Rafael Gómez Jáuregi, el abertzale asesinado por la guardia civil en Errentería

El 12 de mayo de 1977, durante la Semana proamnistía, que generó huelgas y movilizaciones populares masivas, especialmente en Euskalherria, en Errentería también salieron a la calle cientos de manifestantes, que fueron duramente reprimidos por unas fuerzas del orden que, muerto Franco, seguían siendo franquista.

Por Angelo Nero

Rafael Gómez Jauregi, había trabajado en su juventud como motorista en el Puerto de Pasaia, destacándose muy pronto por su compromiso político y sindical, ya en las elecciones generales de 1933 fue candidato por el ANV, un partido abertzale que el mismo día de las elecciones tendría una víctima mortal, Hermenegildo Alvariño, un joven emigrante gallego, asesinado por pistoleros socialistas. ANV, que combatiría al fascismo unos años después dentro del Euzko Gudarostea, sobreviviría a la larga dictadura franquista, y sería ilegalizado y disuelto por el juez Baltasar Garzón, en 2008.

Pero volvamos a Rafael, que, junto a Graciano Ormaechea, fue elegido, también en aquel año electoral, -que dio inicio al bienio negro que inicio el gobierno de Alejandro Lerroux-, como presidente de la confederación sindical de Gipuzkoa en el congreso de ELA-STV, cargo que ostentó hasta 1936.

Tras la guerra civil y la derrota de la República, militó en una red clandestina de información, al servicio de los aliados, hasta que fue capturado por la policía franquista, en 1941, y fue condenado a muerte, aunque le conmutaron la pena a 25 años de prisión, pasando por las cárceles de Ondarreta y Madrid. Fue liberado en 1946, y formó parte de la organización de la primera huelga política de la dictadura, en 1947. Rafael Gómez estaba decidido a seguir combatiendo al fascismo, y durante los tres años siguientes mantuvo la lucha en la clandestinidad.

En 1951 se exilió en Francia, fijando su residencia en la localidad de Selliéres, en el departamento de Jura, próximo a Suiza, donde trabajó en una fundición y en un aserradero. Permaneció dieciséis años en el exilio, a los pies de los Alpes Franceses, hasta que en 1967 regresó a Errenteria, acogiéndose a un indulto parcial del franquismo. Pero no por ello abandonaría sus convicciones abertzales.

El 12 de mayo de 1977, durante la Semana proamnistía, que generó huelgas y movilizaciones populares masivas, especialmente en Euskalherria, en Errentería también salieron a la calle cientos de manifestantes, que fueron duramente reprimidos por unas fuerzas del orden que, muerto Franco, seguían siendo franquista. Rafael Gómez regresaba de dar un paseo, acompañado de un amigo, cuando se vio en medio de una carga de la guardia civil, que disparaba no solo pelotas de goma, sino fuego real, mientras lanzaba sus jeeps contra los manifestantes. Uno de los guardias civiles disparó una ráfaga con su subfusil, y una de las balas atravesó el tórax del veterano militante de ANV, perforándole un pulmón y una arteria. Fue recogido por varios testigos, e introducido en un coche, para llevarlo al hospital, pero el vehículo quedó sin gasolina, y Rafael murió desangrado. Tenía 78 años.

En la Semana proamnistía de 1977, hubo otras seis víctimas, tres de ellas por heridas de bala: José Luis Cano Pérez, Manuel Fuentes Mesa, Luis Santamaría Miquelena, Gregorio Marichalar Ayestarán, y Francisco Javier Fernández Núñez. El día que asesinaron a Rafael Gómez otras siete personas tuvieron que ser hospitalizadas por haber sido alcanzados por los disparos de las fuerzas del orden, entre ellos el joven Cándido Peña, de 23 años, que recibió un balazo en el pecho.

Josep Ramoneda escribió en Mundo Diario: “Seguir entendiendo el conflicto del País Vasco como el resultado de la acción de unas minorías subversivas es imposibilitar la solución al problema y mantenerse una escalada que sólo conduce al Ulster. Y ni el frágil proceso político español ni cualquier conciencia política civilizada puede contemplar con sosiego esta perspectiva.”

A pesar de que varios testigos identificaron al guardia civil que disparó contra Rafael Gómez, y que le causó la muerte, un mes después la Comandancia de Rentería comunicaba al Juzgado de Instrucción n.º 1 de San Sebastian que no habían podido averiguar los hechos, y el juez se inhibió a favor de la jurisdicción militar.

Un mes después de la muerte de Rafael, la guardia civil de Rentería comunicaba al Juzgado de Instrucción número 1 de San Sebastián que no habían dado frutos las gestiones para averiguar lo ocurrido. Un año después, el juzgado ni siquiera conocía el nombre de los agentes que prestaron servicio en el cuartel el 12 de mayo de 1977. El juez se inhibió entonces a favor de la jurisdicción militar, que archivó la causa “por no haberse acreditado la identidad del autor, teniendo en cuenta que la guardia civil actuaba en el cumplimiento de su deber.” El juez militar se llamaba Carlos Espinosa de los Monteros.

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