Tenía tan solo 17 años cuando los nazis le pusieron la soga al cuello, un 8 de febrero de 1943, y gritó sus últimas palabras: “¡Viva el Partido Comunista, y los partisanos! ¡Luchen, gente, por su libertad! ¡No se rindan ante los malvados! ¡Seré asesinada, pero hay quienes me vengarán!”.