Sergio Balchada: “Fue vital la participación de los anarquistas gallegos de Trintxerpe para que Donostia no cayera en manos de los fascistas en el primer momento”

El papel de los gallegos en Euskadi era muy importante, por encima de todo porque abanderaron, en los años de la República, muchos movimientos sociales, sobretodo para mejorar las condiciones de trabajo y salariales de los marineros

Por Angelo Nero

Es obligado felicitar a Sergio Balchada por el trabajo realizado con “Galegos no exército de Euzkadi 1936/1937”, porque es un libro que, además de estar excelentemente documentado y editado, es muy ameno de leer, algo que no siempre sucede con este tipo de estudios, y a veces tiene un ritmo más propio de una novela que de un ensayo.

La verdad es un tema que, cuando comencé, no sabía muy bien por donde cogerlo, y a medida que fui buscando información, más o menos, en la cabeza ya comenzó a formarse un poco como podía, y luego siempre vas encontrando cosas que van llenando el libro y lo vas haciendo atractivo. Pero lo importante, en los libros de historia, es que lleguen al mayor número de gente posible, que no sea un tostón de eses científicos. Tiene que tener su rigor histórico, sus fuentes, pero al mismo tiempo que llegue a los historiadores, tiene que llegar a la gente.

Y, además, contaste con el apoyo de la Diputación de Pontevedra, desde su área de Memoria Histórica.

Fue una suerte muy grande, la verdad, porque el libro tuvo un viaje, antes de llegar a la Diputación, y llegó un momento que pensé que o bien lo tenía que dejar o intentar hacer una autoedición, cosa que era bastante complicada. La verdad fue una suerte el apoyo de la Diputación, y estoy muy agradecido.

El Ejército de Euskadi nace, oficialmente, en noviembre de 1936, después de que el Gobierno Vasco decretase la militarización de las Milicias, ¿que territorio controla este ejército y de cuantos efectivos dispone?

En un primer momento, los efectivos van alrededor de 45.000 hombres, más o menos, y tienen un control muy pequeño del territorio, no es la actual Euskadi, básicamente porque Araba está prácticamente en manos de los rebeldes, excepto una franja en la zona norte, y después Gipuzkoa, en el verano del 36, tras duros combates, acaba también siendo tomada por los rebeldes. Lo que queda, básicamente, lo que controla el ejército de Euskadi, es la actual provincia de Bizkaia, toda esa franja norte de Araba, y una pequeña franja de Gipuzkoa, Eibar, Elgueta, Markina, pero sobretodo el territorio de Bizkaia.

Los gallegos tuvieron una presencia destacable en varios destacamentos del Ejército Vasco, como en el Bakunin y, sobretodo, en el Celta. ¿Cual era la procedencia de estos combatientes gallegos, y que figuras destacables nombrarías de esta huella gallega en el Euskadiko Gudarostea?

La procedencia es variada. Tenemos por una banda a los gallegos que ya estaban establecidos en Euskadi, trabajando, hablamos sobretodo de marineros en la zona de Trintxerpe, principalmente, que es un barrio de Pasaia, en Gipuzkoa. También de la zona minera, Gallarta, Ortuella, Muskiz. En la margen izquierda de la ría de Bilbao, Barakaldo, Sestao, también había bastantes gallegos.

Después se nutren estos batallones de desertores del ejército rebelde, ya que muchos eran izquierdistas, y cuando su tierra queda, desde los primeros compases, del lado de los fascistas, muchos de ellos al ser llamados a quintas, o a alistarse voluntarios, se unen con la idea de poder pasarse al ejército contrario.

Y luego tenemos, aunque los menos, un cuerpo que era el Batallón Disciplinario, donde la Primera Compañía estaba formada por gallegos, muchos de ellos desertores que no podían constatar o confirmar su pasado izquierdistas, o bien prisioneros de guerra. Sobretodo en la primera batalla que tiene el Ejército de Euskadi, donde cogen bastantes prisioneros, muchos gallegos, con los que también van nutriendo los batallones vascos.

Miembros del Batallón Celta CNT n.º 6, en Larrabetzu (Bizkaia) a finales de mayo de 1937. Foto: Fundación Anselmo Lorenzo

El Batallón Disciplinario, utilizado como fuerza de choque, tuvo entre sus filas a numerosos gallegos de variada procedencia, como decías, desertores del ejército fascista y numerosos prisioneros de guerra. ¿Que papel jugó en el frente de Euskadi este destacamento que destacó en batallas como las de Saibigain?

Al monte Saibigain se le conoce como el “monte de la sangre”, por la batalla que hubo allí. Al principio lo que es el Batallón Disciplinario también acoge a milicianos que tienen algún episodio de indisciplina, y los mandan allí como castigo, y tiene normalmente las funciones de hacer trincheras, incluso carreteras, pero había una Primera Compañía, que era la del Capitán Eliseo Pancorbo, que era donde estaban los gallegos, que también hacía tareas de vigilancia, y estos participaron precisamente en la Batalla de Saibigain, con una destacada actuación, combatiendo en primera fila. Fue uno de los batallones que avanzaron cara a la cumbre del monte. La batalla fue el 14 de abril del 37.

Recoges un exhaustivo listado con más de mil combatientes gallegos, pero puede que sean muchos más los compatriotas nuestros que lucharon defendiendo Euskadi del fascismo. ¿No es así?

Si. Fueron muchos más, lo que pasa es que, a veces, es complejo encontrar el dato que asegure la procedencia gallega, en algunos casos se podía conseguir, en otros no, y en el tintero quedaron muchos que tenían apellidos gallegos, pero no había ese dato para confirmar que eran paisanos nuestros. De hecho, de vez en cuando voy encontrando alguno más, y es una pena que no pudieran entrar en el libro. Esta es una pequeña representación. No se exactamente el número que podría haber, pero por lo menos 2.000 hombres.

Creo que tu ámbito de estudio no es el de la Guerra Civil, ¿cómo surgió el proyecto de hacer un estudio en profundidad de la participación de los gallegos en la guerra de Euskadi?

Tiene mucho que ver con la casualidad. Como comentas, yo estudié en Santiago de Compostela, mi especialidad es la Historia Medieval, que era lo que me movía y me sigue moviendo. En el año 2009 un amigo me habló del Cinturón de Hierro, yo no tenía ni idea, empecé a leer algo, y en un libro hacía mención al Batallón Celta, un batallón de gallegos, y me llamó la atención. Y a partir de aquí, empecé a meterme de lleno en la investigación, a leer libros, a ver si encontraba más referencias a combatientes gallegos, y si que alguna cosa iba apareciendo. Empecé a encontrar más información a raíz de un libro de Dionisio Pereira y Eliseo Fernández, sobre el movimiento libertario en Galicia, y ahí hablaban de más gente que estuviera en el Celta, y a partir de ahí comencé a tirar del hilo, empecé a organizar las ideas, a ir a los archivos para buscar información de fuentes primarias, y el libro fue cogiendo forma. Pero fue todo muy casual. A raíz de investigar el Celta, apareció el Batallón Bakunin, e Batallón Disciplinario, la Marina Auxiliar, y fueron apareciendo bastantes gallegos en diferentes batallones, lo que pasa es que estos eran los principales, donde más presencia de gallegos había, y me centré en ellos, porque hacer un historial de todos los batallones sería un trabajo bastante arduo.

Milicianos del Batallón CNT nº1 Bakunin en el Monte Txibiarte de Amurrio, Bizkaia. Foto de la Fundación Anselmo Lorenzo

Poco a poco fueron desapareciendo los protagonistas de esta historia, algunos en silencio. ¿Perdimos mucho tiempo para buscar las fuentes orales de nuestra historia reciente?

También es normal que muchos no contaran, básicamente por el miedo que existía por la fuerte represión que hubo, por parte de los vencedores, y a la gente no le gustaba mucho hablar de esas cosas, y tener un pasado de combatiente rojo le podía traer complicaciones. Si que es una pena muy grande no poder hablar, sino con todos, con un buen número de ellos, para que, de primera mano, contaran su experiencia, como fue el origen de esos batallones, el día a día de una trinchera, y los combates. Se que aquel proyecto de Nomes e Voces, de la Universidad de Santiago tiene un montón de entrevistas, muchísimas de ellas, posiblemente, muy interesantes, pero yo pienso que no se le prestó, en el momento que esta gente vivía, la atención debida para poder sacarle toda esa información, y que pudieran contar su experiencia. La pena que me da es que yo llegué un poco tarde a esto para poder encontrar gente que pudiera explicarme de primera mano. Si que intenté buscar combatientes, di con uno, de Marín, que vivía en Trintxerpe, pero cuando pude contactar con él, ya era muy mayor, y la cabeza ya no le regía bien. Si que se perdieron muchos datos. No se si ademas de Nomes e Voces hay alguna otra base, que pueda tener algún historiador o investigador que no saliera a la luz, pero sería muy interesante que se pudiera consultar o que aportaran más información.

El gallego de Trintxerpe, anarquista y marinero, era el prototipo de los combatientes gallegos. A este barrio de Pasaia, que apodaron como la quinta provincia gallega, dedicas el primero de los capítulos del libro. ¿Tanta era la relevancia de los marineros gallegos en Trintxerpe, y su papel en la defensa de la República?

Su papel era muy importante, por encima de todo porque abanderaron, en los años de la República, muchos de los movimientos sociales, sobre todo para mejorar las condiciones de trabajo y salariales de los marineros. En palabras de los periódicos conservadores de Donostia, eran unos revoltosos, era la meca del “Soviet rojo”, como les llamaban, era gente muy aguerrida, muy revoltosa, y lo demostraron en los primeros compases de la guerra, en Donostia sobretodo, porque una de las cosas que yo concluyo, es vital la participación de estos anarquistas gallegos para que Donostia no caiga en manos de los fascistas, ya en los primeros días, son los que se echan a la calle para combatirlos, son los que hacen acopio de armas para poder ir a por ellos, y luego formar columnas de milicianos, para que acudan a diferentes lugares de la provincia para poder frenar a las columnas de requetés que venían de Navarra para ocupar Gipuzkoa, en primera instancia, para salvar a los militares que estaban sitiados en el cuartel de Loiola, y cuando esta opción se desvanece, porque el cuartel es tomado, o más bien se rinde, la opción que se baraja es tomar la frontera para evitar que pudieran llegar suministros de armas y municiones para los republicanos vascos. Entonces, su participación fue vital para poder frenar a los militares alzados.

También tuvo una importante presencia gallega la Marina Auxiliar de Euskadi, muchos de ellos vinculados a los sindicatos marineros, como el Avance Marino, de la CNT, o la Alianza Marítima o la Polar, de la UGT. ¿Que papel jugó este cuerpo naval del Ejército de Euskadi en el frente norte de la guerra y que importancia tuvo la batalla de Matxitxako?

La Marina Auxiliar nace un poco, porque lo que eran las fuerzas de la Armada, prácticamente, quedó del lado republicano, del norte si llegan en septiembre o en octubre algunos barcos rebeldes para intentar controlar el Cantabrico, pero por diversas circunstancias tienen que volver al estrecho. Entonces, el gobierno de Euskadi decide montar, prácticamente de la nada, a partir de bous, bacaladeros, una especie de Marina. Se les dotó a estos barcos de pequeños cañones, ametralladoras, se blindaron, más o menos, y su labor era, en primer lugar la vigilancia de la costa, proteger a los barcos pesqueros que salían a faenar, para poder suministrar pescado a la población civil y a las milicias, y después también tenían la función de ir retirando las minas que la Armada fascista colocaba cerca del puerto de Bilbao, y que pudieran llegar suministros o que pudieran salir a faenar los barcos, con tranquilidad. Por su condición de marineros, muchos acabaron en esta unidad. Por su condición de marineros muchos gallegos acabaron en esta unidad, por que se necesitaba experiencia marinera, y ellos lo cumplían, y así en todas las dotaciones de los barcos, había algún gallego. La batalla de Matxitxaco es un punto de inflexión, un hito en la guerra civil naval en Euskadi, destaca sobretodo por la desigualdad de ambos contendientes. Piensa en un barco de guerra combatiendo contra pequeños pesqueros armados con cañones que, prácticamente, no podían hacerle daño al blindaje que tenían. La heroicidad que demostraron los gallegos que combatieron, enrolados en el Bou Bizkaia, traspasó fronteras, incluso impresionó a los oficiales fascistas de la Armada, que mediaron con Franco para que los prisioneros que cogieron en esa batalla, no fuesen condenados a muerte, básicamente porque quedaron impresionados por la heroicidad que mostraron en la batalla.

Hay historias tan curiosas como la de José Echeverria Novoa, un gallego que estuvo a punto de ser lehendakari, y que fue gobernador civil de Biskaia. A este personaje también le dedicas un capítulo entero, pues su trayectoria bien lo merece. ¿Realmente estuvo tan cerca de ser nombrado lehendakari?

Segundo cuenta en sus memorias, a el se le ofreció esa posibilidad. A su despacho se allegó el que luego sería el primer lehendakari, Jose Antonio Aguirre, junto con otros peces gordos del PNV, para ofrecerle esta posibilidad. Se estaba intentando organizar, junto con el gobierno de la república, ese gobierno provisional de Euskadi, y segundo el cuenta, porque yo este dato lo saco de sus memorias, no encontré otra mención, tampoco asegura que pudiera serlo, pero es una cosa curiosa, muy interesante, para que se conociera. Y el rechazó este ofrecimiento. Según cuenta el, porque consideraba que el primero lehendakari tenía que ser vasco, y el no lo era, era gallego, y por lo tanto no podría ser lehendakari. A él le gustaría que hubiera esa posibilidad para su tierra, tener un gobierno propio, y rechazó el ofrecimiento.

La verdad es que su figura es muy interesante. Sobretodo porque fue muy importante para que en Bilbao, en esos primeros compases, se pudiera frenar el golpe de estado. Además porque el se hace cargo del Gobierno Civil, en mayo de 1936, ya que había el “ruxe ruxe” de que había gente que estaba conspirando contra la República, y el montó un sistema de información, apoyado en dos policías, que eran de su absoluta confianza, para que comenzaran a investigar por Bilbao, que organizaciones y personajes estaban implicados en esta conspiración. Incluso, de hecho consigue meter un topo en la Falange bilbaina, y gracias a esta consigue mucha información.

Después, el tuvo también el ojo de que había que armar al pueblo, porque era el único que podía apoyar a la República y poder tener algún tipo de garantía para enfrentar el golpe. Entonces esas fueron las medidas que tomó, armar al pueblo, y formar las primeras columnas de milicianos que fueron hacia la muga, como se dice aquí, cara a la frontera, cara a la raya entre Bizkaia y Araba, para evitar que desde los cuarteles de Gasteiz, pudieran llegar a Bilbao, para desbaratar la resistencia republicana.

La pena es que murió en el 83, en Estados Unidos, en Florida, en la indigencia total. Puedes tener la imagen de esas películas americanas, del indigente que va por la calle recogiendo botes, para luego malvenderlos, pues más o menos así acabó Echevarría Novoa.

El fue quien de crear la Junta de Defensa de Bizkaia, que coordinó la vida social, pública, en la retaguardia, que aglutinó a diferentes sensibilidades políticas y sindicales, que estaban a favor de la República, que creó también la Comisaría General de Defensa de Bizkaia, para poner orden en ese caos institucional que llegó con el golpe de estado. Las estructuras institucionales de la República se derrumban, surgen las juntas de defensa, y él con esta de Bizkaia intenta coordinar todas estas juntas y coordina la retaguardia, para hacer efectivo el esfuerzo de guerra.

¿Cómo fue el proyecto de documentación y como organizaste todos los datos recopilados para hacer un libro que, pese a la cantidad de información que contiene, resulta muy ameno?

En primer lugar, yo lo que hice durante, prácticamente, año y medio o dos años, fue un vaciado bibliográfico, comenzar a leer libros sobre la guerra de Euskadi, empaparme un poco de eso, y una vez que tenía una idea general, ir concretando las citas o los parágrafos donde aparecían estos batallones que yo estaba siguiendo. Una vez hecho esto, llegó el vaciado de periódicos, y empezar a ver en que archivos podría haber información sobre estas unidades, principalmente, el Archivo Histórico de Euskadi, y el Archivo de la Memoria Histórica de Salamanca. Si que era interesante también conseguir los partes de guerra fascista, sobretodo en las zonas donde tenía conocimiento de que combatieran estos batallones para constrastar y un poco ver el punto de vista de ellos de como fuera la batalla.

Y después, lo que te comentaba al principio, yo como concibo los libros de historia es que sean amenos, hay que darle un poquito de literatura, de dinamismo, no quedarse en una serie de datos asépticos o fríos, que se vayan juntando, que aburran al lector y que pierda el interés sobre el tema. Me gusta comentar algunas historias personales de algunos milicianos, son pocas las que pude conseguir, pero algunas muy interesantes, y luego darle esa forma amena, y dinámica para que lleguen al mayor número de público posible. Porque, muchas veces, estos libros quedan para los cuatro frikis de la historia, para los profesores, universidades, y lo interesante es que pueda conocerse esta historia, que aparte, pienso que es bastante desconocida.

Los gallegos también fueron un gran caladero para el ejército franquista, de tal modo que también fue importante la presencia gallega en el bando nacional, en batallas como la toma de Bilbao.

Desde el primer momento, como Galicia queda sometida por los golpistas, comienzan a hacerse las primeras levas, las primeras quintas para engrosar el ejército. Consultando documentación del bando rebelde, si que hay listas donde aparecen muchos gallegos, por ejemplo, en la batalle de Bilbao, si que hay una anécdota de captura de varios soldados gallegos, en una posición donde contraataca el ejército de Euskadi. Después aparecen citados muchos gallegos que son heridos en la batalla del monte Sollue, y después hay un libro muy interesante en el que habla de columnas de gallegos que fueron a combatir desde el primer momento a Asturias, “Las columnas gallegas hacia Oviedo: diario bélico de la Guerra Civil Española (1936-1937)”, de Emilio Grandío, que es el diario de un joven que va a combatir en esas columnas, siendo de ideas contrarias, y que escribe un diario hasta que un día, por una delación, le requisan el diario, lo juzgan y acaba bastante mal.

Cuando el ejército franquista logra vencer las defensas del Cinturón de Hierro de Bilbao, la suerte está echada, y el Euskadiko gudarostea, o lo que queda de él, retrocede hacia Cantabria, de hecho, serán los gallegos del Batallón Celta los que den la última batalla, la de Kolitza, en tierras vascas. ¿Fue esta también la última acción de guerra del Ejército Vasco?

No fue la última del ejército vasco, pero si fue la última del Batallón Celta, y fue la última porque del Batallón quedaron cuatro, es una auténtica masacre. El tema de la batalla de Kolitza daría para otro libro, básicamente porque lo que es el planteamiento del ejército republicano es un desastre, porque lo que son los enlaces no están coordinados, las líneas de teléfono que tienen pensado echar para coordinar los combates los desbarata una bomba enemiga, y no consiguen ponerla de nuevo, hay cierta incompetencia en los mandos militares, la aviación y la artillería propia bombardea a los batallones que están avanzando. Y después, si tu estás en el Kolitza, es una zona con unas campas totalmente despejadas, y tienen que avanzar los milicianos bajo un fuego de ametralladora, y era bastante complicado llegar con vida. Aparte hay tiranteces, hay batallones, junto al Celta, del PNV que se niegan a combatir, básicamente porque según cuenta un historiador, Vicente Talón, comenzaban a cerrarse a la que sería la rendición de Santoña, entonces muchos de estos batallones se negaban a combatir, o no lo hacían con el espíritu que se suponía para vencer la batalla. El Batallón Celta queda totalmente en cuadro, y desde ahí lo mandan a Cantabria, a Colindes, y allí no se consigue reestructurar, y será uno de los batallones que quede embolsado en Santoña, y acabe su periplo allí.

Después de la rendición de Santoña, la suerte de los restos del Ejército Vasco estaba echada. ¿Cual fue el destino de los gallegos que combatieron en Euskadi después del pacto de Santoña, entre los dirigentes del PNV y los italianos aliados de Franco?.

Hay variedad de situaciones. Algunos consiguen llegar a Asturias, no todos acaban embolsados en Santoña, muchos de ellos ya huelen lo que va a pasar allí y consiguen romper el cerco y llegar a Asturias, combaten allí, alguno de ellos consigue salir de Asturias y llegar a Francia, y desde allí a Cataluña, para seguir combatiendo en el ejército republicano, y para muchos llegaría lo que sería la “longa noite de pedra”, cárcel, batallón de trabajadores, fusilamientos, paseos, y todo ese tipo de situaciones a los que nos tiene acostumbrado el fascismo. Anularlos completamente, deshumanizarlos, para cuando todo estuviera atado y bien atado, no pudieran tener ningún conato de rebeldía o de contestación cara el nuevo régimen que estaba naciendo en estos momentos.

Puede ser que muchos acabaran en Ezkaba, donde había una presencia gallega muy importante…

El tema de Ezkaba no lo tengo muy estudiado, pero si me consta que había muchos gallegos. Hay una base de datos muy interesante, en la que vienen todos los que participaron en la famosa fuga, y hay una parte muy importante de gallegos de toda la geografía gallega. Muchos de ellos acabaron también en el campo de concentración de Miranda el Ebro, básicamente porque una vez que cae el frente norte a toda la gente hay que distribuirla lo más rápido posible para clasificarla, para saber su implicación con la República, si tenían lo que entendían ellos como delitos de sangre, si tuvieran algún cargo de tipo político de relevancia, y entonces los destinos que tienen son Miranda del Ebro, Vitoria y Orduña. De hecho en Orduña, al final de mi libro tengo recogida la historia de un capitán del Batallón Bakunin, Amador Garrido, que era de Vigo, que acaba en esta prisión, que era un colegio de los jesuitas, y acaba formando parte de una red clandestina de prisioneros. Esta historia también daba para una película, la pena es que nunca supe que es de él, como acaba, la última referencia que tengo de él es es en esta prisión de Orduña. El huye en un buque de Cantabria o de Asturias, y lo detienen, y lo mandan para Orduña, y los que dirigen la prisión, necesitan gente para cubrir los diversos puestos de limpieza, cocina, y sobretodo, en las oficinas, para hacer documentos, papeleo de los prisioneros, y como el sabe leer y escribir, y tal vez mecanografiar, acaba en estas oficinas. Y él conoce cuando vienen grupos de falangistas o requetés, o viene una orde de traslado de prisioneros, que le tienen ganas, el se pone en contacto con esta red, y les avisa: mañana van a llevar a este, y la gente de la red que tenía copado todos estos servicios, hablaban con esta persona y facilitaban su fuga del penal, también en connivencia con gente de Orduña, que también estaba implicada para mandar a ese hombre fuera de Euskadi, incluso a Francia. Estuve investigando que fuera de este hombre, pero no conseguí más datos.

Hablando de películas, además de tu trabajo como historiador, participaste como guionista en la película “Baile en el sindicato”. Hablanos un poco de este proyecto.

Esto fue un proyecto que, en un inicio, iba a ser un cortometraje. Yo, por aquel entonces, estaba en una asociación de recreación histórica de la guerra civil, e hiciéramos tres cortos de esa temática. Tengo bastante amistad con Fran Longoria, que es el director de estos cortos, y tenía ganas de algo más grande. Estábamos preparando otro corto, y el me dijo: ya que estamos, ¿porque no hacemos un largometraje?. Yo en principio no lo veía, se nos va a quedar muy grande, no sé… pero al final, empezamos a trabajar. Conseguimos algo de fondos de un Crowdfunding, algo que puso la Diputación de Bizkaia, y a partir de ahí quisimos hacer una historia, ambientada en la guerra civil, en el frente de Araba, y poco a poco, se fue uniendo más gente al proyecto, y fue cogiendo forma. Fue complejo, pero también muy divertido. No es una pelí al uso, porque no contábamos con mucho presupuesto, pero esas carencias presupuestarias, con ilusión y esfuerzo, se pudieron sacar adelante los problemas que fueron sucediendo, y pudimos mostrar como era la guerra, los protagonistas que eran de un batallón anarquista, imitación del Bakunin, por así decirlo, y ahí también quisimos meter una historia de amor entre dos mujeres, de ideologías distintas, y nos pareció un tema bastante bonito e interesante. Estuvimos rodando varios años, porque, básicamente, se rodaba cuando todo el mundo, los implicados, en el que se tenía que rodar, teníamos tiempo, como fines de semana, vacaciones, festivos, no fue un rodaje al uso. Había profesionales, o semi profesionales, y amaters, pero cada quien tenía su vida.

Una última curiosidad, ¿el libro se presento en Euskadi?

Pues si. Hice una presentación en Trintxerpe, como no podía ser de otra manera. Hubo otra en Aguíñiga, que es un pueblo cerca de Amurrio, donde estaba acantonado el Bakunin. Y después hubo otra en Ortuella, en Bizkaia, en zona minera, y estuvo muy bien porque allí tuve la ocasión de conocer a un hombre que yo hablaban de su padre, y me paso la partida de defuncion y algún dato más, y fue bastante curioso. El hombre ya era mayor, me dijo, hablas de mi padre en el libro, y precismente en la presentacion iba a hablar de él, porque era de Ortuella. Y quedé muy contento de conocer a un descendente de un combatiente gallego en Euskadi. Yo vivo en Amurrio, precisamente donde estuvo el Bakunin, y voy muchas veces al reformatorio, porque allí están las instaciones municipales donde mi hijo juega al fútbol, y siempre que voy me acuerdo de ellos. Como aquí llamó mucha atención el libro, estoy pensando en hacer una presentación también.

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