Basada en el cómic homónimo del genial Alan Moore, V de Vendetta narra la historia de V, un héroe anónimo que, en su personal deseo de venganza, pone en marcha un plan para derrocar al gobierno fascista totalitario que ha asumido el poder en un Reino Unido alternativo en 1997.
Por Adrián Juste | Al Descubierto
“Recuerden, recuerden, el 5 de noviembre. Conspiración, pólvora y traición. No veo la demora y siempre es la hora para evocarla sin dilación”. Esta frase da apertura a una de las películas más memorables de la cultura pop de principios de siglo, una historia de rebelión, de ideales y de lucha por la libertad. La historia de V de Vendetta.
Basada en el cómic homónimo del genial Alan Moore, V de Vendetta narra la historia de V, un héroe anónimo que, en su personal deseo de venganza, pone en marcha un plan para derrocar al gobierno fascista totalitario que ha asumido el poder en un Reino Unido alternativo en 1997.
El film fue estrenado en 2006 y desarrollado por parte del equipo que dirigió la trilogía de Matrix, incluyendo a las hermanas Lana y Lilly Wachowski, que escribieron el guion, o el actor Hugo Weaving, que interpreta al protagonista.
Pese a alejarse del argumento original del cómic (al punto que Alan More declinó aparecer en los créditos), el periplo de V para derrocar al tiránico Adam Sutler tuvo una gran recepción en la crítica y un fuerte impacto cultural.
La máscara de Guy Fawkes, que porta el protagonista, se ha convertido en un icono antisistema, utilizado por el movimiento hacktivista Anonymous, en protestas sociales y, más recientemente, apropiado por parte de la extrema derecha.
Una historia de venganza y revolución
El film abre con un repaso histórico de la figura de Guy Fawkes, quien formaba parte de un grupo de católicos que intentó destruir el Palacio de Westminster en la llamada “conspiración de la pólvora” el 5 de noviembre de 1605. Su detención es el motivo por el cual en Reino Unido se celebra ese día la Bonfire Night (noche de los fuegos artificiales).
Seguidamente, se presenta a la otra protagonista de la película, Evey Hammond (interpretada por Natalie Portman), una chica joven y un tanto inocente que trabaja en British Television Network (BTN), la cadena pública de Reino Unido.
Hammond viola el toque de queda nocturno para asistir a una cita, pero es abordada por dos hombres. Cuando ella intenta defenderse, ambos revelan que son de la policía secreta (que reciben el nombre de Dedos).
Aprovechan su posición de poder para intentar abusar sexualmente de ella, pero es interrumpido por un extraño personaje ataviado con ropas negras, una capa, un sombrero de copa y una máscara de Guy Fawkes.
Haciendo gala de una verborrea y culto lenguaje, increpa a los hombres, los detiene y acaba asesinándolos con un cuchillo y una gran pericia en combate cuerpo a cuerpo para salvar la vida de la joven.
Cuantas veces con el semblante de la devoción y la apariencia de acciones piadosas engañamos al Diablo mismo
V, V de Vendetta
Tras esto, se presenta a Evey Hammond en una introducción donde casi todas las palabras empiezan o contienen la letra “V”, un símbolo que se repetirá a lo largo de toda la película, y donde prácticamente se describe a sí mismo como un justiciero en busca de venganza.
Finaliza su perorata grabando de dos cuchilladas la V sobre un cartel propagandístico del gobierno que reza “Fuerza a través de la Unidad, Unidad a través de la fe” (en el cómic es “Pureza” en lugar de “Unidad”).
Acto seguido, invita a Hammond a un concierto a un tejado. Mientras suena la parte final de la 1812 Obertura de Tchaikovsky, el edificio del Old Bailey vuela en mil pedazos ante los ojos atónitos de ella y la risa batiente de V.
Esta acción desencadenará una serie de eventos que marcarán el fin del régimen de Sutler y un intenso debate político, social, cultural y filosófico de fondo.
Adam Sutler y Fuego Nórdico
V de Vendetta tiene lugar en una ucronía, un Reino Unido alternativo de 1997 donde el mundo ha sido sacudido por una guerra nuclear, provocando una desestabilización generalizada y donde el partido neofascista Fuego Nórdico, con Adam Sutler (Adam Susan en el cómic) al mando, se ha hecho con el poder total.
Fuego Nórdico ha establecido un gobierno totalmente xenófobo, racista, anglocentrista, machista, supremacista, ultraconservador, autárquico y ultrarreligioso, donde todas las esferas de la vida son controladas por el partido y el gobierno.
La estructura política que dirige Reino Unido sigue una disposición orgánica: los Dedos (Señaladores en Latinoamérica) son la policía secreta, lideradas por Peter Creedy (a su vez líder del partido y mano derecha de Sutler); la Voz es el aparato propagandístico, encabezado por Roger Dascombe; la Mano es el poder ejecutivo, el canciller por Adam Sutler; el Ojo, que se ocupa del aparato de vigilancia del país, dirigido por Conrad Heyer; la Oreja, que se encarga de las escuchas, el espionaje por sonido y la censura cultural, en manos de Brian Etheridge; y la Nariz, el departamento de policía, dirigido por Erich Finch.
Todo está controlado al milímetro, incluyendo la televisión, radio y medios de comunicación como Internet (llamado Interlink, con lo que se da a entender que es un circuito cerrado al exterior). La población es monitorizada constantemente, sometida a un adoctrinamiento continuo y el retrato de Adam Sutler está por todas partes.
El protagonista, V, es un antihéroe, un personaje atormentado, víctima de los crímenes de lesa humanidad del gobierno y del partido, que urde un plan para asesinar a los responsables, altos cargos del gobierno, derribar el régimen y vengarse.
“Buenas tardes, Londres”
Los medios de comunicación venden que el Old Bailey fue derribado por una demolición controlada. Hammond, que trabaja en la cadena pública, es consciente de la mentira, lo que le hace fruncir el ceño.
Mientras está trabajando, V aparece con multitud de explosivos en su cuerpo y amenaza con volar todo por los aires si no se le obedece. Así, bajo sus amenazas, proyectan un vídeo en el circuito cerrado de televisión, lo que hace que, paradójicamente, ni el gobierno lo pueda detener sin el control directo de las instalaciones.
Así, toda la sociedad británica asiste a una grabación que ha quedado para la historia del cine, en el cual V anima a la gente a rebelarse contra el gobierno, reflexionando sobre su responsabilidad en la sumisión a Adam Sutler y Fuego Nórdico, y reivindicando el poder de las ideas, la libertad de expresión y la democracia.
Las palabras siempre conservarán su poder. Las palabras hacen posible que algo tome significado y, si se escuchan, enuncian la verdad.
V de Vendetta
La cita es clara: dentro del próximo 5 de noviembre, es decir, en un año, invita a todo el pueblo a unirse a él frente al Parlamento con la clara intención de derrocar al gobierno.
Cuando acaba la emisión, la policía armada consigue entrar en las instalaciones, pero V consigue escapar con ayuda de Eve Hammond en el último momento. Sin embargo, ella recibe un golpe que hace que pierda el sentido, lo que empuja a V a mostrar su lado más humano y salvarla.
La relación de Hammond y V
Uno de los nudos más interesantes es la relación que se establece entre V y Evey Hammond, ya que sirve como desarrollo del debate filosófico alrededor del concepto de justicia y de verdad.
El antihéroe sostiene que la violencia puede servir a un buen propósito y que el fin justifica los medios, mientras que Hammond piensa que los crímenes y las venganzas de V solo desembocarán en un mundo todavía peor, y que V al final es consecuencia de ese mismo sistema, un producto del horror del régimen totalitario de Sutler.
El pueblo no debería temer a los gobernantes. Los gobernantes deberían temer al pueblo. Un edificio es un símbolo, como lo es el acto de destruirlo. Los símbolos solo tienen el valor que les da la gente. Por sí solo un símbolo no significa nada, pero si se unen muchas personas, volar un edificio puede cambiar el mundo.
V, V de Vendetta
A medida que esta relación profundiza, que eventualmente transita de apoyo, pasando por la amistad hasta el romanticismo, V va dando pasos en su plan, entre ellos, el asesinato de altos funcionarios del gobierno. Y es que ella no puede abandonar la guarida del justiciero, ya que sería detenida, interrogada y, probablemente, apresada y torturada.
El primero en caer es Lewis Prothero, llamado “la Voz de Londres”, se trata de un presentador de televisión que emite propaganda en prime time en televisión bajo las órdenes de la Voz, el aparato propagandístico del gobierno.
Aprovechando la tarjeta de acceso de Hammond como trabajadora de la BTN, accede a las dependencias de Prothero y lo asesina mientras se ducha. En el proceso, a pesar de la máscara, el presentador parece reconocerlo. Sobre el cadáver, deja una flor, una Violet Carson, que tiene un gran significado para el protagonista.
Horrorizada inicialmente al descubrir que V ha asesinado a Lewis Prothero, tras mostrarse contrariada, decide ofrecer su ayuda para así tener una oportunidad de escapar.
La siguiente víctima de V es Anthony Lilliman, el Obispo de Londres. Así, utiliza a Hammond, disfrazada de niña, para acceder a Lilliman, al que le arreglan encuentros sexuales para satisfacer su pedofilia.
Los artistas mienten para decir la verdad mientras que los políticos mienten para ocultarla.
Evey Hammond, V de Vendetta
Sin embargo, cuando Eve se queda a solas con él, intenta advertirle de que V intentará asesinarle y de que necesita protección. La respuesta del Obispo es pensar que se trata de algún tipo de juego e intenta abusar sexualmente de ella, momento en el que aparece el enmascarado y acaba con su vida. Ella aprovecha la coyuntura y escapa.
Gordon Deitrich y la prueba de Hammond
Eve Hammond huye a casa de un famoso cómico de televisión, Gordon Deitrich, amigo suyo y con quien había quedado al inicio de la película, y se refugia allí.
Ambos comparten tiempo y confidencias, como el hecho de que él es homosexual o que guarda libros y otro material prohibido por el gobierno en una sala oculta de su casa. Le revela, de hecho, que si queda con ella es para guardar las apariencias.
Una noche, ambos se reúnen frente a la televisión para ver el programa de Deitrich, asegurandole que merecerá bastante la pena. Se trata de un sketch humorístico donde ridiculiza al líder Adam Sutler en su intento por encontrar y apresar a V.
Inmediatamente, Hammond se preocupa por las posibles represalias, pero el cómico no le da importancia, pensando que simplemente recibirán algún tipo de multa o sanción debido a la enorme popularidad del programa.
Sin embargo, a mitad de la noche, las autoridades policiales irrumpen en el domicilio y apresan a Deitrich con enorme violencia, golpeándole y cubriéndole la cabeza con una bolsa negra. Evey intenta escapar, pero cuando sale al exterior es capturada, despojada de sus posesiones, rapada y encerrada en una celda sucia totalmente aislada.
Durante varios días, Evey es torturada psicológicamente, presionada para revelar algún dato sobre V. Pero, cada día, encuentra en un pequeño agujero de la celda de al lado una pequeña hoja escrita por Valerie Page, una actriz que fue detenida por mantener una relación lésbica.
Cada día, Hammond conoce un poco más de la vida de Valerie, que es presentada en el film como una historia paralela. Cómo fue su adolescencia, llena de dudas; cómo comenzó a actuar y a disfrutar de lo que más le gusta hacer; cómo comenzó su relación con Ruth; y cómo, poco a poco, el ascenso del fascismo fue cambiando el lenguaje, las ideas, los discursos… hasta que finalmente se llevaron a su pareja y, un día, a ella también.
Nuestra integridad vale tan poco, pero es todo cuanto realmente tenemos, es el último centímetro que nos queda de nosotros… si salvaguardamos ese centímetro, somos libres…
Valerie Page, V de Vendetta
Durante la historia, se revela que la flor favorita de la actriz es la Violet Carson, la misma que deja V sobre sus víctimas.
El poderoso testimonio le da fuerzas a Evey Hammond para soportar la presión psicológica y, ante la amenaza de ser fusilada si no revela aunque sea cualquier tipo de información, afirma que prefiere ser asesinada. Ante esto, el policía, cuyo rostro aparece siempre ensombrecido, le dice “entonces ya no tienes miedo”, y se marcha, dejando la puerta abierta.
Desconcertada, Hammond sale al pasillo donde descubre que los guardias son muñecos. Cuando llega al final, descubre que se encuentra en la guarida de V. Éste le confiesa que fue todo una prueba, que consiguió rescatarla antes de que la policía la capturase, y que buscaba de alguna forma que perdiera el miedo al régimen.
Inicialmente, Evey se enfada y le da un ataque de pánico, recordando todo lo que el fascismo le había arrebatado: a sus padres activistas, a su amigo, la libertad de su país, la vida de Valerie… y, a pesar de que se enfrenta a V por el montaje, comprende por primera vez las motivaciones de éste con respecto a su historia de venganza.
En una impactante escena, Evey sale al exterior mientras se deja empapar por la lluvia, comprendiendo que el destino de V, el de la sociedad sometida al régimen fascista y el suyo propio están ligados de alguna forma.
Hammond decide marcharse y V le deja, convencido de que si es capturada ya no revelará nada de él, pero antes le explica que, aunque todo fue un montaje, la historia de Valerie es cierta. Le enseña un retrato grande suyo que tiene en una pared, con un buen montón de Violet Carsons, y le explica que le hizo llegar su historia tal y como él la recibió y que, de la misma forma, también fue un punto de inflexión en su mente.
Tras esto, Hammond se marcha y V, consternado por ello, rompe un espejo.
La venganza de V y la investigación de Finch
Las autoridades policiales se ven inmersos en una carrera contrarreloj para intentar detener a V. Erich Finch, junto a su compañero, se ponen en marcha para intentar anticipar cuál será el siguiente objetivo de V. Pero esto les revelará a su vez terribles verdades sobre el gobierno que defienden.
A través del sistema de recaudación de impuestos, empiezan a encontrar conexiones económicas y políticas entre diferentes cargos del gobierno. Esto les lleva a la Dra. Delia Surridge, una forense con la que habían hablado momentos antes para intentar obtener su ayuda en la investigación.
Mientras tanto, V se encuentra con ella, que confiesa que sabía que, al ver que el terrorista de la televisión estaba dejando flores Violet Carson, le tocaría a ella tarde o temprano, admitiendo así ante el el espectador que, efectivamente, existe una conexión directa entre V y las personas a las que asesina.
No obstante, ella muestra su arrepentimiento por los crímenes que cometió, por lo que V la asesina sin dolor mediante un veneno, viendo que dicho arrepentimiento es sincero.
Cuando Finch llega, es tarde. No obstante, encuentran más pistas acerca de la relación entre V y su sed de venganza. Resulta que la doctora dirigió una serie de experimentos para desarrollar armas biológicas en un centro ahora clausurado llamado Larkhill, experimentos que se hacían en prisioneros políticos, activistas, homosexuales, etc. y que se tradujeron en miles de muertes.
Un experimento especialmente peligroso provocaba la muerte de todos los sujetos, excepto uno, ubicado en la habitación 5, (V, en números romanos), que sí que respondía bien. El reporte de la Dra. Surridge describe que el sujeto se liberó con inusitada violencia, destruyó el complejo y huyó, con la piel totalmente quemada. Estos hechos se supone que sucedieron varios años atrás.
Finch y su compañero rápidamente se dan cuenta que el terrorista al que buscan no es otro que el sujeto que escapó de Larkhill y que ahora está asesinando a toda la gente implicada en esos crímenes. Es decir, se trata de V.
Buscando entre la gente implicada, donde estuvo por ejemplo Lewis Prothero (entonces comandante del ejército) o el Obispo, dan con otro tipo, William Rookwood. Ansioso por descubrir la verdad, Finch queda con él en un área restringida.
Rookwood le cuenta que, unos catorce años atrás, los experimentos de Larkhill dieron como resultado la creación de un arma biológica, un virus, que fue liberado en tres sitios: el Saint Mary School, una planta de tratamiento de aguas y en el metro, asesinando a más de 100.000 personas.
En aquel momento, Adam Sutler era Secretario de Defensa y había urdido este plan a escondidas del gobierno. Azuzando el miedo, culpó a un grupo terrorista, detuvo a unos falsos culpables y vendió a la sociedad que apostaría por la seguridad y que encontraría una cura para el virus.
Así, Norsfire consiguió mayoría absoluta (el 87% de los votos) y los implicados en la trama se embolsaron millones de libras vendiendo la cura y consiguiendo puestos de poder en el nuevo régimen. Rookwood anima a Finch a que coloque cámaras de vigilancia en el domicilio de Creedy para averiguar más información.
Consternado y confundido, Finch vuelve a la oficina sin saber que creer. Poco después, descubre que Rookwood está muerto, por lo que deduce que ha sido V el que le ha contado esa historia detrás de una máscara. A pesar de su enfado, es consciente de que su relato coincide con todas las evidencias que ha ido encontrando hasta ahora, lo que engendrará una duda fundamental en el argumento de V de Vendetta.
El efecto dominó en ‘V de Vendetta’
A medida que altos funcionarios del gobierno caen y el gobierno es incapaz de encontrar a V, Adam Sutler aumenta su nivel de represión y su paranoia. Además del asesinato de Deitrich, también se enfrenta a sus propios dirigentes, especialmente a Peter Creedy y a Erich Finch.
Con el 5 de noviembre aproximándose, V realiza un envió masivo de máscaras de Guy Fawkes a todos los habitantes de Londres, lo que provoca el caos absoluto, ya que está prohibida y ahora la tiene todo el mundo.
En una de las escenas más memorables de la película, Erich Finch habla con su ayudante colocando un dispositivo inhibidor de señal, y le confiesa que, tras un exhaustivo análisis de todas las pistas y datos encontrados hasta ahora, es capaz de aventurar lo que sucederá: que, con tanto caos, alguien cometerá una estupidez y eso provocará efecto bola de nieve que V podrá aprovechar simplemente manteniendo su palabra.
A medida que lo narra, efectivamente, es lo que sucede: uno de los Dedos dispara a una niña con una máscara de Guy Fawkes, asesinándola, lo que provoca una violenta reacción por parte de la gente que se traduce en disturbios continuos que el gobierno contesta con más represión y sacando el ejército a la calle.
En una escena, se observa a V disponiendo unas fichas de dominó y, finalmente, tirando una ficha que hace caer a todas las demás formando su logotipo personal.
Seguidamente, Adam Sutler insta al aparato propagandístico del gobierno a que emita noticias falsas para alimentar el miedo en la población: pandemias, guerras, desastres naturales… Sin embargo, el film da a entender que la gente ya no se cree lo que ve en televisión.
Que la población recuerde por qué nos necesita.
Adam Sutler, V de Vendetta
Mientras tanto, V sigue su plan. Aprovecha el circuito de vigilancia puesto en marcha por Eric Finch alrededor de Peter Creedy para abordarle y ofrecerle un trato: poner fin a la revolución que está preparando a cambio de entregarle a Adam Sutler. Aunque duda, ante la perspectiva de apartarle del poder y ponerse al mando, acepta.
“Los ideales son a prueba de balas”
El 5 de noviembre llega y los actores principales de esta historia están a punto de encontrarse. Por un lado, Evey Hammond decide seguir las indicaciones de V y acudir a la cita. Por otro lado, Eric Finch sigue su instinto y se dirige a unos viejos túneles de metro clausurados. Así, V y Evey se reúnen, y él le enseña su plan: un metro abandonado repleto de dinamita para volar por los aires el Parlamento. Le explica que, a pesar de que el plan es suyo, es ella (el pueblo) quien deberá tomar la decisión de accionar o no la palanca.
Evey intenta detenerle, pues sabe que acude a encontrarse con Peter Creedy y que el final para V puede ser nefasto. En un emotivo encuentro, ella le besa y se hace patente que hay sentimientos románticos por parte de ambos, pero en el último momento, él renuncia a ello y opta por consumar su venganza.
Mientras el dictador emite un mensaje a toda la nación instando a la gente a quedarse en sus casas y asegurando que la situación está controlada, puede verse que no hay nadie escuchando, de lo que se deduce que la población ha decidido rebelarse. Además, en los túneles abandonados, efectivamente, Creedy aparece con parte de la policía secreta armada trayendo a Adam Sutler visiblemente herido y asustado.
De manera despectiva, Creedy asesina a Sutler de un balazo en la cabeza y le pide a V que cumpla su parte del trato y se entregue, poniendo fin a su plan revolucionario. Sin embargo, el hombre se niega y decide enfrentarse a ellos. Después de dejar que varias ráfagas de balas le atraviesen, se abalanza con sus cuchillos y los asesina. Justo antes de morir, Creedy le pregunta que por qué no se muere. «Bajo esta máscara hay más que carne y hueso. Bajo esta máscara hay unos ideales, señor Creedy. Los ideales son a prueba de balas», le responde. Seguidamente, le rompe el cuello, consagrando así su venganza final.
Pese a este emotivo discurso, V se marcha visiblemente herido, retirando una suerte de coraza metálica que llevaba puesta y que le había protegido parcialmente de los impactos de bala. A punto de morir, se encuentra con Evey, quien llora su pérdida, pero con la decisión de hacer realidad su revolución.
Tras dejar su cuerpo inerte en el metro, a punto de accionar el metro, Eric Finch aparece pistola en alto.
En el exterior, una marabunta de gente vestida de negro con la máscara de Guy Fawkes atraviesa las calles de Londres camino a las inmediaciones del Parlamento británico. El ejército ha tomado el control de las principales vías y se dispone a apuntar a la población a medida que se dirige al antiguo edificio. Cuando el capitán al mando pide órdenes, se da cuenta de que nadie le responde: ni Creedy, ni Sutler, ni nadie, por razones evidentes. Sin saber que hacer, opta por no dar ninguna orden y el pueblo atraviesa como si nada el cerco de la gente armada.
Frente al metro lleno de dinamita, Evey Hammond se muestra con determinación, sin miedo frente a Finch. En ese momento, todo el recorrido del jefe de policía hasta ese momento le ha hecho dudar progresivamente del sistema que defiende, dudas que estallan finalmente al saber que, pese a todo, no ha podido detener a la voluntad de V ni del pueblo en rebelarse contra la tiranía. Así, finalmente, baja el arma, e Evey acciona la palanca.
Con la 1812 Obertura de Tchaikovsky, el Parlamento explota mientras la gente allí congregada se quita la máscara. Detrás de ella, aparecen varias de las personas que han ido apareciendo a lo largo del film, incluyendo las que han fallecido, mientras los fuegos artificiales coronan el cielo dibujando una «V», poniendo el broche final de V de Vendetta.
Análisis político de ‘V de Vendetta’
V de Vendetta es una historia de venganza y de revolución donde se analizan conceptos políticos y sociales muy amplios. Por desgracia, el cómic da mucha más importancia a estos, ya que la adaptación pierde bastantes matices.
Según el equipo detrás de la película, el gobierno de Fuego Nórdico buscaba ser una analogía del gobierno de George W. Bush y su propaganda de la Guerra de Irak, así como su campaña mediática, allá por principios del milenio. En cambio, Alan Moore buscaba confrontar al gobierno de Margaret Tatcher de los años 80 en Reino Unido, cuya deriva autoritaria y uso represivo de las autoridades policiales fue muy criticado en su momento.
Ambas obras, sin embargo, coinciden en confrontar dos ideologías contrapuestas: el fascismo contra el anarquismo. Si bien el cómic hace muchas más referencias a esto último, las ideas quedan bastante bien reflejadas en la película.
El personaje de V, totalmente anónimo, es un símbolo. Es una reacción a la opresión del sistema. Aunque parece el líder de una revolución, se trata de una metáfora de la rebeldía social que surge para derribar a un régimen tiránico que no se sostiene, donde ciertas élites económicas y políticas han conspirado para implantar una agenda totalitaria. Tal y como Evey dice al final de la película, V son todas y cada una de las personas que existen en Reino Unido, y la revolución les pertenece a todos.
Evey es una metáfora propia de ese pueblo, que comienza siendo una chica más, conformista, víctima con una fuerte indefensión, pero que más tarde se conciencia, pierde el miedo y termina sumándose a la rebelión. Eric Finch es el sistema tambaleándose, dudando, resquebrajándose frente a sus propias contradicciones, cediendo al fin a lo inevitable.
La figura de Adam Sutler (Adam Susan en el cómic) es también muy interesante en V de Vendetta. Su nombre es similar al de Adolf Hitler, el dictador alemán creador de la ideología nacionalsocialista (nazi), y no es casualidad. Sin embargo, hay una diferencia abismal en el significado de este personaje que aparece en el cómic con respecto al de la adaptación cinematográfica y que merece la pena resaltar.
Adam Sutler, el personaje del film V de Vendetta, trata de emular al típico tirano omnipresente, una suerte de «Gran Hermano» de la obra de Orwell 1984, con esa pantalla gigante desde la cual habla a su propio gobierno, con seguridad, prepotencia y absoluto desprecio. En la película es un hombre frío, déspota y totalmente desprovisto de debilidades, calculador pero impulsivo, constantemente enfadado.
En la película, los únicos momentos de debilidad que muestra Sutler y por el cual nos acercamos a su humanidad se ven cuando rompe un vaso al contemplar el sketch de humor de Gordon Deitrich, y cuando está a punto de morir a manos de Creedy hacia el final de V de Vendetta.
Sin embargo, Adam Susan, su homónimo de la novela gráfica, es un personaje triste, lleno de inseguridades, con baja autoestima y una parafilia que le lleva a sentir atracción sexual por el sistema informático que le permite ejercer el control efectivo de su poder ante Reino Unido. Esta doble cara del dictador permite hacer un esbozo más complejo y profundo de la figura del líder carismático fascista como una persona con evidentes problemas mentales y, en el fondo, bastante más humano de lo que cabría esperar.
De hecho, son sus debilidades lo que le hace fracasar en el cómic. En la novela de Alan Moore, V se hace con el control del sistema informático del gobierno, lo que le permite ir un paso por delante en las investigaciones contra él. El uso de las herramientas del amo para la revolución, una postura que ha sido objeto de mucho debate, que Moore presenta como una opción totalmente válida y que en la película no se refleja, con bastante poco acierto.
Por supuesto, el Obispo es una clara crítica a la Iglesia y a las religiones, y al abuso de poder que ejercen.
Por último, el debate sobre los derechos fundamentales, las libertades o el uso de la violencia para un fin justo se ve representado a lo largo de V de Vendetta todo el tiempo, especialmente en los debates sostenidos entre V y Evey Hammond.
Un debate que, de nuevo, es mucho más incisivo en la novela gráfica. Hammond es una adolescente de 16 años, de familia humilde, sin padres, que intenta prostituirse para ganar dinero, en lugar de ser una trabajadora con cierto poder adquisitivo de la principal cadena del país, como sucede en la película. De esta forma, la transformación es mucho más radical a lo largo de la historia.
Como añadido, V es bastante más despiadado en la novela. Sus formas de asesinar son retorcidas y relacionadas con los crímenes o la personalidad de la víctima, y su trato y su relato es más cruel, reforzando la figura del antihéroe. Hammond en la película llega a equiparar a V con lo mismo que intenta destruir, pero esto es mucho más claro en la obra original. Su relación con ella es la que parece que, de algún modo, saca el lado más humano del protagonista. La única excepción es la doctora, cuyo asesinato es exactamente igual, ya que es la única víctima perdonada por V.
El film tuvo una gran repercusión en su momento, y muy especialmente tras la crisis financiera de 2008, donde el simbolismo fue adaptado por los movimientos de protesta que sacudieron el mundo entre 2011 y 2014. La máscara de Guy Fawkes es, hoy, un símbolo universal de rebeldía y de lucha social tan grande que incluso está intentando ser reapropiado por la extrema derecha en campañas reaccionarias.
Sin embargo, V de Vendetta nunca dejará de ser una oda al anarquismo, a la revolución y a los ideales contra el sistema capitalista y la extrema derecha. Una oda a los ideales, a la dignidad y a la libertad.
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