Aunque no fue una feminista en el sentido convencional, su vida y obra desafiaron los roles de género de su época.
Por Isabel Ginés | 6/02/2025
Rosa Luxemburgo (1871-1919) fue una de las pensadoras marxistas más influyentes del siglo XX, una revolucionaria incansable, teórica del socialismo y una crítica feroz tanto del capitalismo como de los desvíos autoritarios dentro del movimiento obrero. Su vida y obra representan la síntesis entre el pensamiento radical y la acción política.
Fundadora de la Liga Espartaquista y una de las principales impulsoras del comunismo en Alemania, Luxemburgo pagó con su vida la defensa de sus ideales. Fue asesinada en 1919 tras el levantamiento espartaquista, convirtiéndose en una mártir del movimiento obrero.
Pero su legado no es solo el de una víctima, sino el de una intelectual comprometida que desafió el dogmatismo y abrió nuevas perspectivas para la teoría y la práctica revolucionaria.
Aportaciones fundamentales de Rosa Luxemburgo
Crítica al reformismo y defensa de la revolución
Luxemburgo refutó a Eduard Bernstein, quien proponía que el socialismo podía alcanzarse gradualmente mediante reformas en el marco del capitalismo. Luxemburgo argumentó que el capitalismo no podía ser domesticado, ya que su propia lógica interna generaba crisis cíclicas, explotación y desigualdad.
Para ella, confiar en los parlamentos y en concesiones graduales significaba traicionar la esencia del marxismo: la lucha de clases. Sostenía que el socialismo solo podía lograrse mediante la acción revolucionaria de las masas organizadas.
La Huelga de masas: estrategia para la revolución
Uno de sus aportes más innovadores fue su teoría de la huelga de masas, expuesta en Huelga de masas, partido y sindicatos (1906). Analizando las revoluciones rusas de 1905 y 1917, Luxemburgo defendió la huelga general no solo como un medio de presión, sino como un proceso espontáneo y orgánico de aprendizaje político para la clase trabajadora.
A diferencia de Lenin, que concebía un partido de vanguardia disciplinado que dirigiera la revolución, Luxemburgo confiaba en la creatividad y la autonomía de las masas. Veía la huelga como una escuela de conciencia política, donde los trabajadores rompían con la pasividad y asumían su papel como sujetos históricos.
La Teoría de la acumulación capitalista y el imperialismo
En La Acumulación del Capital (1913), Luxemburgo amplió el análisis marxista del capitalismo al explicar que el sistema no podía sostenerse sin expandirse constantemente.
Según su teoría, el capitalismo depende de la explotación de economías no capitalistas para mantener su crecimiento, lo que lo lleva inevitablemente a la colonización, la guerra y el saqueo de recursos en el mundo periférico.
Este análisis la llevó a denunciar la Primera Guerra Mundial como una guerra imperialista, en la que los gobiernos utilizaban a los trabajadores como carne de
cañón en beneficio de la burguesía. Esta postura la enfrentó con la socialdemocracia alemana, que apoyó la guerra y traicionó los principios internacionalistas del socialismo.
Democracia y socialismo: crítica al Leninismo
Luxemburgo apoyó la Revolución Rusa de 1917, pero criticó la política de Lenin y Trotsky en La Revolución Rusa. Advirtió que la supresión de la democracia dentro del socialismo llevaría a una dictadura burocrática.
Su frase “La libertad solo para los partidarios del gobierno, solo para los miembros de un partido, por muy numerosos que sean, no es libertad” refleja su preocupación por el autoritarismo bolchevique. Para Luxemburgo, el socialismo debía ser profundamente democrático o se convertiría en su opuesto.
Esta visión la distanció de las corrientes comunistas que justificarían el control estatal absoluto y la represión en nombre de la revolución.
Aunque no fue una feminista en el sentido convencional, su vida y obra desafiaron los roles de género de su época. Fue una de las pocas mujeres en un mundo dominado por hombres, tanto en la política revolucionaria como en la teoría marxista.
Luxemburgo no desarrolló una teoría feminista específica, pero su énfasis en la emancipación de la clase obrera incluía a las mujeres trabajadoras. Rechazó el feminismo burgués que buscaba la igualdad dentro del capitalismo y consideró que la verdadera liberación de la mujer solo podía lograrse con la abolición de la explotación económica.
Su vida personal también fue una declaración de independencia: rechazó el matrimonio tradicional, tuvo relaciones sentimentales libres y nunca subordinó su carrera política a su vida privada.
Luxemburgo no solo participó en la lucha política, sino que la estudió con rigor analítico. Su capacidad para prever el destino del capitalismo, su comprensión de la dinámica de la huelga de masas y su advertencia sobre los peligros del autoritarismo socialista muestran una mente que no se limitó a seguir dogmas, sino que los cuestionó y enriqueció.
Fue una revolucionaria con un enfoque crítico y dialéctico, que nunca aceptó la imposición de una verdad única.
Rosa Luxemburgo dedicó su vida a la causa del proletariado sin buscar poder personal.
• Fue una de las teóricas marxistas más brillantes, pero nunca usó su intelecto para justificar la opresión.
• Fue una líder revolucionaria, pero nunca impuso una visión autoritaria del socialismo.
• Fue una crítica feroz del capitalismo, pero también de los errores del socialismo real.
Su asesinato en 1919, a manos de fuerzas paramilitares con la complicidad del gobierno socialdemócrata, la convirtió en mártir del movimiento obrero. Pero su legado no es solo el de una víctima, sino el de una luchadora incansable que nos recuerda que la revolución no es un acto único, sino un proceso continuo de aprendizaje y transformación.
Bibliografía sobre Rosa Luxemburgo
1. Rosa Roja. Cuaderno didáctico para conocer a Rosa Luxemburgo
2. Rosa Luxemburgo, de Anna Bisceglie y Dario Renzi
3. Rosa Luxemburgo y el arte de la política (2020), de Frigga Haug
4. La Rosa Roja, biografía gráfica de Kate Evans
5. Un cambio de rumbo: Rosa Luxemburgo y Hannah Arendt, de Joke J. Hermsen
6. Karl y Rosa: Noviembre 1918, de Alfred Döblin
7. Rosa Luxemburgo hoy. Su legado para una izquierda democrática, de Dr. Carlos Julio Báez Evertsz
Rosa Luxemburgo sigue siendo una de las figuras más inspiradoras para quienes buscan un socialismo democrático, feminista e internacionalista. Su vida y su obra nos enseñan que la revolución no es solo cuestión de tomar el poder, sino de transformar la sociedad con participación, conciencia y libertad. En un mundo donde el capitalismo sigue generando crisis, desigualdad y guerras, sus ideas son más actuales que nunca.
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