Su único trabajo es responder a una carta y no lo hizo

El colonialismo español en Latinoamérica fue fenómeno de violencia integral: violencia cultural y violencia económica, violencia física y violencia estructural.

Por Lucio Martínez Pereda | 28/09/2024

Felipe VII : Un jefe de estado que no cumple las normas más básicas de cortesía personal y diplomática. El 1 de marzo de 2019, el presidente de México envió una carta personal a Felipe VI que no fue respondida, en la misiva López Obrador proponía:

“Que se trabaje en forma bilateral, en una hoja de ruta para lograr el objetivo de realizar en 2021, una ceremonia conjunta al más alto nivel; que el Reino de España exprese de manera pública y oficial el reconocimiento de los agravios causados y que ambos países acuerden y redacten un relato compartido, público y socializado de su historia común, a fin de iniciar en nuestras relaciones, una nueva etapa, plenamente apegada a los principios que orientan en la actualidad a nuestros respectivos Estados y brindar a las próximas generaciones de ambas orillas del Atlántico, los causes para una convivencia más estrecha, más fluida y más fraternal.»

La grave descortesía personal y diplomática cometida por Felipe VI ha sido el motivo que explica su no invitación a la toma de posesión de la presidenta de la república mejicana. Su único trabajo es responder a una carta, y no lo hizo. Pero no fue la primera ocasión en que este rey puso los intereses personales de su corona por encima de los intereses del estado español. En el verano de 2022, durante la toma de posesión de Gustavo Petro en Colombia, no se levantó al paso de la Espada de Simón Bolívar. Con estos dos graves errores el actual monarca español ha evidenciado que tiene una concepción patrimonialista de la Jefatura del Estado. Para decirlo de forma sencilla: confunde “detentar” la jefatura del estado, con “tener” la jefatura del estado.

Este lector tiene una idea muy extraña -digámoslo así para evitar que se sienta ofendido- de lo que es la jefatura de un estado democrático.

En primer lugar, nos encontramos con el primer error: ni el lector ni yo sabemos qué piensa “la mayoría de los españoles.” En segundo lugar: el lector confunde representar con simbolizar. Representar es trasladar la voluntad de otros a un espacio donde es políticamente funcional y operativa, pero esa voluntad ha de ser previamente conocida mediante una forma de consulta . Simbolizar, en cambio, es fundamentar la delegación en una teoría auto-legitimante. Las jefaturas de los estados democráticos son representativas , las jefaturas de los estados que no lo son: son simbolizantes.

Otros lectores, como David- fruto de su receptividad excesiva a los mensajes propagandísticos- tienen dificultades para discriminar entre nación y estado, entre responsabilidad de los individuos y responsabilidad de los estados.

Cuando se habla de exterminio no se está recurriendo a un concepto ideologizado o a un slogan propagandístico. El colonialismo español en Latinoamérica fue fenómeno de violencia integral: violencia cultural y violencia económica, violencia física y violencia estructural. La negativa del estado español a pedir perdón por el carácter depredador del imperialismo aleja a España de los países que ya lo han hecho: Bélgica, Países Bajos, Reino Unido y Francia, pero también la aleja de la Iglesia católica, que aceptó su responsabilidad con las peticiones de perdón de Juan Pablo II en 1992, Benedicto XVI en 2007, y el papa Francisco en varias ocasiones desde 2015.

La corona española es responsable históricamente: el oro y la plata robados en Latinoamérica fueron la fuente que permitió a los monarcas españoles mantener su Imperio en Europa hasta el siglo XVIII. Las responsabilidades históricas, aún siendo cronológicamente lejanas, son necesarias siempre y cuando los hechos concretos -en este caso un genocidio y una brutal explotación con apropiación de tierras y propiedad de los recursos naturales, son hechos de influencia en el presente, y en este caso lo son, ya que los herederos de esas desposesiones están ahora vivos y siguen perjudicados. Lógicamente, como esas devoluciones no son factibles ahora, la petición de perdón es necesaria para compensar en parte esa ausencia de resarcimiento.

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