La contaminación ambiental que se conoce hace tiempo esta relacionada con los eventos cardiovasculares y que ha sido bien identificado por la OMS como un importante factor de riesgo cardiovascular.
Por FADSP.
Recientemente el Ministerio de Sanidad y las CCAA han aprobado la Estrategia de Salud Cardiovascular, un documento que incluye medidas organizativas del sistema sanitario para el abordaje de los principales problemas de salud cardiovascular (cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca, arritmias/muerte súbita y valvulopatías, y sobre todo en la prevención de los problemas de salud cardiovascular que es el área mas importante.
Conviene recordar que los problemas cardiovasculares son la primera causa de muerte en nuestro país (119.853 fallecimientos en 2020 por esta causa, frente a 60.358 defunciones por covid19) y que se trata de un problema en el que la prevención es bastante eficaz si se interviene de manera decidida sobre los factores de riesgo que lo provocan.
Esquematizando estos son principalmente 5: la dieta, el sedentarismo, la contaminación ambiental, el tabaco y el alcohol. La primera tiene que ver con la necesidad de disminuir el consumo de grasas saturadas, que están relacionadas fundamentalmente con el consumo de carne (ternera, cerdo, etc) y productos procesados como los embutidos y los dulces (que habitualmente llevan cantidades importantes de aceites de palma y coco muy ricos en este tipo de grasas o se elaboran con manteca y/o mantequilla), y a la vez aumentar el consumo de productos ricos en fibra (las frutas, verduras y legumbres), también es importante reducir el consumo de sal (en realidad siguiendo una dieta variada no es necesario añadir sal a los alimentos para garantizar unos aportes suficientes de cloro y sodio, los componentes de la sal). La segunda es la relación conocida entre el hábito sedentario y la obesidad, la diabetes, la hipertensión y/o el síndrome metabólico, por otro lado el ejercicio físico moderado estimula producción de algunas fracciones de colesterol que se consideran saludables. El tercero es la contaminación ambiental que se conoce hace tiempo esta relacionada con los eventos cardiovasculares y que ha sido bien identificado por la OMS como un importante factor de riesgo cardiovascular.
El consumo de tabaco es sin lugar a dudas un habito muy nocivo para la salud que aparte de su efecto negativo sobre el sistema cardiovascular es también un factor de riesgo muy potente para varios tipos de cáncer (pulmón, laringe, estomago, vejiga, etc) y para la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), y por fin el alcohol, sobre el que hay pruebas de que su consumo excesivo provoca problemas cardiovasculares existiendo una cierta polémica sobre si un consumo bajo (1-2 copas al día de vino) tiene un efecto saludable, aunque se considera que se debe más a otros componentes del vino (el resveratrol, que también esta por ejemplo en el zumo de uva), si bien aún no existen pruebas concluyentes. La polémica sobre las recomendaciones del uso de alcohol obviamente debe tener en cuenta los otros problemas de salud que produce el alcohol (cáncer, accidentabilidad, agresividad, demencia, etc). Queda así en evidencia la contradicción que existe entre aprobar este tipo de estrategias y salir en tromba a censurar a quienes señalan la necesidad de disminuir el consumo de carne o controlar las macrogranjas o por ejemplo mirar para otro lado mientras los ayuntamientos de ciudades como Madrid se desentiende del control del medio ambiente.
A veces seria bueno pensar en el medio y largo plazo y menos en el oportunismo electoralista.
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