadas do Calvario e de Lavadores, da “pequena Rusia”, mentres avanzaba a besta fascista, enchendo o Frontón daqueles que soñaban un mundo mellor, e deseguida comezaron os fusilamentos no monte do Castro, o traslado ó campo de concentración da Illa de San Simón, convertendo a ría de Vigo nunha inmensa fosa común.

Por Angelo Nero

Eran forzas invasoras, aínda que non viñan de fora, e o pobo saíu ó seu paso dando vivas á República, pensando que aqueles uniformados viñan á pórse ó seu servizo. Era un vinte de xullo, de milnovecentos nunca, cando comezou o ano cero da barbarie, e o verán apagouse, para dar paso á longa noite de pedra. Eles, que xuraran defender a legalidade republicana, fixeron escarnio das leis, das autoridades lexitimas, fixeron escarnio da mesma humanidade, e tinguiron a Porta de Sol de sangue.

Resistiría o pobo apenas uns días nas barricadas do Calvario e de Lavadores, da “pequena Rusia”, mentres avanzaba a besta fascista, enchendo o Frontón daqueles que soñaban un mundo mellor, e deseguida comezaron os fusilamentos no monte do Castro, o traslado ó campo de concentración da Illa de San Simón, convertendo a ría de Vigo nunha inmensa fosa común.

Sinalados os bos e xenerosas, homes e mulleres foron detidos, torturados, encarcerados, rapadas, violadas, privados dos seus bens, das súas vidas. Para uns todo rematou nuns días, nuns meses, para outros, especialmente para outras, durou toda unha vida, unha vida no inferno ao que as condenaba o franquismo, por ser sindicalistas, mestras, dirixentes políticas, por ser nais o mulleres de republicanas, pero, sobretodo, por ser mulleres, porque as mulleres todas, dun bando ou do outro, perderon cando chegaron os bárbaros.

En Vigo, un daqueles bárbaros recolleu nunha acta o comenzo do terror…

Vigo, 20 de julio de 1936

Pase al Juez Eventual de esta plaza, Capitán del Regimiento de Infantería Mérida nº35, Don José Pérez Navaza, para que con el carácter de tal, instruya causa por el delito de sedición militar, sirviéndose acusarme recibo

El Comandante Militar, Antonio Carreró

REGIMIENTO INFANTERÍA MÉRIDA Nº 35-2º BATALLÓN- 3ª COMPAÑÍA.

A V.S. dá parte el capitán que suscribe de los incidentes ocurridos durante la publicación del Bando declarando el estado de Guerra en esta ciudad.

Salió la Compañía a mi mando formada desde el Cuartel de la Cárcel, hasta el de la Guardia Civil de Infantería, situado en la calle de Urzáiz, seguido de numeroso público que con sus gritos y voces apenas sí permitían su publicación. Terminada la lectura del Bando, fue fijado en dicho Cuartel y la fuerza siguió por la Calle de Colón, para poder dar lectura delante de la Comandancia Militar, engrosando el público que ocupaba la calle en compacta y apiñada masa. Hubo en este lugar, como en el anterior, gritos de diferentes matices, pero no ocurrió mayor alteración y el Bando fue fijado en el tablón de la comandancia Militar. Siguió la fuerza por la calle de Policarpo Sanz, para proceder a la lectura del Bando en el tercer lugar señalado para su fijación, y allí el público que llenaba la calle y que se apretujaba alrededor de la fuerza, fue aún engrosado con otras masas que bajaban por la Puerta del Sol y que venían armadas. El Teniente D. José Pavón, procedió a la lectura del Bando y cuando iba ya ésta mediada, un grupo se abalanzó sobre el Teniente, rompiéndole los ejemplares del Bando que llevaba en la mano y diciéndole a gritos que era un Bando faccioso y simultanea mente varias detonaciones en diferentes direcciones y arrojando piedras y bombas de mano sin encender sobre la Fuerza cercada totalmente de público, que no cesaba de gritar “UHP” y vivas al Ejército Rojo, al tiempo que invitaba a los soldados a que matasen a sus oficiales. Ordené el toque de atención al corneta y al momento me ví sujeto por un individuo que trataba de arrebatarme la pistola en cuyo instante, viendo que el público se me echaba sobre la fuerza, ordené la apertura del fuego.

El público ante esta descarga, huyó a la desbandada, dejando caídos en el suelo varios muertos y heridos cuyo número ignoro.

La fuerza se retiró por la calle de Galán al Cuartel de la Cárcel con grandes precauciones, pues desde las bocacalles nos tiraban con pistolas.

Consecuencia de estos incidentes, han resultado heridos de mi Compañía, el Teniente D. Rafael Marcos Torres y soldado Julián Mínguez, heridos ambos por proyectil y el corneta de Ametralladoras, José Vicente, por una perdigonada, y roto el mosquetón número 9,738 por una bala en la caña y completamente retorcido los machetes número 6959 y 7536 por balazos en el acero.

Fueron recogidos, además de los ejemplares del Bando rotos, las armas siguientes:

Carabina MAB nº 22382 calibre 6 m/m; Carabina MAB nº 23552, calibre 9 m/m; Escopeta de 2 cañones del 16, todas estas armas, en estado nuevo, pero recién disparadas todas; dos granadas de mano, forma piña, sin disparar y dos cartuchos del Remington sin disparar.

Es todo lo que tengo el honor de comunicar a V.S. al mismo tiempo que le remito las armas, bombas, municiones y bandos rotos, para los efectos que procedan.

Vigo, 20 de Julio de 1936. EL CAPITÁN. Antonio Carreró.

Se el primero en comentar

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.