Por Laura Isabel Gómez García
España tiene un grave problema de Terrorismo Machista. No hay más que ver los datos. Según cifras de la Delegación del Gobierno Contra la Violencia de Género, desde 2003 en España se han registrado 1.046 asesinatos de mujeres por Violencia de Género (sin contar otras víctimas que no entran en la estadística porque su perfil de víctima no se ajusta a la ley); más 36 menores asesinados, y 264 huérfanos desde 2013.
En 2019 fueron asesinadas 55 mujeres (más de dos asesinadas por semana), y quedaron huérfanos un total de 46 menores, y otros 3 asesinados junto a sus madres; más a parte las familias rotas que quedan devastadas en estos casos.
El 2020 no apunta a que esta sangría vaya a parar. En lo que llevamos de año (dos meses), ya son 13 mujeres y una menor asesinadas, junto a un total de 8 menores huérfanos.
¿Por qué hablamos de TERRORISMO MACHISTA?
Pues porque ETA asesinó en 50 años a 854 personas. Por ello es justo decir que España es un Estado machista y feminicida cuyas cifras de violencia de género superan con creces la barbarie que durante 50 años vivió nuestro país a manos de ETA, por lo que el paralelismo entre el número de víctimas totales entre ambos es más que evidente.
IGUALDAD FORMAL NO ES IGUALDAD REAL
Tanto como se cita la Constitución del ’78 para otros asuntos, cuando se trata de Igualdad se cita mal e ignorantemente, porque siempre se menciona el Artículo 14 (Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.) y todo el mundo se queda ahí. En la Igualdad Formal. Igualdad que sobre el papel queda muy bien, y que más o menos hemos logrado alcanzar a niveles importantes en un Estado democrático como es hoy España.
En cambio, se obvia el Artículo 9.2 (Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.) que es el que realmente garantiza la Igualdad real; ya que deja claro que los Poderes Públicos harán todos los esfuerzos necesarios para conseguir dicha Igualdad.
Parece ser que cuando se trata de cumplir la Constitución en según qué menesteres éstos no sean de obligado cumplimiento porque no se entiende que después de más de una década de vigencia de las leyes 1/2004 (Ley de Igualdad) y 3/2007(Ley contra la Violencia de Género) tengamos los terribles datos que tenemos en materia de violencias sobre las mujeres y en desigualdad en el ámbito laboral (entre otros). Para más inri, tenemos personas trabajando en las Instituciones públicas que siguen sin querer entender, incluso negando, la problemática de la violencia sobre la mujer, las desigualdades socio-laborales entre mujeres y hombres, y las razones del por qué ésta violencia es específica y por lo que necesita una atención especial e integral, así como una legislación también específica para combatirla. Dejo dos frases de dos hombres profesionales expertos en Violencia de Género que son bien claras:
«Ninguna violencia asesina a 60 personas del mismo grupo de población cada año, salvo la violencia de género».
(Miguel Lorente, Profesor y Médico)
«En la violencia en la pareja el 95% de los condenados son hombres. Y casi el 100% de los agresores sexuales también son hombres. Hay que ser muy machista para no captar la discriminación estructural de las mujeres y para no entender la necesidad de medidas de protección».
(Joaquim Bosch, juez)
Algo que está tan claro en otros casos como el Racismo, la LGTBI-fobia, por lo visto aún no se entiende el Machismo y la Misoginia hacia las mujeres de igual manera, porque de hacerlo nadie cuestionaría que existieran leyes específicas para la lucha contra la violencia de género. Violencia que, por cierto, no afecta a una minoría social, un colectivo, o un sector, sino que afecta de manera transversal e interseccional al 50% de la población mundial.
Si todo esto no fuera bastante, tenemos ahora a un partido político en el Parlamento español que lucha activa y profusamente contra estas leyes, y no solo eso, sino que además en los Ayuntamientos y CC. AA en los que forman parte del Gobierno Municipal/Autonómico están logrando que avances que a las mujeres nos han costado 40 años conseguir estén siendo volados por los aires, sean además paraguas de maltratadores, machistas, y sirviendo de altavoz a la corriente negacionista de la violencia de género. Me estoy refiriendo al Ayto. de la ciudad de Madrid, a la Asamblea del Gobierno Madrileño, al Gobierno andaluz, o al murciano, por poner unos ejemplos.
La violencia contra las mujeres no es ideología, es un hecho. Y ahí están los datos tanto nacionales, como internacionales. Lo que sí es ideología es negar que aun a día de hoy nacer mujer te hace más vulnerable que nacer hombre; porque no solo te atraviesan las violencias que atraviesan al sexo masculino, sino que además tienes otras añadidas por nacer mujer. Por ello no es cuestión de ideología, no es cuestión de ser o no ser feminista, es cuestión de justicia social y que desde el poder político se ha de luchar profusamente por erradicar, legislando y aplicando la ley.
Incluir medidas del Convenio de Estambul de 2011, (Convenio ratificado por España), en una necesaria reforma de la ley de VG algo que está recogido en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género de 2017 y del cual tan solo se ha ejecutado el 25% (según datos del Ministerio de Igualdad) por la desidia y el abandono de los Gobiernos que hemos tenido en comprometerse en hacer de la violencia machista un problema de Estado, como sí se hizo con ETA.
Llevamos viendo más de un mes a nuestras señorías matándose entre ellos por la cuestión del “Delcy Gate” mientras cada semana la violencia machista se cobra una media de dos mujeres, a veces hasta 3 en 24 horas como el pasado miércoles negro 27 de febrero. Pero nada… No pasa nada. Me pregunto si este pasotismo sería igual si esta sangría se diera en otros colectivos: futbolistas, periodistas, políticos, cantantes, taxistas, etc. Supongo que en esos casos estaríamos en estado de emergencia nacional, ¡como mínimo!
Otros de los focos olvidados es el que tiene que ver con la prevención y la dotación de medios tanto económicos como de servicios integrales que ha de hacerse en todos los ámbitos de la sociedad y desde todos los Ministerios de manera transversal y específicamente desde la Educación (el 10% de las medidas del Pacto de Estado están dirigidas a la prevención en la escuela y no se han aplicado), la Justicia y la Sanidad públicas. Faltan profesionales formados en perspectiva de género y con formación específica en el tratamiento y detección de casos en víctimas de violencia machista.
El presidente del TSJA ya advirtió hace unos meses del elevado porcentaje de asesinatos de mujeres que no habían interpuesto denuncia contra sus maltratadores, y es que estamos hablando de un 75% de las mujeres asesinadas que no habían denunciado a sus agresores.
Algo que denunciamos desde colectivos feministas, ONG’s que trabajan con víctimas de violencia machista, y profesionales de las diferentes instituciones implicadas, y que no nos cansamos de repetir es que estamos ante un fenómeno “iceberg”, lo que quiere decir que no son ya el elevado número de mujeres que son asesinadas o que interponen denuncia, que es la superficie del problema, sino la realidad que subyace, y que son los casos que no se denuncian; ¿y por qué? La causa es múltiple: miedo, culpa, vergüenza, temor a no ser creída, a que el maltratador acabe con su vida o con la de sus hijos e hijas, muchas mujeres maltratadas no quieren denunciar a sus parejas por una dependencia emocional, la falta de apoyo social porque muchas son aisladas por sus maltratadores de familiares y amistades, falta también de recursos económicos dado que dejaron el trabajo para quedarse en casa porque su maltratador las obligó, porque además de la violencia física, son víctimas de violencia psicológica y económica que a menudo destruyen a la mujer aún más si cabe, dejándolas anuladas y sin autoestima. A todo esto, hay que sumar que, en el momento de interponer la denuncia, o en el momento de declarar ante el tribunal falta mucha sensibilidad por parte de policías, jueces, juezas y fiscales. Demasiadas veces la víctima es revictimizada por las Instituciones y por los profesionales que deberían protegerlas y asegurarles una protección integral para ellas y sus hijos e hijas menores. Por todo ello es normal que tan solo el 25% de las mujeres víctimas de violencia de género sean las que saquen las fuerzas para poder denunciar y enfrentarse a ese proceso tan brutal.
Según datos de la Fundación ADECCO, el 81% de mujeres víctimas de VG está en situación de desempleo o trabaja en la economía sumergida, y este es otro lastre que hace que no denuncien a sus parejas, y las que denuncian tardan una media de 8 años en interponer una denuncia como así reveló el «Estudio sobre el tiempo que tardan las mujeres víctimas de violencia de género en verbalizar su situación«, de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
En 2017, los juzgados españoles recibieron un total de 166.260 denuncias por violencia de género, la cifra más alta desde que el Consejo General del Poder Judicial contabiliza los datos.
Siguiendo con los datos, esos que tanto les gusta a los incrédulos, he aquí algunas cifras del 2019 extraídos de fuentes oficiales para que se ilustren en la materia:
Según el Portal Estadístico de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género se registraron hasta junio del 2019, 80.814 denuncias. De las cuales, 40.495 fueron interpuestas en el segundo trimestre (801 presentadas directamente por la víctima en el juzgado; 493 por familiares de la víctima; 1.164, por terceros, mientras que la mayor parte corrieron a cargo de atestados policiales (34.297) y 3.740 se registraron mediante partes de lesiones directamente en el juzgado. Estos datos son muy importantes porque desmontan ese mito de que las mujeres denuncian falsamente a sus parejas de manera sistemática en la mayor parte de los casos de violencia de género, ya que las cifras evidencian que la gran mayoría se efectúan a cargo de atestados policiales, y no de las propias mujeres; o es que ¿acaso la Policía Nacional y la Guardia Civil actúan de manera improcedente en todos estos casos?
De hecho, según datos de la Policía Nacional y la Guardia Civil, se tramitaron más de 64.000 denuncias por delitos de violencia de género desde enero a octubre de 2019 en los casi 400 ayuntamientos adheridos al sistema policial de seguimiento de las víctimas de violencia de género.
En cuanto a llamadas realizadas al 016, según el Portal Estadístico de la Delegación del Gobierno, hasta final de octubre del 2019 se recibieron 51.273 llamadas. El 66,5% de las personas que llamaron fueron las propias mujeres, y un 27,5% fueron de familiares o personas cercanas a la víctima.
Las estadísticas relacionadas con el sistema de seguimiento de las medidas y penas de alejamiento revelan que había 1.353 dispositivos electrónicos de seguimiento activo antes del fin de octubre del 2019.
Cabe mencionar también los datos relativos a otros delitos sexuales contra la mujer que aún no se encuentran marginados del término «violencia de género«, datos que se compartieron el pasado 20 de noviembre desde la secretaria de Estado de Seguridad, y que revelan que entre enero y octubre del 2019, la Policía Nacional detuvo a 40.919 hombres por delitos de violencia machista, doméstica o sexual. De los detenidos, el 20% fue arrestado por maltrato a su pareja o expareja o por otras conductas delictivas en el ámbito familiar.
La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género y Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la Igualdad efectiva de Mujeres y Hombres, ambas, aunque sobre el papel quedan muy bien, en la práctica no se aplican como se debería, ni con recursos suficientes, ni con dotación presupuestaria necesaria, ni con profesionales debidamente formados. Aun así, es cierto que ambas leyes han supuesto avances, pero el monstruo del Machismo es un germen que está incrustado en nuestra sociedad, en todos los ámbitos, clases sociales, medios de comunicación, etc. que parece no parar de crecer.
El Machismo se combate con políticas públicas feministas, con Coeducación, con profesionales formados en Igualdad de Género, con Feminismo, y aplicando la perspectiva de género de manera transversal. Sin todo ello no es posible erradicar las violencias machitas que día a día nos roban el Bienestar social y los derechos a las mujeres.
Urge que nos pongamos a ello porque las cifras en España de violencia de género, violaciones, abusos sexuales, acoso sexual, feminicidios, etc. son escalofriantes. Algo que resulta imposible de creer teniendo las leyes de VG e Igualdad que tenemos, pero que son explicables cuando se observa la gran ineficacia de los poderes públicos para llevarlas a cabo tal y como se debería.
EL 8M NO ES UNA FIESTA
No, el 8 de marzo no es una fiesta. El 8 de marzo es una fecha para salir a la calle a gritar que NOS ESTAN ASESINANDO, NOS ESTAN VIOLANDO, ACOSANDO, Y QUE NO HAY UNA BRECHA SALARIAL ENTRE HOMBRES Y MUJERES, SINO QUE HAY UN SOCABÓN. QUE ESTAMOS HARTAS, QUE YA BASTA, Y QUE YA NO NOS CALLAMOS.
No, el 8 de marzo no es una fiesta. El 8 de marzo es un día en el que no hay nada que celebrar, ni nada que felicitar. El 8 de marzo no es el día de congratularnos por ser mujeres, sino que es una fecha para visibilizar que el 50% de la población mundial está discriminada, y en desigualdad respecto al otro 50%.
Hasta ahora hemos callado, pero ya no. Poco a poco las mujeres estamos revelándonos contra los mandatos de género patriarcales establecidos, y que hasta hace unas pocas décadas nos limitábamos a acatar. YA NO. Ahora estamos empezando a desafiarlos, a combatirlos, y a abolirlos, porque no nos resignamos, y porque tenemos en nuestras manos el testigo que nos han pasado nuestras madres, abuelas y bisabuelas que comenzaron la emancipación de la mujer hace siglos. Por respeto a su memoria, y por respeto a las que el día 8 no podrán salir a la calle a gritar porque las han asesinado, o las están maltratando, o están encerradas en un CIE, o están siendo explotadas en un club de carretera, o trabajando en un hotel, o de internas limpiando en una casa; mujeres sobre las que cae todo el peso del Patriarcado; por ellas, por todas, honrémoslas con una jornada de lucha y reivindicación, que le haga saber al Patriarcado que sus privilegios se van a acabar.
#8M2020!
#LaRevoluciónSeráFeministaOnoSerá!
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